Por Juan José Garrido Koechlin
Quien tenga la sensación –aún- de dudas, no necesita elucubrar más. Los lazos entre el socialismo bolivariano del dictador de Caracas, Hugo Chávez, y el terrorismo internacional están –hoy por hoy- más que probados. Y si bien estábamos alertados desde hacia tiempo, la simpatía de la izquierda por todo lo que signifique anticapitalismo, así sea del tipo sangriento, siempre causa dudas en los incautos.
Pues bien, ni la izquierda ni los dudosos pueden hoy mantener una posición neutra frente a este patrocinador del terrorismo internacional. Chávez apunta al Bloque Regional de Poder (BRP), una copia latinoamericana del modelo soviético, y en su plan estratégico son necesarios los aliados en Perú y Colombia, aunque sea por medios bélicos.
El primer hecho, -harto conocido por todos los peruanos- es la detención de siete integrantes de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), organismo promocionado y financiado desde Caracas a fin de promover la lucha armada en la región. Estos detenidos están relacionados con el movimiento terrorista MRTA –relación que, dicho sea de paso, no es nueva, como bien denunciaron diarios peruanos en Julio del 2006- y buscaban actuar en la cumbre de APEC.
Un segundo hecho es la respuesta a las acciones del gobierno colombiano que acabaron -en las fronteras con Ecuador- con el número dos de las FARC, Raúl Reyes, a quién el megalómano Chávez rinde tributo por ser un “verdadero revolucionario”.
Los enredos del dictador con las FARC y el MRTA no son casuales: si no se pudo por las urnas, siempre queda la implosión; es decir, tomar el poder a través de vías internas –un buen ejemplo es la toma del poder por parte de Evo Morales. El BRP, aunque suene a locura, es el objetivo final del modelo comunista-chavista. Es la integración de los países andinos y algunos otros invitados, de tal manera que el sátrapa este protegido por un tinglado supranacional, con el supuesto objetivo de hacer viable el Socialismo del Siglo XXI.
El cerco militar que realizan en estos instantes Venezuela y Ecuador –lean los comunicados incautados a Reyes sobre las coordinaciones de las FARC con el Presidente Correa, son escalofriantes- sobre Colombia no es sino un paso decisivo en ello: con el apoyo interno de las FARC no sería imposible crear una “tormenta perfecta” que derroque a Uribe. Y de ahí, solo falta Perú, donde tienen el apoyo del MRTA y, seguramente, de Sendero Luminoso.
De seguir así, la región se convertirá en un polvorín, con muchos denotados políticos e intelectuales sirviendo de llama para un desastre de proporciones mayúsculas. Y como siempre, serán los de menores recursos los que lleven la peor parte.
Quien tenga la sensación –aún- de dudas, no necesita elucubrar más. Los lazos entre el socialismo bolivariano del dictador de Caracas, Hugo Chávez, y el terrorismo internacional están –hoy por hoy- más que probados. Y si bien estábamos alertados desde hacia tiempo, la simpatía de la izquierda por todo lo que signifique anticapitalismo, así sea del tipo sangriento, siempre causa dudas en los incautos.
Pues bien, ni la izquierda ni los dudosos pueden hoy mantener una posición neutra frente a este patrocinador del terrorismo internacional. Chávez apunta al Bloque Regional de Poder (BRP), una copia latinoamericana del modelo soviético, y en su plan estratégico son necesarios los aliados en Perú y Colombia, aunque sea por medios bélicos.
El primer hecho, -harto conocido por todos los peruanos- es la detención de siete integrantes de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), organismo promocionado y financiado desde Caracas a fin de promover la lucha armada en la región. Estos detenidos están relacionados con el movimiento terrorista MRTA –relación que, dicho sea de paso, no es nueva, como bien denunciaron diarios peruanos en Julio del 2006- y buscaban actuar en la cumbre de APEC.
Un segundo hecho es la respuesta a las acciones del gobierno colombiano que acabaron -en las fronteras con Ecuador- con el número dos de las FARC, Raúl Reyes, a quién el megalómano Chávez rinde tributo por ser un “verdadero revolucionario”.
Los enredos del dictador con las FARC y el MRTA no son casuales: si no se pudo por las urnas, siempre queda la implosión; es decir, tomar el poder a través de vías internas –un buen ejemplo es la toma del poder por parte de Evo Morales. El BRP, aunque suene a locura, es el objetivo final del modelo comunista-chavista. Es la integración de los países andinos y algunos otros invitados, de tal manera que el sátrapa este protegido por un tinglado supranacional, con el supuesto objetivo de hacer viable el Socialismo del Siglo XXI.
El cerco militar que realizan en estos instantes Venezuela y Ecuador –lean los comunicados incautados a Reyes sobre las coordinaciones de las FARC con el Presidente Correa, son escalofriantes- sobre Colombia no es sino un paso decisivo en ello: con el apoyo interno de las FARC no sería imposible crear una “tormenta perfecta” que derroque a Uribe. Y de ahí, solo falta Perú, donde tienen el apoyo del MRTA y, seguramente, de Sendero Luminoso.
De seguir así, la región se convertirá en un polvorín, con muchos denotados políticos e intelectuales sirviendo de llama para un desastre de proporciones mayúsculas. Y como siempre, serán los de menores recursos los que lleven la peor parte.
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