Por Delfina Acosta
Juan José Vélez Otero es un poeta español, muchas veces premiado, de exquisita inspiración poética. Sus versos dicen las necesidades del alma, a través de un lenguaje sencillo y espontáneo en su tristeza. Sigue Vélez Otero la conducta de los vates de ayer. La poesía es su amante, su amiga, su vicio, su patria y todo cuanto hay de responsabilidad estética en el orbe.
Juan José Vélez Otero es un poeta que se examina a sí mismo, que consulta con los libros y con los dioses para poder traducir las angustias del hombre de nuestro tiempo, en sensaciones poéticas al alcance de todas las imaginaciones y gustos.
La congoja de la soledad, la vehemencia de la sangre estrellándose contra la nada son algunas de las imágenes y expresiones que nos llegan a través de su libro El solar.
LA ESPERA
Si solamente me tocaras el corazón
(Pablo Neruda)
Juan José Vélez Otero
Juan José Vélez Otero es un poeta español, muchas veces premiado, de exquisita inspiración poética. Sus versos dicen las necesidades del alma, a través de un lenguaje sencillo y espontáneo en su tristeza. Sigue Vélez Otero la conducta de los vates de ayer. La poesía es su amante, su amiga, su vicio, su patria y todo cuanto hay de responsabilidad estética en el orbe.
Juan José Vélez Otero es un poeta que se examina a sí mismo, que consulta con los libros y con los dioses para poder traducir las angustias del hombre de nuestro tiempo, en sensaciones poéticas al alcance de todas las imaginaciones y gustos.
La congoja de la soledad, la vehemencia de la sangre estrellándose contra la nada son algunas de las imágenes y expresiones que nos llegan a través de su libro El solar.
LA ESPERA
Si solamente me tocaras el corazón
(Pablo Neruda)
Si solamente vinieses a visitarme,
si llegases al menos una vez
con un cuenco de espigas en las manos,
con un cesto de sonidos
de campanas al alba a despertarme,
a tocarme el pelo, a pellizcarme
las mejillas con tus dedos blancos,
a besarme los labios y a llamarme cobarde.
Si solamente vinieses una vez
con los pájaros sonámbulos de la noche
a dar sentido al destierro,
a ofrecerme el olor a barro y a lluvia,
a pan caliente de la canal de tus pechos,
a violentar el silencio
y la luz cansada de estas nubes bajas.
Si vinieses al menos una vez
a traerme tabaco de mendigo pobre
y un puñado blanco de azahares
con que ahuyentar el olor
a dalias viejas de mi almohada.
Ven vestida de muerte al menos,
blanca por el camino intransitable de la fiebre,
a llenar de escalofríos el corazón
dormido en las ascuas de unos zapatos rotos.
Ven desnuda
a dormir conmigo bajo la tempestad y la niebla,
a partir el espejo obstinado del insomnio,
a que bebamos juntos por una noche siquiera
el vino salvaje
y hostil de los solitarios.
Juan José Vélez Otero
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