En cada ocasión con mayor asombro oímos y nos percatamos de por dónde van los tiros del gobierno y de la llamada revolución socialista, y con ello como el país sigue un rumbo de franca picada hacia su degolladero.
Lo impactante es lo contradictorio de lo que se dice y predica frente a lo que en la realidad ocurre y repercute. Se comenta y se afirma el avance del país por los cambios revolucionarios que aúpa y dirige el gobierno, pero a la vez se oye al país entero, independiente de cuáles sean las clases afectadas o los intereses lesionados, quejarse y declarar todo lo malo que viene padeciendo en torno a la falta de seguridad ciudadana en cualquier tipo de actividad, el alto crecimiento de los índices delictivos, la escasez de algunos rubros alimenticios, etc.
Mientras se gastaron millones en preparar y llevar adelante los juegos de football (o mejor de balón pie para evitar se me confunda con un vulgar pro-americanista) todos los días aumentan los problemas cotidianos y se recrudecen los temas críticos, los cuales ya no parecen tener límites para quienes deben soportarlos y padecerlos.
Ante el estruendo de nuestra entrada al MERCOSUR, y en cambio del retiro de los países de la comunidad andina, aparece ahora el forcejeo en torno a si debe o no tomarse en cuenta la petición de ingreso de Venezuela a dicha organización regional y el inmaduro del Maduro no encuentra qué inventar para presionar se acallen las voces de rechazo a las políticas externas del gobierno actual.
Le pagamos el mono al Banco Mundial y se nos informó de una nueva organización bancaria latinoamericana, la cual aún está por verse, pero seguimos dependiendo de los dólares y cada vez en mayor proporción y ya se nos anuncia de una hasta ahora injustificable reconversión del signo monetario.
Al país entendemos le entra dinero por todos lados, pero a la hora de ejecutar obras y llevar adelante planes reales de crecimiento y mejoras para Juan Pueblo, resulta que los reales no aparecen, ni se pueden llevar a cabo las inversiones.
Le pedimos a gritos a quienes como socialistas se dicen tienen capacidad y experiencia desenvolviendo productos y mercados, pero nadie viene de inversionista verdadero, sino a ofrecerse para manejar los reales del país para esa área concreta de negocios.
El desfile del cinco de julio ya no será más para celebrar el día de la independencia de la patria, sino el de la nueva patria, que sin socialismo anuncia muerte y desolación y ése es ahora el lema de quienes están llamados a preservar el orden y la integridad de la República.
Si nuestros jóvenes estudiantes con su habitual rebeldía para demostrar su desacuerdo con los malos rumbos impartidos a la conducción de la patria protestan y vociferan, son unos desordenados y pobres marionetas del capitalismo o integrantes de las mafias de la oposición.
Que los hombres de nuestros ejércitos mezclados ahora con reservistas, participantes en consejos comunales y adherentes milicianos en una gran cantidad de entes oficiales, griten patria, socialismo o muerte, y se los deba aupar y aplaudir, mientras que a los que sostienen y gritan lo contrario se les tilda de vende-patrias y traidores a los ideales nacionales, carece de toda seriedad y sensatez.
Los sacerdotes en lugar de ser verdaderos conductores de sus feligresías, son ahora para el gobierno piratas y provocadores, nada saben ni hacen por la sociedad, y nadie alza la voz en el país para pedir cordura y exigir que cada quien se ocupe de lo suyo y respete las creencias de los demás.
Definitivamente que estamos ante otra Venezuela con manifestaciones graves de una crisis en cierne, muy seguramente para su futura desolación y destrucción, pero mientras tanto, nadie hace ni dice nada. Eso sí, nos divertimos con juegos de football, pantallas gigantes, nuevos estadios y distraemos al pueblo, pero todos los días se da cuenta de mayor número de crímenes y delitos, de la falta de atención médica, del despelote del tránsito urbano en Caracas y otras capitales de estados.
Los entes y servicios del Estado creados y dispuestos a sus correspondientes tareas se los encargan ahora de comportarse como centros de apoyo logístico para presionar a la ciudadanía, los programas evasión cero son ahora instrumentos útiles para coaccionar a los contribuyentes en otras áreas de sus relaciones con los entes públicos y se desdibuja con ello la verdadera función de aquellos.
Se nos rebaja el IVA pero se nos crean nuevos impuestos y contribuciones, que sumados a las demás recaudaciones hacen que nuestro país sea hoy uno de los que debe soportar mayores cargas tributarias y cuyas tasas impositivas globales totales, excedan todos los límites de racionalidad para los contribuyentes, con todo y que no deberíamos saber qué hacer con los ingresos generados por la bonanza de los precios petroleros.
Yo creo que el agua de los ríos comienza a ponerse al rasante de sus desbordamientos, ya las protestas no las escuchan sino los sordos. La consigna patria, socialismo o muerte debe desterrarse de nuestro acontecer nacional para poder contar con un país grande y de todos los venezolanos, para que tengamos realmente una patria digna, soberana y llena de vitalidad.
Lo impactante es lo contradictorio de lo que se dice y predica frente a lo que en la realidad ocurre y repercute. Se comenta y se afirma el avance del país por los cambios revolucionarios que aúpa y dirige el gobierno, pero a la vez se oye al país entero, independiente de cuáles sean las clases afectadas o los intereses lesionados, quejarse y declarar todo lo malo que viene padeciendo en torno a la falta de seguridad ciudadana en cualquier tipo de actividad, el alto crecimiento de los índices delictivos, la escasez de algunos rubros alimenticios, etc.
Mientras se gastaron millones en preparar y llevar adelante los juegos de football (o mejor de balón pie para evitar se me confunda con un vulgar pro-americanista) todos los días aumentan los problemas cotidianos y se recrudecen los temas críticos, los cuales ya no parecen tener límites para quienes deben soportarlos y padecerlos.
Ante el estruendo de nuestra entrada al MERCOSUR, y en cambio del retiro de los países de la comunidad andina, aparece ahora el forcejeo en torno a si debe o no tomarse en cuenta la petición de ingreso de Venezuela a dicha organización regional y el inmaduro del Maduro no encuentra qué inventar para presionar se acallen las voces de rechazo a las políticas externas del gobierno actual.
Le pagamos el mono al Banco Mundial y se nos informó de una nueva organización bancaria latinoamericana, la cual aún está por verse, pero seguimos dependiendo de los dólares y cada vez en mayor proporción y ya se nos anuncia de una hasta ahora injustificable reconversión del signo monetario.
Al país entendemos le entra dinero por todos lados, pero a la hora de ejecutar obras y llevar adelante planes reales de crecimiento y mejoras para Juan Pueblo, resulta que los reales no aparecen, ni se pueden llevar a cabo las inversiones.
Le pedimos a gritos a quienes como socialistas se dicen tienen capacidad y experiencia desenvolviendo productos y mercados, pero nadie viene de inversionista verdadero, sino a ofrecerse para manejar los reales del país para esa área concreta de negocios.
El desfile del cinco de julio ya no será más para celebrar el día de la independencia de la patria, sino el de la nueva patria, que sin socialismo anuncia muerte y desolación y ése es ahora el lema de quienes están llamados a preservar el orden y la integridad de la República.
Si nuestros jóvenes estudiantes con su habitual rebeldía para demostrar su desacuerdo con los malos rumbos impartidos a la conducción de la patria protestan y vociferan, son unos desordenados y pobres marionetas del capitalismo o integrantes de las mafias de la oposición.
Que los hombres de nuestros ejércitos mezclados ahora con reservistas, participantes en consejos comunales y adherentes milicianos en una gran cantidad de entes oficiales, griten patria, socialismo o muerte, y se los deba aupar y aplaudir, mientras que a los que sostienen y gritan lo contrario se les tilda de vende-patrias y traidores a los ideales nacionales, carece de toda seriedad y sensatez.
Los sacerdotes en lugar de ser verdaderos conductores de sus feligresías, son ahora para el gobierno piratas y provocadores, nada saben ni hacen por la sociedad, y nadie alza la voz en el país para pedir cordura y exigir que cada quien se ocupe de lo suyo y respete las creencias de los demás.
Definitivamente que estamos ante otra Venezuela con manifestaciones graves de una crisis en cierne, muy seguramente para su futura desolación y destrucción, pero mientras tanto, nadie hace ni dice nada. Eso sí, nos divertimos con juegos de football, pantallas gigantes, nuevos estadios y distraemos al pueblo, pero todos los días se da cuenta de mayor número de crímenes y delitos, de la falta de atención médica, del despelote del tránsito urbano en Caracas y otras capitales de estados.
Los entes y servicios del Estado creados y dispuestos a sus correspondientes tareas se los encargan ahora de comportarse como centros de apoyo logístico para presionar a la ciudadanía, los programas evasión cero son ahora instrumentos útiles para coaccionar a los contribuyentes en otras áreas de sus relaciones con los entes públicos y se desdibuja con ello la verdadera función de aquellos.
Se nos rebaja el IVA pero se nos crean nuevos impuestos y contribuciones, que sumados a las demás recaudaciones hacen que nuestro país sea hoy uno de los que debe soportar mayores cargas tributarias y cuyas tasas impositivas globales totales, excedan todos los límites de racionalidad para los contribuyentes, con todo y que no deberíamos saber qué hacer con los ingresos generados por la bonanza de los precios petroleros.
Yo creo que el agua de los ríos comienza a ponerse al rasante de sus desbordamientos, ya las protestas no las escuchan sino los sordos. La consigna patria, socialismo o muerte debe desterrarse de nuestro acontecer nacional para poder contar con un país grande y de todos los venezolanos, para que tengamos realmente una patria digna, soberana y llena de vitalidad.
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