Por Nelson Maica C.
¿Plan? ¿Plan de qué y para qué? ¿Un plan para lograr la libertad de Venezuela y de los venezolanos? En vista de la casi imposibilidad de que tengamos, de inmediato, un líder, un estadista, un estratega, un equipo lúcido y confiable que conduzca al pueblo al logro de la libertad y de la democracia plural, colaboremos entonces, por ahora, con los partidos políticos y personalidades de oposición, incluyendo a los “colaboracionistas de oposición”, “a los buenos para el régimen”, a los que con sus actos y voces legitiman lo ilegitimable. ¡Sí, a todos! A los actuantes en oposición, con poca o mucha capacidad de “movilidad”, con un mínimo de corresponsabilidad y sindéresis y la presentación de, por lo menos, un plan fáctico y práctico para salir de esta voz única de inmediato y reconquistar la libertad política.
Sí. La adopción de un plan para la libertad, el cual seguramente pudiera servir de guía, a lo mejor, para iniciar un camino, además, una vía hacia el entendimiento interno, el progreso, hacia la salida de este túnel, hacia la luz, que contagie de nuevas esperanzas a todos los sectores de la vida pública que todavía creen en la libertad, en el respeto y acatamiento de las leyes, en reglas claras de convivencia ciudadana y en la economía de mercado.
Es indispensable, además, que los guerreros por la libertad interna tomemos contacto con los pueblos demócratas del mundo, con sus líderes, y les exijamos la debida cooperación. Ellos también son corresponsables por la buena salud de la democracia plural en el continente americano. Es vital el contacto con el exterior y con esos pueblos en sintonía con la democracia plural y la libertad. Lo que es igual no es trampa, dice el pueblo.
En esta materia de reconquistar la libertad, hasta el momento, no parece que existan muchos misterios, y nos bastaría recordar los modelos que ya han funcionado, que han tenido éxito y cuáles no; tener en cuenta la vía que tomaron otros pueblos en casos similares. Comenzando por no excluir a ninguno que de buena voluntad colabore. Tener en cuenta una gran flexibilidad y apertura para lograr el fin.
Apertura que significa mayor integración de los demócratas plurales de América y del mundo. Hay que dar un ejemplo con Venezuela y no olvidar a Cuba. Es igualmente recomendable un mayor acercamiento con los demócratas plurales de Europa.
El hecho perfectamente a la vista de éxito de otros pueblos que han dejado y/o han salido de las fauces del socialismo, comunismo, en el mundo, supone, desde ya, un gran aliciente para América, como para el resto de Occidente: nuevos horizontes políticos, nuevos mercados, estímulos para el crecimiento económico, más posibilidades de empleo, salud y educación para el pueblo.
También es un gran reto. Cero exceso de confianza en la riqueza petrolera, por muy halagüeña que se presenta, pues el éxito económico es, también, una posible vía, como en efecto lo estamos padeciendo, para dar paso a políticas autoritarias, demagógicas, contra la libertad e incluso, en combinación con el “eje del mal”, puntas de lanza contra la comunidad internacional.
Así como no pueden existir democracias plurales y representativas sin un mercado libre y seguro, tampoco puede existir la prosperidad económica si se trata de justificar cualquier medio para conseguirla. Ni de izquierda ni derecha.
La ubicación es primordial. Estamos en América. En Occidente. Tenemos valores occidentales. Son un conjunto de valores. Ese conjunto de valores occidentales que tenemos son los que preferimos para aplicarlos y que sean la base de las relaciones entre América y Europa y el resto del mundo.
Deseamos que los Estados Unidos y Europa entiendan que el diálogo democrático y plural indispensable para la globalización pasa por la inclusión efectiva de una América Latina también democrática y plural. De lo contrario es un diálogo incompleto y sin las debidas potencialidades para el éxito.
Es hora oportuna de exigirles, también, así como nos exigimos a los venezolanos -a voz en cuello- a quienes detentan democracias plurales su concurso para nuestro caso. Les corresponde hacer y realizar su mejor aporte a la democracia plural para la seguridad y prosperidad internacional. Les corresponde ayudar a la consecución de la libertad y de la democracia plural en toda América.
Recordemos un pedacito de una estrofa del himno patrio: ”... gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó..." ¿Algún parecido con algo? ¿Cuándo? ¡Plan para la libertad! ¡Libertad y vida!
“Sólo es digno de libertad
quien sabe conquistarla cada día”.
Johann Wolfgang Goethe
quien sabe conquistarla cada día”.
Johann Wolfgang Goethe
¿Plan? ¿Plan de qué y para qué? ¿Un plan para lograr la libertad de Venezuela y de los venezolanos? En vista de la casi imposibilidad de que tengamos, de inmediato, un líder, un estadista, un estratega, un equipo lúcido y confiable que conduzca al pueblo al logro de la libertad y de la democracia plural, colaboremos entonces, por ahora, con los partidos políticos y personalidades de oposición, incluyendo a los “colaboracionistas de oposición”, “a los buenos para el régimen”, a los que con sus actos y voces legitiman lo ilegitimable. ¡Sí, a todos! A los actuantes en oposición, con poca o mucha capacidad de “movilidad”, con un mínimo de corresponsabilidad y sindéresis y la presentación de, por lo menos, un plan fáctico y práctico para salir de esta voz única de inmediato y reconquistar la libertad política.
Sí. La adopción de un plan para la libertad, el cual seguramente pudiera servir de guía, a lo mejor, para iniciar un camino, además, una vía hacia el entendimiento interno, el progreso, hacia la salida de este túnel, hacia la luz, que contagie de nuevas esperanzas a todos los sectores de la vida pública que todavía creen en la libertad, en el respeto y acatamiento de las leyes, en reglas claras de convivencia ciudadana y en la economía de mercado.
Es indispensable, además, que los guerreros por la libertad interna tomemos contacto con los pueblos demócratas del mundo, con sus líderes, y les exijamos la debida cooperación. Ellos también son corresponsables por la buena salud de la democracia plural en el continente americano. Es vital el contacto con el exterior y con esos pueblos en sintonía con la democracia plural y la libertad. Lo que es igual no es trampa, dice el pueblo.
En esta materia de reconquistar la libertad, hasta el momento, no parece que existan muchos misterios, y nos bastaría recordar los modelos que ya han funcionado, que han tenido éxito y cuáles no; tener en cuenta la vía que tomaron otros pueblos en casos similares. Comenzando por no excluir a ninguno que de buena voluntad colabore. Tener en cuenta una gran flexibilidad y apertura para lograr el fin.
Apertura que significa mayor integración de los demócratas plurales de América y del mundo. Hay que dar un ejemplo con Venezuela y no olvidar a Cuba. Es igualmente recomendable un mayor acercamiento con los demócratas plurales de Europa.
El hecho perfectamente a la vista de éxito de otros pueblos que han dejado y/o han salido de las fauces del socialismo, comunismo, en el mundo, supone, desde ya, un gran aliciente para América, como para el resto de Occidente: nuevos horizontes políticos, nuevos mercados, estímulos para el crecimiento económico, más posibilidades de empleo, salud y educación para el pueblo.
También es un gran reto. Cero exceso de confianza en la riqueza petrolera, por muy halagüeña que se presenta, pues el éxito económico es, también, una posible vía, como en efecto lo estamos padeciendo, para dar paso a políticas autoritarias, demagógicas, contra la libertad e incluso, en combinación con el “eje del mal”, puntas de lanza contra la comunidad internacional.
Así como no pueden existir democracias plurales y representativas sin un mercado libre y seguro, tampoco puede existir la prosperidad económica si se trata de justificar cualquier medio para conseguirla. Ni de izquierda ni derecha.
La ubicación es primordial. Estamos en América. En Occidente. Tenemos valores occidentales. Son un conjunto de valores. Ese conjunto de valores occidentales que tenemos son los que preferimos para aplicarlos y que sean la base de las relaciones entre América y Europa y el resto del mundo.
Deseamos que los Estados Unidos y Europa entiendan que el diálogo democrático y plural indispensable para la globalización pasa por la inclusión efectiva de una América Latina también democrática y plural. De lo contrario es un diálogo incompleto y sin las debidas potencialidades para el éxito.
Es hora oportuna de exigirles, también, así como nos exigimos a los venezolanos -a voz en cuello- a quienes detentan democracias plurales su concurso para nuestro caso. Les corresponde hacer y realizar su mejor aporte a la democracia plural para la seguridad y prosperidad internacional. Les corresponde ayudar a la consecución de la libertad y de la democracia plural en toda América.
Recordemos un pedacito de una estrofa del himno patrio: ”... gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó..." ¿Algún parecido con algo? ¿Cuándo? ¡Plan para la libertad! ¡Libertad y vida!
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