10 septiembre 2007

El maltrecho bachillerato

Por José Alberto Medina Molero

“Escribo también mareas.
Y trazo fuego sobre las dormidas estatuas…”

Abrahan Salloum Bitar


¿Imagina Ud. un profesional que, desde que emergió del bachillerato no sabe razonar, ni conoce los principios básicos de las ciencias ni de la lengua materna? ¿Qué resultados tangibles y trascendentes podría brindar a la sociedad en la que le toque desenvolverse?.

Estas preguntas están en consonancia con los elocuentes y tristes resultados de la última prueba de aptitud académica realizada a nivel nacional. Las cifras son tan dramáticas, que (y he aquí otro nuevo foco de preocupación) pertenecen por igual a liceos públicos como a escuelas privadas. Tanto en razonamiento matemático (habilidad cuantitativa y problemas propuestas), como en habilidad interpretativa, los índices son, por decir lo menos, pavorosos.

En los años 70, recuerdo que en la Universidad leíamos y analizábamos un artículo del profesor Angel Rosemblat, titulado “Nuestro Bachillerato, un lamentable fracaso”. Lo dicho por el eminente académico en ese escrito palidece ante la realidad que develan los resultados de esta indagatoria de aptitudes. Son tenues frente a la rotura de miles de costuras, frente a la claudicación más criminal, la del enseñar adecuadamente a las nuevas generaciones.

De quedarnos cruzados de brazos, sin diagnosticar en estos sectores las causas de la degradación, continuaremos asintóticamente el curso de esta caída en barrena, caída que arrastra a todo el país.

¿Puede despegar hacia el progreso colectivo una nación con este poderoso virus corroyendo el nervio central de su producción intelectual futura? ¿Es necesario que se haga algo de fondo en esta materia? ¿Realmente esto es de interés nacional?

Todo este panorama es más preocupante, en tanto que el gobierno lo que plantea es ideologizar la educación, en lugar de concebir un plan que la modernice y vuelva equiparable a la de países como, por ejemplo, India.

En la medida en que sigamos desdeñando las urgentes medidas que deben tomarse en este ámbito, continuará abriéndose la brecha que nos separa de un desarrollo armónico, justo y sustentable.

¿Cuándo haremos realidad el sueño de Simón Rodríguez, Cecilio Acosta, Briceño Iragorry, Picón Salas, Alberto Adriani, Prieto Figueroa y Uslar Pietri?

En esa concreción impostergable se nos va la vida como nación de este ancho mundo.

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