19 noviembre 2010

Así estamos en el país que tenemos

Abro los grifos y no sale agua corriente. Oprimo los interruptores y no encienden las luces. Me conecto a Internet y se interrumpe la conexión. Hablo por teléfono y se corta la llamada. Voy al supermercado y no encuentro los productos que busco. Entro en la web de alguna institución gubernamental y el enlace que requiero no abre. Intento entrar o salir de algún vagón del Metro y el gentío me lo impide. Recibo un mensaje en mi celular mientras voy en el carro y no puedo verlo sin correr el riesgo de un atraco. Viajo de una ciudad a otra en autobús y, a medio camino, la unidad se descompone. Ya no puedo viajar en avión de la capital a mi ciudad porque hace más de un año suspendieron los vuelos. Viajo por carretera y dudo mil veces antes de reducir la velocidad en las alcabalas o de surtir el tanque de gasolina. Si acampo en una playa o en un río, me asaltan, o me violan, o me matan. Si vuelvo a casa de madrugada, estoy loca de metra. Si camino por la calle a cualquier hora del día, tengo que llevar ojos hasta en la nuca. Si me visto a la moda, o calzo ciertas marcas de zapatos, o uso joyas, o conduzco un carro nuevo, estoy provocando al prójimo. Si necesito divisas para viajar al exterior, debo participar mi salida y mi retorno. Si gasto mi dinero en otro país, debo rendir cuenta de mis gastos. Si me quejo de la deficiencia de los servicios públicos, soy una sifrina. Si marcho en una manifestación, me agreden. Si digo lo que pienso, me insultan. Si voto contra el oficialismo, el gobierno me castiga. Si no voto, la oposición me critica. Si exijo que respeten mis derechos, se burlan. Si cumplo mis deberes, me tildan de gafa. Si voy a la policía a poner una denuncia, no me paran. Si denuncio a un funcionario público, me persiguen. Si se me cae el rancho, me abandonan en un galpón. Si compro un inmueble, me lo expropian. Si alquilo un apartamento, los reales no me alcanzan para pagar el canon. Si arriendo un apartamento, no puedo sacar al inquilino. Si tengo un negocio, el SENIAT me sanciona. Si solicito un préstamo en la banca privada, me lo niegan. Si solicito un préstamo en los bancos del Estado, no hay plata. Si voy a un hospital, no hay con qué asistirme. Si tengo que hacer un trámite burocrático, me devuelven cien veces por falta de algún requisito. Si estudio en una institución pública, me adoctrinan. Si busco empleo en el sector público, me preguntan sin firmé. Si trabajo en una oficina pública, me obligan a inscribirme en el PSUV. Si trabajo en una empresa privada, me dejan en la calle en cuanto la confiscan. Si soy mensajero, me roban la moto. Si conduzco un carro, las motos se me atraviesan. Si soy peatón, ni los motorizados ni los conductores me ceden el paso. Si soy taxista, me asesinan. Si soy pasajera, me asaltan. Si vivo en la indigencia, me ignoran. Si vivo en la opulencia, me extorsionan. Si soy de clase media, me secuestran. Si soy político, me acusan de corrupta. Si soy apolítica, me acusan de ni-ni. Si ejerzo un cargo público, dudan de mi competencia. Si renuncio a un cargo público, me enjuician por desleal. Si me destituyen de un cargo público, me envían de embajadora a alguna parte. Si soy diputada oficialista, me dictan la plana. Si soy diputada opositora, no me dejan hablar. Si soy juez y sentencio a favor del gobierno, me ratifican en el cargo. Si soy juez y sentencio ajustada a Derecho, me meten presa. Si soy juez y difiero las sentencias, me jubilo con el máximo sueldo. Si soy ministra y obedezco siempre al jefe, ocupo todos los ministerios. Si soy ministra y doy mi punto de vista, me regañan públicamente. Si soy una ministra competente, me relegan. Si soy una ministra incompetente, me premian. Si soy gobernadora o alcalde del oficialismo, el gobierno central llena mis arcas. Si soy gobernadora de la oposición, no recibo ni medio del gobierno central. Si juro patria, socialismo o muerte, soy militante, miliciana y militar. Si no juro, soy una traidora. Si siendo militar me caso con el jefe y su revolución, me ascienden a general en jefe. Si me cago en la revolución del jefe, la fiscalía general me imputa... y me encarcela.