19 septiembre 2007

Opositores y/o víctimas

Por Nelson Maica C.

“No es libre el que se ríe de sus cadenas”.
Gotthold Ephraim Lessing


¿La actual oposición política al régimen se comporta como una verdadera oposición política o como un conjunto de víctimas políticas del régimen? ¿Cuáles y quiénes de ellos lucen como colaboradores del régimen? ¿Hay en la oposición colaboradores del régimen? ¿Son legitimadores del régimen? ¿Tienen la confianza de buen número de ciudadanos? ¿Cuáles son los aciertos y fracasos de la oposición? ¿Es posible y factible otro liderazgo opositor al régimen en estos momentos? ¿Cada grupo opositor tiene clara su posición ideológica, instrumentos, capacidad y medios para difundir su mensaje y motivar y movilizar adeptos y población? ¿Le llega el mensaje de la oposición al pueblo? ¿Quién y cómo se comprueba?

¿Es válido aplicarle a la oposición aquello de que todo cuanto censuramos individualmente es porque no lo podemos resolver y, además, no nos miramos a nosotros mismos? ¿La víctima no sabe que lo es? ¿Nunca asume su responsabilidad y le echa la culpa siempre a otro? ¿Es aplicable a la actual oposición política? ¿La oposición política se reconoce a si misma como víctima o como actor-opositor? ¿Por qué no muestra éxitos la oposición y los resalta? ¿Por qué se percibe infuncional?

Porque no tiene el poder como el régimen. Porque el poder está fuera de si misma. Porque no ha mostrado efectivamente alguna modalidad de poder. Porque no ha logrado que el régimen hago algo exigido por la oposición. Porque su gestión no se percibe como expandida, “en rápido crecimiento”. Porque su accionar no ha mostrado resultados favorables. Porque no ha mostrado eficacia ni eficiencia. Porque le falta el efecto demostración. Porque no muestra líderes y planteamientos que conmuevan y agiten a las personas. Tiene que rescatar su autogestión, su capacidad de acción, de convencer, capacidad de realización, de materialización de actos y hechos; sin ella, carece de base, de firmeza, de seguridad.

Cuidado con el peligro de que la oposición política actuante puede o está cayendo en el patrón de dependencia del victimario; en este caso, del régimen, que puede generar en la oposición el papel de víctima. Es bien conocido. ¿Por eso tiene un comportamiento dual, confuso? ¿Trata de manipular cuando declara? ¿Da siempre la impresión de estar en una confabulación que no existe? ¿Cerca de un triunfo que no es tal? ¿Actúa sobre terreno falso? ¿Muestra inseguridad e incoherencia? ¿Es un juguete del régimen? ¿Sin conexiones internacionales definidas? ¿Tiene alguna ventaja optar por el papel de víctima política del régimen y no de oposición política al régimen?

Veamos esto. Es complicado. Una ventaja del rol de víctima pudiera ser declararle la guerra al régimen porque desde la posición de víctima toda guerra se pudiera considerar justa, una víctima como que tiene el derecho natural de la venganza. Derecho inexistente, claro, pero derecho visto como casi natural a responder con la misma o mayor violencia, agredir, reivindicar a toda víctima. Tal como lo hace el régimen.

Otra ventaja pudiera ser rescatar la facultad, para si mismos, de juzgar a los victimarios y tacharlos de desviados, de falsos y así hacerse la idea de que la oposición política es la verdadera, la recta, la justa; esto formaría parte, según algunos tratadistas especializados, de lo que pudiera llamarse una compensación al sentimiento de no ser considerado, auténtico, uno mismo, y que, posiblemente, se adquiere desde los tempranos años de vida. En términos más claros: si hacemos un pequeño hurto, eso no es un problema porque hay otros más tramposos que nosotros, si desvalijamos un poco, eso no es problema porque el Estado es el cuatrero mayor; así se hace una cadena en la cual todas las faltas terminan justificadas.

¿Acaso la voz única no asumió esta actitud de víctima en la campaña electoral del 98? ¿Acaso no trató de demostrar que la cuarta república y el neoliberalismo y el imperio norteamericano tenían todos los defectos habidos y por haber y eran culpables de todos nuestros males, para compensar su carencia de virtudes, porque venía de ser golpista contra la república y la democracia representativa? ¿De dónde le viene su falso orgullo? Del papel de víctima. Para los entendidos, es un mecanismo por la falta de estima, y considera a los demás con menor valor para darse su propio valor, es una de sus máscaras.

La negación de culpa personal puede ser otra ventaja de hacerse la víctima. Como en el caso de la voz única. La culpa de sus “desmanes” es de otros, no de la voz única, quien asume siempre el papel de víctima. La culpa de su incapacidad es de la corrupción, la oposición, la huelga, la CIA, el imperio, la guarimba, etc. La víctima, como en el caso de la voz única, termina siendo un especialista en inventar culpables.

Otra máscara, la de mostrar amor hacia los demás, hacia los más pobres, hacia los desvalidos, se muestra también regalando cosas, en el caso de la voz única, dinero, sobre todo dólares a otros, no a los afectados nacionales, porque necesita el efecto demostración para el resto del mundo. Busca reconocimiento y lavado de culpa. Algunos especialistas así lo consideran ¿Por qué? Porque en su intimidad se sabe y se siente culpable, y para vencerla lanza su culpa a otro u otros, además, llamando la atención, de allí sus programas televisados con pompa, repartos de erario público como regalos y uso encolerizado de cadenas mediáticas, su dictadura mediática.

Puede llegar el momento en que la voz única entre en “otro tipo de trance” y no sólo ya no aguante el sentimiento de culpa propio y extendido a sus colaboradores, sino que aplique un derivado, el chantaje a sus relaciones humanas. Y se oyen rumores de que ocurre.

¿La oposición política ha entendido bien esta actitud política del régimen y la suya propia? Ustedes tienen la palabra. En la oposición deberíamos asumir la posición de autentica oposición política Hay que dejar a un lado las actuaciones de “decir” y “no hacer o no poder”. Desterrar el “debo”; el “tengo que”; “no es culpa mía”; “soy una persona terrible”. No más ataque y fuga. Eso genera temor, miedo, lástima, ansiedad, inseguridad, dependencia, y lo peor, genera un impulso a buscar alcayata, ayuda, protección de afuera, incluso, del otro lado. De aquí el apego y la dependencia de la voz única del Stalin del Caribe. Lo llama papá. Y presuntamente se comporta como un chantajista cuando anda a la caza de buenas voluntades para su causa que, para él, es la mejor y más original del mundo. Inventa luchas imposibles, batallas y guerras impensables por aliarse con otra víctima.

Allí están, desde sus inicios, el cúmulo y diversidad de proyectos. ¡Cuántos proyectos!, etc, etc. Su visión es blanca o negra. Héroes o villanos. Amigos o enemigos. Bueno o malo. Las relaciones no existen para quienes asumen la posición de víctimas. Existen las órdenes del señor a los vasallos, al peón. Así se muestra en TV, en la dictadura mediática.

Considero oportuno traer el tema a la discusión de todos como una manera de contribuir al deslastre del papel tan importante y necesario de la oposición política en nuestro país. Como también deberíamos acometer el de la falsa actitud de un posible salvador de la patria. El momento y la hora son aciagos, por no decir fatales. Salvemos la República. Asumamos la actitud de actores responsables no de víctimas. ¡NO al socialismo de la voz única! ¡NO al comunismo de la voz única! ¡NO a la dictadura de la voz única! ¡NO a la reforma de la voz única! ¡NO a la dictadura mediática! ¿Dónde están las autoridades responsables de castigar la dictadura mediática del régimen, abusadora de la voz única? ¿Dónde están las acciones de calle que paren la dictadura mediática y destituyan a un ministro y/o a un funcionario publico de cualquier rango?

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