20 julio 2007

Medios (II parte)

Por Nelson Maica C.

Nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria está en convencer. Víctor Hugo


¿Está usted de acuerdo con la afirmación de que, en definitiva, los medios de comunicación, hoy, en Venezuela, deciden sobre el poder, deciden sobre el mercado y deciden sobre la organización y estructura de la sociedad venezolana y, además, lo hacen de manera determinante e inevitable? Lo que está a la vista no necesita anteojos, reza un dicho muy popular de nuestro pueblo. ¿Quiénes creen en eso? La voz única, supongo. De allí la captura y posesión, por medios armados, de una estación de televisión de más de 50 años de funcionamiento. Miedo a los medios. ¡Pero si tiene tantos medios a su disposición! ¡Los quiere todos para controlar la población, tal como sucede en la “isla de la fantasía caribeña”!

Si la voz única cree lo anterior, también, entonces, cree que el mercado y la sociedad es una sola masa con un solo “jefe”. Hay una sola demanda a un solo dueño. Todo es una masa. Uno solo piensa y actúa, los demás obedecen. Pero debería pensar, además, por simple sentido común, que esa masa es todo consumo, es todo ocio –de allí tanto desempleado y subempleado en este régimen–, es todo individuo, es todo uso de productos y servicios, es todo activismo –de allí su único partido-, es todo conciencia, es todo “viveza criolla” y que, en lo fundamental, no tienen porqué seguir las pautas de los medios de comunicación y de “otros”, y que existe cierta diferencia entre la sociedad venezolana actual y lo que son sus medios de comunicación y lo que los medios definen. ¿?

En nuestra sociedad masiva pudiéramos distinguir tres aspectos sobresalientes, por ahora: consumo-información y novela-entretenimiento, política y dinero. Y nos está pareciendo normal.

¿Los pronunciamientos y acciones y decisiones del gobierno durante ocho años han sido acontecimientos que tengan la suficiente influencia en la población que, por si mismos, hayan roto definitivamente un ciclo histórico? Lo dudo. ¿Y usted? Pero no se pueden ocultar los bárbaros intentos y las acciones cotidianas de sus verdugos voluntarios.

Ni la caída del muro de Berlín ni la caída de las torres en USA, el 11-S, ni la guerra en Irak, fueron acontecimientos que, por sí mismos, cambiaron el ciclo de la historia contemporánea, pero sí pueden considerarse como hechos que apuntan a síntomas de una transformación en el desarrollo humano. En el mejor de los casos, a mi manera de ver, estamos viviendo, sin duda alguna, una nueva fase de la sociedad contemporánea.

Una nueva fase que afecta al liberalismo, al socialismo, al comunismo, al fascismo, a las religiones, etc., porque es una crisis de la confianza. El soporte de nuestro modelo político, social, militar y económico era la creencia en la honestidad, vigilada por determinadas y tradicionales instituciones públicas, en la medida que se garantizaban las condiciones básicas de vida como salud, seguridad, educación, solidaridad y la creencia en la transparencia, también, de las grandes corporaciones mercantiles y sus dirigentes, avalados por la seguridad laboral, las garantías de éxito profesional y humano, y el reparto real de beneficios. Pero, después de lo conocido hasta el momento con los grandes y escandalosos “fraudes” ¿quién no alberga dudas hoy sobre sus banqueros, su compañía eléctrica o de telecomunicaciones, petróleo, servicios, etc.? ¿Quién se fía hoy de la voz única, de los controles establecidos por los gobiernos, de las cuentas públicas, de las estadísticas oficiales, de los planes y proyectos públicos, de las peroratas obligadas, del armamentismo sin sentido, etc., etc.?

Está presente la sensación generalizada entre las personas de una nueva fase en el devenir, caracterizada, básicamente, por una profunda pérdida de credibilidad, por una “amañada y oportuna” indiferencia, por una cierta lentitud con respecto a la incorporación y/o renuncia a la modernización y globalización del presente. El tema no se agota. ¿Por qué una contrafigura, ahora, los domingos a las 10 a.m.? ¿Por qué la oposición no usa los medios de comunicación del Estado? ¿Ya claudicaron todos?

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