06 julio 2007

El creciente proteccionismo impone nuevas barreras a la inversión extranjera directa

Por Deborah Solomon

The Wall Street Journal

Desde Canadá a China y Bolivia, muchos gobiernos están considerando o implementando restricciones a las compras de compañías, fábricas, bienes raíces y recursos naturales por parte de empresas extranjeras. De continuar, esta tendencia podría afectar el crecimiento global.

"Quizás el mayor desafío sea el creciente proteccionismo frente a las inversiones", asegura el vicesecretario del Tesoro de Estados Unidos Robert Kimmitt. "Tenemos que trabajar muy duro para mantener bajas estas barreras". Kimmitt visitó hace poco Moscú y Beijing para pedirles a los funcionarios locales que minimizaran las restricciones a la inversión extranjera.

Las medidas proteccionistas incluyen barreras burocráticas y legales a la llamada inversión extranjera directa, que se refiere a extranjeros que adquieren activos físicos, como empresas o propiedades, en vez de colocar su dinero en valores financieros como las acciones o los bonos.

En Rusia, el gobierno está considerando restricciones a la propiedad extranjera en 39 ámbitos "estratégicos", incluyendo reservas de recursos naturales y el sector de la biotecnología. En China, las nuevas regulaciones permiten bloquear adquisiciones extranjeras de compañías chinas si el acuerdo se considera un peligro para la "seguridad económica".

Las restricciones chinas ya han tenido varias repercusiones. La firma estadounidense de capital privado Carlyle Group planeaba tomar una posición mayoritaria en la siderúrgica Yangzhou Chengde Steel Tube Co. Sin embargo, fue forzada a retroceder después de que China declarara a Yangzhou un activo estratégico y expresara su preocupación de que una empresa extranjera tuviera una participación controladora. Citando preocupaciones similares, China también bloqueó una oferta de la firma de autopartes alemana Schaeffler Group, que buscaba adquirir a Luoyang Bearing Group. Esta semana, los reguladores chinos rechazaron otro esfuerzo de Carlyle por adquirir una participación de 8% en el banco local Chongqing Commercial Bank Co., alegando que no cumplía con los requerimientos regulatorios.

Alemania piensa en una legislación que le dificulte a fondos de inversiones extranjeros controlados por gobiernos adquirir empresas alemanas. India ya ha rechazado una inversión de una compañía de telecomunicaciones china. Algunos políticos y grupos sectoriales en Japón han presionado para imponer procesos para revisar inversiones extranjeras directas con base en temas de seguridad nacional. Lo mismo ha sucedido en India y Alemania. Y Bolivia nacionalizó su sector petrolero y de gas, mientras que Venezuela ha modificado los contratos con petroleras extranjeras para recibir más regalías.

Incluso Canadá está evaluando reglas más estrictas para quienes quieran comprar sus compañías. Es una reacción ante una ola de adquisiciones por parte de extranjeros.

Varios factores han alentado estas nuevas restricciones, incluyendo la percepción de que EE.UU. —el mayor receptor de inversión extranjera directa del mundo— está levantando nuevas barreras al capital extranjero. En ese país se generó una gran polémica cuando una empresa de Dubai trató de comprar las operaciones de cinco puertos estadounidenses y cuando la estatal petrolera china Cnooc Ltd. intentó comprar a la compañía californiana de crudo Unocal Corp. Ambos acuerdos fueron rechazados en medio de fuertes debates políticos y dieron lugar a proyectos de ley, que probablemente llegarán al escritorio del presidente George W. Bush este mes, que buscan fortalecer el escrutinio de las inversiones extranjeras por parte del Comité para la Inversión Extranjera en EE.UU. (CFIUS por sus siglas en inglés), un consejo que revisa las compras extranjeras de activos estadounidenses.

Esta nueva ola de barreras también es una respuesta a la aparición de nuevas fuentes de inversión extranjera, como las economías emergentes o países ricos en petróleo que tienen grandes cantidades de dinero disponible. También está en línea con sentimientos proteccionistas que nacen de la preocupación de que el comercio global no está beneficiando a todos los países o todos sus residentes.

Hasta el momento, esta situación no ha creado una interrupción importante de los acuerdos globales. En 2006, se realizaron 11.640 fusiones y adquisiciones transnacionales, frente a los 9.875 de 2005 y el nivel más alto desde 2000, según Thomson Financial. La inversión extranjera directa en todo el mundo alcanzó US$916.000 millones en 2005, un 27% más que en 2004, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, se han notado cambios. La Unctad encontró que en 2005 "el número de cambios que hacen que un país sea menos abierto a la inversión extranjera directa fue el más alto registrado por esta oficina". En ese año, 93 países hicieron cambios a sus políticas de inversión extranjera y un 20% de éstos cayeron en la categoría de "menos favorables" a los capitales foráneos, frente a 14% en 2004.

"He visto cómo acuerdos que hace dos años habrían recibido luz verde se caen hoy en día debido a la incertidumbre regulatoria y política", dice David Marchick, un socio del bufete estadounidense Covington & Burling, que asesora a empresas en temas de inversión extranjera.

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