Por Valentín Arenas Amigó
Cambiar el modelo completo de sociedad de un Estado, o sea, de República Democrática de Venezuela a República Comunista de Venezuela, no es lo mismo que elegir un candidato para concejal, alcalde, gobernador, diputado o Presidente.
En las elecciones el candidato que obtenga una mayoría gana pero ninguno de ellos si lo hace mal cambia el modelo de país. Sin embargo, lo que se juega ahora Venezuela y usted como ciudadano libre en la consulta-plebiscito-que, de prisa y a la brava, se tiene programada para el mes de Diciembre es demasiado. Lo que nos estamos jugando es si Venezuela seguirá siendo una República Democrática o pasará a ser una República Socialista. En la primera usted conserva sus derechos actuales como ciudadano de un país libre, elije a sus gobernantes, dispone de su propiedad, educa a sus hijos y decide su futuro como lo ha venido haciendo hasta ahora. En la segunda pasa de ciudadano a ser un “SÚBDITO” del Estado y por lo tanto usted podrá hacer solo aquello que el Dictador de turno le permita hacer porque su voluntad es la Ley. Usted pasará a ser sujeto de las obligaciones que le imponga el Estado y dejará de ser un ciudadano libre con derechos que el Estado está obligado a respetarle. Tan sencillo, simple y grave como esto.
Ahora bien, un cambio de “tamaña naturaleza” no le puede ser impuesto a una sociedad, ni a la venezolana ni a ninguna otra, con el voto favorable de una minoría de ciudadanos pues todos por igual, y no solo quienes voten SI, serán afectados. Un cambio tan radical necesita ser compartido por una mayoría muy importante de la sociedad que apruebe abrumadoramente el cambio hacia esa nueva forma vida en la que el venezolano pasa de ser un ciudadano con derechos a ser un súbdito del Estado que tendrá solo deberes. Este cambio tan radical-Democracia o Comunismo-exige además de esa mayoría masiva que tal mayoría no sea producto de un fraude sino de la decisión, pensada y libre, de un ciudadano dispuesto a aceptar para él y para su familia la nueva condición de “súbdito” que era la que tenían las personas en las monarquías absolutistas en las cuales el Rey era el Soberano.
Fue después de la Revolución Francesa cuando el pueblo pasó a ser el Soberano y tuvo el derecho de elegir a quienes lo gobiernan y a ejercer sus derechos como persona y como ciudadano. Con la nueva Constitución el Presidente usurpa la condición de Soberano y designa “a dedo” a quienes van a gobernar a nivel municipal y regional, dispone de los recursos del Banco Central, etc., etc. Y el único que se quedará para siempre en el cargo pues pasa a ser el mismo Soberano que eran los Reyes en la Edad Media. Un inmenso retroceso histórico al cual no es posible llevar a un pueblo si no es por la vía del fraude o de la fuerza pues voluntariamente nadie acepta esto. Este régimen prefiere manejarse con el fraude que equivale a una fuerza encubierta. Por eso hay que crear la “matriz de fraude” ANTES de que este ocurra.
Cambiar el modelo completo de sociedad de un Estado, o sea, de República Democrática de Venezuela a República Comunista de Venezuela, no es lo mismo que elegir un candidato para concejal, alcalde, gobernador, diputado o Presidente.
En las elecciones el candidato que obtenga una mayoría gana pero ninguno de ellos si lo hace mal cambia el modelo de país. Sin embargo, lo que se juega ahora Venezuela y usted como ciudadano libre en la consulta-plebiscito-que, de prisa y a la brava, se tiene programada para el mes de Diciembre es demasiado. Lo que nos estamos jugando es si Venezuela seguirá siendo una República Democrática o pasará a ser una República Socialista. En la primera usted conserva sus derechos actuales como ciudadano de un país libre, elije a sus gobernantes, dispone de su propiedad, educa a sus hijos y decide su futuro como lo ha venido haciendo hasta ahora. En la segunda pasa de ciudadano a ser un “SÚBDITO” del Estado y por lo tanto usted podrá hacer solo aquello que el Dictador de turno le permita hacer porque su voluntad es la Ley. Usted pasará a ser sujeto de las obligaciones que le imponga el Estado y dejará de ser un ciudadano libre con derechos que el Estado está obligado a respetarle. Tan sencillo, simple y grave como esto.
Ahora bien, un cambio de “tamaña naturaleza” no le puede ser impuesto a una sociedad, ni a la venezolana ni a ninguna otra, con el voto favorable de una minoría de ciudadanos pues todos por igual, y no solo quienes voten SI, serán afectados. Un cambio tan radical necesita ser compartido por una mayoría muy importante de la sociedad que apruebe abrumadoramente el cambio hacia esa nueva forma vida en la que el venezolano pasa de ser un ciudadano con derechos a ser un súbdito del Estado que tendrá solo deberes. Este cambio tan radical-Democracia o Comunismo-exige además de esa mayoría masiva que tal mayoría no sea producto de un fraude sino de la decisión, pensada y libre, de un ciudadano dispuesto a aceptar para él y para su familia la nueva condición de “súbdito” que era la que tenían las personas en las monarquías absolutistas en las cuales el Rey era el Soberano.
Fue después de la Revolución Francesa cuando el pueblo pasó a ser el Soberano y tuvo el derecho de elegir a quienes lo gobiernan y a ejercer sus derechos como persona y como ciudadano. Con la nueva Constitución el Presidente usurpa la condición de Soberano y designa “a dedo” a quienes van a gobernar a nivel municipal y regional, dispone de los recursos del Banco Central, etc., etc. Y el único que se quedará para siempre en el cargo pues pasa a ser el mismo Soberano que eran los Reyes en la Edad Media. Un inmenso retroceso histórico al cual no es posible llevar a un pueblo si no es por la vía del fraude o de la fuerza pues voluntariamente nadie acepta esto. Este régimen prefiere manejarse con el fraude que equivale a una fuerza encubierta. Por eso hay que crear la “matriz de fraude” ANTES de que este ocurra.
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