Por Pablo Dócimo
Tanto la señora Elisa Carrió como el Presidente Kirchner, aunque podríamos incluir a la Senadora Cristina Fernández, se esfuerzan en diferenciarse unos de otros, en especial, la candidata presidencial por el ARI. ¿Pero son tan distintos?
En realidad, parecería que tienen más similitudes que diferencias, a saber:
Emocionalmente inestable, Elisa Carrió nada tiene que envidiar a los Kirchner. Como ellos cree que la Ley escrita está por debajo de sus sublimes creencias. Así el estado de derecho se transforma en una cuestión sujeta a sus caprichos. La anulación de las leyes de obediencia debida y punto final, también significó un punto de coincidencia entre ellos.
Fervientes, pero tardíos defensores de los derechos humanos de los terroristas que asolaron nuestro país, afirman con sus ideas que justicia es condenar a las Fuerzas Armadas y elogiar la lucha de los jóvenes idealistas que asesinaban a quienes pensaban distinto. Mientras una de las etapas más sangrientas de nuestra historia se desarrollaba, los apellidos Kirchner y Carrió se ligaban en un objetivo común: el personal. Todos ejercían su actividad profesional, que por casualidad era la abogacía, profesión que nunca pusieron al servicio de la defensa de los derechos humanos, vocación que extrañamente les brotó treinta años después.
Kirchner - Carrió, Carrió - Kirchner, y la firme creencia que son enviados por un poder sobrenatural para dirigir el país, salvadores providenciales de la Nación que tienen el sagrado designio de violar la Constitución para lograr su destino de casi dioses.
Otra coincidencia es su admiración por el dictador cubano Fidel Castro, extraño sentimiento compartido por quienes dicen respetar la vida humana y protectores de la democracia. Lo cierto es que dentro de una ambigüedad moral, de una fe cristiana acomodada a sus necesidades, de una visión parcializada de la justicia, las vidas de Kirchner y Carrió recorren un camino común, el de lograr el poder máximo. Para ello la falta de escrúpulos, la mentira y el engaño les son un instrumento compartido, el cual utilizan para lograr sus fines personales. Las alianzas con quienes piensan diametralmente opuesto también son válidas para sumar adeptos, claro que les dicen transversalidad o puntos coincidentes para el bien común.
Otra coincidencia es el odio a los EE UU, cuando ambos dependen o dependieron de ellos. Los Kirchner, en la última gira, donde fueron a hacer "marketing" para la campaña presidencial y lobby para los capitales transnacionales a los que tanto "combaten", pero los invitan a invertir en nuestro país, y Carrió, esperó durante meses y meses, e imploró al Senado de los EE UU para que le envíen las carpetas con los informes de corrupción y comenzar así su maratónica carrera de "denunciante profesional", en aquel acto en el Congreso Nacional, donde utilizó esos datos conseguidos gracias a los parlamentarios estadounidenses para lanzar su campaña política... si ambos los odian, ¿para que los buscan?
Pero no todas son coincidencias, tienen algunas diferencias, y es que Kirchner, en su campaña, tenía propuestas, -que las haya implementado o no, es otro tema- en cambio a la señora Carrió, no se le conocen.
Tanto la señora Elisa Carrió como el Presidente Kirchner, aunque podríamos incluir a la Senadora Cristina Fernández, se esfuerzan en diferenciarse unos de otros, en especial, la candidata presidencial por el ARI. ¿Pero son tan distintos?
En realidad, parecería que tienen más similitudes que diferencias, a saber:
Emocionalmente inestable, Elisa Carrió nada tiene que envidiar a los Kirchner. Como ellos cree que la Ley escrita está por debajo de sus sublimes creencias. Así el estado de derecho se transforma en una cuestión sujeta a sus caprichos. La anulación de las leyes de obediencia debida y punto final, también significó un punto de coincidencia entre ellos.
Fervientes, pero tardíos defensores de los derechos humanos de los terroristas que asolaron nuestro país, afirman con sus ideas que justicia es condenar a las Fuerzas Armadas y elogiar la lucha de los jóvenes idealistas que asesinaban a quienes pensaban distinto. Mientras una de las etapas más sangrientas de nuestra historia se desarrollaba, los apellidos Kirchner y Carrió se ligaban en un objetivo común: el personal. Todos ejercían su actividad profesional, que por casualidad era la abogacía, profesión que nunca pusieron al servicio de la defensa de los derechos humanos, vocación que extrañamente les brotó treinta años después.
Kirchner - Carrió, Carrió - Kirchner, y la firme creencia que son enviados por un poder sobrenatural para dirigir el país, salvadores providenciales de la Nación que tienen el sagrado designio de violar la Constitución para lograr su destino de casi dioses.
Otra coincidencia es su admiración por el dictador cubano Fidel Castro, extraño sentimiento compartido por quienes dicen respetar la vida humana y protectores de la democracia. Lo cierto es que dentro de una ambigüedad moral, de una fe cristiana acomodada a sus necesidades, de una visión parcializada de la justicia, las vidas de Kirchner y Carrió recorren un camino común, el de lograr el poder máximo. Para ello la falta de escrúpulos, la mentira y el engaño les son un instrumento compartido, el cual utilizan para lograr sus fines personales. Las alianzas con quienes piensan diametralmente opuesto también son válidas para sumar adeptos, claro que les dicen transversalidad o puntos coincidentes para el bien común.
Otra coincidencia es el odio a los EE UU, cuando ambos dependen o dependieron de ellos. Los Kirchner, en la última gira, donde fueron a hacer "marketing" para la campaña presidencial y lobby para los capitales transnacionales a los que tanto "combaten", pero los invitan a invertir en nuestro país, y Carrió, esperó durante meses y meses, e imploró al Senado de los EE UU para que le envíen las carpetas con los informes de corrupción y comenzar así su maratónica carrera de "denunciante profesional", en aquel acto en el Congreso Nacional, donde utilizó esos datos conseguidos gracias a los parlamentarios estadounidenses para lanzar su campaña política... si ambos los odian, ¿para que los buscan?
Pero no todas son coincidencias, tienen algunas diferencias, y es que Kirchner, en su campaña, tenía propuestas, -que las haya implementado o no, es otro tema- en cambio a la señora Carrió, no se le conocen.
Fuente: Agencia Nova
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Exprésate libremente.
En este blog no se permiten comentarios de personas anónimas.