10 diciembre 2007

La Criatura de Jekyll Island (Segunda Parte)

Por Ricardo Valenzuela

Cartas Liberales

Desde el abandono de Nixon de los últimos vestigios del patrón oro en 1971, el dólar ha perdido casi el 100% de su valor. Si esta tendencia persiste, los precios en los EU se habrán doblado para cuando la generación que en estos momentos está naciendo entre a la fuerza de trabajo, dejando así el campo fértil para futuras crisis económicas y monetarias.

Durante años el mundo estuvo controlado por un Keynesiano sistema monetario internacional que fue impuesto por los EU e Inglaterra después de la segunda guerra mundial. Bretton Woods fue un sistema internacional del dólar manipulado como “patrón oro” para aprovechar el prestigio del sistema monetario más antiguo y estable del mundo. Finalmente, a principios de los años 70s, la comunidad financiera internacional abandona dicho sistema para arrojarnos a un mundo de monedas flotantes, economías manipuladas por los bancos centrales y especuladores internacionales estilo Soros.

En México, desde la administración de Echeverría, el Banco de México se había convertido en la caja chica del presidente de la república. Echeverría quiso estimular la economía a través del esquema Keynesiano de impresión de dinero para promover una demanda artificial utilizando para eso al banco central, los resultados ya todos los conocemos y todavía estamos pagando por ellos. En la administración de Salinas, bajo la mirada de Pedro Aspe, el Banco de México inició por primera vez, en casi 20 años, una responsable estrategia de la política monetaria del país con la desagradable tarea de combatir la inflación-devaluación provocada por las anteriores administraciones y lograr la estabilidad tan ansiada por los mexicanos.

En diciembre de 1988, al tomar Salinas posesión como presidente de la república, la inflación en el país corría a casi un 200%, el peso se había devaluado más de un 3000%, las reservas internacionales del Banco de México eran negativas, el déficit del presupuesto federal era ya ridículo, los intereses se asemejaban lógicamente a la inflación cotizados en cerca de un 200%. En diciembre de 1993 la inflación se había controlado en un 7%, las reservas del Banco de México eran de mas de 30,000 millones de dólares, se había logrado superávit en el presupuesto federal, los intereses se habían estabilizado abajo del 20%, el peso se había también estabilizado en $3.50 por dólar.

En diciembre de 1994 toma posesión Ernesto Zedillo como presidente de la república, se cambia radicalmente la política monetaria del país, se modifican las estrategias del Banco de México y, ante un problema de liquidez temporal, se opta por una “pequeña” devaluación. En esos momentos se da inicio a una de las peores crisis financieras a nivel internacional y obviamente una de las peores en nuestro país. La devaluación Zedillita había retrocedido el progreso de México por lo menos 30 años.

Desde que el mundo abandonó los últimos vestigios del patrón oro con el desmantelamiento de los acuerdos de Bretton Woods, nuestro planeta se ha convertido en una fábrica general de dinero artificial. Los gobiernos obviamente son los principales productores armados del sistema bancario mundial a través de sus prestamos apiramidados, pero la fábrica de lujo, sin lugar a dudas, son los bancos centrales. Sin embargo, recientemente ha hecho su aparición un nuevo esquema de creación de dinero artificial particularmente en México: el endeudamiento de los estados. Todos sabemos que en México la banca era insolvente y se tuvo que privatizar. Sin embargo, los señores feudales en los estados, a base de presión, obligaban a los bancos a darles prestamos con dinero que no existía, es decir, tenían que crearlo y lo fabricaban simplemente con la firma de un pagaré para después abonar esa cantidad a las cuentas del gobierno para “sus planes de desarrollo”, pero ese dinero no existía, se está fabricando absolutamente sin ningún respaldo y a eso, amigos, se le llama inflación, se le llama demanda artificial, se le llama irresponsabilidad cuando le partimos la madre al futuro.

Los señores feudales de esa forma daban la apariencia de “prosperidad” en sus cotos privados (estados), pero en realidad nos están emborrachaban con dinero artificial y alguien debía que sufrir la cruda, alguien debía pagar por los faltantes que se provocaban en el banco central vía esos prestamos de presión, independientemente que la mayoría de los endeudados estados no portaban capacidad de repagar, y adivinen quien tendría que hacerlo, “el pueblo”. Así es que el VAMOS POR MAS PROGRESO, se convertía en VAMOS POR MAS IMPUESTOS. En esta transa, como es natural, el supremo gobierno contaba con el apoyo incondicional de “algunos” banqueros favorecidos por las privatizaciones y de los empresarios pegados a la ubre que, por coincidencia, eran consejeros de los exprimidos bancos. Y la peor cruda de todas amigos, ahora se le llama FOBAPROA.

Pero esta forma de control sólo será una más de las que estará perdiendo el obsoleto estado-nación que al igual que la senil iglesia de la edad media, tuvo que ceder todo su poder a nuevas formas de entendimiento y cooperación de la sociedad, después de haberla dominado por siglos. El verdadero tema es control. El internet está tan desarrollado y expandido que hará imposible que algún gobierno lo pueda controlar. Creando una incontenible zona de comercio global, antisoverana e irregulada, el internet pone en duda la supervivencia de estado-nación. A medida que el cybercomercio se desarrolle, dará paso al nacimiento del cyberdinero.

Este sí realmente será un juego diferente, será uno de los tiros de gracia al estado-nación y con ello a sus reyecitos, señores feudales y todos los vampiros pegados a la ubre del estado. Muy próximamente, todas las transacciones se llevarán a cabo a través del mercado electrónico, con dinero electrónico, en ese momento muere la integración monetaria europea y la que nosotros estamos prediciendo se “iniciará”, la de América Latina dominada por el FED.

Esta nueva forma de dinero digital será la pieza clave en el desarrollo del cybercomercio. Esta nueva forma de dinero consistirá en largas secuencias de multimiles de dígitos en interminables números. Único, anónimo, verificable, este nuevo dinero conciliará las transacciones mas sofisticadas imaginables. Será también divisible en microscópicas fracciones de valor. Será transferible solo accionando una tecla de computadora en un mercado de miles de trillones de dólares, un mercado sin fronteras, y sobretodo totalmente fuera del control de los gobiernos para regularlo, para gravarlo.

Este nuevo dinero como es obvio será desnacionalizado. Cuando los individuos soberanos puedan ejecutar transacciones internacionales en un nuevo mundo empresarial en el que no habrá realidad física, ya no tendrán que tolerar la sucia practica de los gobiernos de destruir sus monedas a través de inflación. El control del dinero emigrará de las elegantes oficinas de los bancos centrales al mercado global, de las manos de los mercaderes a la del verdadero pueblo, el mercado.

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