11 octubre 2007

Fabricando afinidades con Irán

Por José Brechner

“El Corán no está hecho para rezar sino para organizar a la sociedad, y los dirigentes religiosos se forman no para rezar sino para gobernar. El Islam y el gobierno islámico son fenómenos divinos, y sus prácticas garantizan prosperidad en este mundo y salvación en el próximo. Puede poner fin a la injusticia, a la tiranía, depredación y corrupción, y ayuda a la humanidad a alcanzar la perfección ideal”. - Ayatola Jomeini.

El 25 de septiembre pasado se inauguró una reunión de cuatro días en Teherán, que fue suspendida antes de lo previsto, porque no se encontraron puntos de convergencia entre los participantes. Los oradores principales fueron los hijos del Che Guevara, Aleida y Camilo, quienes intentaron junto a ideólogos y estudiantes universitarios iranís, de vincular a la revolución socialista en Latinoamérica con la revolución islamista. El fiasco fue total, la conferencia que llevó el título de “Che como Chamran” no tomó en cuenta el aspecto central de la doctrina islámica que sólo admite la teocracia como forma de gobierno, mientras que los socialistas son ateos.

Mustafá Chamran fue un oscuro individuo que peleó junto a otros revolucionarios islamistas en diversos países, y se lo eligió para darle nombre a la asamblea por la forzada consonancia entre los nombres Che y Chamran. Hasta ahí llegó la similitud. En vez de encontrar puntos de unión entre socialistas e islamistas, lo único que hallaron fueron divergencias. La más importante es que en Irán, creer en el socialismo es considerado un crimen y está penado con la muerte. ¿Entonces qué hacen Chávez, Ortega y Morales con Ajmadineyad?

Los musulmanes son locos pero no tontos, mientras que los bolivarianos son locos y tontos. El único beneficiario de la tenebrosa alianza será Irán, que convertirá al Islam a todos los latinoamericanos que pueda, mientras que los socialistas engrosarán sus bolsillos y tarde o temprano caerán, como ya probó la historia, pero el Islam permanecerá.

Haj Said Ghasemi que está asociado con el Esteshjadiyoun –Voluntarios para Operaciones Suicidas— mandó a pique la conferencia citando una versión traducida de la vida del Che que blandía en la mano, afirmando que Guevara creía en Dios. Manifestó: “Hoy el comunismo ha sido tirado al tacho de la historia como fue predicho por el Ayatola Jomeini”, y agregó, que la única forma de salvar al mundo es a través de “un movimiento religioso, pro-justicia”.

Aleida Guevara, indignada, replicó “en nombre del pueblo cubano”. “Somos una nación socialista”. “El pueblo de Cuba está muy agradecido a la Unión Soviética y nunca hubo discordancia entre ambas naciones como mencionó Ghasemi”, y le indicó “que se refiera a fuentes originales en vez de traducciones acerca de las creencias del Che Guevara”. “Mi padre nunca habló de Dios, nunca conoció a Dios. Mi padre sabía que no hay verdad absoluta”. La mayoría de sus refutaciones, fueron censuradas por los periódicos iranís. Posteriormente, reunidos con estudiantes de la Universidad Tecnológica Amir Kabir, donde las izquierdas tienen fuerza, Camilo Guevara refrendó todo lo que dijo su hermana.

Una activista izquierdista universitaria bajo condición de anonimato dijo, en relación a las visitas que hicieron los presidentes bolivarianos a Irán, que “los slogans de Ajmadineyad contra Occidente y los Estados Unidos, su cantinela pro-justicia, y sus promesas de ayuda económica los trae acá para nuestra desilusión”. “Daniel Ortega y otros líderes izquierdistas también deben esclarecer su posición acerca de sus relaciones con Irán. Nos sentimos grandemente traicionados, cuando por beneficio económico para sus países eligen apoyar a derechistas extremistas, fascistas como Ajmadineyad”.

Mohammad Jaffar Irani otro estudiante reformista dijo: “Los países izquierdistas deben darse cuenta de que si los asuntos que confrontan a los iranís de línea dura con Occidente , tales como su demanda de ser aceptados en el club nuclear, son resueltos, sus aliados izquierdistas instantáneamente se convertirán en sus enemigos”.

El entreverado escenario puede comprenderse de la siguiente forma: El objetivo iraní, es aprovecharse de su alianza con los socialistas para enviar “misioneros” a Latinoamérica y convertir a las poblaciones originarias al islamismo chií. De esa manera el clero islámico tomaría control permanente de las mentes de sus nuevos feligreses, independientemente de quienes puedan gobernar en el futuro. Lograda esa meta, los musulmanes tratarían de imponerse políticamente estableciendo regímenes teocráticos bajo el dominio de Alá, para lo que utilizarían los métodos terroristas y de coerción que ya aplicaron exitosamente en otras sociedades.

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