Por Javier Padrón Aguirre
“Porque Jaime nos conduce a un tiempo nuevo, hacia una democracia social”. Así rezaba una de las canciones que animaba a los partidarios del candidato Jaime Lusinchi en la campaña presidencial de 1983.
He oído con una sonrisa en los labios la propuesta de Manuel Rosales y Leopoldo López, líderes de Un Nuevo Tiempo, de responder al Socialismo del Siglo XXI con la tesis de la Democracia Social. Quizás a Jaime Lusinchi le sorprenda un poco que lo reivindique Manuel Rosales, quien era el jefe de los seguidores de Carlos Andrés Pérez en el Estado Zulia en las durísimas pugnas internas de Acción Democrática en la década de los ochenta entre lusinchistas y carlosandrecistas; pero seguramente no saldrá de su asombro ante la reivindicación de su propuesta política que hace Leopoldo López, un político de las “nuevas generaciones”.
La expresión Democracia Social no es más que una transposición de la expresión Socialdemocracia. No voy a hacer una extensa referencia histórica sobre lo que es la Socialdemocracia, pero todos sabemos que esa corriente de pensamiento representa el llamado socialismo democrático y que es la expresión más representativa del espacio político llamado centroizquierda. En Venezuela, la Socialdemocracia fue la corriente de pensamiento político dominante desde la caída de Pérez Jiménez a través de Acción Democrática, el cual llegó a ser el partido socialdemócrata con más militantes en el mundo. Así, tanto la Constitución de 1947 como la Constitución de 1961 se basan en el modelo socialdemócrata de organización del Estado y de la Sociedad. Es más, fue tan fuerte la huella de la Socialdemocracia en Venezuela que la Constitución de 1999, salvo los elementos de la prolongación del período presidencial y la reelección del Jefe del Estado, debe calificarse como una constitución de tinte claramente socialdemócrata.
Ahora bien ¿En qué consiste la Socialdemocracia? La Socialdemocracia considera que el Estado debe ser el arquitecto del orden social y considera que mediante la utilización de las técnicas de intervención administrativa en el ámbito económico, lo cual incluye estatizaciones de empresas, altos impuestos y severas limitaciones y restricciones a la iniciativa empresarial, se puede generar una situación de bienestar general y disminución progresiva de las desigualdades económicas. Asimismo, la Socialdemocracia dice reivindicar las libertades fundamentales y defiende el sufragio universal, directo y secreto como método de solución de controversias políticas.
Podríamos invertir meses y años haciendo un balance de la Socialdemocracia en el mundo, pero es mejor limitarnos a Venezuela. En nuestro país el veredicto fue claro: un fracaso absoluto. ¿Por qué lo digo? No porque yo lo crea así, sino porque el pueblo venezolano decidió libremente en 1998 darle una patada en el trasero a la Constitución de 1961 y a Acción Democrática y entregarle el poder a un candidato cuya principal bandera era la sustitución del modelo que había funcionado durante 40 años.
Ante esa realidad, nos preguntamos ¿La Democracia Social de Rosales y López es la misma Socialdemocracia adeca? Si usted se los pregunta, la respuesta será negativa porque no son suicidas, pero más allá de la respuesta políticamente correcta es necesario indagar si Rosales y López son socialdemócratas o no. Por sus declaraciones no tengo duda alguna: sí lo son. Por ello, me pregunto ¿Qué tiene de diferente su propuesta política con respecto la propuesta de Acción Democrática? Personalmente creo que no existe diferencia alguna. Quizás Leopoldo López, debido a su juventud que es fuente tanto de energía como de ceguera, piense que él puede triunfar donde fracasaron los adecos. Quizás piense que él puede lograr lo que no lograron Betancourt, Gallegos, Leoni, Barrios, Carlos Andrés y Lusinchi. Quizás piense que los adecos eran un grupo de políticos corruptos y sin formación en contraste con el grupo de sujetos honestos y brillantes que le acompañarán en la nueva fase socialdemócrata de la historia venezolana.
Por otra parte, estoy convencido que Manuel Rosales sí está claro. Rosales fue, es y será adeco, es decir socialdemócrata. El Gobernador del Zulia cree que los cuarenta años de la llamada IV República han sido el período más brillante de nuestra historia republicana. Por ello, la propuesta de la Democracia Social no es más que la reivindicación de su historia personal como dirigente político.
Al parecer, la propuesta de la Democracia Social gana terreno. Le gusta a los estudiantes, la defiende el Padre Ugalde, la apoya Podemos, el General Baduel y por supuesto los adecos, quienes, aunque disminuidos, siguen vivos. Así, la Democracia Social parece ser una propuesta alrededor de la cual se puede construir un nuevo consenso en Venezuela. ¡Que originales! Le propongo al Padre Ugalde que la UCAB reedite “Venezuela Política y Petróleo”, el Plan de Barranquilla, las tesis del PDN y el programa de gobierno de Rafael Rosales Peña para la Gobernación de Barinas y que la Coral de la UCAB entone “¿Con quién estás tú compañero?” en la próxima graduación de economistas.
¡Tanto nadar para morir en la orilla!. Ahora resulta que todos somos adecos y que la única alternativa ideológica a la socialdemocracia es el socialismo totalitario de Chávez. Siempre preferí a los adecos antes que a cualquier militar o comunista y ahora resulta que todos los que han criticado el pasado, desde la derecha o desde la izquierda, no hacen más que invitarnos a intentar nuevamente una propuesta ideológica que el pueblo, con o sin razón, rechazó finalmente.
Esos líderes de las “nuevas generaciones” que no han sido capaces de construir un partido que se acerque a lo que era la seccional de Acción Democrática en Carúpano, tuvieron que terminar siendo acogidos por los adecos de Un Nuevo Tiempo y creen que pueden señalar el rumbo ideológico de un país. Al menos espero que tengan el valor de reconocer que las canciones de la campaña de Jaime Lusinchi no sólo eran pegajosas, sino que resumen, en su totalidad, la densidad de ese “original” pensamiento político que han “desarrollado” luego de arduas horas de estudio en universidades americanas y venezolanas. No se preocupen, conservo varias grabaciones de las canciones para que estimulen su reflexión intelectual.
¡Más vale malo conocido que bueno por conocer! ¡Ramos Allup Presidente, Carajo!
“Porque Jaime nos conduce a un tiempo nuevo, hacia una democracia social”. Así rezaba una de las canciones que animaba a los partidarios del candidato Jaime Lusinchi en la campaña presidencial de 1983.
He oído con una sonrisa en los labios la propuesta de Manuel Rosales y Leopoldo López, líderes de Un Nuevo Tiempo, de responder al Socialismo del Siglo XXI con la tesis de la Democracia Social. Quizás a Jaime Lusinchi le sorprenda un poco que lo reivindique Manuel Rosales, quien era el jefe de los seguidores de Carlos Andrés Pérez en el Estado Zulia en las durísimas pugnas internas de Acción Democrática en la década de los ochenta entre lusinchistas y carlosandrecistas; pero seguramente no saldrá de su asombro ante la reivindicación de su propuesta política que hace Leopoldo López, un político de las “nuevas generaciones”.
La expresión Democracia Social no es más que una transposición de la expresión Socialdemocracia. No voy a hacer una extensa referencia histórica sobre lo que es la Socialdemocracia, pero todos sabemos que esa corriente de pensamiento representa el llamado socialismo democrático y que es la expresión más representativa del espacio político llamado centroizquierda. En Venezuela, la Socialdemocracia fue la corriente de pensamiento político dominante desde la caída de Pérez Jiménez a través de Acción Democrática, el cual llegó a ser el partido socialdemócrata con más militantes en el mundo. Así, tanto la Constitución de 1947 como la Constitución de 1961 se basan en el modelo socialdemócrata de organización del Estado y de la Sociedad. Es más, fue tan fuerte la huella de la Socialdemocracia en Venezuela que la Constitución de 1999, salvo los elementos de la prolongación del período presidencial y la reelección del Jefe del Estado, debe calificarse como una constitución de tinte claramente socialdemócrata.
Ahora bien ¿En qué consiste la Socialdemocracia? La Socialdemocracia considera que el Estado debe ser el arquitecto del orden social y considera que mediante la utilización de las técnicas de intervención administrativa en el ámbito económico, lo cual incluye estatizaciones de empresas, altos impuestos y severas limitaciones y restricciones a la iniciativa empresarial, se puede generar una situación de bienestar general y disminución progresiva de las desigualdades económicas. Asimismo, la Socialdemocracia dice reivindicar las libertades fundamentales y defiende el sufragio universal, directo y secreto como método de solución de controversias políticas.
Podríamos invertir meses y años haciendo un balance de la Socialdemocracia en el mundo, pero es mejor limitarnos a Venezuela. En nuestro país el veredicto fue claro: un fracaso absoluto. ¿Por qué lo digo? No porque yo lo crea así, sino porque el pueblo venezolano decidió libremente en 1998 darle una patada en el trasero a la Constitución de 1961 y a Acción Democrática y entregarle el poder a un candidato cuya principal bandera era la sustitución del modelo que había funcionado durante 40 años.
Ante esa realidad, nos preguntamos ¿La Democracia Social de Rosales y López es la misma Socialdemocracia adeca? Si usted se los pregunta, la respuesta será negativa porque no son suicidas, pero más allá de la respuesta políticamente correcta es necesario indagar si Rosales y López son socialdemócratas o no. Por sus declaraciones no tengo duda alguna: sí lo son. Por ello, me pregunto ¿Qué tiene de diferente su propuesta política con respecto la propuesta de Acción Democrática? Personalmente creo que no existe diferencia alguna. Quizás Leopoldo López, debido a su juventud que es fuente tanto de energía como de ceguera, piense que él puede triunfar donde fracasaron los adecos. Quizás piense que él puede lograr lo que no lograron Betancourt, Gallegos, Leoni, Barrios, Carlos Andrés y Lusinchi. Quizás piense que los adecos eran un grupo de políticos corruptos y sin formación en contraste con el grupo de sujetos honestos y brillantes que le acompañarán en la nueva fase socialdemócrata de la historia venezolana.
Por otra parte, estoy convencido que Manuel Rosales sí está claro. Rosales fue, es y será adeco, es decir socialdemócrata. El Gobernador del Zulia cree que los cuarenta años de la llamada IV República han sido el período más brillante de nuestra historia republicana. Por ello, la propuesta de la Democracia Social no es más que la reivindicación de su historia personal como dirigente político.
Al parecer, la propuesta de la Democracia Social gana terreno. Le gusta a los estudiantes, la defiende el Padre Ugalde, la apoya Podemos, el General Baduel y por supuesto los adecos, quienes, aunque disminuidos, siguen vivos. Así, la Democracia Social parece ser una propuesta alrededor de la cual se puede construir un nuevo consenso en Venezuela. ¡Que originales! Le propongo al Padre Ugalde que la UCAB reedite “Venezuela Política y Petróleo”, el Plan de Barranquilla, las tesis del PDN y el programa de gobierno de Rafael Rosales Peña para la Gobernación de Barinas y que la Coral de la UCAB entone “¿Con quién estás tú compañero?” en la próxima graduación de economistas.
¡Tanto nadar para morir en la orilla!. Ahora resulta que todos somos adecos y que la única alternativa ideológica a la socialdemocracia es el socialismo totalitario de Chávez. Siempre preferí a los adecos antes que a cualquier militar o comunista y ahora resulta que todos los que han criticado el pasado, desde la derecha o desde la izquierda, no hacen más que invitarnos a intentar nuevamente una propuesta ideológica que el pueblo, con o sin razón, rechazó finalmente.
Esos líderes de las “nuevas generaciones” que no han sido capaces de construir un partido que se acerque a lo que era la seccional de Acción Democrática en Carúpano, tuvieron que terminar siendo acogidos por los adecos de Un Nuevo Tiempo y creen que pueden señalar el rumbo ideológico de un país. Al menos espero que tengan el valor de reconocer que las canciones de la campaña de Jaime Lusinchi no sólo eran pegajosas, sino que resumen, en su totalidad, la densidad de ese “original” pensamiento político que han “desarrollado” luego de arduas horas de estudio en universidades americanas y venezolanas. No se preocupen, conservo varias grabaciones de las canciones para que estimulen su reflexión intelectual.
¡Más vale malo conocido que bueno por conocer! ¡Ramos Allup Presidente, Carajo!
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