11 octubre 2007

Abstención

Por Nelson Maica C.

“La política fue en principio el arte de impedir a la gente meterse en lo que le importa. En una época posterior agregósele el arte de comprometer a la gente a decidir sobre lo que no entiende”.
Paul Ambroise Valéry


¿Qué está pasando? ¿Se canceló la libertad de pensamiento, también? Todavía no terminamos de entender que cuando en esa reforma a la Constitución, por ahora, se incluye la reelección indefinida, todo lo demás que contiene esa reforma carece de sentido, de consideración, de debate, de discusión. ¿Por qué?

Con todo respeto para quienes sostienen otros puntos de vista, porque el constitucionalismo y el voto, que recuerde, son las últimas conquistas políticas más grandes e importantes de la humanidad. Se cambió el fusil, la guerra, por el voto para vivir en paz (el fusil es un arma de combate militar y el voto un acto cívico de paz) y respetar a las minorías y se generó la alternabilidad en el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Se le colocaron límites y controles al poder, al gobierno, con relación al individuo y a la sociedad y a la convivencia internacional. El gobierno, el gobernante, pasó a ser y es, hoy día, un servidor del pueblo. Le sirve a la nación, le sirve al pueblo, quien le da el mandato, quien lo manda, quien lo controla, quien lo pone y lo quita pacíficamente o revolucionariamente. El pueblo no le sirve al gobierno, como se pretende en esa reforma y como se está haciendo en la práctica, hoy, en Venezuela.

Cuando se plantea la reelección indefinida, ambas conquistas, Constitución y voto, carísimas y valiosísimas para los ciudadanos, se tiran a la basura. Volvemos a la época del rey, al emperador, al tirano, a la imposición por la fuerza, a la esclavitud, a la barbarie. El voto y toda su organicidad, función, etc., carece, entonces, de sentido, de práctica, de valor, de instrumento, etc. ¿Qué nos está pasando, no lo entendemos aún? El rey, el capataz, el carcelero, el rey socialista, el usurpador, decide todo y hace de todo. ¿O no? ¿Quién se lo ha impedido desde que tomó el poder? ¿Quién le ha hecho cambiar de rumbo una acción y/o capricho y/o inspiración del más allá? ¿Cuál elección? ¿Cuál oposición? ¿Cuáles ciudadanos? ¿Cuál soldado o general o ministro o líder opositor? ¿Cuál rama del poder público? ¿Cuál asamblea? ¿Cuál tribunal? ¿Cuál funcionario con jerarquía y competencia lo ha detenido? ¿Cuál juez lo ha castigado? ¿Cuál rama del poder publico ha actuado en defensa de los ciudadanos, de la sociedad, de las minorías, de los opositores, de los contrarios, de la religión, de la Iglesia, de los intelectuales, etc.? ¿Cuál organismo internacional ha hecho cumplir alguna decisión para Venezuela? ¡Por favor!

¿Cuál es el interés y de quiénes en descalificar la abstención? ¿Si no respetan y toleran el pensamiento y decisión de otros, en dónde está su democracia plural?
Sólo otra revolución ciudadana, cívica, al estilo de las ya conocidas que se han dado últimamente, como la llamada “revolución de terciopelo”, la que se desarrolla actualmente en la antigua Birmania que han denominado, periodísticamente, “azafrán”, para no irnos tan atrás, sólo eso, a mi manera de ver, podrá restituir el constitucionalismo y el voto. ¿Por qué no le ponemos nombre y acción a esa revolución? ¿O de verdad hay efectivamente colaboracionismo, sumisión, víctimas, “cobro por encima y por debajo de la mesa” de “ciertos beneficios”, “comodidad”, “adocenados”? ¿Hay contratos millonarios a familiares, amigos y/o relacionados? ¿Hay chantaje, amenazas de muerte, secuestros, daños a la propiedad y a las personas? ¿Estamos ante un estado y gobierno forajido? ¿Y los organismos internacionales supuestamente dedicados a preservar la democracia plural y la libertad en el mundo tan tranquilos? ¿Qué hacen? Aparentemente nada. Y tampoco debemos esperar mucho de ellos. Las recientes experiencias en Venezuela nos hacen ser muy cautelosos en esto. La petrochequera influye, sin dudas. Son funcionarios, viven, viajan, mantienen familia y status. Ejemplos sobran.

¿Qué otra cosa nos puede estar indicando esta situación y tendencia mayoritaria a la abstención? ¿Que la sociedad venezolana perdió la capacidad de resolver un problema político, como este conflicto, pacíficamente? ¿Que Venezuela se está haciendo o convirtiendo en un “país inviable” y/o “sometido a la barbarie”? ¿Que la sociedad venezolana no está en capacidad, no puede concretar el curso de acción necesario para quitarse de encima una tiranía militar comunista? ¿Y cómo logró quitarse de encima la tiranía militar de Pérez Jiménez? ¿Esta sociedad no aprendió la lección o son los actuales líderes que no aprendieron o no quieren aplicarla o no saben como hacerlo o no tienen la decisión? ¿Dónde está el nudo? ¿Otros hombres y/o otros valores? ¿Los dólares? ¿El pueblo, el soberano, qué quiere? ¿Un rey, un capataz, un carcelero, un verdugo? ¿Adora sus cadenas de oro?

¿Acaso se repite una especie de constante y/o argumento esgrimido por algunos tratadistas del tema, según la cual, cada cierto tiempo, en nuestros pueblos latinoamericanos, se repite el mismo ciclo: tirano, del sector militar, y democracia; tirano-democracia; parece una condena? ¿O el reparto de dinero a manos llenas compra todo y a todos los venezolanos? ¿Todos perdemos todo? ¿Perder-perder? ¿Tiene base entonces lo publicado recientemente sobre el lugar de corrupción ocupado por el país con relación a los demás? ¿Tiene base, entonces, el sabor amargo que un gran número de venezolanos siente en su boca y un gran olor a podrido que no es precisamente de la gran cantidad de basura que pulula en nuestras calles y ciudades desde la instauración de este régimen rojo, rojito? ¿Frustración mayoritaria? ¿O la abstención también es una vía histórica, pacifica y valida hacia la restitución de la constitución y el voto, conquistas políticas de la humanidad y, luego, de los venezolanos?

¡NO a la reforma! ¡NO a la tiranía! ¡NO al rey comunista!

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