Por lo menos, en el Tribunal del Pueblo nazista, dos o tres tenían calificaciones profesionales como jueces. Otros se esforzaban en justificar que el Führer era el guardián del Derecho. Y porque su función era castigar a los disidentes jurídicamente, se quedaron históricamente con el calificativo de "Los juristas del horror". Lo de "juristas" porque interpretaban el Derecho proclamado en el Tercer Reich como un estado de emergencia sin límites.Y "del horror" porque enviaron a la muerte a opositores bajo un manto jurídico.
Interpretaban la ley buscando la voluntad del Führer en los casos que juzgaban. Éste los dejaba que juzgaran conforme sus ideas y pensamientos, pero se cuidaba de darles ordenes públicamente. Los abogados del Partido se encargaban de construir la doctrina jurídica del Führer. En Venezuela, por el contrario, la mayoría de los jueces del TSJ cumplen con el mandato que les impuso el jefe de gobierno de no sentenciar a sus espaldas. Ya ni siquiera son juristas sino alguaciles gubernamentales. Y porque con sus sentencias permiten un régimen de subordinación de todos los poderes públicos al jefe del gobierno, apuntalan un sistema político de carácter personal de adoración perpetua, que, por el nombre del líder supremo venerado, puede ser llamado "el chavemurato".
De modo que ni siquiera son los juristas de este régimen caudillista sino sus alguaciles, y ello a pesar que al igual del Tribunal del Pueblo del Tercer Reich algunos tienen credenciales para ser juristas de verdad. Es decir, para servir a la justicia , para lo cual no basta con ser abogado o doctor, sino en sentenciar con independencia de criterio, para lo cual además hay que ser valiente.
Interpretaban la ley buscando la voluntad del Führer en los casos que juzgaban. Éste los dejaba que juzgaran conforme sus ideas y pensamientos, pero se cuidaba de darles ordenes públicamente. Los abogados del Partido se encargaban de construir la doctrina jurídica del Führer. En Venezuela, por el contrario, la mayoría de los jueces del TSJ cumplen con el mandato que les impuso el jefe de gobierno de no sentenciar a sus espaldas. Ya ni siquiera son juristas sino alguaciles gubernamentales. Y porque con sus sentencias permiten un régimen de subordinación de todos los poderes públicos al jefe del gobierno, apuntalan un sistema político de carácter personal de adoración perpetua, que, por el nombre del líder supremo venerado, puede ser llamado "el chavemurato".
De modo que ni siquiera son los juristas de este régimen caudillista sino sus alguaciles, y ello a pesar que al igual del Tribunal del Pueblo del Tercer Reich algunos tienen credenciales para ser juristas de verdad. Es decir, para servir a la justicia , para lo cual no basta con ser abogado o doctor, sino en sentenciar con independencia de criterio, para lo cual además hay que ser valiente.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Exprésate libremente.
En este blog no se permiten comentarios de personas anónimas.