20 julio 2007

Mayz Vallenilla, un venezolano valioso

Por José Alberto Medina Molero

Nacido en Maracaibo, hace ya ochenta y un años, el Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, es un venezolano que ha caracterizado su vida por el ofrendar, por presentar a sus semejantes obras útiles, prácticas, salidas de ese intelecto inquieto que, se debate entre la abstracción pura y la praxis. Poco conocido por la inmensa mayoría de connacionales, el Dr. Mayz Vallenilla, eminente filósofo, ha prodigado a lo largo de su existencia una fecunda labor que, trasciende a sus escritos, entre los que sobresalen: “El Esbozo de una crítica de la Razón Técnica” (1974), “Misión de la Universidad Latinoamericana” (1976), “El Dominio del Poder” (1983), “El Ocaso de las Universidades” (1984), “El sueño del Futuro” (1984) , “Un Nuevo Mundo” (1992) “Invitación al pensar del Siglo XXI” (1998) y “Travesías del Pensar” (1999).

Si sólo de obras, escritos teóricos se tratáse, la obra de Mayz Vallenilla probablemente no tendría la enorme significación que ha llegado a tener en el país y en América Latina. La mayor hechura de su saber se encuentra festoneada por el fresco y bucólico Valle de Sartenejas: la Universidad Simón Bolívar. Fruto inequívoco de su más honda preocupación educativa. Casa de estudios que tiene entre sus fibras más íntimas los preceptos del mundo intelectual de Mayz, mundo en el que hay plataformas para la formación de profesionales que estén consustanciados con su medio, en la mejor tradición del nuevo hombre, que se necesita para estas equinocciales regiones. Quiso Mayz, con esta institución (orgullo de Venezuela y formadora de un valiosísimo contingente de profesionales con visión de país) plasmar en la práctica, ayudado de la pasión constructora, esas ideas que ha vertido en sus libros.

Probablemente (se intuye), para la USB y, el resto de las Casas de Estudios de Educación Superior del país (y para todos nosotros), existen varios retos pendientes, en el marco de la fecunda obra del Dr. Mayz Vallenilla, retos que deben llevar a cabo hombres y mujeres igualmente interesados en lo grande, noble y trascendente, insuflados de un espíritu bienhechor. Por ello, siguen retumbando las palabras que escribiese en su Libro “Nuevos Mundos“:

“Lo que se acerca es el Nuevo Mundo y somos también nosotros sus moradores. El hombre americano debe saber que este Nuevo Mundo no es una realidad ya dada, ni que llegará a ser por sólo azar de fortuna, una especie de “tierra prometida” llena de frutos y bendiciones. Debe saber que el Nuevo Mundo se acerca pero que, incluso, en el caso más extremo, puede hasta no llegar a ser un “Nuevo Mundo”... El Nuevo Mundo resplandece en su existencia y se le ha descubierto mediante su radical expectativa. Pero la expectativa... es sólo el Presente de algo advenidero”.

En la misma medida del pensamiento (y en justo homenaje a éste) deben acometerse las vigorosas acciones que, nos acerquen a un seguro y benéfico Nuevo Mundo, y no que las oportunidades se sigan desperdiciando en futilidades. Quiera Dios que, ejemplos como los de este valioso venezolano, puedan ayudarnos en esta ingente tarea.

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