Por Nelson Maica C.
"... Nos vemos obligados a reconocer que se ha producido un cambio radical en toda nuestra visión del socialismo", escribió en una oportunidad el camarada Lenin, y siguió: "Este cambio radical consiste en que antes poníamos el acento fundamental, y así debía ser, en la lucha política, en la revolución, en la conquista del poder, etc. Ahora el acento cambia y se desplaza hacia el trabajo pacífico, organizativo, «cultural». Diría que el acento se desplaza hacia el trabajo educativo, si no fuera por nuestras relaciones internacionales, si no fuera porque tenemos que luchar en escala mundial por nuestra posición. Pero si dejamos esto a un lado y nos limitamos a las relaciones económicas internas, en realidad el acento de nuestro trabajo se desplaza hacia la educación".
¡Qué molleja!, seguramente exclamaría un vernáculo maracucho. La copia que hace este régimen, hasta de las frases, no tienen comparación. ¿Imitación pura y simple? ¿Copia al carbón?
Lenin sostenía, además, que el trabajo "organizativo, pacífico, cultural" es también una forma especial de la lucha de clases. Esto significa que existe un proletariado previamente y que ese proletariado es el único líder y guía de todo el pueblo trabajador, que se hace responsable por el desarrollo de toda la sociedad en su conjunto, que es el organizador colectivo de toda la "economía nacional", que establece la orientación hacia el desarrollo, que impedirá por todos los medios que se abra o formule un abismo entre las clases fundamentales (la clase obrera y el campesinado para su época).
¿Dónde está ese proletariado en este país y en esta revolución? ¿Quiénes constituyen ese proletariado? ¿Dónde está el liderazgo de ese proletariado? ¿Dónde está la guía de todo el pueblo trabajador? ¿Una sola voz? ¿Un nuevo y viejo rey, emperador, mandón, cacique...? ¿Cómo está impidiendo el abismo entre clases? ¿Con esos discursos incendiarios y de guerra y de exclusión?
Lo verdaderamente palpable es que la realidad es más compleja, son más complejas las condiciones objetivas hoy, y resulta poco o nada cercano a lo ideal vociferado mediáticamente y mucho menos a lo realizado en estos casi nueve años de gobierno.
Allí están las palabras del ciudadano militar ministro saliente en su pase a retiro a mejor destino. Allí está su discurso, su confusión, su conflicto ideológico, expresado. Su desacuerdo, pero sumiso cual vasallo y/o hijo de la gleba. Su inacción, pero presente. Su entrega, pero con voz, su imagen. ¿Y así quieren verse los demás?
¿Y cuando este pueblo termine de reaccionar, tal como lo está haciendo, qué va a pasar? ¿Quién o quiénes lo van a liderar?
Por ahora, los partidarios del régimen se están diciendo entre si, a manera de explicación, tal como lo hacían los camaradas de antes, del lapso de Lenin, en el túnel del tiempo hacia el pasado: “...es que realmente pueden darse períodos de agudización de la lucha y de sus formas, ligadas al reagrupamiento de los enemigos de la revolución...”, estamos atravesando en estos momentos uno de esos períodos de agudización de la lucha, en que no podemos decir que nuestro trabajo no ha sido el mejor, además, hemos contado con la ayuda y el apoyo de los camaradas cubanos”.
Lo palpable en la calle, en casi todos los pueblos del país, hoy día, es que ha comenzado un cambio táctico por parte del pueblo democrático y plural, pero en ningún caso de apoyo. El problema es ¿hacia dónde vamos? Pero sí tenemos claro hacia donde no vamos: NO al socialismo de la voz única. NO al comunismo de la voz única. NO a la dictadura de la voz única. NO a este régimen de la voz única.
“Los hombres y pueblos en decadencia
viven acordándose de dónde vienen;
los hombres geniales y pueblos fuertes
sólo necesitan saber a dónde van”.
José Ingenieros
viven acordándose de dónde vienen;
los hombres geniales y pueblos fuertes
sólo necesitan saber a dónde van”.
José Ingenieros
"... Nos vemos obligados a reconocer que se ha producido un cambio radical en toda nuestra visión del socialismo", escribió en una oportunidad el camarada Lenin, y siguió: "Este cambio radical consiste en que antes poníamos el acento fundamental, y así debía ser, en la lucha política, en la revolución, en la conquista del poder, etc. Ahora el acento cambia y se desplaza hacia el trabajo pacífico, organizativo, «cultural». Diría que el acento se desplaza hacia el trabajo educativo, si no fuera por nuestras relaciones internacionales, si no fuera porque tenemos que luchar en escala mundial por nuestra posición. Pero si dejamos esto a un lado y nos limitamos a las relaciones económicas internas, en realidad el acento de nuestro trabajo se desplaza hacia la educación".
¡Qué molleja!, seguramente exclamaría un vernáculo maracucho. La copia que hace este régimen, hasta de las frases, no tienen comparación. ¿Imitación pura y simple? ¿Copia al carbón?
Lenin sostenía, además, que el trabajo "organizativo, pacífico, cultural" es también una forma especial de la lucha de clases. Esto significa que existe un proletariado previamente y que ese proletariado es el único líder y guía de todo el pueblo trabajador, que se hace responsable por el desarrollo de toda la sociedad en su conjunto, que es el organizador colectivo de toda la "economía nacional", que establece la orientación hacia el desarrollo, que impedirá por todos los medios que se abra o formule un abismo entre las clases fundamentales (la clase obrera y el campesinado para su época).
¿Dónde está ese proletariado en este país y en esta revolución? ¿Quiénes constituyen ese proletariado? ¿Dónde está el liderazgo de ese proletariado? ¿Dónde está la guía de todo el pueblo trabajador? ¿Una sola voz? ¿Un nuevo y viejo rey, emperador, mandón, cacique...? ¿Cómo está impidiendo el abismo entre clases? ¿Con esos discursos incendiarios y de guerra y de exclusión?
Lo verdaderamente palpable es que la realidad es más compleja, son más complejas las condiciones objetivas hoy, y resulta poco o nada cercano a lo ideal vociferado mediáticamente y mucho menos a lo realizado en estos casi nueve años de gobierno.
Allí están las palabras del ciudadano militar ministro saliente en su pase a retiro a mejor destino. Allí está su discurso, su confusión, su conflicto ideológico, expresado. Su desacuerdo, pero sumiso cual vasallo y/o hijo de la gleba. Su inacción, pero presente. Su entrega, pero con voz, su imagen. ¿Y así quieren verse los demás?
¿Y cuando este pueblo termine de reaccionar, tal como lo está haciendo, qué va a pasar? ¿Quién o quiénes lo van a liderar?
Por ahora, los partidarios del régimen se están diciendo entre si, a manera de explicación, tal como lo hacían los camaradas de antes, del lapso de Lenin, en el túnel del tiempo hacia el pasado: “...es que realmente pueden darse períodos de agudización de la lucha y de sus formas, ligadas al reagrupamiento de los enemigos de la revolución...”, estamos atravesando en estos momentos uno de esos períodos de agudización de la lucha, en que no podemos decir que nuestro trabajo no ha sido el mejor, además, hemos contado con la ayuda y el apoyo de los camaradas cubanos”.
Lo palpable en la calle, en casi todos los pueblos del país, hoy día, es que ha comenzado un cambio táctico por parte del pueblo democrático y plural, pero en ningún caso de apoyo. El problema es ¿hacia dónde vamos? Pero sí tenemos claro hacia donde no vamos: NO al socialismo de la voz única. NO al comunismo de la voz única. NO a la dictadura de la voz única. NO a este régimen de la voz única.
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