Por Teódulo López Meléndez
Viene una acentuada guerra psicológica sobre esta población altamente vulnerable. El día lunes 19 comenzó y notamos que la sola declaración de un ministro negando los resultados de una encuesta provocó una alta desazón. Pues bien, habrá noticias abundantes que muchos comunicadores inocentones secundarán. Habrá noticias de todo tipo, desde descubrimientos de conspiraciones hasta la acentuación de una política del Consejo Nacional Electoral actuando para desanimar a los electores.
La guerra psicológica (llamada también guerra sin fusiles) es altamente peligrosa y será implementada sin escrúpulos. El gobierno sabe que está perdiendo el referéndum y buscará por esta vía direccionar conductas para aniquilar a la oposición, en este momento triunfante. Hay que advertírselo a la población, dado que los grupos opositores no tienen un departamento de contrainteligencia (como no tiene muchas otras cosas). El objetivo será destruir la alta moral de la población que se sabe ganando. Llamado especial merecen los comunicadores sociales para que no caigan en trampas. Podría producirse una avalancha de noticias prefabricadas para llenar la prensa escrita y los programas televisivos. La actuación del CNE, suspendiendo “cuñas” no puede ser magnificada pues se estaría dando un paso en falso. Basta sustituir la “cuña” censurada por otra, sin estar elevando el problema a cuestión de honor. Hay que resaltar que tenemos un árbitro electoral dedicado a desanimar a los votantes y a profundizar la abstención, tal vez un caso único en el mundo.
La guerra psicológica pasará por la creación de un clima de tensión. Se recurrirá, de igual manera, a todo tipo de propaganda prohibida, como la subliminal. Se utilizará masivamente Internet para regar rumores alarmantes y se ordenará a todos los altos funcionarios mostrar la burla como prueba de la victoria oficialista. Otro método que se empleará será la llamada “propaganda negra”. Podría involucrarse a dirigentes oposicionistas en escándalos. Se exagerará, especialmente sobre supuestos o reales vicios en el REP, para demostrar que votar carece de sentido. Todo tipo de desinformación será puesto en los medios. Estos deben cuidarse de no hacerle el juego a la guerra psicológica. Se procurará, así mismo, exasperar a la población con hechos que provoquen acciones violentas. Se utilizará la llamada “filtración” o “te cuento esto en secreto”, para que algunos comunicadores caigan mansamente y se sumen de manera involuntaria a la gran operación desmoralizadora.
Cualquier método será bueno para tratar de derrumbar la mayoría del “NO” en estos días que faltan. La población tendrá que defenderse sola, porque no tendrá quien la defienda de esta agresión psicológica. Vemos, por ejemplo, que algunos dirigentes de la oposición, de golpe y porrazo en la soledad y en la orfandad, han arreciado la presentación de argumentos archiconocidos para tratar de mantenerse en la palestra. La única forma de combatir la inmensa agresión que viene contra los sentidos es, de nuevo, hacerse responsable en lo individual y en lo colectivo, saber que la guerra psicológica está andando, no dar crédito alguno a rumores, no aceptar versiones retorcidas, no convertirse en reproductor de las “noticias” que saldrán de la sala situacional del régimen.
Derrotar la estrategia del CNE es fácil. Basta dejar de pelear tonterías como el caso de las “cuñas”. A “cuña” prohibida “cuña” puesta, debe ser la consigna. Dejar de lado las críticas al REP porque a nada conducen. Todos sabemos como está y como funciona el CNE, de manera que repetirlo es vacuo, porque no habrá cambios de ningún tipo. Andar pidiendo una revisión del REP es un absurdo, cuando faltan apenas días para la fecha refrendaria. Hay que repetir, sí, que estamos conscientes de las condiciones en que vamos a votar, pero que aún así mantendremos la mayoría. Deben los partidos y las organizaciones de la sociedad civil dedicarse a preparar testigos y sistemas de cómputo que permitan denunciar eventuales irregularidades.
La tentación gira sobre la cabeza de los oficialistas. No estaría nada mal que se conversara para coordinar respuestas postelectorales. Hay que repetir que se vota bajo protesta por el ventajismo y las irregularidades. Insisto que el gobierno podrá echar a correr en sus medios todo tipo de maniobra desinformativa, pero si los medios privados no caen en la trampa no tendrá credibilidad en la población. Hay que mantenerse claramente en la verdad y la verdad es que el “NO” está ganando y va a ganar. Si la población toma conciencia de lo que viene y el régimen se da cuenta de que está fracasando la guerra psicológica, bien podría recurrir a hechos de tal magnitud que logren vencer la resistencia a la maniobra. Esta operación “de facto superior” podría incluir violencia generalizada, la generación de “noticias” de tal fuerza que la población comience a flaquear en la determinación que en este momento la anima y en la fabricación inducida de cualquier situación que genere caos.
Este es un buen momento para demostrar madurez, política y personal. La victoria del “NO” está allí, creciente e irrevocable, de manera que la preparación mental para afrontar la arremetida final del régimen es imprescindible. Una vez más confío en que la población sabrá reaccionar de manera adecuada no contribuyendo a la estrategia oficial, manteniéndose en calma y reflexionando sobre cada “información” que se genere en los días sucesivos.
Viene una acentuada guerra psicológica sobre esta población altamente vulnerable. El día lunes 19 comenzó y notamos que la sola declaración de un ministro negando los resultados de una encuesta provocó una alta desazón. Pues bien, habrá noticias abundantes que muchos comunicadores inocentones secundarán. Habrá noticias de todo tipo, desde descubrimientos de conspiraciones hasta la acentuación de una política del Consejo Nacional Electoral actuando para desanimar a los electores.
La guerra psicológica (llamada también guerra sin fusiles) es altamente peligrosa y será implementada sin escrúpulos. El gobierno sabe que está perdiendo el referéndum y buscará por esta vía direccionar conductas para aniquilar a la oposición, en este momento triunfante. Hay que advertírselo a la población, dado que los grupos opositores no tienen un departamento de contrainteligencia (como no tiene muchas otras cosas). El objetivo será destruir la alta moral de la población que se sabe ganando. Llamado especial merecen los comunicadores sociales para que no caigan en trampas. Podría producirse una avalancha de noticias prefabricadas para llenar la prensa escrita y los programas televisivos. La actuación del CNE, suspendiendo “cuñas” no puede ser magnificada pues se estaría dando un paso en falso. Basta sustituir la “cuña” censurada por otra, sin estar elevando el problema a cuestión de honor. Hay que resaltar que tenemos un árbitro electoral dedicado a desanimar a los votantes y a profundizar la abstención, tal vez un caso único en el mundo.
La guerra psicológica pasará por la creación de un clima de tensión. Se recurrirá, de igual manera, a todo tipo de propaganda prohibida, como la subliminal. Se utilizará masivamente Internet para regar rumores alarmantes y se ordenará a todos los altos funcionarios mostrar la burla como prueba de la victoria oficialista. Otro método que se empleará será la llamada “propaganda negra”. Podría involucrarse a dirigentes oposicionistas en escándalos. Se exagerará, especialmente sobre supuestos o reales vicios en el REP, para demostrar que votar carece de sentido. Todo tipo de desinformación será puesto en los medios. Estos deben cuidarse de no hacerle el juego a la guerra psicológica. Se procurará, así mismo, exasperar a la población con hechos que provoquen acciones violentas. Se utilizará la llamada “filtración” o “te cuento esto en secreto”, para que algunos comunicadores caigan mansamente y se sumen de manera involuntaria a la gran operación desmoralizadora.
Cualquier método será bueno para tratar de derrumbar la mayoría del “NO” en estos días que faltan. La población tendrá que defenderse sola, porque no tendrá quien la defienda de esta agresión psicológica. Vemos, por ejemplo, que algunos dirigentes de la oposición, de golpe y porrazo en la soledad y en la orfandad, han arreciado la presentación de argumentos archiconocidos para tratar de mantenerse en la palestra. La única forma de combatir la inmensa agresión que viene contra los sentidos es, de nuevo, hacerse responsable en lo individual y en lo colectivo, saber que la guerra psicológica está andando, no dar crédito alguno a rumores, no aceptar versiones retorcidas, no convertirse en reproductor de las “noticias” que saldrán de la sala situacional del régimen.
Derrotar la estrategia del CNE es fácil. Basta dejar de pelear tonterías como el caso de las “cuñas”. A “cuña” prohibida “cuña” puesta, debe ser la consigna. Dejar de lado las críticas al REP porque a nada conducen. Todos sabemos como está y como funciona el CNE, de manera que repetirlo es vacuo, porque no habrá cambios de ningún tipo. Andar pidiendo una revisión del REP es un absurdo, cuando faltan apenas días para la fecha refrendaria. Hay que repetir, sí, que estamos conscientes de las condiciones en que vamos a votar, pero que aún así mantendremos la mayoría. Deben los partidos y las organizaciones de la sociedad civil dedicarse a preparar testigos y sistemas de cómputo que permitan denunciar eventuales irregularidades.
La tentación gira sobre la cabeza de los oficialistas. No estaría nada mal que se conversara para coordinar respuestas postelectorales. Hay que repetir que se vota bajo protesta por el ventajismo y las irregularidades. Insisto que el gobierno podrá echar a correr en sus medios todo tipo de maniobra desinformativa, pero si los medios privados no caen en la trampa no tendrá credibilidad en la población. Hay que mantenerse claramente en la verdad y la verdad es que el “NO” está ganando y va a ganar. Si la población toma conciencia de lo que viene y el régimen se da cuenta de que está fracasando la guerra psicológica, bien podría recurrir a hechos de tal magnitud que logren vencer la resistencia a la maniobra. Esta operación “de facto superior” podría incluir violencia generalizada, la generación de “noticias” de tal fuerza que la población comience a flaquear en la determinación que en este momento la anima y en la fabricación inducida de cualquier situación que genere caos.
Este es un buen momento para demostrar madurez, política y personal. La victoria del “NO” está allí, creciente e irrevocable, de manera que la preparación mental para afrontar la arremetida final del régimen es imprescindible. Una vez más confío en que la población sabrá reaccionar de manera adecuada no contribuyendo a la estrategia oficial, manteniéndose en calma y reflexionando sobre cada “información” que se genere en los días sucesivos.
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