Por Pablo Dócimo
Sin lugar a dudas, estas han sido las elecciones más raras desde 1.983, aunque en algunos aspectos, podríamos decir sin temor a equivocarnos, de la historia argentina. Ya desde la campaña proselitista se podían apreciar ciertas rarezas, tanto en la oposición, que nunca fue tan débil y fragmentada, como también en el oficialismo.
Fue raro que la Senadora Fernández no atienda a la prensa y que tampoco de debates, cuando hace unos meses atrás precisamente eso era lo que le exigía el oficialismo a Macri. También fue raro como se haya permitido que el Gobierno Nacional haga campaña utilizando medios oficiales y dinero público, como el viaje a EE UU, donde se mezcló la visita a la ONU con la campaña, y ni hablar del uso de helicópteros y el canal estatal, por citar solo algunos casos.
Pero remitiéndonos al acto eleccionario propiamente dicho, aparecen una infinidad de rarezas... por ejemplo es la primera vez que es electa una mujer presidente, y también es raro que otra mujer aparezca entre los tres primeros.
Es raro que el peronismo haya obtenido un triste cuarto puesto, con apenas un 7% de votos, así como también es raro que no hayan aparecido en ninguna boleta los símbolos del Justicialismo.
Es raro que un partido centenario como la UCR no haya presentado, por primera vez en su historia, un candidato a Presidente.
Es raro que ningún candidato haya sido consagrado por una elección interna, y que el partido con el cuál se presentó el oficialismo tenga algunas curiosidades, como por ejemplo, no tener afiliados, y lo más curioso, no tiene domicilio legal constituido.
Es raro que la candidata oficial resultara vencedora en el momento más crítico del gobierno de su esposo, cuando la imagen positiva del Presidente descendió al 45%.
También es raro que sea la primera vez, desde 1.983, que las elecciones se hallan postergado una hora, como así también es raro que a las seis de la tarde se supiera quien era el vencedor cuando hubo gente votando hasta las siete y media.
Es raro que la Senadora Fernández, siendo representante en el Senado por la Provincia de Buenos Aires haya votado en Santa Cruz.
Algo raro es, además, que el candidato a Gobernador por el Oficialismo haya conseguido muchos más votos que la candidata a presidente, y que gracias a estos votos pudo superar el 40% que le permite evitar el balotaje, cuando hace unos años Cristina lo hostigaba en la Cámara de Senadores.
No menos raro es que ésta sea la primera vez en la historia que siete candidatos presenten denuncias de irregularidades. También es raro que a la media noche no se conozcan datos oficiales.
Y lo más raro, es la cantidad inusual de denuncias por faltantes y robo de boletas, especialmente de Rodríguez Saa, Carrió, Lavagna y López Murphy, pero más raro aún es que ni faltaban ni se robaban las de Cristina, cuando por una cuestión lógica, en condiciones normales tendrían que ser las que más falten, ya que fue la más votada.
En realidad, la Argentina es un País raro, y dicen que los países tienen los gobernantes que se merecen, a lo que quisiera agregar, que además se le parecen. Por eso, me animo a decir que tendremos un Gobierno raro.
Sin lugar a dudas, estas han sido las elecciones más raras desde 1.983, aunque en algunos aspectos, podríamos decir sin temor a equivocarnos, de la historia argentina. Ya desde la campaña proselitista se podían apreciar ciertas rarezas, tanto en la oposición, que nunca fue tan débil y fragmentada, como también en el oficialismo.
Fue raro que la Senadora Fernández no atienda a la prensa y que tampoco de debates, cuando hace unos meses atrás precisamente eso era lo que le exigía el oficialismo a Macri. También fue raro como se haya permitido que el Gobierno Nacional haga campaña utilizando medios oficiales y dinero público, como el viaje a EE UU, donde se mezcló la visita a la ONU con la campaña, y ni hablar del uso de helicópteros y el canal estatal, por citar solo algunos casos.
Pero remitiéndonos al acto eleccionario propiamente dicho, aparecen una infinidad de rarezas... por ejemplo es la primera vez que es electa una mujer presidente, y también es raro que otra mujer aparezca entre los tres primeros.
Es raro que el peronismo haya obtenido un triste cuarto puesto, con apenas un 7% de votos, así como también es raro que no hayan aparecido en ninguna boleta los símbolos del Justicialismo.
Es raro que un partido centenario como la UCR no haya presentado, por primera vez en su historia, un candidato a Presidente.
Es raro que ningún candidato haya sido consagrado por una elección interna, y que el partido con el cuál se presentó el oficialismo tenga algunas curiosidades, como por ejemplo, no tener afiliados, y lo más curioso, no tiene domicilio legal constituido.
Es raro que la candidata oficial resultara vencedora en el momento más crítico del gobierno de su esposo, cuando la imagen positiva del Presidente descendió al 45%.
También es raro que sea la primera vez, desde 1.983, que las elecciones se hallan postergado una hora, como así también es raro que a las seis de la tarde se supiera quien era el vencedor cuando hubo gente votando hasta las siete y media.
Es raro que la Senadora Fernández, siendo representante en el Senado por la Provincia de Buenos Aires haya votado en Santa Cruz.
Algo raro es, además, que el candidato a Gobernador por el Oficialismo haya conseguido muchos más votos que la candidata a presidente, y que gracias a estos votos pudo superar el 40% que le permite evitar el balotaje, cuando hace unos años Cristina lo hostigaba en la Cámara de Senadores.
No menos raro es que ésta sea la primera vez en la historia que siete candidatos presenten denuncias de irregularidades. También es raro que a la media noche no se conozcan datos oficiales.
Y lo más raro, es la cantidad inusual de denuncias por faltantes y robo de boletas, especialmente de Rodríguez Saa, Carrió, Lavagna y López Murphy, pero más raro aún es que ni faltaban ni se robaban las de Cristina, cuando por una cuestión lógica, en condiciones normales tendrían que ser las que más falten, ya que fue la más votada.
En realidad, la Argentina es un País raro, y dicen que los países tienen los gobernantes que se merecen, a lo que quisiera agregar, que además se le parecen. Por eso, me animo a decir que tendremos un Gobierno raro.
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