29 octubre 2009

Red de Defensa de la Constitución



Este miércoles, 28 de octubre, en la sede del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, fue presentada la Red de Defensa de la Constitución.

En el acto, organizado por el Instituto de Estudios Jurídicos "José Ángel Lamas" del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, el Dr. Aníbal Rueda y el Dr. Lisandro Cabrera, Presidentes del Instituto y del Colegio, respectivamente, pronunciaron las palabras de apertura ante una audiencia conformada por estudiantes universitarios, activistas de algunas ONG's y ciudadanos de la comunidad carabobeña.

Las exposiciones de los representantes de la Red de Defensa de la Constitución, profesores Raúl Arrieta, Gerardo Fernández y Liliana Fasciani M., y del constitucionalista carabobeño Gustavo Manzo, estuvieron dirigidas a motivar a los presentes a participar en la defensa activa de la Carta Magna en todos los sectores de la región.

Desde La pluma liberal invitamos a los cyberlectores a unirse a este esfuerzo por defender los derechos y libertades fundamentales de los venezolanos, estableciendo puntos de enlace en todos los rincones del país.

Visite el Blog Red de Defensa de la Constitución y apúntese en Seguidores para mantenerle informado de las actividades. Si quiere ser Defensor Activo de la Constitución, envíe un mensaje a la siguiente dirección electrónica: red.defensa.constitucion@gmail.com o síga a la Red a través de Twitter.

16 octubre 2009

Una experiencia difícil

Estar "aquí y ahora" tecleando en mi apreciada Robotina es casi un milagro. Lo digo porque podría no estar aquí ahora, sino en algún hospital, o clínica, o módulo de Barrio Adentro, o en la morgue -¡Dios me proteja!-.

Esta mañana, cerca del mediodía, circulaba en mi carro por la autopista Francisco Fajardo, a la altura del Parque del Este, en un tramo donde, generalmente, el tráfico se congestiona y apenas es posible avanzar a más de 0,5 kms. por hora. De repente apareció un motorizado zigzagueando velozmente entre mi auto y otro que se hallaba casi detenido a mi derecha. El motorizado sorteó el angosto espacio y, sin reducir la velocidad, atravesó por delante de mi carro justo cuando yo me disponía a avanzar unos metros más en la cola.
Su maniobra me tomó por sorpresa, así que le di un toque de bocina. Un gesto más bien instintivo para llamar su atención acerca de su abusivo comportamiento. Un breve y único toque de bocina que, en mi opinión, ni daña ni ofende. Pero esta mañana me vi obligada a cambiar esa opinión, porque el motorizado se dio por aludido, frenó en medio de la autopista, se volvió de medio lado desde el asiento de su moto, se abrió la chaqueta de blujean y se llevó la mano izquierda a la culata de un arma que llevaba en la pretina del pantalón.
Por un instante, la vida se congeló dentro de mi. Cuanto me rodeaba, desapareció completamente hasta el instante siguiente, cuando el motorizado torció una sonrisa burlona y aceleró de nuevo para irse.

Gracias a Dios, puedo compartir esta desagradable experiencia con ustedes. No con la intención de sumar un ejemplo más a sus muchos motivos para sentir miedo en un país atormentado por la inseguridad, sino para invitarlos a reflexionar juntos acerca de las acciones y reacciones que, en un momento dado, pueden provocar nuestra desgracia o salvarnos la vida.

Conviene que estemos conscientes de nuestra vulnerabilidad, porque es el estado actual en el que todos convivimos. La vulnerabilidad afecta a unos y a otros de distintas maneras. A los motorizados, porque se sienten rechazados; a los delincuentes, porque se sienten envalentonados; a los conductores, porque se sienten agredidos; a los pobres, porque se sienten ignorados; a los ricos, porque se sienten envidiados; a los oficialistas, porque se sienten apoyados; a los oposicionistas, porque se sienten excluidos; a los ninis, porque se sienten criticados; a los políticos, porque se sienten acorralados; a los estudiantes, porque se sienten perseguidos; en fin, a la sociedad toda, porque se siente impotente frente al peligro, a la arbitrariedad y a la impunidad.

Vivimos en un país donde la ley se aplica a discreción de la autoridad. Somos parte de un pueblo que intenta sobrevivir a la deriva de sus emociones. En estas circunstancias, la racionalidad -y no el racionamiento de lo racional- es lo que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.


14 octubre 2009

Tian'anamen: gobierno contra pueblo

A mediados de abril de 1989, los estudiantes chinos salieron a la calle a protestar contra el gobierno del Partido Comunista. Tenían sobradas razones para ello: elevado grado de corrupción política; insatisfacción con ciertas medidas económicas (inflación) y laborales (desempleo); restricciones a la libertad de expresión; control excesivo de los medios de comunicación; control e injerencia permanente del Estado en la vida privada de los ciudadanos; brutal represión... Y el súbito fallecimiento (por causas naturales) de un reconocido líder, Hu Yaobang, ex Secretario General del Partido Comunista, expulsado del Partido y del gobierno en 1987 por considerársele un "liberal", debido a sus propuestas de apertura y democracia.

En el transcurso de los siguientes días, a la multitudinaria manifestación estudiantil se sumaron miles de personas de diversos sectores sociales. Ante esa inmensa y evidente desaprobación del pueblo, el gobierno comunista, por cuanto estaba dividido entre quienes simpatizaban con la protesta y quienes consideraban que los jóvenes eran piezas dirigidas por la burguesía liberal, deliberó acerca de cómo manejar tal situación.

Primó la decisión del grupo más sectario. Den Xiaping declaró la Ley Marcial, pero ni siquiera esto logró impedir que el pueblo se mantuviera en la calle. Finalmente, el Ejército Popular de Liberación salió a reprimir por la fuerza la manifestación cuando ésta se encontraba en la Plaza Tian'amen, el aciago 4 de junio de 1989.

Soldados contra estudiantes.
Fusiles y tanques de guerra contra banderas y bicicletas.
Ese día, la muerte venció a la libertad.
Veinte años después, China es un gigante de corazón comunista y cerebro capitalista que aún no logra respirar en democracia.

Este video de Youtube transmite algunas imágenes de la masacre de Tian'anamen. No recomendable para personas sensibles y en lo absoluto para menores de edad.

13 octubre 2009

La pluma liberal en una nueva onda

Estimados lectores:

Un año y pico sin actualizar el Blog es mucho tiempo, pero no ha sido tiempo perdido.

Aprecio y agradezco la colaboración de quienes por más de dos años tuvieron a bien publicar aquí sus reflexiones y opiniones sobre problemas que a todos interesan, porque el propósito inicialmente fue hacer de esta herramienta un espacio para la libre expresión del pensamiento. Una alternativa comunicacional desde la afición por la escritura y el interés en los asuntos públicos.

Sin embargo, llegó un momento en que me pareció que podrían enfocarse los problemas desde otra perspectiva y emplear para ello otros recursos, además de la escritura. Es lo que me propongo realizar a partir de ahora. El resultado dependerá de la receptividad por parte de ustedes.

10 octubre 2009

José Dacre "Maraco" en libertad















Qué clase de hombre es el que se llevan a la cárcel
y soporta su encierro sin bajar la cabeza,
firme frente a la arbitrariedad,
digno a pesar del riesgo y la injusticia,
fuerte en la soledad y en el dolor.

Qué clase de hombre es el que sostiene la mirada
y no pierde la sonrisa
y no cede a la tortura
y no vende su conciencia ni por miedo,
ni por un falso perdón.

El Estado, el Gobierno y el Pueblo

Por Liliana Fasciani M.


No me explico por qué insisten en hablar constantemente de los problemas del país, en enunciarlos una y otra vez, en referirse a ellos como si se tratara de problemas nuevos, recién surgidos, como si hicieran hallazgos inéditos, cuando en realidad llevamos con ellos tanto tiempo que forman parte de nosotros. Ni el gobierno ni la oposición han aprendido, en todos estos años, a pensar en esos problemas como suyos también. Siguen refiriéndose a ellos en tercera persona, como si pertenecieran solamente a los demás e insisten en explicar las causas en vez de buscar las soluciones.

Diría que el más grave de todos los problemas es no pensar en ellos como fenómenos sociales que debemos solucionar, sino como meras consecuencias de las acciones y omisiones gubernamentales –del pasado y del presente– frente a la degeneración de los valores morales. El problema es, por tanto, que no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo para ejecutar las soluciones, lo que hacemos es dar vueltas alrededor de los problemas, como si con enunciarlos conjuráramos un maleficio.

En vez de buscar culpables o de culpar a otros, el paquete discursivo debe contener propuestas y convocar a los ciudadanos a trabajar por éstas. Si en su resbaladiza retórica los políticos se abstuvieran de señalar a otros con el dedo, de fanfarronear, amenazas y dirigir un coro de eslóganes estériles, si en cambio plantearan sus puntos de vista acerca de cómo y cuándo resolver tal y cual problema concreto, si con toda claridad gobierno y oposición admitieran que solos no pueden llevar a cabo semejante empresa; si en su larga y tediosa espera por una ayuda o por un milagro, el pueblo asumiera su cuota de responsabilidad ciudadana, es probable que llegara a sentirse motivado para participar en el esfuerzo, porque tendría conciencia de que el goce de sus derechos depende del cumplimiento de sus deberes y apreciarían que se les tratara como adultos capaces y no como minusválidos sociales.

Salvo unos pocos concejales, alcaldes y gobernadores que arañan a duras penas sus exiguos recursos y han logrado el respaldo de sus comunidades para realizar un trabajo conjunto, el resto del país se descalabra ignominiosamente.

Las soluciones a la mayoría de nuestros problemas no las tiene el Estado, las tenemos nosotros. El Estado lo que tiene es dinero, pero la riqueza petrolera no es para repartirla graciosamente, sino para reinvertirla y distribuirla a través de servicios públicos de calidad, oportunidades de estudio, fuentes de empleo, seguridad y desarrollo. Seremos auténticamente libres e independientes cuando el gobierno propicie las condiciones necesarias para que las personas tomen sus propias decisiones respecto de cómo desean vivir y qué quieren hacer para mejorar su calidad de vida. Seremos un país autónomo y próspero cuando los esfuerzos particulares de los ciudadanos encuentren respuesta adecuada en los esfuerzos del gobierno por garantizar a la colectividad los mismos derechos y exigir las respectivas bligaciones. Pero mientras se pretenda hacer del Estado un monstruo omnipotente y omnisapiente, desbordado en su capacidad y en sus atribuciones, el pueblo seguirá siendo una masa informe y desordenada de hombres y mujeres sin incentivos, sin bienestar y sin responsabilidad