31 marzo 2007

Propiedad o democracia

Por Jaime Miranda Souza

Instituto de Libre Empresa

El que la dictadura China este dándole a sus ciudadanos el derecho a ser propietarios invita a meditar sobre la forma como la democracia y la propiedad privada influyen en la libertad del hombre.

La propiedad da poder al propietario –sin importar si este es el Estado o un privado– por ello la existencia de propiedad privada en un país evidencia el logro político de haber podido distribuir, entre los ciudadanos, el poder que da este derecho, sin embargo, su no existencia evidencia todo lo contrario, es decir, la concentración del poder en manos del Estado.

Los países gobernados democráticamente no nieguen a sus ciudadanos el derecho a la propiedad segura, sin embargo, los que se la niegan son dictaduras. Más aun, existen dictaduras que dan a sus ciudadanos el derecho a la propiedad segura, la China actual es un ejemplo de ello.

Los países en los que se respeta la propiedad de los ciudadanos tienden hacia la democracia y los que no la respetan tienden hacia la dictadura.

Sin embargo, como la propiedad genera poder, los gobiernos democráticos deben evitar la concentración de la propiedad en pocas manos porque de permitirlo unos pocos ciudadanos adquieren un poder similar al que el monopolio de la propiedad permite tener a los Estados en los que no existe la propiedad privada.

No están lejos de la verdad quienes afirman que en los países donde la propiedad privada no esta al alcance de todos impera un “Socialismo Privado” y en los que nadie tiene acceso a ella existe un “Socialismo Estatal”

Muchas veces se comete el error de creer que es correcto atentar contra la propiedad privada de unos para darle, a las mayorías, un mayor acceso a la propiedad. Cuando esto ocurre el Estado termina controlando toda la propiedad porque es políticamente inmanejable un país en el que se respeta el derecho de propiedad de unos atentando contra el de otros.

En los países democráticos el derecho a la propiedad segura no se discute aunque si se debate sobre la conveniencia de que tal o cual sector este en manos privadas o publicas.

El autor de esta nota confiesa que su tendencia es a que muy pocos sectores económicos estén en manos del Estado aunque no le niega a este el derecho a, si lo cree conveniente la mayoría, controlar la propiedad de un sector de la economía nacional.

Sin embargo el Estado, para tomar el control de un sector económico, debe condicionar el acto a la existencia de un el proceso de reversión sencillo para corregir cualquier error que se pudiera haber cometido, es decir que el control del sector pueda volver, con facilidad, al sector privado. Además el Estado debe tener presente que si bien es cierto tiene el derecho a tomar el control de un sector no tienen derecho a “robarle” a los propietarios para hacerlo. Por ello el pago del justiprecio es inevitable, en otras palabras el país debe compensar a los propietarios con el valor de mercado de su propiedad más el valor de las expectativas futuras.

Cierto es que las dictaduras peruanas han obtenido el poder que les permitió gobernar gracias al apoyo de un sector poderosos pero no (con excepción de la de Velasco) monopolizando el derecho de propiedad ya sea inscribiéndolo a su nombre o a nombre de entes con las limitaciones necesarias para que a pesar de su inscripción en los Registros Públicos el Estado sea el que, en el fondo, controla. Un ejemplo de esto fueron las cooperativas agrarias.

Han sido y son peruanos de poca profundidad doctrinaria los que en supuestas democracias atentan constantemente contra la propiedad privada utilizando sistemas que incluyen la aplicación aplicando multas y decomisos confiscatorios además de otros sistemas que son ampliamente conocidos por los peruanos.

Si el monto de una multa no guarda relación con la falta cometida la multa es confiscatoria (ver las nuevas disposiciones tributarias), una multa aplicada a quienes no corresponde, como por ejemplo la multa al vehiculo y no al chofer, es confiscatoria.

Constituye una confiscación el decomiso, sin la oportuna devolución. que los ambulantes sufren por vender, aunque sea sin el permiso necesario, bienes como chocolates, caramelos, cuadernos, etc. cuya comercialización no esta prohibida. Si lo anterior no es confiscación entonces tampoco lo es decomisarle el automóvil a quien se pasa una luz roja.

El sustento del derecho a la propiedad segura no esta solo en las normas sino también en el inconciente colectivo de los ciudadanos.

¿Como podemos pedirle a un ambulante que incorpore a su inconciente colectivo el derecho a la propiedad segura si la suya esta a merced de la voluntad de un policía municipal?

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