Por Olivia Biasini
Antes de entrar en la materia de esta semana recuerdo a mis fieles lectores dos recomendaciones en algún articulo anterior: primero, que es necesario seguir a la juventud, que es la única no contaminada de Venezuela, capaz de luchar por la libertad aun a riesgo de la vida y segundo, recordar que quedarse el casa y no votar no es una opción democrática.
Siento decirles que hoy no me sumo a la algarabía triunfalista facilona de algunos políticos, es bueno sentir la alegría bien administrada que produce ver que el pueblo, como le ocurre algunas veces en la historia, ha dejado de lado el engaño cotidiano al que es sometido y el peso de sus necesidades, para dar una lección al poder. En este caso con su respaldo a la Constitución de 1999, que contó en su momento con el respaldo del 80% de los ciudadanos, un consenso general.
Esa Constitución es el marco de nuestra convivencia pacífica y a ella nos debemos, no la podemos dejar morir de inanición como se hizo con la de 1961; porque sin el respeto y buen funcionamiento de sus instituciones, sin la buena marcha de las garantías que protegen a los ciudadanos del poder arbitrario, la Constitución sólo es un pedazo de papel que puede ser reformado por el tirano o el caudillo de turno, a su voluntad.
No es fortuito que, por primera vez en la historia de Venezuela, una reforma continuista de la Constitución impulsada desde el poder, ha sido derrotada. Eso habla un poco de la cultura democrática que hemos logrado, a pesar del mal ejercicio de los gobiernos de la democracia y sostengo que indica a las claras, que los venezolanos de bien queremos que se atiendan las necesidades de nuestros compatriotas excluidos, dentro del respeto de la pluralidad y de los intereses de todos y del marco constitucional vigente, que no queremos mas dictaduras ni mas odios.
Esto que todos queremos no se resuelve solamente con el triunfo del NO, es necesario recordar que las instituciones de la Constitución de 1999 están secuestradas por el presidente. Necesitamos contar con una Asamblea Nacional donde se imponga el dialogo de todos, sin aplanadoras, donde se respete el criterio de las minorías, algo que nunca ha ocurrido en Venezuela, donde chavistas y no chavistas han aplicado groseras maniobras anti democráticas y excluyentes.
Queremos un fiscal general que no esté al servicio del presidente sino al servicio de la ley, un defensor del pueblo que no defienda al gobierno sino a los ciudadanos de los abusos de éste, necesitamos un contralor general que defienda el patrimonio publico de las tropelías de los funcionarios ladrones y no un fantasma desaparecido de la escena política y por encima de todo debemos exigir unos jueces y un Tribunal Supremo que defiendan la Constitución y no el teatro de ignominia que hace de las varas de la Justicia, los látigos que mancillan el honor del pueblo.
Es falso que Chávez sea un demócrata porque acepta la derrota, la democracia no es sólo votos y conteos amañados, el verdadero demócrata es el que se somete a la Constitución y la respeta, cuyos decretos y actuaciones respetan estrictamente el marco constitucional y, que si no lo hace, recibe con humildad la recriminación del Poder Judicial que le indica su error.
Cuando Chávez dice que se guarda su reforma “por ahora” y que la presentará de nuevo cuando le venga en gana, está la demostración de su talante poco democrático ya que solo hace una retirada táctica mientras pisotea los principios sagrados de nuestra Carta Magna. Ahora empieza la lucha por la democracia. Ni ahora ni nunca.
Antes de entrar en la materia de esta semana recuerdo a mis fieles lectores dos recomendaciones en algún articulo anterior: primero, que es necesario seguir a la juventud, que es la única no contaminada de Venezuela, capaz de luchar por la libertad aun a riesgo de la vida y segundo, recordar que quedarse el casa y no votar no es una opción democrática.
Siento decirles que hoy no me sumo a la algarabía triunfalista facilona de algunos políticos, es bueno sentir la alegría bien administrada que produce ver que el pueblo, como le ocurre algunas veces en la historia, ha dejado de lado el engaño cotidiano al que es sometido y el peso de sus necesidades, para dar una lección al poder. En este caso con su respaldo a la Constitución de 1999, que contó en su momento con el respaldo del 80% de los ciudadanos, un consenso general.
Esa Constitución es el marco de nuestra convivencia pacífica y a ella nos debemos, no la podemos dejar morir de inanición como se hizo con la de 1961; porque sin el respeto y buen funcionamiento de sus instituciones, sin la buena marcha de las garantías que protegen a los ciudadanos del poder arbitrario, la Constitución sólo es un pedazo de papel que puede ser reformado por el tirano o el caudillo de turno, a su voluntad.
No es fortuito que, por primera vez en la historia de Venezuela, una reforma continuista de la Constitución impulsada desde el poder, ha sido derrotada. Eso habla un poco de la cultura democrática que hemos logrado, a pesar del mal ejercicio de los gobiernos de la democracia y sostengo que indica a las claras, que los venezolanos de bien queremos que se atiendan las necesidades de nuestros compatriotas excluidos, dentro del respeto de la pluralidad y de los intereses de todos y del marco constitucional vigente, que no queremos mas dictaduras ni mas odios.
Esto que todos queremos no se resuelve solamente con el triunfo del NO, es necesario recordar que las instituciones de la Constitución de 1999 están secuestradas por el presidente. Necesitamos contar con una Asamblea Nacional donde se imponga el dialogo de todos, sin aplanadoras, donde se respete el criterio de las minorías, algo que nunca ha ocurrido en Venezuela, donde chavistas y no chavistas han aplicado groseras maniobras anti democráticas y excluyentes.
Queremos un fiscal general que no esté al servicio del presidente sino al servicio de la ley, un defensor del pueblo que no defienda al gobierno sino a los ciudadanos de los abusos de éste, necesitamos un contralor general que defienda el patrimonio publico de las tropelías de los funcionarios ladrones y no un fantasma desaparecido de la escena política y por encima de todo debemos exigir unos jueces y un Tribunal Supremo que defiendan la Constitución y no el teatro de ignominia que hace de las varas de la Justicia, los látigos que mancillan el honor del pueblo.
Es falso que Chávez sea un demócrata porque acepta la derrota, la democracia no es sólo votos y conteos amañados, el verdadero demócrata es el que se somete a la Constitución y la respeta, cuyos decretos y actuaciones respetan estrictamente el marco constitucional y, que si no lo hace, recibe con humildad la recriminación del Poder Judicial que le indica su error.
Cuando Chávez dice que se guarda su reforma “por ahora” y que la presentará de nuevo cuando le venga en gana, está la demostración de su talante poco democrático ya que solo hace una retirada táctica mientras pisotea los principios sagrados de nuestra Carta Magna. Ahora empieza la lucha por la democracia. Ni ahora ni nunca.
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