30 octubre 2007

Uribe vs. Chávez

Por Fernando Londoño

El Colombiano

No se trata de enfrentar dos personalidades, en todo tan distantes, ni de proponer un pugilato intelectual entre uno que lo es de veras y otro que no lo es en absoluto. El tema, o como dirían los escolásticos el estado de la cuestión, es la manera de vida, o la concepción del mundo -expresión tan cara a la filosofía alemana- que representa el triunfo uribista o chavista en estas próximas elecciones.

Porque eso es lo que está en juego. El Polo Democrático colombiano, y sus ocasionales y sorpresivos amigos del liberalismo, son subalternos del dictador venezolano, y no sería imaginable para Colombia otra cosa que la organización social y política del chavismo, si esos partidos conquistaran el poder.

Colombia pasaría a ser la otra Bolivia , el otro Ecuador, la otra Nicaragua suramericana. El que paga manda, también en política, y los maletines cargados de dólares, los que han circulado en los países nombrados, y por fortuna circularon sin gloria en el Perú, no sólo eligen, sino que imponen.

Para empezar, Chávez es la violencia. Su extraña carrera arranca de un sangriento Golpe de estado fallido, donde otros pusieron la sangre y él se quedó con la notoriedad.

Cuando la oposición venezolana se hizo temible por lo grande, era cosa de ver la frialdad de los matones chavistas asesinando a sangre fría la gente que en las calles de Caracas protestaba inerme contra el régimen. Y habríamos de ser tontos de capirote si ignoráramos las milicias bolivarianas, centenares de miles de validos del régimen, listos para la masacre y ordenados para sostener a sangre y fuego ese sistema de favoritismos, negociados, ineficiencia proverbial y despilfarros que es el Socialismo del Siglo XXI.

El Polo tiene santurrones estratégicos y matones de oficio. En el poder, los santurrones se desvanecen y los matones pasan al centro de la escena. Igual que en Venezuela y por supuesto igual que en Cuba, de donde vienen el estilo, la inspiración y el método.

Chávez es la lucha de clases. Por supuesto que también sangrienta. Basta oír una vez el 'Aló Presidente' para enterarse de la novedad. Por eso salen por millares los venezolanos preparados y capaces de su país, a buscar horizontes mejores. Al menos un sitio donde no los asesinen.

Chávez es la dialéctica del odio, de la revancha, del ajuste secular de cuentas. Desde Colón las tenemos pendientes los que no somos totalmente indígenas, salvándose acaso los enteramente negros. Cualquier pinta blanca en la sangre, o cualquier sospecha de mantuano presupone una condena.

Chávez es el fin de la empresa libre. Como en los mejores regímenes fascistas, la propiedad privada no desapareció en Venezuela. Apenas tiene que pagarle al régimen el peaje de la obediencia incondicional. Con los resultados conocidos.

La Nación más rica de América nada en petróleo y se ahoga en dólares, pero no tiene leche, ni huevos, ni carne, ni papa.

Y no puede mostrar una sola empresa nueva, una fábrica importante, una producción agrícola significativa, nada. En Venezuela comen los que reciben autorizaciones del poder para sobrevivir. Cada vez más pocos y cada vez más selectos, de acuerdo con los afectos oficiales.

Chávez es la inequidad social. La nueva burguesía, siempre al mejor estilo chavista, nada en dinero fácil. Los restaurantes revientan, los automóviles lujosos pululan, los capitales nuevos son tan numerosos como desafiantes. Pero la inmensa mayoría del pueblo carece de empleo y para subsistir cada uno ha de declarar que ama a Chávez como los cubanos, cada vez más miserables, aman a Fidel. El afecto al tirano es la cartilla de racionamiento.

Chávez es la corrupción. Pero no la corrupción circunstancial de gobiernos sin ética. Es la corrupción estructural e irreparable de todas las dictaduras. Y es la esclavitud. En esos 'socialismos', los de ayer, los de hoy y los de siempre, no cabe la libertad. El que quiera a Chávez, que se mida las muñecas para un buen par de grilletes. Los necesitará.

¿Y Uribe? Es todo lo que no es Chávez.

La elección más rara desde el '83

Por Pablo Dócimo

Sin lugar a dudas, estas han sido las elecciones más raras desde 1.983, aunque en algunos aspectos, podríamos decir sin temor a equivocarnos, de la historia argentina. Ya desde la campaña proselitista se podían apreciar ciertas rarezas, tanto en la oposición, que nunca fue tan débil y fragmentada, como también en el oficialismo.

Fue raro que la Senadora Fernández no atienda a la prensa y que tampoco de debates, cuando hace unos meses atrás precisamente eso era lo que le exigía el oficialismo a Macri. También fue raro como se haya permitido que el Gobierno Nacional haga campaña utilizando medios oficiales y dinero público, como el viaje a EE UU, donde se mezcló la visita a la ONU con la campaña, y ni hablar del uso de helicópteros y el canal estatal, por citar solo algunos casos.

Pero remitiéndonos al acto eleccionario propiamente dicho, aparecen una infinidad de rarezas... por ejemplo es la primera vez que es electa una mujer presidente, y también es raro que otra mujer aparezca entre los tres primeros.

Es raro que el peronismo haya obtenido un triste cuarto puesto, con apenas un 7% de votos, así como también es raro que no hayan aparecido en ninguna boleta los símbolos del Justicialismo.

Es raro que un partido centenario como la UCR no haya presentado, por primera vez en su historia, un candidato a Presidente.

Es raro que ningún candidato haya sido consagrado por una elección interna, y que el partido con el cuál se presentó el oficialismo tenga algunas curiosidades, como por ejemplo, no tener afiliados, y lo más curioso, no tiene domicilio legal constituido.

Es raro que la candidata oficial resultara vencedora en el momento más crítico del gobierno de su esposo, cuando la imagen positiva del Presidente descendió al 45%.

También es raro que sea la primera vez, desde 1.983, que las elecciones se hallan postergado una hora, como así también es raro que a las seis de la tarde se supiera quien era el vencedor cuando hubo gente votando hasta las siete y media.

Es raro que la Senadora Fernández, siendo representante en el Senado por la Provincia de Buenos Aires haya votado en Santa Cruz.

Algo raro es, además, que el candidato a Gobernador por el Oficialismo haya conseguido muchos más votos que la candidata a presidente, y que gracias a estos votos pudo superar el 40% que le permite evitar el balotaje, cuando hace unos años Cristina lo hostigaba en la Cámara de Senadores.

No menos raro es que ésta sea la primera vez en la historia que siete candidatos presenten denuncias de irregularidades. También es raro que a la media noche no se conozcan datos oficiales.

Y lo más raro, es la cantidad inusual de denuncias por faltantes y robo de boletas, especialmente de Rodríguez Saa, Carrió, Lavagna y López Murphy, pero más raro aún es que ni faltaban ni se robaban las de Cristina, cuando por una cuestión lógica, en condiciones normales tendrían que ser las que más falten, ya que fue la más votada.

En realidad, la Argentina es un País raro, y dicen que los países tienen los gobernantes que se merecen, a lo que quisiera agregar, que además se le parecen. Por eso, me animo a decir que tendremos un Gobierno raro.

SI & NO

Por Luis Marín

Por si hubiera alguna duda de que es lo mismo votar SI que NO, el gobierno va a financiar ambas, que en realidad es la misma campaña, a través del CNE. Son 90 mil millones que saldrán a disputarse los "votacionistas" (les ofende que los llamen colaboracionistas). El vil metal, que es el argumento que sustituye la falta de argumentos, que amordaza los escrúpulos y viste toda desvergüenza.

Sin embargo, estos partidos tropiezan con las dificultades propias de quien le vende su alma al Diablo. Debe ser en bloque la inscripción (el bloque del NO), con lo que ya les horroriza esta nueva confección de listas de sus militantes, incautos simpatizantes o amigos, pasto de la nueva lista Tascón, que ahora será la lista del "NO", que bien sabrá administrar el CNE, como ya lo ha demostrado en el pasado reciente. Sin entrega de almas inocentes, no money.

¿Y cómo van a convencer a las victimas potenciales? Este problema no es cualquier cosa, porque aquí no se está eligiendo nada, no hay cargos en juego, como cuando se compite por la Presidencia, en que existe la tremenda palanca de echarle la mano al botín del sector público; al hablar de gobernaciones, alcaldías y municipios, finalmente, en el tan dolido caso de la Asamblea, que los que se quejan de haberse retirado no lo hacen pensando en los pobres venezolanos (porque es evidente que la fracción de la oposición no sirvió para nada en el pasado) sino en que allí al menos algunos estarían cobrando quince y último. Cosa que con sorna les recuerdan los que se relamen allí dentro, levantando una mano y extendiendo la otra para cobrar: ¡Qué manera tal fácil de ganarse un millón diario!

Si hasta al régimen le resulta cuesta arriba mover a sus huestes, por lo que usa ofertas engañosas para tratar de disfrazar el interés personal del déspota tras algún camuflaje de interés colectivo. Desde un sistema de seguridad social que no han hecho en diez años a la famosa oferta de 6 horas de jornada laboral son una farsa, no sólo porque puedan avanzar sin cambiar la constitución, sino porque no resuelve nada en un país en que el problema es el desempleo y el subempleo. Para el sector informal no hay jornada laboral que valga. Por otra parte, reducir la jornada manteniendo los salarios lo que se hace es encarecer la hora de trabajo y el primer afectado es el mismo Estado que es el mayor empleador. Para el trabajador se hace más difícil conseguir empleo en el sector privado y al empresario le aumentan los costos por partida doble, pagando más por la hora y tener que implementar turnos para cubrir la jornada completa.

Por el lado de la oposición oficial, no deja de producir cierto desaliento que aún se ponga como ejemplo de que vale la pena votar, lo bien que les fue con Rosales en las elecciones de diciembre, sobre todo por el "músculo político" que exhibe hoy en día ese candidato. Peor es cuando argumentan que se pudo sacar a Pinochet de la presidencia mediante elecciones. Olvidan cándidamente que Pinochet no era comunista, que no intentaba imponer un régimen totalitario en Chile y que ciertamente tenía límites, sino personalmente, al menos por las fuerzas que lo apoyaron, como la democracia cristiana, amén de la influencia de la Iglesia Católica, por no insistir en que Chile es un país de instituciones, justamente de lo que adolece Venezuela.

Llamar a "votar y defender el voto" es estúpido, no sólo porque eso no se hizo el 15A de 2004, ni el 3D de 2006, sino porque ahora las condiciones electorales son infinitamente peores que las de entonces. Por ejemplo, el mecanismo de transmisión de datos de la CANTV ahora también está en manos del régimen; la fuerza militar que custodia el proceso ahora saluda con un estentóreo "socialismo o muerte"; todas las estaciones de televisión, con una sola honrosa excepción que confirma la regla, obedecen al dictado oficial y si todo esto fuera poco, el registro electoral se sigue adulterando, los presidentes de mesas son en su mayoría funcionarios interinos, no se permite ninguna auditoria sobre los mecanismos del proceso, que ahora son secreto de Estado y no habiendo propiamente una campaña electoral, ni siquiera hay testigos de mesa, como se aseguró que existirían en diciembre, lo que resultó otra pequeña mentira blanca del trío calavera.

La bien intencionada propuesta de impedir que se realice el referéndum no es realista, ni viable, como no lo es "la marcha sin retorno", que se parece mucho al mito de la huelga general, que alcanza a insuflar la imaginación colectiva, pero no se ha concretado jamás en la realidad.

De manera que sólo va quedando la abstención activa y militante como la única actitud política y moralmente correcta ante el fraude constitucional y electoral continuado que ha impuesto el régimen. Cualquier otra posición, no resiste el menor análisis; pero ¿cómo se puede observar esta posición sin romanticismo?

El problema principal es poner en evidencia el vacío electoral, demostrarlo. El proceso electoral quedaría reducido a lo que es: un acto unilateral del régimen para verificar su capacidad real de movilización de sus propios efectivos, una manera de constatar si tiene el control real de una parte significativa de la población. De acuerdo con sus resultados anteriores, no debería pasar del 20% por lo que se vería obligado a potenciar el fraude hasta llevarlo a extremos inverosímiles, imposibles de disimular, ni ante ellos mismos.

Que vayan solos, para ver qué tienen en verdad, sin arroparse tras los votantes de la verdadera oposición. Esto no parece gran cosa, vista la naturaleza del régimen, pues no puede olvidarse que en las elecciones de gobernadores y alcaldes, frente a una abstención mayor al 75% se dio una prórroga cuando no había nadie en las mesas y empezaron producir votos virtuales, mientras el CNE decía descaradamente que estaban votando todavía, aunque nadie podía ver los electores. Por ahí pasaron más de 500 mil "votos".

Esto pone en el tapete la pregunta esencial. ¿Tiene algún valor la realidad? El sentido común indica que termina imponiéndose, por encima de mentiras y manipulaciones. ¿Puede un sistema fraudulento funcionar prácticamente? Está claro que no, más temprano que tarde se revelará inoperante. Pretendiendo la aprobación de la constitución totalitaria por una supuesta mayoría, al tratar de aplicarla tropezarán con la realidad de que nadie va a aceptar confiscaciones de buena gana, ni el trabajo voluntario gratuito, el adoctrinamiento de sus hijos, ni convertirse en socialistas por decreto: el sistema resultará inviable.

El problema termina siendo práctico: cómo convertir el rechazo general en acciones políticas concretas, que conduzcan al establecimiento de un sistema de garantías legales para todos los ciudadanos.

Por el momento, el reto es construir el vacío electoral que demuestre que el pueblo venezolano no convalida el fraude constitucional, ejercer una suerte de monitoreo para verificar los niveles de abstención, para lo que sirven incluso los testigos que puedan infiltrarse dentro del hermético sistema del CNE, la observación de los centros electorales por los vecinos y cualquier otro medio de prueba disponible y, aunque parezca increíble, los mismos partidarios del régimen tendrán que verse cara a cara con su realidad, más allá de la fantasía que les han vendido y que ellos aparentan creer de que son "mayoría".

El vacío electoral es tan notorio, como ocultos son los votos que se depositen pulsando el botón de una máquina de Smartmatic. La gran ventaja es que en el agujero negro del vacío electoral no sólo se perderán las pretensiones hegemónicas del régimen sino los supuestos millones de votos de la leal oposición a su majestad. A la vista de todos, como el Rey Desnudo.

Cortesía de Democracia Cristiana

De ciudadano a súbdito

Por Valentín Arenas Amigó

Cambiar el modelo completo de sociedad de un Estado, o sea, de República Democrática de Venezuela a República Comunista de Venezuela, no es lo mismo que elegir un candidato para concejal, alcalde, gobernador, diputado o Presidente.

En las elecciones el candidato que obtenga una mayoría gana pero ninguno de ellos si lo hace mal cambia el modelo de país. Sin embargo, lo que se juega ahora Venezuela y usted como ciudadano libre en la consulta-plebiscito-que, de prisa y a la brava, se tiene programada para el mes de Diciembre es demasiado. Lo que nos estamos jugando es si Venezuela seguirá siendo una República Democrática o pasará a ser una República Socialista. En la primera usted conserva sus derechos actuales como ciudadano de un país libre, elije a sus gobernantes, dispone de su propiedad, educa a sus hijos y decide su futuro como lo ha venido haciendo hasta ahora. En la segunda pasa de ciudadano a ser un “SÚBDITO” del Estado y por lo tanto usted podrá hacer solo aquello que el Dictador de turno le permita hacer porque su voluntad es la Ley. Usted pasará a ser sujeto de las obligaciones que le imponga el Estado y dejará de ser un ciudadano libre con derechos que el Estado está obligado a respetarle. Tan sencillo, simple y grave como esto.

Ahora bien, un cambio de “tamaña naturaleza” no le puede ser impuesto a una sociedad, ni a la venezolana ni a ninguna otra, con el voto favorable de una minoría de ciudadanos pues todos por igual, y no solo quienes voten SI, serán afectados. Un cambio tan radical necesita ser compartido por una mayoría muy importante de la sociedad que apruebe abrumadoramente el cambio hacia esa nueva forma vida en la que el venezolano pasa de ser un ciudadano con derechos a ser un súbdito del Estado que tendrá solo deberes. Este cambio tan radical-Democracia o Comunismo-exige además de esa mayoría masiva que tal mayoría no sea producto de un fraude sino de la decisión, pensada y libre, de un ciudadano dispuesto a aceptar para él y para su familia la nueva condición de “súbdito” que era la que tenían las personas en las monarquías absolutistas en las cuales el Rey era el Soberano.

Fue después de la Revolución Francesa cuando el pueblo pasó a ser el Soberano y tuvo el derecho de elegir a quienes lo gobiernan y a ejercer sus derechos como persona y como ciudadano. Con la nueva Constitución el Presidente usurpa la condición de Soberano y designa “a dedo” a quienes van a gobernar a nivel municipal y regional, dispone de los recursos del Banco Central, etc., etc. Y el único que se quedará para siempre en el cargo pues pasa a ser el mismo Soberano que eran los Reyes en la Edad Media. Un inmenso retroceso histórico al cual no es posible llevar a un pueblo si no es por la vía del fraude o de la fuerza pues voluntariamente nadie acepta esto. Este régimen prefiere manejarse con el fraude que equivale a una fuerza encubierta. Por eso hay que crear la “matriz de fraude” ANTES de que este ocurra.

Roa Bastos: vida, obra y pensamiento

Por Delfina Acosta

Un libro trascendente, sin lugar a dudas, es ROA BASTOS - Vida, obra y pensamientos, editado por Servilibro. La ciclópea tarea de juntar un universo de testimonios y palabras en torno a la figura de nuestro máximo escritor la llevó adelante Antonio Pecci, periodista galardonado en el año 1999 con el Premio “Santiago Leguizamón”.

Pecci se ha especializado, como investigador, en el área cultural y el de memoria histórica.

Un libro de grandes proporciones humanas, artísticas, vivenciales y literarias, es éste.

Diez entrevistas realizadas por Antonio a Augusto Roa Bastos nos muestran el perfil de un escritor en sus diferentes mundos. La reflexión sobre el Paraguay maniatado por la dictadura, la voluntad creativa, la existencia humana en su rostro descubierto y en sus más horribles máscaras hallamos en las páginas de la obra.


Particularmente, pienso que Augusto Roa Bastos fue el escritor necesario para nuestro país, que, desde la Guerra contra la Triple Alianza, debe inventarse cada día con la finalidad de sortear, a como dé lugar, sus desesperanzas. Hijo de hombre es el libro que nos “describe” desnudos ante el mundo y la historia.

En la obra de marras, el lector puede apreciar fotografías que corresponden a distintos momentos de su vida familiar, personal, social, literaria y pública.

¡GRACIAS, PARTIDO COLORADO!

Gabriel García Márquez dice de él lo siguiente: “Iluminó los conflictos sociales, políticos e históricos de nuestro continente”.

“Augusto fue echado del Paraguay por el Partido Colorado en 1947 y en 1982. ¡Gracias Partido Colorado! ¡Gracias por haber colaborado (involuntariamente, es cierto) con nuestro máximo escritor, para hacerlo más grande todavía, al escribir en el exilio uno de los textos literarios fundamentales para América y el mundo: ¡Yo El Supremo!”, escribe Carlos Colombino

Destacadas figuras (intelectuales, artistas y escritores ) dan su versión personal del ser humano y del escritor que fue el autor de Hijo de hombre. La cronología vital de Augusto Roa Bastos es de vital interés para conocer el mapa de su existencia. Mucho valor tienen los fragmentos de “Un recorrido por su producción poética y narrativa”, firmado por Osvaldo González Real.

“Pienso en el talento de Augusto Roa Bastos, que se dilata cada día más en el universo literario universal. Se modula su nombre con admiración y con respeto como autor de algunas de las más celebradas novelas entre las que sobresale Yo el Supremo, editada en 1974. Desde entonces se lo estudia del derecho y del revés - tal como el autor lo hiciera con nuestra historia -por los más pintados especialistas que coinciden en esta afirmación rotunda: es una de las mejores creaciones literarias latinoamericanas de todos los tiempos”, escribe, entre otras palabras, el escritor y periodista Alcibiades González Delvalle.

28 octubre 2007

¡No volverán!

Por Liliana Fasciani M.

¡No volverán!, es el grito de guerra de los chavistas. ¿A quiénes se refieren con esta frase lapidaria? A los partidos políticos que protagonizaron el Pacto de Punto Fijo, gracias al cual ambas organizaciones se turnaron el poder a partir del derrocamiento del Gral. Marcos Pérez Jiménez, en 1958, hasta el triunfo electoral del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, en 1998.

Pero una organización política no existe sin individuos, y estos individuos no son -no pueden ser- siempre los mismos, por razones obvias. Las instituciones cambian en la medida en que sus integrantes -dirigentes y militantes- van cediendo espacios a las nuevas generaciones. Esta circunstancia ya implica cambios en la manera de hacer política, en la actualización de conceptos esenciales -libertad, democracia, derechos, alternabilidad-, en la evolución de las ideas y en la formulación de nuevas propuestas.

Sin embargo, aunque Acción Democrática y Copei no sean -porque no son- ni la sombra de lo que fueron cuando Rómulo Betancourt y Rafael Caldera dirigían sus respectivas actividades políticas, aunque se hayan extinguido o mantengan una suerte de existencia vegetal partidos como URD, MIR y MEP; aunque otros sobrevivan con objetivos distintos de aquellos que marcaron su nacimiento, como es el caso del MAS y Causa R; aunque en el ínterin hayan surgido Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo como nuevas opciones, amén del muy antiguo y respetable Partido Comunista Venezolano, decir ¡No volverán! es negarle participación efectiva a cualesquiera de estas organizaciones.

¡No volverán! significa que ningún otro partido político distinto del partido chavista -ese que aún no termina de crearse, pero que existe "de hecho"-, y ningún otro ciudadano, puede o debe aspirar a ser gobierno en Venezuela. Significa, concretamente, que yo, venezolana por nacimiento, mayor de edad y de este domicilio, si promoviere mi candidatura a una alcaldía, a una gobernación, a una diputación, o a la Presidencia de la República, ya sea como militante de un partido político, ya sea en forma independiente, no tendría -según esa sentencia del chavismo- derecho a postularme. No por incurrir en algún tipo de inhabilitación prevista en la Ley, sino porque en el imaginario neorevolucionario, me inhabilitaría para dicha candidatura mi condición de opositora del actual gobierno, mi condición de hereje con respecto a la ideología socialista.

¡No volverán! condena, por igual, a los políticos de oficio y a los ciudadanos políticos, a los viejos partidos y a los nuevos, a no pretender la mínima aproximación a los asientos del poder. ¡No volverán! quiere decir que quienes en este momento ejercen todos los cargos del Poder Público nacional, quienes ocupan todos los puestos burocráticos y quienes desempeñan funciones públicas, desde el Presidente de la República hasta el portero de cualquier Mercal, no piensan en la caducidad de sus gestiones. Sencillamente, porque están seguros de haber llegado al poder "para quedarse".

¡No volverán! es, en definitiva, la más concreta y rotunda negación del precepto contenido en el artículo 6 de la Constitución de 1999: "El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables".

Globalización y medios

Por Pablo Dócimo

La década los 90 se caracterizó, entre otras cosas, por la globalización. Si bien este fenómeno incluye una gran cantidad de aspectos como el cultural, social, o económico, encontramos que el campo de los medios de comunicación no es solamente el más amplio y representativo, además, es uno de sus estandartes o referentes, dado que por sus características se nutren mutuamente.

También en estos años se han alzado muchísimas voces, algunas a favor y otras en contra, especialmente desde los países tercermundistas o subdesarrollados. Pero, ¿se justifican estas criticas? ¿En que medida perjudica o beneficia la globalización a los países en vía de desarrollo?

Llama poderosamente la atención que gobiernos de países autodenominados “progresistas” o “socialistas”, quienes se autocalifican como los más perjudicados, no sólo utilizan estos medios, sino que también se encargan de manejarlos, ya sea desde agencias de noticias, diarios, radios, canales de televisión e inclusive Internet, como en Cuba, sino que también los controlan o censuran como en Venezuela, utilizando o tratando de utilizar, como en este ultimo caso, los medios en su favor con un corte netamente político-propagandístico, especialmente en aquellos medios manejados por el estado. Este ultimo caso lo podemos apreciar claramente en Argentina con la televisora estatal.

Sin embargo, la globalización de los medios de comunicación, que en su totalidad es desarrollada técnicamente por los países centrales, (EEUU, Alemania, Francia, Holanda, Japón, etc. ) permite a los habitantes de países subdesarrollados, no sólo a acceder a noticias, información, deportes o hechos culturales de todo el mundo en TV por cable, satelital o Internet, sino que también les permite por estos mismos medios difundir hechos que acontecen en sus países.

Este intercambio cultural, prácticamente instantáneo, no es bien visto en general por intelectuales, en su mayoría “progresistas”, quienes sostienen que cuanto más poderoso es el país emisor, más posibilidades tiene de invadir cultural e ideológicamente a los países más pobres o receptores.

En este punto sería conveniente analizar dos aspectos; el primero es el estrictamente técnico, en este sentido podríamos decir que nos es sumamente beneficioso, ya que podemos acceder, como dijimos antes, a infinidad de información (cultural, social, científica, etc.) de una manera mas práctica, rápida y fácil.

El otro punto a tratar sería el cultural o ideológico, pero ¿no se estaría desviando el foco de la discusión?

Porque parecería que se está atacando a las “consecuencias” y no a las “causas”, error muy frecuente y común en los países subdesarrollados. Esto, dicho en otras palabras significa que la responsabilidad de que los supuestos mensajes ideológicos-culturales emitidos por el emisor dependen directamente del receptor para que surtan efecto o no. O sea que si un país esta bien constituido culturalmente sería muy difícil que se deje invadir ideológicamente, y esto depende pura y exclusivamente de cada país.

También llama poderosamente la atención que muchos que critican a los medios de comunicación y su globalización los utilicen para difundir sus ideas, por ejemplo partidos de izquierda o, como el caso del investigador Cees J Hamelink, actual presidente de AIERI (Asociación Internacional para el Estudio de la Comunicación Social) quien sostiene que existe un marcado desequilibrio en el intercambio de comunicaciones entre los países centrales y los del tercer mundo.

Hamelink no solamente obvia que gracias al desarrollo tecnológico tiene la posibilidad de acceder masivamente a todo el mundo, sino que también omite que el desequilibrio se produce precisamente por la generación propia de hechos que despierten interés general, social o cultural de cada país. Por ejemplo, no son la misma cantidad de hechos científicos, sociales o culturales que se generan en Japón, Alemania o Francia que los que se generan en Paraguay, Perú o Bolivia.

Esta misma comparación la podríamos aplicar entre estos países y Argentina; por consiguiente la globalización nos permite tener al alcance de la mano infinidad de herramientas, que depende de quién y cómo las use podrán ser beneficiosas o no. Esto depende de la formación intelectual y cultural de cada individuo y por carácter transitivo a la sociedad en general; por ejemplo a nadie se le ocurriría pensar que los medios de comunicación, potenciados por la globalización, sean malos para difundir el tango por el mundo, por citar un caso.

Pero retrotrayéndonos en el tiempo, nos podríamos trasladar a la década de los 50, cuando comienza el auge de la televisión en el mundo. Adorno y Horkheimer, quienes eran dos sociólogos provenientes del denominado Grupo Frankfort, crean el concepto de “Industria Cultural”. Ellos sostienen que la industria cultural proporciona en todas partes bienes estandarizados para satisfacer a las numerosas demandas a las que se deben responder mediante la estandarización, y sostienen que se produce un quiebre en la cultura; y aquí es donde encontramos ciertas similitudes con las criticas a la globalización.

En primer lugar llama la atención que los miembros del Grupo Frankfort que son de tendencia notoriamente marxista, no solo critican el sistema y el lugar donde se desarrollan que es EEUU, ya que fueron expulsados del partido comunista alemán por el Reich, sino que tampoco compartían el sistema de popularización de aparatos de radio y televisión aludiendo que iban en perjuicio de la cultura, cuando omitían que precisamente gracias a la popularización de televisores, por ejemplo, cualquier persona común podía disfrutar de conciertos, hechos culturales, eventos deportivos y hasta de la llegada del hombre a la luna.

Otra contradicción que encontramos respecto a quienes critican a la globalización o a los medios de comunicación es que en los países del este europeo durante la época de la guerra fría, y en muchos países tercermundistas o árabes, quienes serían los supuestos damnificados, los diarios, radios y en especial la televisión eran o son en la actualidad utilizados para propaganda política, cuando en los países desarrollados, si bien persiguen fines comerciales, existen numerosos medios de comunicación privados y no existe la censura previa; sí un marco legal y un ente regulador por parte del estado.

Otro aspecto de la globalización que no es muy tenido en cuenta es el económico derivado de la evolución tecnológica y que desemboca en una reducción de costos materiales. Esto determina que tanto empresas, grupos inversores e inclusive cooperativas puedan tener como emisores, más acceso a equipos, tanto en calidad como en cantidad. Un ejemplo claro y palpable seria que hoy, por citar algunos casos, un colegio, entidad religiosa, u ONG, puede tener acceso a un equipo transmisor de FM; este fenómeno lo podemos apreciar viendo la proliferación de numerosas emisoras barriales o “alternativas” en muchos países, donde tienen posibilidades de alcanzar un medio de comunicación masivo ciertos sectores de la población que en otra época hubiese sido impensado. Es indiscutible que esta posibilidad es gracias a un desarrollo técnico que nace en los países centrales e indirectamente beneficia de alguna manera a los países subdesarrollados.

Para concluir cabría una reflexión. ¿Como seria hoy la vida en los países subdesarrollados si no hubiesen tenido acceso a los satélites, fibra óptica, radares, computadoras, radio, cine, televisión, teléfono o sencillamente a la electricidad? No nos olvidemos que todas estas cosas fueron inventadas y desarrolladas en países centrales y gracias a la globalización están a nuestro alcance.

De ser así, seguramente estaríamos viviendo de una manera mucho mas precaria y primitiva, como lo hacen muchas aldeas de aborígenes en algunos lugares del mundo, yendo en contra de la esencia humana, que es la evolución.

Mensaje sin destino

Por Teódulo López Meléndez

Escribo para hoy, pero también para mañana. No pretendo que se me entienda hoy lo que escribí para mañana. En esto no soy una excepción: he dicho muchas veces que a los intelectuales o no se nos escucha o no se nos entiende o simplemente se nos desprecia, lo cual, obviamente, no nos calla.

Comienzan a mostrarse signos de impaciencia social, más allá de las circunstancias políticas. Están allí, a la vista de todos, pero sin que nadie los vea en toda su complejidad y poder explosivo. Esta primera impaciencia tiene que ver con el día a día de los venezolanos. Ya se nos ha hecho rutina la calle en mal estado, las aguas negras que circulan, la falta de vivienda o el peor de todos, la inseguridad que cobra vidas a mansalva. Son muchos, casi innumerables, los factores que perturban a la población, a los que ahora se suma uno mortalmente peligroso, la escasez. Comenzamos a ver largas e impacientes colas ante un proveedor ante el rumor de que llegó la leche y comienza a asomarse la reacción violenta ante el sacrificio del madrugón insatisfecho. La gente, ahora tocada en la alimentación, se está irritando hasta tal extremo que presagia o imita o reproduce los signos que nadie vio y que estuvieron allí en los días previos al Caracazo. Estamos ante los síntomas de una explosión social. Permítaseme aquí una digresión: el responsable de la alimentación, seguramente con la mejor buena voluntad, es un general de apellido Oropeza que ejerce la titularidad del Ministerio de la Alimentación y que para tal ejercicio luce su uniforme. Esto es, se identifica el uniforme militar con un problema grave de perturbación social. El general Oropeza seguramente es un funcionario dedicado, pero nadie puede controlar el problema con la política gubernamental de aplastar a los productores, de sembrar miedo inhibidor de la inversión y de establecer controles que atan la producción nacional. Diría yo, que una buena medida del Alto Mando Militar sería la de desligarse de este asunto retirando al general Oropeza de ese cargo. Si a tanto no se atreviesen me permitiría comentar, si la situación no fuese tan grave, que actuaran como en el cuento archiconocido, que vendieran el sofá, lo que aquí equivaldría a pedirle al general que trabaje sin su uniforme.

Terminada la digresión, vuelvo a decir que si no vemos los síntomas estaremos pecando gravemente de ceguera. A esos síntomas inocultables se suma la crispación política. Una alimentada por los extremistas, por los detestables extremistas, siempre parecidos, aunque sean de signo contrario. Lo que hemos escuchado en la Asamblea Nacional es la manifestación patética del resentimiento, de la frustración y de la actuación legislativa como ejercicio terapéutico, de la venganza contra los fantasmas propios y ajenos, contra los naufragios personales, contra los malogros a los que la indigencia intelectual los condujo.

Del otro lado ya no se habla de abstención, sino de impedir el referéndum “por todos los medios a nuestro alcance”. Hago memoria y no encuentro caso alguno en que se haya logrado impedir una elección. Para no llenar este texto de ejemplos digo, simplemente, que por allá por los años 60 el aparataje militar del MIR y del PCV ordenó atacar a las elecciones y elecciones hubo. Aquí al lado, en Colombia, las FARC han asesinado a 26 candidatos a las elecciones locales –hasta donde tengo noticias- y en Colombia hubo elecciones. Decir que se impedirá una votación, como gesto de rebeldía, sabotaje o respuesta política es simplemente aventurerismo y, si la palabra cabe, una patética manifestación de ingenuidad.

¿Es este el país de los Escarrá? Uno en el gobierno y otro en la oposición, ambos haciendo de las suyas. Mi posición personal está más que clara: el día del referéndum iré a votar NO. En un gobierno democrático normal creo absolutamente en el voto. En un gobierno autoritario como el que tenemos sólo creo en el voto como estrategia. Votar no excluye la protesta. Es más, he insistido en que debemos votar bajo protesta. Hasta sugerí ir a votar con un pañuelo en la nariz, millones de venezolanos tapándose las narices en el momento de utilizar el sufragio como arma de denuncia contra un régimen salido de cauce. Iré a votar, pues, porque es la vía estratégica correcta. Sólo que este país está lleno de extremistas y de gente sin sentido. Ahora recuerdo la amenaza sesentona de disparar contra la fila de votantes y me pregunto cuál de los dos Escarrá “disparará” contra la fila de votantes donde este humilde ciudadano estará esperando para ejercer su voto-protesta.

Los grupos armados obligan a los opuestos a armarse. Las agresiones obligan a los agredidos a agredir. La violencia deja de ser monopolio de quien se siente respaldado en sus acciones por el gobierno. Cuando la violencia se generaliza ante los ojos impávidos de quienes tienen el poder de las armas por mandato constitucional, convertidos en observadores pasivos, los observadores pasivos se convierten en cómplices y auspiciadores de la violencia. Es precisamente a poner término a esta complicidad pasiva con la violencia a una de las cosas que he llamado.

Esta es una sociedad desmadrada. No hay límites institucionales. Se procede al capricho y no conforme a normas de convivencia. No hay mayor violencia que la imposición de un sistema de vida y de un cuerpo normativo contra la voluntad de al menos la mitad de la población. Eso se llama terrorismo de Estado. Sobre una Constitución no hay mayoría que valga. Una Constitución es el resultado del consenso o no será aceptada. Y si una Constitución no es aceptada termina el diálogo y comienza el enfrentamiento fraticida. Comienza así la dictadura de la mayoría, de una supuesta mayoría o de una mayoría engañosa, es decir, la peor de las dictaduras. Se resistirá a la dictadura y las consecuencias serán de muerte, sangre, dolor y sufrimiento.

He titulado “Mensaje sin destino”, sin pensar inicialmente en Don Mario Briceño Iragorry, a quien reconozco, pues formó parte de esa pléyade de intelectuales lúcidos que visualizó la nación. Cuando me doy cuenta de que he titulado así celebro las jugarretas de mi cerebro de escritor, pues era Don Mario católico ferviente y ahora tenemos a los obispos, calificados como“fascistas con sotana” y “enemigos del pueblo”, con las manos en las cuerdas de las campanas, unas que están intactas y poderosas, unas que tientan a monseñor Arias Blanco.

Autos Epha: lo ha dicho él

Por Marcos Carrillo Perera

Se cuenta que el sabio Pitágoras sólo se reunía con sus discípulos luego de varios años de noviciado, durante los que les enviaba las lecciones refrendadas con la frase Autos Epha que significa "lo ha dicho él", razón por la que no cabía discusión sobre lo allí expuesto.

El espíritu de subordinación y la tragedia individual que han demostrado los miembros de la írrita Asamblea Nacional frente al proyecto de reforma constitucional, ha remedado de forma babosa la fórmula con la que se reverenciaba al ilustrado presocrático que marcó para siempre la historia intelectual de la humanidad.

Hubo varias cosas lamentables en esa sesión. Una de ellas fue la iliquidez retórica de los participantes, que hubiesen hecho un ridículo histórico frente a Demóstenes cuando era tartamudo.

Pero, más allá de este aspecto formal, todo el que observó el debate sobre el artículo relativo a la reelección perpetua pudo notar que las intervenciones (no argumentos) a favor del antojo presidencial tuvieron un solo fundamento: Autos Epha.

Fue un torneo para determinar quién era el más capaz de manifestar el máximo alarde de jalabolivarianismo del que se haya tenido noticia, y que llegó al paroxismo cuando una diputada anónima se preguntó desventurada, como llamando al chapulín colorado, "¿y qué vamos a hacer nosotros sin Chávez?" (¡!).

No hubo una persona que pudiera esgrimir una explicación racional y razonable que sirviera de sustento de este artículo, ni mucho menos un remoto intento de fundamentar la propuesta con criterios de validez universal. Se repitió hasta la saciedad su carácter de dogma. La reelección no es un problema político para ellos, es un problema de fe. Todos apelaron a ensalzar la receta inventada por el capricho de quien se cree el Pitágoras de Sabaneta, e invocaron la necesidad de someterse a sus designios como única garantía "para la construcción de la utopía".

Los diputados demostraron no representar a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Fueron solo una caja de resonancia del capricho presidencial. Es por ello que, sencillamente, no hubo debate, salvo por la intervención de los recién levantados de Podemos, que vienen a descubrir el triángulo isósceles a estás alturas.

Una Constitución es ante todo un pacto de ciudadanos, un acuerdo de convivencia y tolerancia. Además de que, como hemos sostenido, el contenido de esta reforma es antidemocrático, el procedimiento utilizado para su aprobación es el más grande engaño jamás visto, pues ha sido producto de formas que han evadido toda transparencia, participación y rendición de cuentas a la ciudadanía.

La sumisión de la Asamblea al Autos Epha presidencial corrobora la vocación totalitaria de este régimen y sus secuaces, a quienes los conceptos de democracia, pluralismo y tolerancia les son tan ajenos como los de hipotenusa, cateto o ángulo.

"Lo que él ha dicho" no tiene valor alguno en una democracia si no respeta los principios que la sustentan, entre ellos la obligación de discutir ideas plural y libremente. En la democracia del siglo XXI no se puede fundamentar nada sobre la idea de Autos Epha, no sólo porque el sistema de participación no lo permite, sino porque quien nos gobierna no tiene ni una de las cualidades de Pitágoras.

El recomienzo de la Historia y la Reforma Constitucional

Por Emilio J. Urbina Mendoza

Acabo de terminar la lectura del último libro de Ralf Dahrendorf, El recomienzo de la historia. En la obra editada a mediados de 2006, el premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales de este año diserta -desde la óptica liberal no marxista- lo que ciertamente significó 1989 y la caída del Muro de Berlín.

La historia no se partió en dos para esfumarse, tal y como lo recalcó Fukuyama en 1992 con la tesis escatológica que copó los escenarios académicos y políticos postguerra fría. La historia, entendida en el horizonte futurable de las ideas, como el motor de la humanidad más allá de la referencia temporal, quedó librada de la tiranía marxista como cristal de lectura para todas las esferas vivenciales. Lección que apenas muestra sus esbozos, escondiendo una fortaleza. En fin, Dahrendorf sentencia la muerte de la herencia de Marx como esperanza de felicidad. Y en este deceso, "el mundo se puso nuevamente en movimiento".

Al finalizar la conflagración este-oeste se pensó que el sistema capitalista había copado al orbe bajo una especie de triunfo emblemático. Ciertamente, el modelo de economía libre hizo gala hegemónica en estas dos últimas décadas. Una realidad que ha librado a la economía mundial de los pesados déficit que acarrea el estado de bienestar y las múltiples fórmulas artificiosas de intervención sobre el mercado. Sin embargo, como bien lo desluce Dahrendorf, la creencia de un capitalismo victorioso dejó escapar algunas cepas del materialismo dialéctico, mutándose éste último como virus peligroso.

Veamos sus síntomas. Lo primero que debe preocupar a todo intelectual y en fin a todo profesional que usa, abusa y desusa la ciencia, en ese germen marxistoide, se vincula a la libre -y a veces inconsciente- militancia del pensamiento único sea cual sea su color (vgr., el pensamiento único chavista). La binariedad en las opciones de la vida, es decir, en el arrinconamiento de las soluciones a nuestros múltiples problemas hacia dos posibilidades, no sólo es metodológicamente dialéctica marxista, sino la trampa radical que cierra los espacios para la verdadera liberación humana ubicada en la multiplicidad de visiones.

El segundo síntoma se relaciona a la creencia ciega sobre imaginarios que todavía dan crédito a la intervención de "manos ocultas" en nuestras biografías personales o sociales. Simplemente, la realidad es consecuencia de nuestras acciones u omisiones.

De las patologías descritas, en este contexto de la reforma constitucional, nos preocupa la primera. El Señor Presidente, en medio de la turbulencia política de su socialismo del siglo XXI, juega al retroceso histórico. Ya ha logrado dividirnos entre los que están a favor y los que nos oponemos a su reforma constitucional. Sin embargo, el quid del asunto se ubica en la aceptación tácita de la disyuntiva, castrando cualquier otra opción que lance al traste tanto el proyecto de reforma como la bolivariana de 1999.

Sin darnos cuenta, cuando el Presidente nos margina entre quienes aprueban o desaprueban su proyecto, en el fondo nos pone a aceptar cualquiera de sus versiones constitucionales del país, es decir, o aceptamos al Chávez de 2007 o nos quedamos con el Chávez de 1999. Obviamente no es una elección agradable. Es por estas razones que nuestro "no" a la reforma debe racionalizarse en un "no" abierto hacia otras posibilidades que los rincones ofrecidos por Chávez en dos momentos históricos diferentes.

Reforma del artículo 337 es un retroceso en materia de DDHH

Por Juan Francisco Alonso

El Universal

Juristas internacionales rechazan el cambio que a los estados de excepción propuso el Parlamento(Kisai Mendoza).

Comisión Internacional de Juristas rechaza el cambio.

Como un "serio retroceso en materia de protección de derechos humanos", calificó la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) la reforma que la Asamblea Nacional acordó realizarle al ar- tículo 337 de la Constitución, para permitirle al Gobierno suspender los derechos al debido proceso y a la información durante los estados de excepción.

Wilder Tayler, secretario general del organismo que agrupa a los profesionales del Derecho más reconocidos del mundo, le envió una carta y un documento a la presidenta del Parlamento, diputada Cilia Flores, en la cual afirmó que la norma actual "otorgaba a los habitantes de Venezuela mayor protección frente a posibles abusos de poder en situaciones de emergencia" y, por ello, le solicitó mejorar la propuesta de cambio.

"Es recomendable incluir explícitamente en la Constitución una disposición en la que se enumeren los derechos que no son susceptibles de ser suspendidos en caso de estado de emergencia. Ello contribuiría a otorgar seguridad jurídica sobre los derechos que no pueden ser derogados en casos de emergencia y contribuiría a la claridad sobre los derechos intangibles. En caso contrario podrían surgir diversas interpretaciones sobre el alcance del artículo 337", advirtió el CIJ, en su texto de nueve páginas.

Seguidamente el organismo, con sede en Berlín (Alemania), recomendó a los legisladores agregar a la norma la prohibición expresa de suspender los derechos a la libertad de pensamiento, conciencia y religión; a la nacionalidad; a la protección de la familia y los niños; no ser condenado por un delito que no estuviera previsto previamente en la ley, a la presunción de inocencia, a ser sometido a un proceso justo y por un tribunal imparcial e independiente y a no ser sometido a esclavitud, entre otros.

Asimismo, la CIJ recordó que la Corte Interamericana de Derechos Humanos hace veinte años señaló que recursos como el hábeas corpus (acción en la que un detenido solicita a un juez que con prontitud determine si su arresto es legal o no o en la que su defensa exige que se le informe quién lo detuvo y dónde lo mantiene) debe mantenerse en vigencia aun en situaciones de crisis.

La agrupación internacional también advirtió a los parlamentarios que si aprueban la reforma al artículo 337, tal y como la anunciaron el pasado 12 de octubre, entonces Venezuela violaría tratados y pactos internacionales que ha firmado y que ha aceptado respetar.

Aunque en el texto la CIJ no se refiere a las modificaciones realizadas a los artículos 338 y 339, donde se eliminan los límites temporales que podrán durar los estados de excepción y la obligación de que el decreto que declare una emergencia cumpla con lo establecido con los acuerdos internacionales, en su documento señaló que declaratorias de crisis ilimitadas y que no respeten los dictámenes de los tratados internacionales son contrarias al derecho internacional.

Por último, el organismo se puso a disposición de los diputados para suministrarles cualquier información adicional que puedan requerir.

El rostro golpeado del estudiante

Por Eliécer Calzadilla

Correo del Caroní

La imagen a color ocupó las primeras páginas de los principales diarios del país. El fotógrafo congeló el instante en el que Yon Goicoechea, dirigente estudiantil de la Universidad Católica, era golpeado en el rostro.

Un rictus de dolor, automático, como una máscara instantánea y transparente, cubre todo el rostro del joven golpeado. Una turba que supuestamente quería debatir ideas, al comienzo de un debate que jamás empezó, usó los únicos argumentos que manejan: el odio, los puños, la violencia.

A mí nunca me había dolido tanto un golpe como este golpe en el rostro de Goicoechea. Vi a mis hijos heridos por el puño del poder criminal y abusador. Me vi a mí mismo silenciado a golpes por un delincuente al que aplauden ministros, diputados, periodistas y políticos del régimen. Mirando esta foto de Goicoechea he visto el rostro amoratado de Venezuela, con hilos de sangre en la boca, causados por las botas asesinas de quienes no entienden de pluralidad, de democracia, de disidencia. ¿Esta es la revolución? ¿Es este el socialismo chavista del siglo XXI? ¿Actuar como Somoza, Pinochet, Videla y Fidel Castro es revolucionario?

Sostengo que los que golpearon al joven Goicoechea ni los formó ni los descubrió Chávez. Ellos estaban allí. Es más, estuvieron siempre. Son venezolanos, siempre fueron venezolanos. Lo terrible, lo morboso y triste es que en el año 2007 el chavismo los use otra vez contra las ideas, contra la paz y por una razón crematística, como siempre: el usufructo del poder, el ordeño de las arcas públicas.

Esos venezolanos que hoy golpean estuvieron con Boves saqueando y violando durante el primer tercio de la Guerra de Independencia. Esos mismos venezolanos se alistaron con Falcón y Zamora durante la Guerra Federal, bajo el mando del general Espinosa, con dos consignas que sólo han sufrido unas mutaciones no esenciales, es decir, en el fondo han sido idénticas en todos los tiempos: "violar a todas las mujeres blancas y fusilar a los que supieran leer y escribir". Son los mismos "chácharos" andinos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, que junto con otros verdugos, criminales de la calaña de Nereo Pacheco, se ensañaban con los estudiantes presos colocándoles los grillos, sirviéndoles el rancho carcelero con vidrio molido y usando "vergas de toro" para lacerar los cuerpos de los prisioneros. Esos venezolanos, trasmutados en turba resentida y criminal, se afiliaron luego en el partido Acción Democrática y tras el golpe de estado que derrocó a Medina Angarita: saquearon casas, invadieron haciendas y la emprendieron -atizados desde el gobierno- contra la Iglesia Católica.

La dictadura de Pérez Jiménez se sirvió de venezolanos para torturar, censurar y perseguir. La seguridad Nacional, policía represiva de la dictadura, sirvió como aparato de espionaje, miedo y tortura mientras la camarilla que gobernaba en medio del silencio y cierre de los medios de comunicación, se hacía rica y millonaria, en medio del océano de pobreza que era Venezuela. Cuando regresaron los adecos al poder, en 1959, trajeron de vuelta sus "brigadas de choque", que no eran otra cosa que criminales con cabillas cubiertas en papel periódico para "discutir" con los adversarios políticos. Ahora no eran saqueos ni violaciones a las mujeres, eran los mismos venezolanos de Boves y Zamora pero con hierro empapelado para golpear y silenciar. Durante los gobiernos adecos y copeyanos no cesaron ni la intolerancia contra los distintos ni la tortura. La Disip, policía política de aquellos tiempos, era la misma policía de Castro y Gómez con un poquito de refinamiento.

He intentado decir que me da tristeza que Venezuela sea idéntica en sus llagas más feroces a la Venezuela de 1814, y que siempre haya sido así. He intentado decir que me angustia saber que jamás ha cuajado aquí la idea de democracia, de tolerancia por las otras ideas y del poder concebido como el más elevado y comprometedor de los oficios humanos. Esta parece ser tierra de tiranuelos, de gamberros, de delincuentes investidos de poder.

La golpiza contra Goicoechea me duele porque en el rostro machacado del dirigente estudiantil veo una suerte de "noche de cristales rotos" individual, inequívoca, que intenta decirnos a todos que hagamos silencio frente al despotismo que como una sarna empieza cubrir todos los espacios de Venezuela. Esa golpiza justificada y celebrada por las altas figuras del chavismo es la más descarada y abominable señal de lo que nos espera si no repudiamos y rechazamos la nueva Constitución.

Creo, paradójicamente, con escasas esperanzas, que aunque es ya casi de noche, hay unas horas de luz para que la unión nos permita elaborar un espacio democrático y detener la tiranía. Es tiempo de que prevalezcan ideas y conductas como las de Arturo Uslar Pietri, José Ignacio Cabrujas y Mariano Picón Salas, entre otros destacados venezolanos. En ese espacio, junto a esos nombres, Yon Goicoechea simboliza al futuro. Por eso me han dolido tanto las heridas que los criminales aupados desde el poder le han causado a su rostro.


Cortesía de Jose Alberto Medina Molero:
"En verdad comparto lo expresado en este escrito de Calzadilla, colocando en las clases dirigentes de los últimos 150 años la responsablilidad de no haber elevado, mediante la educación, el nivel educativo de la colectividad, con lo que se perpetúa este ciclotómico proceder de intolerancia, saña, sevicia, tortura, en suma, el no reconocimiento civilizado y decente del adversario, del que no piensa igual a nosotros. Debe hacerse un esfuerzo para que luego de terminado este régimen no se caiga en las mismas actitudes y se emprensa un proceso de elevación de la sociedad, de lo contrario los saqueadores que acompañaban a Boves, Antoñanzas, Suazola y Morales continuarán galopando por nuestras avenidas y calles, por nuestro espacios, continuarán arrastrándonos a ese charco inmundo del atraso, de la violencia, del no desarrollo perpetuo.

Evaluación

Por Nelson Maica C.

“El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos”.
Jean Jacques Rousseau

¿Qué pasó con los “ciudadanos” venezolanos? ¿Qué pasó con la “democracia venezolana”…”una de la más sólidas de América Latina”? ¿Por qué se presenta una reforma constitucional “a juro”, por “la fuerza de las armas”, con el mote de socialista “saltándose a la torera” principios fundamentales que vienen desde el Acta de la Independencia y violando disposiciones constitucionales actuales?

¿Quiénes y cómo se vigiló y evaluó la democracia venezolana? ¿Por qué no hubo, en la práctica, alarma temprana? ¿Por qué no se aplicó, a tiempo, el correctivo necesario? ¿Había correctivos a mano? ¿Había quién y cómo aplicarlos? ¿Por qué no funcionaron a tiempo los supuestos mecanismos “correctivos y contrapesos” supuestamente existentes y/o propios de una democracia plural y de un Estado de Derecho?

¿Había en el seno de la sociedad civil democrática venezolana organismos, organizaciones, dedicadas a “monitorear”, como se dice por ahora, el comportamiento, la salud, de la democracia venezolana? ¿Tenían esas organizaciones y/o instituciones suficiente libertad de acción y difusión? ¿Y los partidos políticos, bases democráticas, qué hacían, de qué se ocupaban? ¿Y, ahora? ¿También son víctimas de los petrodólares y/o de las ofertas? ¿Están complacidos por la oferta de financiamiento gubernamental, por ahora?

¿Los observadores externos, dónde estaban, cuándo aparecieron? ¿Qué les pasó? ¿Y las organizaciones y/o instituciones “cuidadoras” de las democracias plurales en el planeta, dónde están? ¿Qué están haciendo por preservar la democracia plural venezolana para que no se le obligue a los ciudadanos demócratas a ser socialistas, comunista?

Evidentemente, parece que comprobamos, una vez más, nuestras imperfecciones bastante tarde; pero nos toca, también, acreditarnos la capacidad de corrección, de enmienda y con urgencia. A menos que seamos uno de esos raros pueblos que “adoran sus cadenas de oro”.

Luego de casi nueve años del presente régimen siguen las preguntas evaluativas rondando nuestros pensamientos, tales como: ¿Hubo alguna vez, desde 1999, hace casi nueve años, un plan de gobierno presentado por el actual y, por ahora, presidente cgi? Casi perdemos la cuenta de la cantidad de planes presentados desde entonces: tal vez uno o varios planes por cada cadena obligada, tiranicida, dominical y van más de dos centenares. Todos y ninguno de esos planes en permanente y supuesta ejecución. Los resultados a la vista.

Oímos, ahora con mayor intensidad, cada vez, en las “abusadoras y tiranicidas cadenas”, listas de necesidades del pueblo confundidas con planes de gobierno: pura demagogia, puro populismo. Pan y Circo. Resultado a la vista y comprobación de todos: escasez, incluyendo, artículos de primera necesidad. Evaporación mágica de los cuantiosos ingresos petroleros y por impuestos. Parece, por las noticias aparecidas en los medios, que ya no alcanzan ambos ingresos para satisfacer la voracidad de la “robolucion”, y apareció, de nuevo, el IDB, ahora, a las empresas, una nueva artimaña contra el pueblo que es quien, al final, paga y pagará.

¿Cuál plan de gobierno conoce usted? ¿Se lo consultaron? ¿Conoce y/o ha observado su ejecución? ¿Cuánto cuesta ese plan? ¿Cómo se pagará y en cuánto tiempo se ejecutará y/o está ejecutando? ¿Por qué no figura y se ejecuta la seguridad ciudadana en ningún plan? ¿Conoce usted San Fernando de Apure? ¿Los medios de comunicación nacionales e internacionales han mostrado el estado de las calles de esa ciudad llanera y la calidad de sus servicios públicos? Valdría la pena hacerlo para observar un plan en ejecución de este régimen rojo, rojito en los últimos casi nueve años. ¿Por qué tan sumisa esa población? Parece que la “durmieron, le echaron algo”, me comentó recientemente un lugareño, “les taparon los ojos, los oídos y la boca” y, de paso, los medios nacionales no se ocupan de ella”. ¿Por qué? ¿El plan real, en ejecución a millón, es llevarnos al comunismo stalinista-leninista vía Cuba? ¿Esclavizarnos? ¿Robotizarnos? ¿Oprimirnos? ¿Establecer un rey comunista? ¿Despojarnos de libertad y de bienes? ¿Usarnos como objetos? ¿Siervos de la gleba? ¿Y nos dejaremos, tan pacíficamente?

¿Considera usted que este presidente cgi “engañó”, una vez más, a la ciudadanía venezolana y al resto del mundo? ¿Qué estamos haciendo para corregir nuestro error? ¿Qué estamos haciendo para salir de este “mal gobierno”? ¿Por qué no lo cambiamos si esta acabando con la nación, con el país, con el estado, con la libertad?

25 octubre 2007

Les presentamos el Blog de Yoani Sánchez

Yoani Sánzhez es Licenciada en Filología. Reside en La Habana. Trabaja en la Revista Digital Consenso. Y tiene una página web que recomendamos con gran interés, porque si Ud. desea saber cómo es la vida cotidiana en el "mar de la felicidad", aquí va a encontrar el testimonio fiel de una mujer cubana que ha logrado abrir y mantener abierta -todavía- una ventana, a través de la cual podemos mirar hacia el interior de su país.

He aquí un abreboca de lo que Ud. puede hallar en Generación Y


Me abstengo

Justo hoy lunes 10 de septiembre ha tocado en mi zona hacer la reunión para la elección de los candidatos de la circunscripción. La citación me llegó ayer por debajo de la puerta y en el pasillo un cartel impreso con letras de colores me dice “Asiste”. Ocurre, sin embargo, que todo el asunto sólo me mueve al aburrimiento. Ni un sólo resorte dentro de mí logra entusiasmarse pensando quién será el delegado o si llegará hasta la Asamblea Nacional. Ni siquiera este año donde se especulan tantas cosas y los más ilusos ven en este proceso eleccionario el motor del cambio.

El desinterés no me hace asistir mansamente, como hacen tantos, sino que me lleva a apartarme. Prefiero ahorrarme las consignas, la bandera cómplice, las manos alzadas y la falsa impresión de ser protagonista de algo. La fuente de mi descreimiento es sencilla:

Lo que pasa es que nunca he oído a nadie decir algo como “ahora cuando el parlamento se reúna, tú vas a ver que se van a resolver los problema”.

Comentario de Yoani Sánchez

La Habana, 10 de septiembre de 2007

Los verdaderos enemigos

Por Diana Duque Gómez

El que haya imperado una cultura de la dominación estatal ha traído consigo que Estado y democracia se confundan en un mismo concepto permitiendo precisamente que bajo el mistificado nombre de democracia se lleve a cabo la mutilación constante de la libertad individual lo que aunado al abandono, de hecho, del principio liberal de la limitación del poder -ya que los Estados cada día abarcan más esferas de dominación- ha desembocado en que la democracia pueda establecer el más completo despotismo.

Estado y democracia se asimilan en un solo concepto haciendo cierta la frase de Karl Kraus que “La democracia significa poder ser esclavo de cualquiera”(1).

Otro factor que amenaza la libertad individual es que la sinarquía dueña del Estado –personas propietarias del capital financiero, de los monopolios y de las corporaciones- en el afán de mostrar una apariencia democrática, esto es que defiende y promueve el desarrollo de las libertades, ha permitido y en no pocos casos prohijado la existencia de ideologías liberticidas que como el totalitarismo de “izquierda” postulan la dominación total del Estado sobre el individuo y la sociedad, convirtiéndose en todo un contrasentido. La “izquierda” por su carácter estatista es de naturaleza totalitaria.

Así, amparadas por los Estados sinárquicos, las fuerzas totalitarias de “izquierda” están desarrollando una guerra irregular mundial o combinación de todas las formas de lucha, legales e ilegales, en contra de la libertad individual y el libre mercado. Aprovechando que la democracia ha quedado reducida a un simple electoralismo, estas fuerzas de “izquierda” participan con sus partidos y movimientos en las elecciones convirtiendo a la democracia en el ‘caballo de Troya’ por el que se cuela el totalitarismo de “izquierda”.

Es el caso de América Latina, donde las fuerzas de “izquierda” han llegado al poder a través de elecciones y están consolidando un gran bloque histórico, en términos gramscianos, constituyéndose en toda una amenaza para la libertad individual. Así sucede en Argentina con Néstor Kirchner quien fuera militante del grupo terrorista Montoneros; en Uruguay donde el presidente Tabaré Vásquez fue elegido por una coalición del Frente Amplio y el Encuentro Progresista de la cual hace parte mayoritaria la vieja organización terrorista de los Tupamaros; en Venezuela, donde se está consolidando el totalitarismo castrista de Hugo Chávez; en Bolivia donde fue elegido Evo Morales por el indigenismo marxista-leninista; en Brasil donde fue reelegido ‘Lula’ da Silva del Partido de los Trabajadores que aglutina todo el espectro marxista-leninista incluido el marxismo cristiano o Teología de la Liberación ; en Chile donde fue elegida la socialista Michelle Bachelet y en Nicaragua y Ecuador donde acaban de ser elegidos el castro-sandinista Daniel Ortega y el chavista Rafael Correa, respectivamente.

En Colombia, con esa vieja táctica leninista de la combinación de todas las formas de lucha, la “izquierda” en la legalidad se ha convertido en la segunda fuerza electoral del país a través de un aparato político llamado Polo Democrático Alternativo, donde confluyen el viejo Partido Comunista Colombiano, padre de las FARC, el M-19 máximo vocero del chavismo en Colombia, el MOIR un grupo de estirpe maoísta, etcétera. Aparte de la presencia crónica y expansiva de la “izquierda” armada en toda la geografía nacional, sobre todo en el oriente y en el sur del país, la “izquierda” obtuvo por vía electoral las dos principales alcaldías de Colombia con Lucho Garzón en Bogotá, la capital, y con Sergio Fajardo en Medellín. A esto habría que agregar la gobernación del Valle, tercer departamento en importancia, con Angelino Garzón, una fuerte representación en el congreso de la República , en las asambleas departamentales, en los concejos municipales y otras alcaldías. También hacen parte de la “izquierda” las ONG de derechos humanos, el magisterio, el sindicalismo, el estalinismo católico llamado Teología de la Liberación , la mayor parte de la rama de la Justicia a través de Asonal Judicial -un sindicato de magistrados, fiscales y jueces fundado por el extinto abogado Jaime Pardo Leal, destacado miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista- y gran parte de la intelectualidad, entre otros.

Todo esto enmarcado en un escalamiento constante de la guerra como resultado de una falaz y criminal política de “Seguridad Democrática” que desconoce la naturaleza de la guerra irregular y que se centra básicamente en desmovilizar los grupos de legítima defensa -verdaderos muros de contención contra la “izquierda” armada- y reemplazarlos con una creciente, inútil y archicorrupta Fuerza Pública cuyo aumento descomunal “ya significa hoy en día cerca del 52% de todos lo sueldos y salarios que paga el Gobierno central” (2).

Con esas desmovilizaciones la sinarquía colombiana, usufructuaria de gran parte del negocio del narcotráfico, buscaba eliminar una poderosa fuerza triunfante frente a la “izquierda” armada, por eso más legítima que su Estado mafioso y que por tanto amenazaba de muerte su protervo poder. Así con estas desmovilizaciones liberticidas, de hecho genocidas contra la nación, la sinarquía y su administrador el presidente Uribe prefirieron dejarle el camino completamente despejado a la “izquierda” armada, también inmersa en el narcotráfico, para que recuperara el gran terreno que había perdido con los grupos libertarios de legítima defensa.

En consecuencia, las FARC están ocupando todas las zonas dejadas por los grupos de legítima defensa como lo evidenció la incursión guerrillera del 25 de septiembre (2006) a Tierradentro, Córdoba, corazón de las autodefensas.

Pero mientras Uribe lograba la desmovilización del principal enemigo de la “izquierda” armada, ésta con las FARC a la cabeza cambió de táctica y dentro de la combinación de todas las formas de lucha puso el énfasis en la infiltración, consolidando sus nuevos engendros el Partido Comunista Colombiano Clandestino conocido como el PACOCLAN O PC3 y el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia , también clandestino. La función principal de estas organizaciones dirigidas directamente por ‘Alfonso Cano’ el número dos de las FARC, como su accionar clandestino lo indica, es perfeccionar la infiltración. Sobre esto, alias ‘Ricardo González’, miembro del Estado Mayor central de las FARC, en una entrevista dada en abril de 2004 al semanario Avante, órgano del Partido Comunista Portugués, explicó: “Nosotros no solamente tenemos el aparato propiamente armado sino que constituimos y construimos el Partido Comunista Colombiano Clandestino… Estamos también construyendo el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia que es un movimiento también clandestino con fuerte arraigo en los sectores del estudiantado, entre los sectores obreros, en los barrios periféricos de las grandes ciudades, en los sectores universitarios y en la intelectualidad… Construir estas redes clandestinas se convierte para nosotros en un trabajo de filigrana”(3). Con la técnica de la infiltración la “izquierda” forma numerosas células político-militares y va creando una telaraña impenetrable que persigue socavar las instituciones gubernamentales para ponerlas al servicio de la guerra irregular y también influenciar a la sociedad con sus ideas, posiciones y doctrinas socialistas y comunistas.

Un caso típico de infiltración lo constituye el de Freddy Escobar alias ‘Mateo’, “quien confesó ser miembro de las FARC”(4), y que en el momento de su detención era integrante de la Junta Directiva de las Empresas Públicas de Medellín nombrado por el alcalde de “izquierda” Sergio Fajardo. En el computador de alias ‘Mateo’ “hay correos enviados por el jefe guerrillero ‘Alfonso Cano’, en los que le da lineamientos sobre el trabajo de masas con el PC3 y el Movimiento Bolivariano” (5). Junto con Escobar fueron capturadas 11 personas integrantes del frente 14 de las FARC, entre los que se hallaban “la gerente de una EPS (Empresa Proveedora de Salud) y el gerente de una empresa de transporte”(6).

Hacerse a la propiedad del Estado de manera vitalicia a través de la guerra irregular, por la vía armada o por la vía electoral, es el propósito totalitario de la “izquierda” en todo el mundo, lo cual ha logrado en muchos países. En Colombia esto es un hecho en algunas regiones. Igualmente, conservar a perpetuidad la propiedad sobre el Estado -su lucrativo invento liberticida-, es el único interés de la sinarquía. Para ello, tanto la una como la otra han esclavizado, asesinado y expoliado a los pueblos.

La sinarquía, la “izquierda” y el Estado son los verdaderos enemigos de la humanidad en general y de los colombianos en particular.
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NOTAS:

1. Paloma de la Nuez , La política de la libertad. Unión Editorial, Madrid, 1994, pág. 245; 2. El Tiempo, “El impuesto al patrimonio”, Juan Camilo Restrepo, 25 de octubre de 2006, pág. 1-21; 3. www.rebelion.org, 7 de abril de 2004; 4. www.miami.com , “Ejecutivo estatal colombiano era de las FARC”, 9 de agosto de 2006; 5. www.eltiempo.com, “Las barras del fútbol, otro objetivo del PC3, ‘máquina’ de infiltración de FARC”, septiembre 24 de 2006; 6. www.miami.com, Op. Cit.

Cortesía de Benito Quintero

Cubanos y venezolanos en la boca del lobo

Por José Brechner

Los bolivianos empiezan a hastiarse de la presencia extranjera y de las dulces bondades del Socialismo del Siglo XXI, que no es nada más que el último intento histórico de resucitar el cadáver del Comunismo del Siglo XX. Latinoamérica es el único lugar del mundo, donde sus genios políticos todavía siguen cuestionando el modelo a seguir, y adoptan ideas nada menos que de los lunáticos del orbe.

Aprovechando de esa enfermedad, los reaccionarios dictadores socialistas, Chávez y Castro, tratan de imponer sus fórmulas autodestructivas para apoderarse de Bolivia. Sin embargo, olvidaron un aspecto esencial para el éxito de su conquista: el indomable espíritu libertario de los bolivianos.

Evo Morales, con su venenoso odio hacia las clases medias, formadas por blancos y mestizos, está aglutinando contra sí a los bolivianos productivos, creando una fuerte alianza antagónica a su gobierno y los invasores comunistas. Ante el natural temor que esa patriótica alianza opositora produce, el régimen indigenista acusa a sus adversarios de ser racistas y xenófobos, cuando en realidad la discriminación es al revés. La táctica de endilgar a los demás con los defectos propios, es una constante de la desfachatez progresista.

Hugo Chávez, tal como el Che Guevara --a quien los campesinos delataron para que lo atraparan-- desconoce la idiosincrasia del pueblo boliviano, creyó que todos se arrodillarían a sus pies como Morales y sus lacayos. Todavía no vislumbra lo que les espera a los miles de caribeños que trajinan por el lugar. Cuando la insurgencia explote, van a faltar aviones y camiones para que los invasores puedan huir. Los bolivianos gozan de dignidad y orgullo nacional, y pelearán por recuperar su potestad sobre lo que les pertenece. Son millones que no van a someterse a ningún pretensioso dictadorcillo extranjero o vernáculo. Si en algo Bolivia tiene más experiencia que cualquiera, es en deshacerse de sus tiranos.

Siguiendo al triunfo electoral de Morales, en un viaje del Demente Coronel a la región de Chapare, bastión de los productores de coca, los hasta entonces fieles seguidores del presidente boliviano fueron desplazados por cientos de mercenarios venezolanos que arribaron con su jefe. El rechazo a la numerosa presencia de boinas rojas le costó buena parte del voto popular al partido gobernante –Movimiento al Socialismo-- en un referéndum para formar una Asamblea Constituyente, donde el indígena oligarca pensaba imponerse fácilmente, convencido de que contaría con dos tercios de los legisladores para arrasar con la democracia. El tiro le salió por la culata. Después de un año de discusiones, aún no se redactó la nueva Carta Magna que ambiciona darle poderes absolutos al aspirante a rey incaico.

La traición a la patria es un pecado imperdonable y Morales ha mentido y traicionado a todos, pero especialmente a los que lo votaron, regalándole el país a un acomplejado, enajenado mental, con delirios de grandeza. Como nunca antes, Bolivia tiene un enemigo extranjero incrustado en su corazón. Los bolivianos jugaron ejemplarmente a la paz, la estabilidad y la democracia por 25 años, hasta que apareció Morales. En ese lapso lograron superarse como individuos y como nación más que muchos pueblos del tercer mundo. Si no fuese por la injerencia del socialismo chavista y el sueño monárquico del cocalero, seguirían avanzando.

Chávez, tratando de controlar con mayor firmeza el estratégico territorio ocupado, habla de una fantasiosa incursión militar norteamericana que él está dispuesto a repeler. Su marioneta repite lo mismo cada vez que se emociona y, utilizando la grotesca excusa, ambos continúan importando armamento, aliándose con terroristas, movilizando agentes de Cuba y soldados de Venezuela. La confrontación violenta parece acercarse, pero no será con los Estados Unidos, que tiene asuntos más importantes que atender, sino con los mismos bolivianos. Y de algo pueden estar seguros: no quedará un solo venezolano ni cubano a salvo. Ya les ocurrió al Che y sus camaradas, pero los comunistas no aprenden.

Otra aventura

Por Nelson Maica C.

“Quienquiera que ponga su mano sobre mi para gobernarme es un usurpador y un tirano y le declaro mi enemigo”.
Pierre Joseph Proudhon


¿Por qué sigue en el cargo este presidente cgi venezolano? ¿Cuáles son sus talantes? ¿Por qué la comunidad internacional lo acepta? ¿Por qué ha permanecido casi nueve años en el puesto? ¿Por qué no ha habido un “acto cívico” que lo cambie? ¿Por su moral? ¿Por su conducta? ¿Por qué? ¿Por su opresión y dictadura?

¡Caramba! ¡Cuánto se ha escrito sobre estos temas! Cantidad de personas le han dedicado su tiempo, papel, cintas y tinta. Y todavía hay más. Hasta exagerados en loas. Agudos en la crítica. Certeros en evidenciarlo. Y en esta ocasión, sin entrar a escudriñar si tiene o no moral y si responde a una conducta humana normal o no, tratamos de destapar aspectos que ayuden a entender al personaje y respondernos algunas preguntas. A eso vamos.

Se puede destacar, por ejemplo, que “abusa” de la comunicación. Ejerce una verdadera “tiranía mediática” sobre la ciudadanía cada vez que le viene en ganas. Quienes crecimos y colaboramos en la construcción de la democracia civil entendemos que un gobernante normal debe comunicarse con la sociedad; pero dentro de ciertos parámetros humanos, legales y de equilibrio y de reciprocidad. Este ciudadano es un “tirano mediático” y unilateral y manipulador de la opinión publica y embustero profesional. Afortunadamente ya le han enrostrado algunas de las mentiras que ha proferido con videos y demás.

Precisamente una de nuestras grandes perdidas como sociedad política y democrática es que este gobernante cgi se ha colocado permanentemente bajo la mentira y el engaño. Y la democracia tiene que ser transparente y autentica. Ya no tenemos democracia. Ya no practicamos democracia.

¿Cuál es la formación intelectual de este gobernante cgi? Van casi nueve años de ejercicio de un poder, para muchos, ilegitimo. Con antecedentes de insubordinación y escasa intelectualidad en su pasantia militar y comandante golpista indultado. Y recuerde o relea o mire las cintas de intervenciones, discursos, declaraciones. Ahí esta reflejada su formación intelectual. ¿Fue político? Militar. ¿Aulas universitarias? Parece que a medias. ¿Algún titulo universitario? Desconocido hasta el presente. ¿Autodidacta? Declaro el mismo que “guerrillero”. ¿Roce y comunidad con intelectuales? Nombra algunos y recomienda textos después de ser presidente. Desconocemos antes de. ¿Carecer de una formación intelectual le impide ejercer el cargo? De ninguna manera. Le limita la capacidad para tomar las mejores decisiones, con toda seguridad. Se ufana de saber historia, cita fechas y anécdotas. Da lecciones de su economía basada en el trueque en sus “cadenas tiranicidas”, estadio superado por la humanidad hace siglos. Niega el derecho actual y proclama el socialismo, comunismo, en donde el derecho lo hace quien gobierna por día a día. Acabó con la hacienda pública conocida y se desconoce cuál practica. Crea ciudades en los mapas y reta a los urbanistas profesionales y experimentados. Es el mejor empresario del socialismo, comunismo: ha quebrado o alejado la mayoría de las empresas productivas y empleadoras. Bajo este régimen hay escasez.

Habla y grita sobre agricultura, educación, ecología y cambiará las relaciones internacionales y acabará con el imperio norteamericano y logró alianza con el “eje del mal” e implantará el socialismo, comunismo en Venezuela y América y el resto del Mundo. Se proclamo, en sus términos, rey socialista único del socialismo del siglo XXI. Imita al rey socialista, comunista, esclavista, de la isla de la felicidad.

¿Todo lo anterior nos da una idea de que está, por la medida rasa, desubicado con relación a su rol en el gobierno y con relación al mundo que le rodea y existe?
¿Cuál experiencia acumulo antes de ocupar el cargo? ¿De donde viene? ¿De cual mundo viene? Del mundo militar. Nada que ver con el mundo académico, ni educacional, ni intelectual, ni político, ni parlamentario, ni ejecutivo, ni sindical, ni empresarial, ni altruista, ni cultural, ni creativo, ni religioso. ¿Cuáles saberes, valores, virtudes? ¿Familiares? Parece que no es un ejemplo a seguir.

¿Cuál obra tangible o no pero evidente, trabajada con rigor, con alguna metodología y dedicación, puede exhibir antes de llegar al cargo? ¿Un golpe de estado fallido? ¿Es acaso toda su vida, hasta el momento, toda una aventura? ¿Cuáles éxitos? Llegar a la presidencia y oprimir al pueblo venezolano y llevarlo de una democracia plural a un socialismo, comunismo superado y en la historia, pero para el creativo, nuevo. A otra aventura y/o a su aventura, como ha sido toda su vida. Sin métodos, sin racionalidad, puro sueño, puro corazón, puro ideal. Sin conocer una manera estructurada y racional de resolver problemas y aplicar soluciones. ¿De allí sus desvaríos; de allí sus “estados de éxtasis y/o locura y/o trances” mediáticos y decisorios? ¿De allí, de sus carencias, entonces, su falta de respeto y consideración a la persona, sobre todo a sus colaboradores y seguidores y su manifiesta incapacidad para mandar si nunca aprendió a obedecer? ¿Este pueblo le acompañara en su siguiente aventura? Supongo que a esta hora el pueblo tenga algo que decirle y en alta voz: ¡Esta bueno, compadre, hasta aquí lo acompaño! ¡Déjese de vainas!

Octubre Rojo bajo el signo de la revolución

Por Gabriela Zubelzú*

A 90 años del triunfo comunista

El paradigma de la Guerra Fría, marcó a fuego la vida de varias generaciones y produjo fracturas políticas y culturales que aún hoy, casi cien años después, siguen generando discusión.

Retroceder en el tiempo para evocar los 90 años de la Revolución Rusa, en un momento en que Rusia está cada vez más integrada al sistema capitalista internacional, es contraponer el presente al origen de un proceso que planteaba un destino antitético al actual.

Los acontecimientos de octubre de 1917 remiten a fuerzas rusas profundas y a un proyecto ideológico que buscaba ser universal. Del encuentro entre ambos surgió un proceso inédito que modificaría el curso del siglo XX.

¿Por qué maduró en 1917 la revolución? Los tiempos prerrevolucionarios ofrecen algunas claves: un devenir recurrente de rebelión, malestar, decisiones políticas erradas, en lo doméstico, y también opciones nefastas en la política internacional imperial.

Los avances del zar Alejandro II hacia una Rusia más moderna condujeron a la liberalización de los siervos y a la adopción de reformas judiciales que, en 1864, aproximaban el imperio a otras monarquías europeas. Pero esos avances quedaron truncos. Ante el atentado terrorista que le costó la vida a su padre, el zar Alejandro III sepultó los proyectos de una limitada apertura política que incluía la adopción de una Constitución, fortaleció la autocracia y acentuó el ritmo de la industrialización rusa. Como sucedería con Stalin poco más de medio siglo después, la industrialización se impulsaría sin importar los costos. La combinación de férreo autoritarismo y modernización sobrevivió por algunas décadas alimentando y acumulando contradicciones. Pero, ¿por cuánto tiempo se podía intentar compatibilizar lo antagónico?

El último zar, Nicolás II, profundizó estas tensiones con su visión de Rusia y de su propio rol. Su adhesión al tradicionalismo, a la esencia autocrática de la monarquía y a la identificación del campesinado con "el ser genuinamente ruso" - que encarnaba valores como el trabajo duro, la resignación y la fe religiosa - inhibía su comprensión de los importantes cambios que se

En momentos de la asunción de Nicolás II, la Rusia de fin del siglo XIX sufría el impacto de un proceso social profundo: la desarticulación del antiguo sistema de producción rural representado por el desplazamiento creciente de la aldea por parte de las ciudades. Como sostiene Orlando Figes, en las últimas décadas del siglo XIX la comuna campesina ya no alimentaba a la creciente población rural, ni aportaba un excedente comercializable al que el Estado pudiera cobrarle impuestos. En consecuencia, a medida que se profundizaba la crisis agraria, ésta se convertía en el núcleo organizador de la revolución campesina.

Así, los estallidos de múltiples conflictos confluyeron en 1905. A la primera protesta pacífica de obreros y campesinos que reclamaban al zar mejoras laborales le siguió una feroz represión que dejó numerosas víctimas en la jornada conocida como el Domingo Sangriento. A partir de entonces, el tiempo histórico se aceleró. Las fuerzas sociales, que reclamaban un cambio profundo impulsando movilizaciones, huelgas y motines eran tan heterogéneas como lo eran sus reclamos: los obreros de las fábricas de San Petersburgo y de los ferrocarriles demandaban mejores condiciones de trabajo; los campesinos, ayuda para poder sobrevivir ante la escasez de tierras; los liberales buscaban cambios políticos, y las minorías no eslavas, mayores derechos.

Sólo bajo una extrema presión, el zar aceptó las innovaciones políticas - en las que no creía - que desembocarían en el Manifiesto del 17 de octubre de 1905: derechos civiles, legalización de los partidos políticos, sufragio universal y el establecimiento de la Duma como órgano legislativo central. Pero los cambios - incluida la Constitución de 1906 - resultaron insuficientes y la ebullición rusa se potenció con la política internacional impulsada por el zar. Los costos humanos y la derrota militar en la guerra ruso-japonesa que finalizó en febrero de 1905 generaron motines y levantamientos en otros sectores sociales y expandieron la insurrección a Vladivostok, Sebastopol y Kornstadt. Tras el boicot de los bolcheviques en las elecciones a la primera Duma y las agitaciones posteriores, el zar disolvió en 1906 la institución legislativa en la que nunca había creído.

El germen de 1917

¿Fue aquélla una revolución inconclusa? ¿Resultaron los acontecimientos comprendidos entre febrero y octubre de 1917 la culminación del proceso iniciado en 1905, que sobrevivió con menor voltaje y de nuevo se aceleró en aquellos pocos meses? Hay un paralelismo interesante entre estos sucesos y los de fines del siglo XX, cuando también en unos pocos meses, pero de 1991, la URSS se diluyó como antes se había diluido el imperio.

Pese al retroceso, los avances de 1905 lograron dejar su huella en la Rusia imperial. Antes de esa fecha, la tasa de analfabetismo de la población rural adulta era del 75 por ciento mientras que, hacia 1914, se habían creado unas 50.000 escuelas - con tres millones de estudiantes y unos 80.000 maestros -, y once universidades con 40.000 estudiantes.

Estos logros en la instrucción pública, sumados al malestar creciente y al descontento político que encontraba también en la aristocracia una buena caja de resonancia, estimularon una mayor toma de conciencia acerca del anacrónico y represivo sistema imperial. Por eso es que la revolución de febrero de 1917 - que llevó a la abdicación del zar y a la creación de un gobierno provisional - tuvo el respaldo de un conjunto variado de grupos sociales y políticos. Sin embargo, aunque se concretó la elección de una Asamblea Constituyente, la lentitud del proceso de reformas y la decisión de mantener a Rusia en la Primera Guerra Mundial acentuaron su impopularidad.

Por otra parte, en la medida en que los socialistas lograron capitalizar ese descontento y extender a otras ciudades rusas sus organizaciones populares, los soviets, la balanza del poder pronto quedó inclinada y el regreso de Lenin desde el exilio terminó por definir la ecuación. Su herramienta para alcanzar y conservar el poder fue el partido bolchevique. En aquellos meses decisivos, Lenin lideró entonces una revolución que logró ser encauzada y concluida. Para ello revirtió rápidamente dos decisiones clave que había tomado el gobierno provisional: suscribió el tratado de Brest-Litovsk que detuvo la invasión alemana a costa de la pérdida de territorios y disolvió la Asamblea Constituyente, con lo cual eliminó de la vida política una Constitución que fuera producto de los diversos matices ideológicos presentes en aquella asamblea. Para fortalecer aún más su propia autoridad, socavó el poder de los soviets debilitando su poder horizontal y de fuerte impronta deliberativa para reemplazarlo por el manejo jerárquico y profesional del Partido Comunista. Hélène Carrère d Encausse se ocupó de destacar en su biografía de Lenin la perdurabilidad del sistema totalitario que el líder bolchevique había construido en los escasos cuatro años que detentó el poder.

Pero la temprana muerte de Lenin en 1924 dejaría a los bolcheviques y a toda Rusia en manos de Stalin, con quien la profundización de la represión interna adquiriría dimensiones nunca antes vistas: purgas en el partido, juicios falsos y sumarios, hambrunas, deportaciones de grupos étnicos, encierros en los gulags y las internaciones en instalaciones psiquiátricas fueron constantes en un país paralizado por un terror que ni siquiera se detuvo en las fronteras soviéticas y alcanzaron a Trotsky en el exilio.

¿Pudo haber sido diferente la revolución sin la figura de Stalin? ¿Hubiera sido Lenin un conductor menos sangriento? Las preguntas contrafácticas no siempre son productivas, pero en este caso ayudan a centrar la reflexión en la génesis del proceso y en cómo en esa génesis está su rasgo constitutivo. La revolución se impuso violentamente - no decía Marx que "la violencia es la partera de la historia"- suprimiendo toda disidencia. En ese sentido, Stalin fue la consecuencia de Lenin.

Discrepancias ideológicas

Con todo, los postulados del nuevo modelo soviético -el proletariado, el partido monopólico y vanguardista, la propiedad estatal de los medios de producción y la colectivización de la tierra agrícola- eran motivo de discusión también dentro de la propia cúpula bolchevique en donde había profundas discrepancias sobre cómo continuar la revolución. Ideólogos, cuadros políticos y también filósofos, historiadores y politicólogos debatieron ferozmente sobre las contradicciones y diferencias entre los postulados revolucionarios teóricos y la revolución real, la consolidación del proletariado y la siempre lejana sociedad sin clases, la revolución permanente versus la revolución por etapas, la necesidad del Estado y el postulado de la abolición del Estado.

Mientras tanto, el mundo asistía con enorme temor a la indefinición de si la revolución soviética intentaría tener alcance universal u optaría por consolidarse en la URSS. Por otra parte, luego de un período de repliegue, el país retornaba victorioso al escenario mundial tras la Segunda Guerra Mundial, convertido en el dueño del destino de media Europa. Poco después alcanzaba el status de una superpotencia nuclear, coprotagonista entre 1947 y 1989-1991 de la Guerra Fría.

Pero el impacto del proceso revolucionario resultó aún más vasto. Además de moldear el sistema internacional al haber dado nacimiento a la superpotencia soviética - calificada como pragmática y conservadora por numerosos marxistas - la Revolución de Octubre fue entendida como un modelo por imitar para muchas naciones y pueblos que buscaban romper con pasados de opresión o colonialismo en lugares muy diversos del mundo. Sin embargo, en su nuevo rol internacional, la URSS mostró una conducta ambigua y cínica: alentó selectivamente la exportación de la revolución sobre la base de un pragmatismo categórico y suprimió movimientos aperturistas en su esfera de influencia como la primavera de Praga.

La apertura

Lo cierto es que, en poco más de un siglo, la historia rusa ha visto nacer y morir buena parte de sus instituciones fundamentales. La Perestroika impulsada por Mikhail Gorbachov a mediados de la década del 80 - que tuvo su antecedente en el célebre discurso de Nikita Krushev en el Vigésimo Congreso del Partido Comunista - inició un proceso de autocrítica y apertura que culminó en 1989 con la caída del Muro de Berlín. Desde 1991, la Rusia independiente, inició de modo brutal la transformación hacia una economía capitalista y un sistema político más abierto en la que la revitalizada Iglesia Ortodoxa constituye una institución socialmente valorada.

La historia rusa parece sugerir que en ese país los procesos de cambio no operan de modo gradual. Hay numerosos ejemplos de innovaciones impuestas de modo tajante y con altísimos costos y rebeliones que se suceden como borbotones teñidas de rojo. La revolución de 1917 no escapó a esa dinámica tan rusa.

Tampoco el ingreso al capitalismo globalizado fue gradual. Transformada ahora en un mercado emergente muy atractivo para la economía mundial transnacionalizada, Rusia ha vuelto a convertirse en una sociedad de clases con notorias asimetrías de ingresos (muchos se preguntan cómo hará una sociedad que aprendió a valorar la equidad para superar la vulnerabilidad social producida por la abrupta adopción del capitalismo salvaje) y con una democracia acosada por la corrupción y cierta tendencia al centralismo político.

Sin embargo, las dificultades aún no resueltas no deberían hacernos perder de vista que, a 90 años del inicio de la revolución que cambió todo un siglo, el pueblo ruso ha logrado construir un presente pacífico sin guerras, ni purgas, ni gulags. No es poco después de tanta muerte.

* Doctora en Relaciones Internacionales. Investigadora del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Rosario.

La Nación

Cortesía de Rivadávia Rosa

Vodevil parlamentario

Por Liliana Fasciani M.

Lo que Hugo Chávez no tocó de la vigente Constitución en su proyecto de reforma, la Asamblea Nacional asumió que le correspondía hacerlo y, en efecto, lo está haciendo. ¿Más chavistas que Chávez? De ninguna manera.

En diez años se aprende mucho. Y la última década ha sido un libro abierto para aquellos venezolanos atentos a los acontecimientos, curiosos ante los cambios, preocupados por la cantidad de exabruptos jurídicos y abusos de poder que caracterizan al actual gobierno. Algunos hemos aprendido a ver más allá de la pupila, a leer entrelíneas, a interpretar la gestualidad, a percibir la intención a través de la seducción de las palabras, a detectar la mentira disfrazada de razón de Estado y la burla escondida tras las admoniciones.

No se incluyeron nuevos artículos a la reforma constitucional porque haya sido una propuesta del pueblo, a través de ese circo denominado “parlamentarismo de calle”. No se ha ido aprobando cada uno de ellos porque los diputados desean satisfacer las peticiones de sus representados, pues si tal fuere el caso, entonces no tendrían que haber incluido ninguno.

Ese articulado está siendo sometido al desgüase, porque así fue planificado por el propio Hugo Chávez: él elaboraría una reforma aparentemente estratégica en los aspectos inherentes a los motores constituyentes, y la Asamblea Nacional, en el veloz trayecto de las discusiones, completaría el trabajo modificando aquellos otros artículos mediante los cuales debe aplicarse la auténtica radicalización revolucionaria.

No es, pues, un aporte emanado de la inteligencia o del examen analítico del pueblo, porque la mayoría del pueblo no se ha tomado la molestia de leer el proyecto de reforma constitucional. Tampoco provienen estas adiciones a dicho proyecto de una iniciativa tomada por los asambleístas, porque a fuer de mandados perdieron hasta el criterio. Ni siquiera los votos salvados de algunos diputados, de cierto gobernador y del cada vez más incoherente Fiscal General, obedecen a posturas jurídicas serias, porque son incompatibles sus convicciones éticas con el Derecho y la justicia.

Todas las escenas, los personajes y el libreto son piezas de un vodevil que tiene la impronta inconfundible del “ente” supremo. Aquella advertencia de que a nadie debía ocurrírsele cambiar un punto o una coma de la reforma, y la antiparabólica desobediencia por parte de la Asamblea Nacional, es la evidencia más clara de esta farsa. ¿Quién va a creer que alguna de las rémoras revolucionarias se atrevería a discrepar públicamente del líder, a desobedecerle, a contradecirle, o a oponerse a sus designios? Cualquiera sabe que una conducta tal tendría como consecuencia el repudio y el ostracismo.

En el teatro en que se ha convertido el hemiciclo, los diputados están representando el papel de autores materiales de un crimen de lesa majestad, cuyo autor intelectual es Hugo Chávez. El crimen es nada menos contra la “majestad soberana” del pueblo venezolano y de su Constitución.

La indefensión de ese pueblo, que somos todos, se la debemos a un Defensor del Pueblo que defiende al gobierno, a un Fiscal General que acusa al pueblo en vez de acusar al gobierno, a una Asamblea Nacional que no representa al pueblo sino al gobierno, a un Poder Judicial que juzga a favor del gobierno y en contra del pueblo, a un Poder Electoral que no cuenta los votos del pueblo sino los del gobierno, a un Poder Moral que no tiene moral, y a un Poder Ejecutivo que gobierna en otros países y desgobierna en el propio.

Mensaje a las Fuerzas Armadas

Por Teódulo López Meléndez

Está en peligro la unidad de la nación. Mantener esa unidad es ahora el deber fundamental de los militares. Las guerras civiles encuentran combustible cuando las Fuerzas Armadas se dividen y si bien las guerras civiles se llaman así porque se enfrentan dos bandos no convencionales, la historia moderna nos muestra como el factor de contención es el mantenimiento de la unidad militar.

El deber de los militares no puede ser tomar partido por uno de los bandos porque entonces la nación se desmiembra. Miremos el caso de los conflictos contemporáneos en África. Las guerras civiles que afrontaron a Centroamérica en las décadas pasadas pasaron por la conformación de un ejército con poderoso armamento suministrado por elementos externos que así pretendían hacer resistencia al gobierno en el poder. Sin embargo, fue propiamente una guerra civil con decenas de miles de muertos. El deber de los militares, por encima de cualquier otra consideración, es evitar que bandos armados de civiles se dediquen a la mutua destrucción. El deber de los militares no es convertirse en partido político armado al servicio del régimen de turno, como no lo es, en ninguna circunstancia, dar un Golpe de Estado.

El poder armado de la nación debe estar bajo control civil y si los civiles pretenden desbordarse en una matanza la obligación militar es impedirlo y la única manera que existe es dándole al paciente antiácidos o lo conveniente para evitar la ulceración. A los militares se les ha confiado el poder de las armas, que pasan por cuidar la soberanía y la integridad territorial, pero también el del mantenimiento del orden interno. Si vacilan en su propósito en primer lugar se dividen, ocasionando así la guerra total de todos contra todos, perdiendo el monopolio de las armas y desvirtuando el mandato universal sobre el uso de ese armamento al servicio de todos los ciudadanos y no de una parcialidad.

La historia de América Latina está llena de Golpes de Estado. Jamás deben volver a incurrir los militares en semejante acción. Cuando se afirma alegremente que “no necesitamos a los militares” y se asegura que la historia venezolana está llena de ejemplos en tal sentido, no sé que historia se lee. En el continente, y especialmente en nuestro país, la historia está llena de ejemplos en contrario, o militares tumbando gobiernos democráticos o militares tumbando gobiernos dictatoriales, en infinidad de ocasiones para sustituir una dictadura por otra, o un caudillo por otro y también, en ocasiones, para restituir la democracia. Pero siempre la presencia militar hacia uno u otro sentido

Las Fuerzas Armadas están ante la responsabilidad más grande de la historia venezolana contemporánea. Mi único interés está en la preservación de la paz y de la unidad de la nación. Lo que planteo ahora es un rompimiento de la dicotomía militar que describo en el párrafo anterior. Ahora no es ni una cosa ni la otra (y menos todo lo contrario). Ahora se trata del ejercicio de una responsabilidad superior que no pasa por defender un gobierno ni por sumarse a la oposición. Hay valores superiores en juego. Son esos valores los que la oficialidad y la tropa deben tener en su mente a la hora de jugar un papel decisivo en evitar que el país se nos vaya de la mano. Si no queda una institución (especialmente la que controla las armas) dispuesta a asumir el rol superior de garante de la unidad nacional y de la resolución de los conflictos por vía pacífica, las consecuencias las lamentaremos por mucho tiempo.

Que quede claro que no estoy pidiéndoles a los militares que se conviertan en árbitros. No se me mal entienda. No les estoy solicitando cabildeos, mediaciones ni interferencias de ningún tipo ni en ningún sentido. Lo que les estoy recordando es un deber superior. Una postura ética y moral manifestada en comportamiento para, sin parcializaciones ni argucias, hacer entender que no permitirán, unidos y democráticos, que las posiciones extremas desangren a la nación. Ellos verán como cumplen con este deber. Ellos deberán encontrar los mecanismos para detener la caída al precipicio. Insisto, no obstante, que exijo medidas de contención, no contra quienes manifiesten con justicia su indignación contra el vapuleo anticonstitucional de que son víctimas, ni contra los partidarios del gobierno, pero sí contra los elementos que causen, que estén causando o puedan causar el estallido. Quiero decir que, sin interferir en las decisiones de los civiles, hagan uso de su honor para hacer saber que a las causas que nos dividen no se les permitirá desarrollarse hasta el delirio de una confrontación que se traduzca en muerte, en sangre, en disolución nacional.

Escribo con la mejor buena fe. Escribo armado de un profundo amor por la nación. Este mensaje no tiene nada de subversivo, pues no estoy planteando un alzamiento contra el orden constituido. Estoy, creo, haciendo un servicio a las Fuerzas Armadas al recordarle que preserven su unidad interna por encima de todas las cosas, cediendo en los momentáneos desacuerdos por más profundos que sean y colocando por encima su deber de garantes de la supervivencia de este país.

No estoy pidiendo a los militares un papel protagónico en una acción descabellada. Tengo presente, estimados oficiales, la frase de que los militares cuando son sacados de los cuarteles no se sabe cuando van a regresar. Tampoco creo en gobiernos militares. Soy un civil y un demócrata. Creo que las Fuerzas Armadas tienen roles específicos que cumplir bajo un mando civil. Sin embargo, hay que recordar que los militares están hechos de carne y hueso, que somos los mismos, con la diferencia de que ellos tienen un uniforme que les fue conferido para garantizar la normalidad democrática, para impedir los excesos suicidas, para garantizar la unidad de la nación. Den el primer ejemplo de unidad manteniéndose unidos por causas superiores, por principios fundamentales, por intereses que superan las circunstancias y los avatares del momento. Ese será el primer paso para garantizar la unidad de la nación.

Me permito recordar que si bien he comenzado hablando de guerra civil, hay una división tan grave como aquella, la que protagonizan dos bandos enfrentados fuera de la concordancia democrática, aunque se aplace o se elimine el uso de las armas. Esa división es tan mortal como la primera. Con o sin armas, lo que está llegando a su fin es la posibilidad de convivencia pacífica. No soy un pacifista ni un comeflor. Cuando se me conculca un derecho salgo a defenderlo. Lo que me permito subrayar es que hay tres valores claves: libertad, democracia y justicia social. Son esos tres valores los que permiten que una sociedad funcione. Alguno, algunos o todos esos valores deben estar fallando para que estemos en la situación en que estamos. Todos los filósofos de la política han dejado claro que una Constitución es el contrato social básico de unión de todos bajo unas normas comunes.

Me he permitido dirigirme a ustedes en concordancia con mi artículo anterior titulado La cuerda tensa y los demonios sueltos. Mucho me temo que los demonios ya están sueltos y a la cuerda le queda una hilacha. Toca a ustedes devolver los demonios al infierno y hacer una labor de costura en la cuerda. Eso se traduce es devolver los irritantes al control, garantizar la democracia venezolana plena, permitir a todos por igual el libre ejercicio de sus derechos (con plenas garantías de equidad, sin abusos y sin trampas) y re-ganarse la estima general de sus compatriotas, estima que anda muy disminuida.