14 diciembre 2009

De la separación de poderes a la concentración del poder

La magistrada del Tribunal Supremo de Justicia cuestiona el principio de la división de poderes aduciendo que "debilita al Estado". El magistrado Francisco Carrasquero asegura que "con excepción de las normas que garantizan los derechos fundamentales como el de la vida o la libertad personal, todas las demás disposiciones contenidas en la Constitución de 1999 pueden ser reformadas radicalmente, sin que haya que respetar ninguna doctrina o tradición". El Presidente de la República respalda estas afirmaciones y lanza una cruzada por un nuevo constitucionalismo "popular y revolucionario".

Estas declaraciones anticipan una reforma constitucional destinada a suprimir el principio de separación funcional de los órganos del Poder Público para imponer en su lugar otro de corte absolutista que legalice constitucionalmente la concentración de todos los poderes en una sola voluntad. Exactamente lo que, en su momento, advirtiera Montesquieu que debe evitarse, pues "cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad... Tampoco hay libertad si el poder judicial no está separado del legislativo ni del ejecutivo. Si va unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo legislador. Si va unido al ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor". Y Montesquieu agrega: "Todo estaría perdido si el mismo hombre, el mismo cuerpo de personas principales..., ejerciera los tres poderes".

La debilidad del Estado de Derecho radica en que, al margen de lo establecido en la Constitución de 1999, el Presidente de la República concentra en su persona todos los poderes. Si, por el contrario, se aplicase efectivamente el principio de separación de poderes, ocurriría que el Estado de Derecho se vería fortalecido por la independencia y la autonomía funcional de todos los poderes.

El principio de la división de poderes tiene por finalidad evitar que uno cualquiera de los órganos del Poder Público abuse de sus atribuciones. Se trata, siguiendo a Montesquieu, de que "el poder frene al poder".Y esto sólo se logra cuando todos los poderes se controlan mutuamente, de modo que en cuanto alguno exceda los límites que le establece la Constitución, los otros actúen como contrapeso y frenen los excesos de aquel.

La colaboración entre unos y otros consiste en que todos ejerzan sus funciones en forma coherente y ajustada a los preceptos constitucionales para mantener la integridad de la Constitución. No se trata, entonces, de una colaboración en el sentido de ponerse de acuerdo para un fin determinado, como es el lamentable caso de los representantes de los poderes públicos en Venezuela, que se han puesto de acuerdo para violar sistemáticamente la Constitución en función de los fines que pretende el Presidente de la República de convertir al Estado democrático de Derecho en un Estado autocrático sin Derecho.

Lo que proponen los magistrados Morales y Carrasquero es conferirle a una sola persona, es decir, al Presidente de la República, todos los poderes del Estado para que gobierne, legisle, juzgue y penalice según su voluntad. Esto sería un acto de servidumbre abominable que liquidaría definitivamente los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. Aunque de hecho lo está haciendo sin control y sin límites, en contravención de los valores superiores y de los principios y normas constitucionales, con la infeliz anuencia y complacencia de la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional, de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, de los rectores del Consejo Nacional Electoral, de los representantes del Poder Ciudadano, del Contralor General de la República, de la Procuradora General de la República, de la Fiscal General de la República y de la Defensora del Pueblo.

La conducta de los mencionados funcionarios es la más clara evidencia de que en Venezuela no existe más el Estado de Derecho, pues todos ellos han delegado sus respectivas funciones en el representante del Ejecutivo, convirtiéndose, así, en meros mandaderos de las órdenes de éste.

04 diciembre 2009

La violencia no se puede combatir con violencia

La letra de esta canción, interpretada por Nacha Guevara, es un mensaje explícito acerca de lo que NO debemos hacer con respecto a las manifestaciones de intolerancia, odio y violencia. Muchos hay, sin embargo, que predican el amor, pero actúan por el impulso de emociones completamente contrarias.

15 noviembre 2009

Los efectos de la desnutrición

Exposición del Dr. Abel Albino, Presidente de la Fundación CONIN, a los alumnos del master en Dirección de Empresas EMBA XV en Argentina.
Hay mucho qué aprender y aplicar de su análisis acerca de los efectos de la desnutrición en la capacidad de los niños.

14 noviembre 2009

Juegos de guerra

El militar Hugo Chávez llama a la guerra contra Colombia. Dirige sus órdenes a la Fuerza Armada nacional, a los milicianos, a los reservistas, a los militantes de su partido único. Por razones obvias, excluye del llamado a los opositores. Sólo puedo comparar esta escena con la imagen de Hitler ante un auditorio de jóvenes incautos y adultos confundidos, mientras agita esquizofrénicamente sus manos y eleva el tono imperativo de su voz. Tal como se veía en el dictador alemán, en el dictador venezolano también se ve que lo que determina la importancia de sus objetivos no está en las palabras que pronuncia, sino en el lenguaje físico.

No puede ser de otra manera, porque hablar de guerra obliga a hacer hablar al cuerpo. La guerra implica un previo estado de cosas: desacuerdo y conflicto, intolerancia y hartazgo, intuición y reacción, ya sea respecto a las ideas o respecto a los hechos. Y todas estas situaciones se expresan a través de los gestos que, a su vez, son la forma de expresión de las emociones. La racionalidad funciona y se manifiesta de manera muy distinta. Por lo tanto, la idea de guerra en cualquier individuo no surge espontáneamente, sino que es producto de ciertas condiciones en el propio individuo y de determinados factores en el ámbito político de las relaciones internas o externas.

En un hombre como Chávez, está comprobado que su temperamento natural es violento en extremo, lo que explica su intento de tomar el poder por la fuerza mediante un golpe de Estado. También lo demuestran sus rampantes declaraciones de apoyo a los grupos guerrilleros y sus muy conocidas formas de "lucha" política, principalmente en los campos de batalla nacionales, contra sus "enemigos", que no adversarios, de la oposición.

Su decisión es determinante, al menos en el submundo de su imaginario, y en lo absoluto espontánea, sino todo lo contrario. Es una decisión elaborada e internizada, como lo es su idea de la revolución y su propósito de perpetuarse en el poder. Lo único circunstancial es el "otro" que, en este momento, no es Colombia, sino el Presidente colombiano, porque éste se ha convertido en una enorme roca dentro de su bota. Cualquiera que no piense como él y se interponga en su camino hacia la consolidación continental del neosocialismo y de su propia figura como líder internacional indiscutible, se convierte en objetivo militar de su declaración de guerra. Así que el gesto corporal de su decisión no se manifiesta solamente en la agitación de sus extremidades y en las expresiones de su rostro, sino también en la reciente movilización de una veintena de tanques de guerra hacia la frontera colombo-venezolana. Poco importa que los tanques lleguen hasta allá sobre las plataformas de otros vehículos, como en efecto han sido transportados. Lo que importa es que, una vez colocados en sus respectivos sitios "estratégicos", producirán un impacto que, eventualmente, podría desencadenar una serie de acontecimientos propicios para la acción.

Lo que busca Chávez es provocar al "otro", aunque muchos piensan que la provocación provino de éste. Pero Chávez, que no cree en nada ni en nadie, duda de que el "otro" lo que busca es proteger a su país de la guerrilla. Lo que no sabemos es si la paciencia del "otro" tiene un límite y si, después de todo, también le interesará jugar a la guerra.

13 noviembre 2009

La perolización

Me despierto y el cielo está nublado. Me levanto, voy al lavabo, pongo una línea de pasta dental sobre las cerdas del cepillo y abro el grifo. En lugar de agua, sale un rugido. El sonido es una queja airada del estrago hidráulico de la tubería. La palabra "racionamiento" se dibuja con letras enormes en mi mente. Mientras me dirijo a la cocina, descompongo las sílabas y las pinto de distintos colores.

RA-CIO-NA-MIEN-TO

Me doy cuenta de que la palabra, así descompuesta, conduce a otra que es producto de una descomposición diferente, no silábica, sino moral: miento, conjugación en tiempo presente del verbo mentir, que significa no decir la verdad. Y la verdad es que la verdad es algo que los que racionan los bienes y servicios nunca dicen.

Busco una perolita (jofaina sería un término demasiado oligárquico) y vierto en ella un poco de agua potable. En el trayecto de retorno al lavabo pienso que la palabra racionamiento se parece fonética y ortográficamente -pero sólo fonética y ortográficamente- a la palabra razonamiento, del verbo razonar. Un ejercicio que no suelen practicar los gobernantes en ejercicio que son quienes, por lo general, planifican, ordenan y distribuyen las raciones de bienes y servicios.

Ya en el lavabo, administro lo mejor posible el agua que tengo en la perolita para cepillarme los dientes y lavarme la cara. Entonces mi otro yo me dice desde el espejo que hay nuevos verbos en el vocabulario nacional. Uno, proveniente del vocablo "perol", cuya definición, según el Diccionario de la RAE, es: "Vasija de metal, de forma semejante a media esfera, que sirve para cocer diferentes cosas. Objeto cuyo nombre se ignora, no se recuerda o no se quiere mencionar". El otro, proveniente de la palabra "totuma", definida como: "Fruto del totumo. Vasija hecha con ese fruto". En Venezuela, es común el empleo de ambos términos. El primero, sobre todo, tiene diversas variantes: perol, perola, perolito, perolita, perolera y perolero.

Así que, dadas las muy especiales circunstancias que caracterizan este momento de la vida del país, nos vemos obligados a transformar ambos sustantivos en verbos de heterodoxa conjugación.

Yo me perolizo / totumizo
Tú te perolizas / totumizas
El se peroliza / totumiza
Nosotros nos perolizamos / totumizamos
Ustedes se perolizan / totumizan
El gobierno nos peroliza / totumiza




09 noviembre 2009

Venezuela y Colombia quieren PAZ

Una guerra es todo lo que nos falta, nada menos que con Colombia, para completar el despedazamiento del país.

La ligereza con que el Presidente venezolano ordena a los militares "prepararnos para la guerra y ayudar al pueblo a prepararse para la guerra, porque es responsabilidad de todos", nos da una idea de cuál es su concepto de la paz y cuáles son los fines de su revolución.

Para desatar la guerra, basta una declaración, y lo siguiente es movilizar al Ejército con sus respectivos arsenales hacia el campo de batalla y empezar a disparar. La guerra es destrucción y destruir es fácil. Sobre todo cuando quien declara la guerra no piensa en las consecuencias.

Frente a semejante (des)propósito, hay que presentarle al pueblo venezolano una propuesta de paz con los pueblos hermanos, de paz en concordancia con los ideales democráticos de venezolanos y colombianos, de paz en armonía con las expectativas de una vida mejor de los ciudadanos de ambas naciones.

Ni los venezolanos, ni los colombianos tenemos motivos para entrar en conflicto, por el contrario, son muchas más las cosas que nos hermanan que las que nos separan, son muchos los beneficios mutuos que obtendríamos de una buena relación si los gobiernos de nuestros países se entendieran. Pero no habrá posibilidad de entendimiento, ni con Colombia, ni con otros países con gobiernos democráticos, mientras un militar formado para la guerra detente el poder en Venezuela. Chávez buscará a toda costa y a cualquier costo una confrontación bélica con Colombia. Confío en que prevalecerá el sentido común en los venezolanos, principalmente en aquellos que pronuncian el lema de la revolución sin mucha conciencia de su significado.

La diferencia entre un país que progresa y otro que se autodestruye radica en la capacidad de sus gobernantes para ofrecer condiciones para la vida o para la muerte. Las condiciones básicas para la vida son la educación, el trabajo y el cumplimiento de la ley, ninguna de las cuales es posible realizar en situación de guerra.



29 octubre 2009

Red de Defensa de la Constitución



Este miércoles, 28 de octubre, en la sede del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, fue presentada la Red de Defensa de la Constitución.

En el acto, organizado por el Instituto de Estudios Jurídicos "José Ángel Lamas" del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, el Dr. Aníbal Rueda y el Dr. Lisandro Cabrera, Presidentes del Instituto y del Colegio, respectivamente, pronunciaron las palabras de apertura ante una audiencia conformada por estudiantes universitarios, activistas de algunas ONG's y ciudadanos de la comunidad carabobeña.

Las exposiciones de los representantes de la Red de Defensa de la Constitución, profesores Raúl Arrieta, Gerardo Fernández y Liliana Fasciani M., y del constitucionalista carabobeño Gustavo Manzo, estuvieron dirigidas a motivar a los presentes a participar en la defensa activa de la Carta Magna en todos los sectores de la región.

Desde La pluma liberal invitamos a los cyberlectores a unirse a este esfuerzo por defender los derechos y libertades fundamentales de los venezolanos, estableciendo puntos de enlace en todos los rincones del país.

Visite el Blog Red de Defensa de la Constitución y apúntese en Seguidores para mantenerle informado de las actividades. Si quiere ser Defensor Activo de la Constitución, envíe un mensaje a la siguiente dirección electrónica: red.defensa.constitucion@gmail.com o síga a la Red a través de Twitter.

16 octubre 2009

Una experiencia difícil

Estar "aquí y ahora" tecleando en mi apreciada Robotina es casi un milagro. Lo digo porque podría no estar aquí ahora, sino en algún hospital, o clínica, o módulo de Barrio Adentro, o en la morgue -¡Dios me proteja!-.

Esta mañana, cerca del mediodía, circulaba en mi carro por la autopista Francisco Fajardo, a la altura del Parque del Este, en un tramo donde, generalmente, el tráfico se congestiona y apenas es posible avanzar a más de 0,5 kms. por hora. De repente apareció un motorizado zigzagueando velozmente entre mi auto y otro que se hallaba casi detenido a mi derecha. El motorizado sorteó el angosto espacio y, sin reducir la velocidad, atravesó por delante de mi carro justo cuando yo me disponía a avanzar unos metros más en la cola.
Su maniobra me tomó por sorpresa, así que le di un toque de bocina. Un gesto más bien instintivo para llamar su atención acerca de su abusivo comportamiento. Un breve y único toque de bocina que, en mi opinión, ni daña ni ofende. Pero esta mañana me vi obligada a cambiar esa opinión, porque el motorizado se dio por aludido, frenó en medio de la autopista, se volvió de medio lado desde el asiento de su moto, se abrió la chaqueta de blujean y se llevó la mano izquierda a la culata de un arma que llevaba en la pretina del pantalón.
Por un instante, la vida se congeló dentro de mi. Cuanto me rodeaba, desapareció completamente hasta el instante siguiente, cuando el motorizado torció una sonrisa burlona y aceleró de nuevo para irse.

Gracias a Dios, puedo compartir esta desagradable experiencia con ustedes. No con la intención de sumar un ejemplo más a sus muchos motivos para sentir miedo en un país atormentado por la inseguridad, sino para invitarlos a reflexionar juntos acerca de las acciones y reacciones que, en un momento dado, pueden provocar nuestra desgracia o salvarnos la vida.

Conviene que estemos conscientes de nuestra vulnerabilidad, porque es el estado actual en el que todos convivimos. La vulnerabilidad afecta a unos y a otros de distintas maneras. A los motorizados, porque se sienten rechazados; a los delincuentes, porque se sienten envalentonados; a los conductores, porque se sienten agredidos; a los pobres, porque se sienten ignorados; a los ricos, porque se sienten envidiados; a los oficialistas, porque se sienten apoyados; a los oposicionistas, porque se sienten excluidos; a los ninis, porque se sienten criticados; a los políticos, porque se sienten acorralados; a los estudiantes, porque se sienten perseguidos; en fin, a la sociedad toda, porque se siente impotente frente al peligro, a la arbitrariedad y a la impunidad.

Vivimos en un país donde la ley se aplica a discreción de la autoridad. Somos parte de un pueblo que intenta sobrevivir a la deriva de sus emociones. En estas circunstancias, la racionalidad -y no el racionamiento de lo racional- es lo que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.


14 octubre 2009

Tian'anamen: gobierno contra pueblo

A mediados de abril de 1989, los estudiantes chinos salieron a la calle a protestar contra el gobierno del Partido Comunista. Tenían sobradas razones para ello: elevado grado de corrupción política; insatisfacción con ciertas medidas económicas (inflación) y laborales (desempleo); restricciones a la libertad de expresión; control excesivo de los medios de comunicación; control e injerencia permanente del Estado en la vida privada de los ciudadanos; brutal represión... Y el súbito fallecimiento (por causas naturales) de un reconocido líder, Hu Yaobang, ex Secretario General del Partido Comunista, expulsado del Partido y del gobierno en 1987 por considerársele un "liberal", debido a sus propuestas de apertura y democracia.

En el transcurso de los siguientes días, a la multitudinaria manifestación estudiantil se sumaron miles de personas de diversos sectores sociales. Ante esa inmensa y evidente desaprobación del pueblo, el gobierno comunista, por cuanto estaba dividido entre quienes simpatizaban con la protesta y quienes consideraban que los jóvenes eran piezas dirigidas por la burguesía liberal, deliberó acerca de cómo manejar tal situación.

Primó la decisión del grupo más sectario. Den Xiaping declaró la Ley Marcial, pero ni siquiera esto logró impedir que el pueblo se mantuviera en la calle. Finalmente, el Ejército Popular de Liberación salió a reprimir por la fuerza la manifestación cuando ésta se encontraba en la Plaza Tian'amen, el aciago 4 de junio de 1989.

Soldados contra estudiantes.
Fusiles y tanques de guerra contra banderas y bicicletas.
Ese día, la muerte venció a la libertad.
Veinte años después, China es un gigante de corazón comunista y cerebro capitalista que aún no logra respirar en democracia.

Este video de Youtube transmite algunas imágenes de la masacre de Tian'anamen. No recomendable para personas sensibles y en lo absoluto para menores de edad.

13 octubre 2009

La pluma liberal en una nueva onda

Estimados lectores:

Un año y pico sin actualizar el Blog es mucho tiempo, pero no ha sido tiempo perdido.

Aprecio y agradezco la colaboración de quienes por más de dos años tuvieron a bien publicar aquí sus reflexiones y opiniones sobre problemas que a todos interesan, porque el propósito inicialmente fue hacer de esta herramienta un espacio para la libre expresión del pensamiento. Una alternativa comunicacional desde la afición por la escritura y el interés en los asuntos públicos.

Sin embargo, llegó un momento en que me pareció que podrían enfocarse los problemas desde otra perspectiva y emplear para ello otros recursos, además de la escritura. Es lo que me propongo realizar a partir de ahora. El resultado dependerá de la receptividad por parte de ustedes.

10 octubre 2009

José Dacre "Maraco" en libertad















Qué clase de hombre es el que se llevan a la cárcel
y soporta su encierro sin bajar la cabeza,
firme frente a la arbitrariedad,
digno a pesar del riesgo y la injusticia,
fuerte en la soledad y en el dolor.

Qué clase de hombre es el que sostiene la mirada
y no pierde la sonrisa
y no cede a la tortura
y no vende su conciencia ni por miedo,
ni por un falso perdón.

El Estado, el Gobierno y el Pueblo

Por Liliana Fasciani M.


No me explico por qué insisten en hablar constantemente de los problemas del país, en enunciarlos una y otra vez, en referirse a ellos como si se tratara de problemas nuevos, recién surgidos, como si hicieran hallazgos inéditos, cuando en realidad llevamos con ellos tanto tiempo que forman parte de nosotros. Ni el gobierno ni la oposición han aprendido, en todos estos años, a pensar en esos problemas como suyos también. Siguen refiriéndose a ellos en tercera persona, como si pertenecieran solamente a los demás e insisten en explicar las causas en vez de buscar las soluciones.

Diría que el más grave de todos los problemas es no pensar en ellos como fenómenos sociales que debemos solucionar, sino como meras consecuencias de las acciones y omisiones gubernamentales –del pasado y del presente– frente a la degeneración de los valores morales. El problema es, por tanto, que no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo para ejecutar las soluciones, lo que hacemos es dar vueltas alrededor de los problemas, como si con enunciarlos conjuráramos un maleficio.

En vez de buscar culpables o de culpar a otros, el paquete discursivo debe contener propuestas y convocar a los ciudadanos a trabajar por éstas. Si en su resbaladiza retórica los políticos se abstuvieran de señalar a otros con el dedo, de fanfarronear, amenazas y dirigir un coro de eslóganes estériles, si en cambio plantearan sus puntos de vista acerca de cómo y cuándo resolver tal y cual problema concreto, si con toda claridad gobierno y oposición admitieran que solos no pueden llevar a cabo semejante empresa; si en su larga y tediosa espera por una ayuda o por un milagro, el pueblo asumiera su cuota de responsabilidad ciudadana, es probable que llegara a sentirse motivado para participar en el esfuerzo, porque tendría conciencia de que el goce de sus derechos depende del cumplimiento de sus deberes y apreciarían que se les tratara como adultos capaces y no como minusválidos sociales.

Salvo unos pocos concejales, alcaldes y gobernadores que arañan a duras penas sus exiguos recursos y han logrado el respaldo de sus comunidades para realizar un trabajo conjunto, el resto del país se descalabra ignominiosamente.

Las soluciones a la mayoría de nuestros problemas no las tiene el Estado, las tenemos nosotros. El Estado lo que tiene es dinero, pero la riqueza petrolera no es para repartirla graciosamente, sino para reinvertirla y distribuirla a través de servicios públicos de calidad, oportunidades de estudio, fuentes de empleo, seguridad y desarrollo. Seremos auténticamente libres e independientes cuando el gobierno propicie las condiciones necesarias para que las personas tomen sus propias decisiones respecto de cómo desean vivir y qué quieren hacer para mejorar su calidad de vida. Seremos un país autónomo y próspero cuando los esfuerzos particulares de los ciudadanos encuentren respuesta adecuada en los esfuerzos del gobierno por garantizar a la colectividad los mismos derechos y exigir las respectivas bligaciones. Pero mientras se pretenda hacer del Estado un monstruo omnipotente y omnisapiente, desbordado en su capacidad y en sus atribuciones, el pueblo seguirá siendo una masa informe y desordenada de hombres y mujeres sin incentivos, sin bienestar y sin responsabilidad