25 noviembre 2007

Vinicio Romero: murió el amigo de Bolívar

Por Germán Novelli

Con tristeza recibí la noticia del fallecimiento de Vinicio Romero Martínez, con quien, más allá de los desencuentros políticos, mantuvimos una sólida amistad, solamente perturbada por el mal que mantiene enfermo a la mayoría de los venezolanos: el maniqueísmo impuesto.

A Vinicio lo conocí en Carúpano, cuando en 1984 dictó una conferencia sobre Bolívar y el Poder Moral, desde el primer encuentro nos hicimos aliados de sueños hasta convertir al “Rey Zamuro” en una opción electoral, que creímos capaz de derribar al modelo político que gobernaba y gobierna a nuestro país.

Recorrimos juntos a Venezuela, en cada pueblo visitado sosteníamos que “Bolívar tiene mucho que hacer en América todavía”. Las propuestas de Confianza Electoral, con Vinicio Presidente, fueron expuestas en los más disímiles escenarios, desde una sencilla capilla evangélica hasta en un salón colmado por empresarios, estudiantes, historiadores, profesores, sindicalistas, cantantes y actores. Muy pocos venezolanos nos premiaron con su confianza, pero nos quedó la tranquilidad de haber trabajado para evitar que Lusinchi fuera presidente.

Creí y sigo creyendo que Vinicio fue un hombre dedicado a las causas patrias, un venezolano integral, quien escribió miles de paginas para plasmar en nuestros corazones el recuerdo imborrable de los mejores amigos de la patria: sus héroes, sus mártires.

Para Vinicio la historia fue un asunto de patria, de vida, jamás de muerte, por ello dedicó especial atención a escribir, en el lenguaje de los niños, a todos los venezolanos e hispanos, la biografía de Venezuela que, en Bolívar, comienza y germina.

De su propia boca, en la última navidad, me enteré sobre su disgusto, por el maltrato que ha sufrido la memoria del “Catire” Páez. Me contó sus intentos por persuadir al presidente Chávez, de salir del error de acusar de traición al general llanero por la salida de Bolívar del país.

Vinicio sintió en carne propia la división reinante en el país. Conservo en mis archivos la carta que envió a sus familiares, a sus hermanos, en la que sirve de fiador, usando sus siempre presentes convicciones democráticas como aval, para defender a su amigo, su gobierno, su presidente. Vinicio no le sirvió a Chávez, le sirvió a Venezuela, su gran pasión, pero no se le puede criticar que fue un servidor leal y si estuvo al lado de Chávez no era ni por dinero ni por prestigio sino que vivió y murió creyendo en Chávez, a quien consideró como la mejor opción para el país.

Para Carmen su compañera de caminos, y para cada uno de sus hijos, nuestra sentida palabra de condolencia y para el país el luto por haber perdido a uno de sus mejores hijos.

Enfado regio y preocupación real

Por Fernando Savater*

Diario El País

Desde pequeño he tenido propensión -sea de modo optativo o voluntario, pero siempre fatal- a meterme en líos. Quizá por eso siento una cierta comprensión y hasta simpatía por quienes ocasionalmente incursionan en el mismo proceloso territorio: ¡bienvenidos al club!

En el ya celebérrimo incidente de Santiago (ocurrió en Chile, recuerden ustedes, y no en YouTube capital virtual del globalizado universo que habitamos), no puedo remediar inclinarme irracionalmente a favor de quienes allí más se liaron: es decir, el presidente Chávez y nuestro Rey.

En el contexto demasiado cauto y cancilleresco de la Cumbre, sus estentóreos tropezones me resultan más familiares y hasta tonificantes que la "lengua de madera" manejada por la mayoría de los demás.

Sin embargo, consideradas más objetivamente, hay poco que celebrar en ambas intervenciones. La más excusable es sin duda la del Rey, lógicamente caldeado por el comportamiento provocativo y grosero del insoportable Chávez, que más allá de otras consideraciones políticas es un pelmazo de marca mayor. Lejos de manifestarse con la arrogancia de quien se cree superior, el exabrupto de don Juan Carlos pecó más bien de excesivamente llano y coloquial: dijo lo que en cualquier asamblea de su comunidad le espeta un vecino a otro cuando se está poniendo borde y no deja hablar a los demás.

Quizá fue el tuteo que empleó lo que puede chirriar más en algunos oídos iberoamericanos. En España el tratamiento de tú no sólo es una prerrogativa regia no reversible, sino un uso frecuentísimo entre colegas a todos los niveles (no digamos en el País Vasco, donde nos tuteamos urbi et orbi fraternalmente aunque nuestra fraternidad sea la de Caín y Abel), pero en varios países americanos es raro hasta entre parientes próximos.

En cualquier caso, se trata de una reacción humanamente muy comprensible aunque poquísimo adecuada en lo institucional. Hasta ahora, el Rey había desempeñado un papel oficioso y casi paternal de cabeza histórica de la Commonwealth latinoamericana, lo que le permitía ejercer ocasionales labores útiles de mediación y arbitraje en algunos conflictos dentro de ella. Esa función será ya mucho más improbable, por no decir imposible, a partir de ahora. España pierde así una vía de influencia en América y América se queda sin una posible herramienta de conciliación democrática.

El indudable lío en que chapotea Chávez -sea o no consciente de ello- viene en realidad de más atrás y es mucho menos justificable. Por supuesto, como él mismo se encargó de recordar, Chavez es un jefe de Estado. Pero también es un demagogo (mucho más calculador y menos espontáneo de lo que creen quienes le juzgan superficialmente) que mezcla denuncias sociales razonables con un antiimperialismo de manual descatalogado. Como su retórica exige siempre un imperio opresor para encubrir la deficiencia de soluciones concretas a los problemas que señala en los foros donde no está presente Estados Unidos -el Satán por antonomasia- revive el espectro de la España colonial y exterminadora para que no decaiga la furia tonante que de él espera su afición. De modo que Aznar no sólo es ya un fascista sino una fiera sanguinaria de apariencia humana.

Esta recuperación de los dicterios zoomórficos recuerdan los felices tiempos en que los estalinistas tildaban a Sartre de "hiena dactilógrafa" y a los demás ni digamos. La verdad es que si alguien tiene un bagaje biográfico poco adecuado para tildar a nadie de "golpista" es el señor Hugo Chávez. Y tampoco está nada claro que le disgusten los aspectos más absolutistas e irresponsables de la monarquía: a juzgar por la reforma política que va a someter a referéndum próximamente (reelección indefinida, concentración en sus manos de los poderes económicos del país, plenos poderes para reprimir a la oposición o a los disidentes, partido único, etcétera), da la impresión de que aspira a convertirse no ya en un rey al modo parlamentario europeo actual, sino en un émulo de Luis XIV. Las recientes imágenes de sus pistoleros en la universidad persiguiendo a los estudiantes nos recuerdan a los más viejos episodios del pasado que desembocaron en la matanza de Tlatelolco. Ya veremos cómo acaba lo que tan mal camino lleva.

Lo verdaderamente más serio y triste de todo este asunto no es la supuesta "humillación" sufrida por España (¡cuánto patrioterismo barato segregamos a la menor provocación!), sino el fracaso de una cumbre iberoamericana que tenía como objetivo principal mejorar la condición social de tantas personas desfavorecidas y marginadas -doscientos y pico millones- en ese continente. El día que llegó a la reunión, Chávez dijo que no le gustaba el lema oficial por la cohesión social" y que prefería hablar de justicia. Estoy de acuerdo con él, pero siempre que aclaremos suficientemente la noción de justicia que manejamos.

Porque la justicia no es solamente mejorar las estructuras sociales, los servicios públicos y la redistribución de riqueza (para todo lo cual es imprescindible una fiscalidad efectiva y alejada de recetas neoliberales), sino también recuperar una plena justicia política que asegure la participación de todos evite los autoritarismos más o menos encubiertos y conceda a la oposición parlamentaria un reconocimiento que la redima de su actual condición de, digamos, deporte de riesgo. La justicia no es el ajuste de cuentas, como parece suponer el mandatario venezolano. En particular, la justicia en América Latina pasa primordialmente por luchar contra el cáncer peor de esas democracias, la corrupción, enquistado letalmente en México, Argentina y otros países pero ahora más presente que nunca en Venezuela: ahí tiene el presidente bolivariano una tarea que acometer en el tiempo que le deje libre su batalla contra el imperialismo...

En la Cumbre desperdiciada, los Gobiernos progresistas pudieron demostrar que es posible una lucha coordinada por la justicia que no responde a la simpleza populista representada sobre todo por Chávez, aunque no por otros gobernantes tachados apresuradamente de "populistas" demagógicos desde la derecha sólo porque se preocupan prioritariamente de la cuestión social. Creo que el presidente Zapatero intentó decir algo en esta línea en su intervención anterior al rifirrafe tan comentado, pero lo hizo con un estilo cauteloso de imprecisión algo cantinflesca (quizá en otros momentos más privados tuvo ocasiones de mayor acierto).

Los objetivos de justicia a conseguir fueron bien expresados por la presidenta Bachelet en su notable discurso inaugural (lástima que luego como presidenta de las sesiones no demostrara el mismo tino). Y sin duda no son éstos asuntos que se resuelvan con demostraciones folclóricas indigenistas como las que abundaron en la cumbre alternativa: porque la cuestión estriba en tratar a los indígenas plenamente como a ciudadanos y no a los ciudadanos como a indígenas. Sobre todo, es preciso evitar una recaída en la Tentación violenta y guerrillera de la vieja izquierda latinoamericana, de cuyo rebrote no faltan indicios ante la desesperante lentitud de las necesarias reformas sociales y políticas. Si entre el beaterío izquierdista europeo el culto de latría a Che Guevara, el Rambo bueno de los pobres, aún sigue vigente -como hemos comprobado hace poco- qué no será en regiones de América que no conocen como emblema de la democracia "moderna" más que las tarjetas de crédito y los campos de golf...

Si yo pudiera recomendar algo a quienes se preocupan de veras en nuestro país por los hermanos de Iberoamérica -de la que formamos parte, no lo olvidemos- les diría que leyesen El olvido que seremos (editorial Seix Barral), del buen escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. No sólo es una obra bella y profundamente conmovedora, no sólo es una necesaria lección sobre temas hoy de moda entre nosotros como la educación cívica y la relación entre memoria personal y memoria histórica, sino también un insustituible testimonio de la lucha por la democracia, la razón ilustrada y la tolerancia en países que nos resultan tan próximos y queridos. Ahí verán ustedes cómo se genera y retroalimenta la violencia asesina y cuánto heroísmo han demostrado quienes durante tantos años lucharon sin armas contra las armas... y por la justicia. Cosas que siguen pasando, desdichadamente, y requiriendo nuestro compromiso, de modo que, sintiéndolo mucho, no podemos entretenernos más en rifirrafes pintorescos entre jerifaltes, sean más o menos respetables.


* Fernando Savater es catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

La venganza de Chávez

Por José Brechner

Su Excelencia, Don Evo Morales Ayma, no dejó pasar muchas horas para plegarse a la vendetta contra España que viene maquinando el insoportable autócrata venezolano. El esclavo indígena de Chávez, se sumó a la ofensa y acusó al Partido Popular de estar confabulando para derribarlo.

Su Ministro de Imbecilidades, Juan Ramón Quintana, que oficialmente ejerce como Ministro de la Presidencia, dijo:"Hay evidencias. Los próximos días vamos a denunciar todo lo que es el complot internacional contra el Gobierno. El Partido Popular del ex presidente Aznar de España está financiando a los departamentos (provincias) que han ganado con el "sí" en el referéndum autonómico". (La mayoría boliviana apoya la autonomía política-administrativa, a la que se opone el gobierno centralista).

La trillada copla de levantar acusaciones sin fundamentos se vuelve a escuchar, y nuevamente dicen contar con pruebas. Lo mismo alegan sobre una supuesta conspiración de los norteamericanos para derrocar al Inca, y la prensa sigue esperando por las evidencias. Ahora son Estados Unidos y España, las potencias interesadas en el desplome del monigote de Chávez.

El presidente boliviano -aspirante a futbolista profesional, que dejó la cumbre de Chile para irse a jugar un partido— fabrica periódicamente infantiles cuentos de fantasmas procurando romper definitivamente con los Estados Unidos, acusándole de cuanta bobada se le ocurre, y se le ocurren muchas. En Santiago blandió una fotografía del embajador norteamericano en Bolivia, en la que aparece con un desconocido colombiano que se le acercó en una feria popular para lucirse junto al diplomático. Según el mandatario-mediocampista, el sujeto es un narcotraficante, guerrillero y mercenario, vinculado al embajador, pero con esos atributos lo más probable es que llegó a suelo boliviano a juntarse con muchos de sus colegas de oficio, que encontraron un puerto seguro donde desarrollar sus actividades con la aprobación del régimen cocalero, de lo contrario ¿por qué no lo detuvieron los agentes de inmigración cuando ingresó al país?

A tiempo de revelar los vínculos conspirativos del PP con la mitad de la población boliviana, que se opone al régimen neocomunista, Morales podría mostrarse equitativo y dar a luz los nombres de los consejeros del PSOE que viajaron a La Paz para ayudarlo en su campaña electoral. Esos aparecieron por televisión y el presidente les agradeció públicamente por su dedicada cooperación.

Justamente por su ayuda a los totalitaristas latinoamericanos, alguien que debería ser interpelado por el Parlamento Español es Rodríguez Zapatero, que ha venido aplaudiendo a sus pares socialistas con cada medida extremista que estos han tomado, dándoles alas para que trasplanten la diplomacia, del salón a la selva. Si el Rey Juan Carlos no hubiese estado presente en Santiago, Zapatero tal vez no se hubiese molestado en amonestar al bolivariano.

La venganza de Chávez caerá sobre las compañías españolas en Venezuela. Si antes de que se malograra su romance con el caribeño, Zapatero les garantizó a sus compatriotas inversionistas, continuidad en sus negocios y buenas relaciones con los rojos, él mismo tendrá que resolver el impasse, no sin antes de ser vilipendiado y humillado al mejor estilo bananero. En Bolivia, las empresas peninsulares fueron de las primeras en vender sus acciones y abandonar el país, presagiando las expropiaciones y arbitrariedades que vendrían con Morales, mientras éste se graduaba de bravucón internacional.

En Caracas la situación es más compleja porque la presencia económica europea es más fuerte. Todos deberían saber -después de nueve años de “Aló Presidente”- qué clase de individuo se esconde debajo de la boina roja. Si la codicia llevó a las multinacionales a quedarse en la jaula de los leones, pues tendrán que pagar las consecuencias. Los populistas nunca sobresalieron por ser fiables. Europa debería ser más cautelosa cuando alienta en sus foros a fanáticos izquierdistas y comercia con ellos. En vez de elaborar proyectos financieros y hacer gráficos de potenciales ganancias, sus políticos y empresarios deberían leer libros de historia.

La victoria está en las calles

Por Delfina Acosta

La calle es de los gatos bohemios, que van detrás de algunas pisadas, buscando algo para comer. Y es de los perros, vagabundos por naturaleza, que se amoldan a esta sociedad de gente apurada, bocinazos, cambistas, vendedores de lotería, o sea, cantadores de sueños e ilusiones.

La calle es de los jóvenes, quienes, felices por el solo hecho de ser jóvenes, provocan barullo en las esquinas, programan citas para el sábado venidero, hacen grandes globos con sus chicles, exhiben unas nuevas prendas de vestir y se ríen a carcajadas de sus ocurrencias. Yo miro a los chicos, y me siento doblemente feliz. En realidad, soy feliz cada día de mi vida, pero verlos entretenidos en sus inocencias, me reafirma, digamos, en mi diaria alegría.

La calle es de las mujeres que van de compras y se quedan mirando aquel juego de tazas de procedencia china exhibido en los escaparates. Ah…, en las damas se despierta tanta curiosidad cuando entran en una boutique: “¿Me quedará bien aquel camisón rojo?”, se preguntan. “Pues es probable que no, porque a los hombres les gusta más el color negro”, se responden automáticamente”. El caso es que salen de la casa de compras con un camisón verde pálido. Así son. Los hombres no las entienden, pero las aman con locura.

La calle es de los policías, que no hacen mayor cosa, pues es un peligro de alto voltaje andar por las veredas de Asunción con un celular a cuestas. Dicho sea de paso: ¡Muy exitosa la iniciativa de apagar los celulares! Eso se llama aprender a organizarnos para mandar al diablo la delincuencia.

La calle es el sitio donde la gente se pelea. Observas a dos tipos conversando tranquilamente, con los puchos prendidos, y de repente, zas, por culpa de una frase mal parida, de un suspirado feamente disparado, ya están metiéndose moretones, trompada tras trompada.

En la calle se gesta la vida. Y el amor. Ocurre que va una mujer caminando (solo basta que camine) y un hombre, recostado sobre su soledad, le dice unas palabras bonitas. Una luz, una chispita de fósforo se prende en los corazones de ambos, y van a tomar, ligeramente mareados por el mutuo flechazo, una bebida en un barcito. Si las calles hablaran y contaran sus historias de amor, cuántas páginas escribirían.

La calle es de los periódicos. Cuántas veces, bajo el viento sur o el viento norte, suelo observar a los hombres, sentados sobre los bancos, leyendo las noticias del día.

¿Qué noticias? Pues las que hacen alusión a los robos perpetrados por los gobernantes mafiosos, por ejemplo. “Fijate, che, este político no tenía dónde caerse muerto, y desde que se hizo oficialista lleva la gran vida. Es un concejal municipal y gana doce millones; la gran p…”, comenta un lector a otro.

La calle es para ir a protestar contra los innumerables atracos cometidos por el Gobierno. No digo salir a hacer la violencia. No. Es para salir, con la bandera paraguaya, a manisfestar la indignación pública. La calle es del pueblo, este pueblo que, sumiso, se deja pisotear al santo botón. A salir a la calle, hombres y mujeres. La inteligencia del Paraguay se mira por sus actos. Si todos nos volvemos pasivos, los gobernantes ladrones nos empobrecerán hasta volvernos mendicantes.

Si esperamos, sentaditos nomás, que las cosas cambien, tendremos más pobreza y corrupción todavía. Ya pasó el tiempo de las quejas puertas para adentro. No pequen de cobardes, lectores. ¡¡¡A la calle todos, con la bandera paraguaya !!!

La guerra psicológica

Por Teódulo López Meléndez

Viene una acentuada guerra psicológica sobre esta población altamente vulnerable. El día lunes 19 comenzó y notamos que la sola declaración de un ministro negando los resultados de una encuesta provocó una alta desazón. Pues bien, habrá noticias abundantes que muchos comunicadores inocentones secundarán. Habrá noticias de todo tipo, desde descubrimientos de conspiraciones hasta la acentuación de una política del Consejo Nacional Electoral actuando para desanimar a los electores.

La guerra psicológica (llamada también guerra sin fusiles) es altamente peligrosa y será implementada sin escrúpulos. El gobierno sabe que está perdiendo el referéndum y buscará por esta vía direccionar conductas para aniquilar a la oposición, en este momento triunfante. Hay que advertírselo a la población, dado que los grupos opositores no tienen un departamento de contrainteligencia (como no tiene muchas otras cosas). El objetivo será destruir la alta moral de la población que se sabe ganando. Llamado especial merecen los comunicadores sociales para que no caigan en trampas. Podría producirse una avalancha de noticias prefabricadas para llenar la prensa escrita y los programas televisivos. La actuación del CNE, suspendiendo “cuñas” no puede ser magnificada pues se estaría dando un paso en falso. Basta sustituir la “cuña” censurada por otra, sin estar elevando el problema a cuestión de honor. Hay que resaltar que tenemos un árbitro electoral dedicado a desanimar a los votantes y a profundizar la abstención, tal vez un caso único en el mundo.

La guerra psicológica pasará por la creación de un clima de tensión. Se recurrirá, de igual manera, a todo tipo de propaganda prohibida, como la subliminal. Se utilizará masivamente Internet para regar rumores alarmantes y se ordenará a todos los altos funcionarios mostrar la burla como prueba de la victoria oficialista. Otro método que se empleará será la llamada “propaganda negra”. Podría involucrarse a dirigentes oposicionistas en escándalos. Se exagerará, especialmente sobre supuestos o reales vicios en el REP, para demostrar que votar carece de sentido. Todo tipo de desinformación será puesto en los medios. Estos deben cuidarse de no hacerle el juego a la guerra psicológica. Se procurará, así mismo, exasperar a la población con hechos que provoquen acciones violentas. Se utilizará la llamada “filtración” o “te cuento esto en secreto”, para que algunos comunicadores caigan mansamente y se sumen de manera involuntaria a la gran operación desmoralizadora.

Cualquier método será bueno para tratar de derrumbar la mayoría del “NO” en estos días que faltan. La población tendrá que defenderse sola, porque no tendrá quien la defienda de esta agresión psicológica. Vemos, por ejemplo, que algunos dirigentes de la oposición, de golpe y porrazo en la soledad y en la orfandad, han arreciado la presentación de argumentos archiconocidos para tratar de mantenerse en la palestra. La única forma de combatir la inmensa agresión que viene contra los sentidos es, de nuevo, hacerse responsable en lo individual y en lo colectivo, saber que la guerra psicológica está andando, no dar crédito alguno a rumores, no aceptar versiones retorcidas, no convertirse en reproductor de las “noticias” que saldrán de la sala situacional del régimen.

Derrotar la estrategia del CNE es fácil. Basta dejar de pelear tonterías como el caso de las “cuñas”. A “cuña” prohibida “cuña” puesta, debe ser la consigna. Dejar de lado las críticas al REP porque a nada conducen. Todos sabemos como está y como funciona el CNE, de manera que repetirlo es vacuo, porque no habrá cambios de ningún tipo. Andar pidiendo una revisión del REP es un absurdo, cuando faltan apenas días para la fecha refrendaria. Hay que repetir, sí, que estamos conscientes de las condiciones en que vamos a votar, pero que aún así mantendremos la mayoría. Deben los partidos y las organizaciones de la sociedad civil dedicarse a preparar testigos y sistemas de cómputo que permitan denunciar eventuales irregularidades.

La tentación gira sobre la cabeza de los oficialistas. No estaría nada mal que se conversara para coordinar respuestas postelectorales. Hay que repetir que se vota bajo protesta por el ventajismo y las irregularidades. Insisto que el gobierno podrá echar a correr en sus medios todo tipo de maniobra desinformativa, pero si los medios privados no caen en la trampa no tendrá credibilidad en la población. Hay que mantenerse claramente en la verdad y la verdad es que el “NO” está ganando y va a ganar. Si la población toma conciencia de lo que viene y el régimen se da cuenta de que está fracasando la guerra psicológica, bien podría recurrir a hechos de tal magnitud que logren vencer la resistencia a la maniobra. Esta operación “de facto superior” podría incluir violencia generalizada, la generación de “noticias” de tal fuerza que la población comience a flaquear en la determinación que en este momento la anima y en la fabricación inducida de cualquier situación que genere caos.

Este es un buen momento para demostrar madurez, política y personal. La victoria del “NO” está allí, creciente e irrevocable, de manera que la preparación mental para afrontar la arremetida final del régimen es imprescindible. Una vez más confío en que la población sabrá reaccionar de manera adecuada no contribuyendo a la estrategia oficial, manteniéndose en calma y reflexionando sobre cada “información” que se genere en los días sucesivos.

No puede ser sometido a referendo constitucional una reforma que usurpa el poder constituyente de los venezolanos

Por Cecilia Sosa Gómez

1. La Constitución NO permite aplicar un procedimiento distinto al establecido en ella para su reforma.
2. La reforma de la Constitución es un simple poder de revisión mientras que si se trata de alterar sus principios sólo el poder constituyente lo puede efectuar. El poder de revisión está sometido al constituyente.
3. Por referendo constitucional no puede cambiarse la estructura y los principios de la Constitución
4. Conclusión.


1. La Constitución NO permite aplicar un procedimiento distinto al establecido en ella para su reforma.

Cada vez es más frecuente encontrar en sentencias nacionales la influencia de las de otros países. Las provisiones constitucionales varían de una Constitución a otra, la estructura, por ejemplo, del sistema judicial puede diferir, pero las ideas y principios en que se fundan son los mismos. En este sentido, la interpretación y revisión constitucional ejercida por los Tribunales constitucionales –en Venezuela, Sala Constitucional del TSJ- ha jugado un rol importante en la construcción de un derecho constitucional de valores compartidos por las sociedades democráticas. Cada vez se percibe más el rol y la importancia del “préstamo constitucional”, ya no solo en el transplante o adaptación de instituciones de una Constitución a otra, sino en la influencia de sentencias extranjeras en las nacionales, cuando los criterios interpretativos contenidos en una sentencia cruza la frontera de un tribunal constitucional y se aloja en la de otro país.
La Sala Constitucional del TSJ no ha sido ajena a este fenómeno, pero con una variante importante, no usa la sentencia importada como línea argumentativa, sino mediante citas textuales las utiliza como prueba de la correcta argumentación de la Sala Constitucional. Frecuentemente encontramos en sus decisiones citas textuales de párrafos completos o parciales de sentencias de tribunales constitucionales extranjeros, preferentemente del español y el alemán.
En su necesidad de mostrar la seriedad y autoridad de su argumentación la Sala Constitucional ha ido más lejos al sentenciar, es más común encontrar citas textuales de autores que consideran autoridad de excepción en algún punto de derecho que está resolviendo. Esto implica asumir como propia no solo la cita sino la argumentación y la doctrina que subyace o desarrolla el autor. De otra manera solo sería una descontextualización o manipulación del pensamiento o raciocinio del autor para hacer ver que con su autoridad académica avala la decisión de la Sala.
Por estas razones, he creído pertinente esta reflexión a propósito de la reciente sentencia – 06/11/2007- recaída en el expediente No 07-1282/07-1362, que resolvió las dos solicitudes de interpretación que fueron ejercidas respecto del Artículo 344 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en que se cita, entre otros autores extranjeros, a dos ampliamente conocidos entre nosotros: uno español y el otro italiano.
A los efectos de fundamentar las modificaciones constitucionales, la Sala Constitucional señala, en la sentencia en comento, que:

“Las Constituciones requieren ajustes permanentes para regular la sociedad conforme a los constantes cambios sociales y políticos que se suscitan y deben expresar los valores compartidos por la comunidad política, ello como expresión del derecho que tienen los pueblos de revisar y de reformar su Constitución. Una generación no puede sujetar a sus leyes a las generaciones futuras. Para lograr esos cambios se crean en la propia Constitución mecanismos de reforma, por lo que tales procedimientos tienen rango constitucional, lo que impide una reforma constitucional por un procedimiento distinto al previamente establecido y obliga a los órganos del Estado a la aplicación del mecanismo previsto.” (Resaltado propio)


Para dar más autoridad a su aseveración, la sentencia usa una cita del catedrático español Luís López Guerra, quien fuera Magistrado del Tribunal Constitucional del Reino de España, y Vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial:

“(…) Las Constituciones, como la inmensa mayoría de las normas jurídicas nacen con vocación de permanencia y estabilidad: la aspiración a la seguridad y certeza de las relaciones humanas es característica común a las manifestaciones del Derecho. Pero ello no ha impedido constatar, desde un primer momento, que toda regulación, y también las constitucionales, puede alterarse en el futuro, por el cambio de las circunstancias sociales, o de la voluntad de la comunidad política”. (Cfr. Introducción al Derecho Constitucional, López Guerra Luis, Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia, España, Capítulo III, pp. 54 y 55).

Como la cita no señala el año de publicación ni a que edición corresponde, entiendo que está tomada del libro “Derecho Constitucional”, López Guerra, Luis, en colaboración con otros autores, publicado por Lo Blanch, Valencia, España 2003 (6a edición). En este libro se trata in extenso la tensión que se presenta entre la seguridad jurídica y la necesidad de alteraciones por cambio de las circunstancias sociales o de la voluntad política, distinguiendo lo que son los ajustes e interpretaciones del texto, del cambio estructural. Correctamente distingue cuando los cambios corresponden a reforma y cuando al poder constituyente, rechaza, al igual que la mayoría de los autores, la hipótesis de admitir que por vía de reforma constitucional, se sustituya lo esencial del orden consagrado en la propia Constitución que estableció el mecanismo de su reforma.

2. La reforma de la Constitución es un simple poder de revisión mientras que si se trata de alterar sus principios sólo el poder constituyente lo puede efectuar. El poder de revisión está sometido al constituyente.

El Poder Constituyente Originario no concibe que él mismo, titular de este máximo poder del Estado, renuncie a su ejercicio como tal, de manera que si dicta normas para la reforma de los preceptos que aprueba, no puede admitir que, simplemente por medio de un proceso de reforma, se sustituya la esencia del ideal de derecho generador e inspirador del texto. El poder constituyente derivado no elimina ni se sustituye en el originario, como lo ha hecho el Presidente de la República con su iniciativa de Reforma Constitucional y la Asamblea Nacional con la aprobación, modificación de dicho proyecto ya sea adicionando artículos o temas, tal como se puede apreciar en el cuadro comparativo que anexo.
La propia sentencia en comento lo reconoce cuando sostiene: “De allí que las Constituciones escritas contengan, como regla general previsiones relativas a su modificación y establezcan procedimientos específicos para ello, que suelen incluir requisitos más complejos que los exigidos para la reforma de otras normas. El cambio constitucional se efectuará dentro de unas pautas jurídicas y mediante procedimientos conocidos con antelación, que darán oportunidad a los sectores sociales involucrados para ordenar su intervención y participación.” (resaltado propio). Estos procedimientos son los contenidos en los artículos 340 a 349 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Y, el constituyente de 1999 fue muy claro al precisar que el pueblo es el depositario del poder constituyente, que en ejercicio de dicho poder puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.

Consecuente con lo que ya ha señalado, la sentencia desarrolla el principio de la interpretación restrictiva de los artículos relacionados a los cambios de la Constitución, de manera que:

“(…) la interpretación que se realice en relación con tales pautas jurídicas debe ser restrictiva en el sentido de que por un lado debe estar orientada a garantizar la viabilidad de la participación de esos sectores sociales, pero también a evitar que a través de ese mecanismo para la reforma se transforme en fácil cauce para intentar legitimar con un supuesto consenso popular, lo que no es en sustancia sino la imposición de la voluntad de una minoría.” (resaltado propio)

En orden de enfatizar la importancia del derecho político de participación, acertadamente el sentenciador acertadamente lo fundamenta en el principio de la soberanía popular (el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), la cual reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en el Texto Constitucional y en las leyes, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Para dar más fuerza a este argumento, cita la sentencia un párrafo del Prof. Norberto Bobbio, señalando que:

“En consecuencia, debe existir una indisoluble unión entre el sistema democrático y los medios de participación como desarrollo del dogma de la soberanía popular, si se quiere asegurar la efectividad del sistema democrático; al efecto, interesa resaltar lo expuesto por BOBBIO quien ha manifestado la necesidad de que la multiplicidad de centros de poder que caracterizan a las sociedades pluralistas sirvan como cauce y estímulo para la participación política de los ciudadanos (Vid. BOBBIO; Norberto; “Diccionario de Política”, Madrid, 1983, pp. 1209-1210).”

Como pareciera que de mención de autores se trata _considerados por la Sala Constitucional con la autoridad suficiente para ser citados en sus sentencias_ debemos considerar que la Sala Constitucional asume como propia la lógica argumental de Bobbio, desplegada en su “Diccionario de Política”, en colaboración con otros autores, Siglo XXI Editores, décima cuarta edición en español, 2005, México. En ella, al tratar “LAS MODIFICACIONES DE LA CONSTITUCION”, pags 326-327, señala que la Constitución está constituida por el conjunto de decisiones que se derivan de las determinaciones, explícitas o implícitas, de las fuerzas políticas que controlan el ordenamiento.
Esta Constitución y no otra, constituye el parámetro por el que se rige el Estado, de manera que el problema de sus modificaciones o transformaciones dependen de sí la evolución de los procesos sociales permiten o no reconocer la permanencia de las características de identificación, constituido por normas fundamentales que derivan y están condicionadas por el principio originario que constituye al mismo tiempo el núcleo efectivo de toda la organización constitucional. En sentido técnico, nos dice Bobbio que, si permanecen inalterados los principios fundamentales nos encontramos en presencia de un simple poder de revisión (reforma), mientras que si se sustituyen estamos en presencia de la acción de un poder constituyente. Esta distinción está claramente recogida en nuestra Constitución; mientras se trate de cambios que respetan su estructura y principios fundamentales se trata de una enmienda o reforma, pero si se trata de alterarlos, solo el poder constituyente los puede efectuar.
Si no se respeta el principio de soberanía popular y participación, en los términos precisos establecidos en los artículos 340; 342 y 347, precisados claramente en la sentencia en comento, estamos en presencia de una grave usurpación de funciones que originará la nulidad de cualesquier acto que contraríe estas disposiciones.
Bobbio es muy claro sobre este particular cuando analiza las diferencias entre reforma y poder constituyente, nos dice:

“Lo que caracteriza, en efecto, al poder constituyente es no sentirse ligado, en sus determinaciones, por un sistema jurídico preexistente: es completamente libre en la elección de sus propias finalidades. No sucede lo mismo con el poder de revisión que está limitado por lo menos por la obligación de no renunciar a los lineamientos que caracterizan el sistema jurídico vigente y que se consideran como limitaciones a su uso concreto: se reconoce que el poder de revisión está íntimamente ligado con una exigencia de garantizar una cierta Constitución, en cuanto que tiende a adaptarla, a través de procedimientos formalmente compatibles con la misma, a las nuevas exigencias, conservando sus rasgos esenciales y evitando recurrir a expedientes extrajurídicos (ajenos al ordenamiento en cuestión y que serían, en última instancia, manifestación de un poder constituyente). En sentido lógico, el poder de revisión está subordinado por lo tanto al constituyente que es el único capaz de establecer y modificar radicalmente la Constitución en sentido material. Por consiguiente, todas las veces que se encuentren modificaciones que prescinden del respeto de las líneas esenciales del ordenamiento –o sea de constitución material, que como se señala es el núcleo del mismo o su superconstitución- no se trata de un problema de aceptación de un ordenamiento preexistente sino de un nuevo ordenamiento condicionado por un poder constituyente propio. Existe, en cambio, identificabilidad cuando las modificaciones no afectan la Constitución material.”

En su línea de pensamiento Bobbio prosigue argumentando que, las modificaciones pueden configurarse de acuerdo con distintas hipótesis. Cumplen una función importante las modificaciones que se producen lentamente como consecuencia de la evolución y se realizan poco a poco en el tiempo a través de la evaluación que hacen los órganos constitucionales, la magistratura y el elemento social de los principios constitucionales.
Usualmente, estas modificaciones están consagradas en procedimientos formales que constituyen el núcleo de los procedimientos de revisión que, en algunos ordenamientos, no requieren formas distintas de las usadas para la adaptación de las leyes (Constitución flexible), en tanto que en otros se requieren formas más complejas y diferenciadas respecto de las seguidas en término medio por las leyes, y los procedimientos por lo tanto se agravan o refuerzan, dándose particular importancia a las modificaciones de la Constitución formal ( Constitución rígida, entre otras, las de Italia, España, Alemania, Venezuela).

3. Por referendo constitucional no puede cambiar la estructura y los principios de la Constitución porque así lo decidiera el Presidente de la República y la Asamblea Nacional

De la simple comparación de la propuesta de Reforma Constitucional del Presidente de la República, aprobada por la Asamblea Nacional, las modificaciones introducidas durante la discusión, y los nuevos artículos propuestos por la Asamblea aparece nítidamente que no constituyen una simple revisión ya que las características de identificación cambian fundamentalmente. Más allá de los límites para superar nuevas situaciones o para acometer las reformas propuestas que imponen modificaciones al texto constitucional, la reforma constitucional presupone que se mantienen intactas las decisiones fundamentales que configuran la identidad de la Constitución; según la Ley Fundamental, los principios consagrados en los artículos 1 a 9, estas normas derivan y están condicionadas por un principio originario (Asamblea Nacional Constituyente de 1999) que constituye al mismo tiempo el núcleo efectivo de toda la organización constitucional.
La reforma propuesta cambia la estructura y principios del Estado: deja de ser un Estado democrático y social de derecho y de justicia, para transformarse en uno socialista; igualmente se cambian las decisiones fundamentales respecto a la organización del estado-aparato, mediante utilización del principio de concentración y de separación de las distintas competencias, del principio de la paridad o de la gradación en la utilización en la utilización de las mismas; se propone la creación de una “nueva geometría del poder”, que implica la concentración del poder en manos del Presidente de la República; la soberanía popular es sustituida por el poder popular que se ejerce a través de los consejos comunales y de la comuna; el régimen de autonomías públicas y privadas es sustituido por otro en que priva y se somete lo privado a lo público, en especial toda la “Constitución económica”, dando origen a nuevas formas en la organización del estado-comunidad. Se cambia el régimen de relaciones entre estado-ordenamiento y comunidad internacional.
Una mención especial merece la nueva articulación territorial que plantea el Proyecto de Reforma Constitucional. En que en una primera etapa coexistirá la actual organización con las nuevas estructuras, hasta que sean absorbidas por las nuevas formas de organización político-territorial de origen marxista-comunista, en la que el Estado Socialista Venezolano se organiza de acuerdo a la “nueva geometría del poder”; así el Distrito Federal sustituye al Distrito Capital; los estados traspasan paulatinamente sus facultades y recursos a las nuevas organizaciones diluyéndose en ellas; las regiones marítimas, los territorios federales y los municipios federales remplazan la antigua estructura organizativa.
La unidad política primaria de la organización territorial nacional será, de acuerdo al Proyecto de Reforma, la ciudad, entendida ésta como todo asentamiento poblacional dentro del municipio, e integrada por áreas o extensiones geográficas denominadas comunas. Las comunas serán las células sociales del territorio y estarán conformadas por las comunidades, cada una de las cuales constituirá el núcleo territorial básico e indivisible del Estado Socialista Venezolano. A partir de la comunidad y la comuna, el Poder Popular desarrollará formas de agregación comunitaria político-territorial, las cuales serán reguladas en la ley nacional, y que constituyan formas de autogobierno y cualquier otra expresión de democracia directa.
La Ciudad Comunal se constituye cuando en la totalidad de su perímetro se hayan establecido las comunidades organizadas, las comunas y el autogobierno comunal. En las regiones marítimas, territorios federales, distritos federales, municipios federales, distritos insulares, provincias federales, ciudades federales y distritos funcionales, así como cualquier otra entidad que establezca esta Constitución y la ley, el Presidente o Presidenta de la República designará y removerá las autoridades respectivas, por un lapso máximo que establecerá la ley.
El proyecto propone crear distritos funcionales; la creación de un Distrito Funcional implica la elaboración y activación de una Misión Distrital con el respectivo Plan Estratégico Funcional a cargo del Gobierno Nacional, con la participación y en consulta permanente con sus habitantes. Podrá ser conformado por uno o más municipios o lotes territoriales de estos, sin perjuicio del estado al cual pertenezcan.
Igualmente, se propone la creación de las provincias federales que se conformarán como unidades de agregación y coordinación de políticas territoriales, sociales y económicas a escala regional, siempre en función de los planes estratégicos nacionales y el enfoque estratégico internacional del Estado venezolano.
Las provincias federales se constituirán pudiendo agregar indistintamente estados y municipios, sin que estos sean menoscabos en las atribuciones que esta Constitución les confiere.

CONCLUSIÓN

El Proyecto de Reforma Constitucional va a la médula del núcleo de la Constitución; es más radical y profunda la transformación propuesta que la Constitución elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente y aprobada referendariamente el 15 de diciembre de 1999. Esta reforma elimina la identidad constitucional venezolana produciendo una discontinuidad inadmisible. En realidad se trata de ejercer el el poder constituyente, de sustituir la actual por otra nueva Constitución, al margen del orden público constitucional.

El hombre que odiaba el silencio

Por Miguel Ángel Bastenier

Diario El País

Hugo Chávez Frías, tres veces democráticamente elegido presidente de Venezuela, con una megalomanía que muerde en lo psiquiátrico, lleva años trabajándose el personaje con gran fondo de luz y sonido, aunque más zarzuelero que operístico.

Su personalidad no es por ello menos inmutable -salida de la cadena de montaje genético en el molde clásico del caudillismo latinoamericano-, aunque ha ido encarnándose en sucesivas interpretaciones de sí misma. La última, con su presumible victoria en el referéndum del próximo 2 de diciembre, le va a permitir presentarse a la reelección indefinida, como él dice hasta 2021, bicentenario de la batalla de Carabobo, victorioso remate a la guerra por la independencia de América.

El 4 de febrero de 1992, el teniente coronel Chávez, mestizo tenue de negro y blanco, hacía una entrada aún modesta en la historia complotando para derrocar un sistema que llamaba de corruptocracia. La intentona fracasó con mucha pena y poca gloria, y el militar permaneció dos años entre rejas, hasta que el 24 de marzo de 1994 recobraba la libertad amnistiado por el presidente Caldera. Chávez experimentó entonces una aparente mutación al optar por las urnas para llegar al poder, de lo que se afirma que lo persuadieron sus mentores de la época, el veterano comunista Luis Miquilena y José Vicente Rangel.

El ex teniente coronel había creado el EBR, Ejército Bolivariano Revolucionario, en cuyas iniciales reside la primera clave de su mitomanía. La E es de Ezequiel Zamora, un militar del siglo XIX dado también a la acción expeditiva contra el poder civil; la B, en el centro como Cristo en la Trinidad, es del gran Bolívar, y la R de Rodríguez, Simón como el anterior, y al que se suele considerar guía intelectual del Libertador. Es lo que Chávez llama el árbol de tres raíces en que se asienta el porvenir de la patria, metáfora ajardinada que desarrolla en su obra El Libro Azul.

Y aún cabría sumar un cuarto personaje, sólo que más controvertido: Pedro Pérez Delgado, coronel mutado en guerrillero, en rebeldía según sus admiradores contra el dictador de principios del siglo XX, Juan Vicente Gómez, o bandolero depredador, según sus críticos. Y ocurre que este personaje, conocido como Maisanta -de Madre Santa, su grito de guerra-, era hijo de un coronel de Ezequiel Zamora y a su vez bisabuelo de Chávez; mitomanía personal, sin duda, pero salida de un culebrón. De ahí nace también un desdén con que le ningunean sus enemigos: la maisantera, con la que definen la obra de Chávez, que es, según uno de los oficiales que le abandonó, el capitán Luis Valderrama, "una acción con propósito de poder, sin base ideológica o política, ni escala de valores que le dé sentido, contenido y trascendencia".

El paso siguiente sería crucial: las presidenciales de 1998. El EBR que había pasado a llamarse Movimiento Bolivariano Revolucionario, se convertía el 19 de abril de 1997 en Movimiento V República, siempre atento Chávez a un fetichismo de siglas, con la intención de mantener la pronunciación de MBR a MVR. Y al frente de esa formación el 6 de diciembre de 1998, quien sólo unos meses antes no pasaba del 5% en las encuestas, derrotaba al candidato de la oligarquía Henrique Salas Römer, con algo más del 56% de sufragios. La victoria tenía numerosos progenitores: el hartazgo ante un sistema turnante entre supuestos socialdemócratas de AD, y probables democristianos de COPEI, que ni tiraban del petróleo para industrializar el país ni combatían la corrupción en la que chapoteaban; pero también, la evidencia de que a Chávez le quería la televisión, de que era un formidable candidato catódico con su lenguaje directo, exaltado y exaltante para quien no perdía nada probando suerte con aquella especie de Zelig tropical; una voz que tronaba, susurraba, y tanto parecía de animador de discoteca como del arcángel san Miguel blandiendo el espadón de la justicia. Aquellos a los que el sol ya no podía broncear, habían hallado a un campeón, que en los últimos años ha inventado un programa, Aló, Presidente, donde canta, recita -es un gran lector de poesía, pero la que escribe es mala y patriótica-, y apostrofa a todo lo que le exaspera. Se diría que Chávez tiene horror vacui al silencio. Si no se oye hablar a sí mismo, deja de existir.

Pero el momento clave de su carrera se dio en abril de 2002, desde el 11, en que fue depuesto, al 14, cuando, también el Ejército, lo reponía en el cargo; fueron tres días en el curso de los cuales Bush padre y José María Aznar lograron dar signos inequívocos de su satisfacción por el golpe. Entonces, dice Milagro Socorro, columnista de El Nacional de Caracas, "Chávez comprendió que lo que lo sostenía no era el fervor de las masas, sino la fuerza. Y ahí acentuó su autoritarismo y el acoso a la disidencia que discutía su legitimidad".

Otras dos elecciones victoriosas, la última el 3 de diciembre de 2006, parecían haberlo instalado en la cota del 60%, sin necesidad de pucherazo. Teodoro Petkoff, ex marxista, ex guerrillero, ex ministro de Caldera, socialdemócrata activo y líder de la oposición, aunque a sus 75 años ya no quiera ser candidato, afirma que "Chávez siempre ha ganado con un grado normal en Venezuela de irregularidades". Y, mientras se envolvía en el santo sudario bolivariano e invocaba un socialismo del siglo XXI, que, cautelosamente, sólo quería definir mientras se fuera implantando, no paraba de acumular poder. Ése es el hombre que hace unos diez días llegaba a la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, sobre la que hay quien en Venezuela se pregunta: ¿mordió Chávez el anzuelo que le tendían los pérfidos españoles?, o ¿acaso el Rey le brindó el pretexto que buscaba el bolisocialista?

La oposición venezolana tiene el corazón dividido. Por un lado, celebra que don Juan Carlos mandara callar a un Chávez que no dejaba hablar al presidente Zapatero y había llamado "fascista" a Aznar, pero respaldar a un jefe de Estado regañón de la antigua metrópoli es demasiado. Milagros Socorro celebra lo primero, pero habla de "la rudeza del Monarca, más emparentada con el hooliganismo español que nos trata de sudacas que con su metabolismo temperamental". Otro intelectual de oposición, Rafael Poleo, estima que Chávez "casi cayó en la trampa de los europeos que se propusieron exhibirle como un irresponsable", para añadir que sus cicerones culturales le habían descubierto sólo días antes la existencia de Las Casas y su vituperio contra la conquista, y como el día anterior ya había porfiado con la delegación española, el Rey, dice el autor, "llamó al jefe de Gobierno socialista para cuadrar el modo de pararle las patas a aquel búfalo suelto en cristalería". Así, el Chávez que esperaba "excusas por los crímenes históricos de España", o, como sigue Socorro, "daba por sentado que Zapatero le iba a juntar la cabeza para murmurar con él del ex mandatario español (Aznar)", se vio defraudado. Y entonces, "se entregó a la pataleta".

Pero aunque Chávez no fue apoyado convincentemente ni siquiera por el cubano Carlos Lage, o el boliviano Evo Morales, su discurso sí impresiona a las clases populares, indígenas o mestizas. Leña a España es un leitmotiv que los tiempos amenazan convertir en estribillo o jaculatoria de a diario.

El líder bolivariano, que está animado de un sincero deseo de mejorar la suerte de los no favorecidos y que, probablemente, no dejará de nunca de respetar algún grado de pluralismo político, lo que pretende es moldear un régimen en el que haya partidos, elecciones y gran parte del habitual atrezo democrático, pero en el que el chavismo domine los resortes internos de la sociedad, como el crédito bancario con que se ganan las elecciones, los think-tank de ingeniería social y a una boliburguesía deudora del poder. El "totalitarismo light", que dijo Petkoff.

Ese presidente venezolano al que ha sacado de un relativo aislamiento su par colombiano, Álvaro Uribe, invitándole a mediar con las FARC, está ahora visitando Teherán y París, acompañado de un dispendio de 500 edecanes. Y su soflama antiimperialista tiene eco en toda América Latina.

Otro oportuno centenario


Por José Alberto Medina Molero



De seguro a Jóvito Villalba se le recordará por haber sido el gran líder de los sucesos de comienzos de 1936, enarbolando las banderas del país civil, que comenzaría por vez primera a afirmarse en Venezuela.

Otro decantarán su remembranza hacia el hecho, de haber sido uno de los firmantes del fundamental Pacto de Punto Fijo; sin embargo cobra fuerza en estos instantes otra de las acciones de Villalba, de quien en marzo próximo estaremos celebrando 100 años de su natalicio, en las tierras risueñas y cálidas del espejeante Pampatar. Hacemos referencia a las elecciones celebradas en 1952, con motivo de la selección de los diputados que conformarían la Asamblea Constituyente.

Para los comicios de Noviembre de 1952, la tradicional agudeza de Rómulo Betancourt no atinó a interpretar el momento político, y giró instrucciones para que la militancia de AD se abstuviese. Villalba por su parte, vislumbró un camino y decidió participar con URD. La población que pareciera (en ocasiones) tener una intuición más allá de todo elogio decidió secundar a Jóvito, quién con su partido ganó holgadamente la consulta. Embriagado con la victoria, el líder margariteño no acierta a comprender que, el régimen Perejimenista no aceptaría la derrota. Éste, en un rapto de autoritarismo, donde las pocas caretas democráticas cayeron al tropel, desconoce el triunfo opositor. Se expulsa a Villalba del país y comienza por la calle del medio la profundización de la dictadura.

El aporte de Jóvito Villalba a la historia fue el de participar, desenmascarar, colocar la piedra fundacional del 23 de enero. Un precedente, un ejemplo. Una apuesta democrática.

Castro ideó el ataque de Chávez a España

Por Elizabeth Burgos

En vísperas de la última Asamblea General de Naciones Unidas (septiembre 2007), el recluido Fidel Castro -tras una de esas desapariciones de varias semanas que suelen disparar conjeturas acerca de su posible fallecimiento, resucitó como de costumbre con una bien calculada aparición en la televisión-, tras haber opinado sobre temas diversos: las memorias de Greenspan, las de la señora Thatcher, los tipos de interés, el precio del dólar, y de haber explicado sus teorías científicas acerca de los atentados de las Torres Gemelas, de pronto asoció con algo que llamó la atención por lo alejado de los temas que había estado abordando, además de tratarse de una enorme mentira: "nunca he usado el insulto en política", "evito ofender, todo lo que sea ofender por gusto", "un político no puede hacer cosas que signifiquen ofender por gusto a la gente", declaró Castro en aquella ocasión.

Hugo Chávez, quien el año anterior, debido a los insultos que profirió contra el presidente Bush, perdió el ansiado cargo en el Consejo de Seguridad, que ya tenía garantizado mediante remuneración previa a los votantes, (por cierto, me comentó entonces un diputado socialista chileno que "Michelle (Bachelet) iba a votar por Chávez y por culpa de las presiones de "los reaccionarios de la Democracia Cristiana, no pudo hacerlo, por lo que se vio obligada a abstenerse".) Chávez, quien ya había anunciado su presencia, sorpresivamente, a último momento, hecho inaudito en alguien tan adicto a las tribunas, decidió no asistir. Además, era una buena ocasión para que se encontrara con Nicolás Sarkozy y adelantaran conversaciones con respecto a la "obsesión que tiene Francia de liberar a Ingrid Betancourt", según las palabras del propio presidente galo. Pero, tal vez, fue por esa misma razón que Castro intervino para disuadir a Chávez de acudir a la reunión anual de la ONU, pues la incontinencia verbal de su pupilo podía destruir el escenario que tan sabiamente la diplomacia Chávez /Castro y los sectores afines a la FARC en Colombia, habían ido edificando alrededor del estamento de poder en Francia.

Una salida extemporánea como la de Santiago de Chile, ponía en peligro la relación con Sarkozy, pues éste, aunque comparta con el venezolano la misma pasión mediática, está sujeto a las normas de un Estado democrático. Y aunque la diplomacia francesa se inspira en el axioma del general de Gaulle, de que los Estados no tienen amigos sino intereses, Sarkozy sabe que hay límites que no pueden ser sobrepasados. Lo curioso del hecho es ¿por qué Castro escogió el método indirecto para disuadir a Chávez de acudir a la cita de Nueva York, si se sabe que mantienen comunicación telefónica permanente? Queda pendiente la respuesta... tal vez el hijo predilecto trató de rebelarse y acudir a la cita de Nueva York, pese a que el padre había decidido otra cosa.

En todo caso, fue el Ministro cubano de exteriores, Pérez Roque, quien acudió a la Asamblea de la ONU y creó el acontecimiento, al anunciar la buena nueva de que "Cuba estaba dispuesta a ceder su soberanía y banderas en aras de la "Patria Grande".

La Confederación Cuba-Venezuela es la configuración geopolítica ideada por Castro y Hugo Chávez para garantizar la perennidad del mesianismo castrista y destinada a regir los destinos de América Latina. Lo extraño es que un hecho de tal envergadura, que atañe el futuro de la nación cubana, lo anunciara un simple ministro, que no pertenece a las FARC y ni siquiera forma parte del estamento de los históricos. Lo menos que se hubiese esperado es que tal declaración, procediera de Raúl Castro, presidente provisional, o lo más lógico, que Fidel Castro hubiese enviado un documento escrito, puesto que ya no se desplaza. No obstante, se han podido percibir matices en el seno de la dirigencia cubana ante este asunto crucial y tal parece que los partidarios de la Confederación Cuba-Venezuela lo constituya el clan de los civiles, el llamado "Grupo de Apoyo" que rodea a Fidel Castro. El primero que mencionó el hecho de que Cuba tenía dos presidentes, refiriéndose a Fidel Castro y a Hugo Chávez – ignorando la existencia de Raúl Castro – fue hace unos meses Carlos Lage en Caracas. Durante la visita oficial de Hugo Chávez a Cuba, iniciada el 12 de octubre pasado, en varias ocasiones se refirió en sus intervenciones públicas a la "confederación" y a que en la práctica los gobiernos de Cuba y Venezuela conforman una sola entidad. Sin embargo, Raúl Castro, durante la firma de una serie de nuevos acuerdos bilaterales entre ambos países, se refirió a "unión e integración" que corresponde al discurso que todos los gobernantes latino americanos han adoptado para designar los planes de integración regional a los que están abocados, y que lograron un impulso particular durante las presidencias de Fernando Enrique Cardoso. Este hecho demuestra las diferencias de percepción que se perciben en el paréntesis en el que está sumergida Cuba, mientras la figura totémica de Fidel Castro permanezca reinando en el panorama cubano.

En todo caso, Hugo Chávez se apresta a darle carácter constitucional a la Confederación Cuba /Venezuela. Según Edgar C. Otálvora, analista de relaciones internacionales, en un artículo del 7 de noviembre, " La fusión Cuba Venezuela en la nueva constitución", se hace eco del análisis del constitucionalista Adolfo Salgueiro quien se ha dedicado al estudio de la reforma constitucional que será sometida a referéndum el próximo 2 de diciembre en Venezuela, quien revela que se incluyó entre las reformas constitucionales una cláusula que permita la figura del gobierno conjunto a cuyos efectos se incluyó en el artículo 153 la "Fundación de Repúblicas que consoliden proyectos estructurantes de la región" como una de las misiones que la República "promoverá y favorecerá". Según el doctor Salgueiro, ante el malestar que causó dicha cláusula entre grupos chavistas, quienes relacionaron el texto con las declaraciones de Chávez en La Habana a propósito de fusión de ambos gobiernos, se borró lo de "fundar Repúblicas", pero se introdujo de manera disimulada la misma idea: "la República promoverá la "confederación" en América Latina. Comparando las declaraciones y matices del discurso de Chávez y de Raúl Castro, Otálvora concluye sugiriendo que todo parece indicar que ni Raúl Castro ni la casta militar que lo rodea comulgaran con la fusión con Venezuela. La Confederación sería entonces un proyecto de los civiles que rodean a Fidel Castro y "quienes son los enlaces privilegiados con Chávez"

Volviendo a la cuestión de los insultos, en aquella declaración Castro daba una vez más, muestra de su conocida capacidad de reescritura de la historia, pues si hay alguien que ha prodigado insultos y utilizado métodos reprensibles en su trato con responsables políticos, ha sido él, a Mao lo trató de viejo chocho, de senil.

Por cierto a José María Aznar, uno de los raros responsables políticos españoles que mantuvo una actitud de enfrentamiento con él, en particular en lo relativo a los Derechos Humanos, en una de las cumbres ibero-americanas lo insultó tratándolo de "fuhrercito". (No es difícil adivinar de donde proceden los argumentos empleados por Chávez en Santiago de Chile) Hasta la llegada de Aznar al gobierno de España, Castro, desde 1959 había gozado de la magnanimidad de todos los gobiernos de España. De Franco que le prodigó a Castro una simpatía casi paternal pues consideraba que el joven Castro vengaba a España de la afrenta que le inflingió Estados Unidos con la derrota de 1898, cuando España perdió a Cuba. Los de izquierda por aquello que Peter Sloterdeijk denomina la "auto amnistía de la izquierda" por lo de usar un doble rasero para medir a las dictaduras según la vocación ideológica a la cual éstas se acojan. Para la izquierda existen dictaduras buenas y dictaduras malas, y por supuesto, el "anti americanismo obliga".

Los insultos del teniente coronel Hugo Chávez en Santiago de Chile a José María Aznar, y a través de él, al gobierno de España, no fueron casuales. Castro es rencoroso y es bien conocida la docilidad del venezolano ante el caudillo cubano, pero tampoco es que Castro , pese a sus signos evidentes de senilidad, y todavía hace gala de sus obsesiones, actúe a la ligera. Toda movida de fichas que realice, corresponde a una jugada que por lo menos le abra dos opciones de igual valor, que vayan en pro de sus objetivos. Y me refiero a Castro en el incidente de Santiago de Chile, porque quedó muy claro que estaba orquestando el comportamiento de su pupilo. Basta recordar la llamada telefónica que le hizo desde La Habana al velódromo en donde se encontraba Hugo Chávez, junto a sus socios (Evo Morales y Daniel Ortega ), festejando con sus aficionados, para felicitarlo por su "hazaña". Y pese a la cara que pusieron los funcionarios cubanos e incluso los venezolanos durante el incidente, (el cubano Lage, el propio Nicolás Maduro, la embajadora de Venezuela en Chile.

El único que parecía sereno era Pérez Roque) Fidel Castro le ha dedicado al incidente de la Cumbre Iberoamericana sus últimas "Reflexiones" y amenaza con otra. En la primera fechada del sábado 10, a las 6 y 02 pm, (suelen indicar la fecha y la hora) publicada en el Granma del 11, dice que "Con dolor profundo escucharía (el Che) los discursos que desde posiciones tradicionales de izquierda se pronunciaron", comentarios seguramente dirigidos a lo presidentes alineados a la izquierda, pero que no pretenden derrocar el capitalismo; Brasil, Uruguay, Chile. También acusa a los de la derecha, de asumir posiciones igualmente "tradicionales, haciendo concesiones a la supuesta izquierda". Es decir, no son radicales, son "tradicionales", por lo tanto, no poseen legitimidad. El discurso del presidente de El Salvador, le provoca nauseas.

En cambio las palabras de Daniel Ortega, Evo Morales y por supuesto, de Hugo Chávez, los unge con la santificación del "guerrillero heroico"; "orgullo sentiría (el Che) por sus pronunciamientos, revolucionarios y valientes." En la segunda reflexión, escrita el 12 a las 6 y 45 pm, y publicada en Granma el 13, emplea el discurso que luego ha sido retomado, textualmente, por Hugo Chávez tras su regreso de Chile en sus apariciones públicas en Venezuela, prosiguiendo la guerra verbal contra España y el monarca español: "Países saqueados durante siglos por el coloniaje y el imperialismo." El tono enfático, inspirado en la épica martiana, que al oído contemporáneo suena en extremo cursi, Fidel Castro , fiel a su impulso de doblegar la historia a su imaginario embriagado por las hazañas, y su voluntad de reescribirla , decreta que: "El sábado 10 pasará a la historia de nuestra América como el día de la verdad." Y los insultos de Chávez a Aznar se convierten en "El Waterloo ideológico" cuando el Rey de España le preguntó a Chávez de forma abrupta "Por qué no te callas?", declaración destinada a alimentar el ego patológico del teniente coronel.

Lo que no queda claro quién es el Napoleón de la historia. Aún más cuando afirma que: "El pueblo venezolano (…) se estremeció al vivir de nuevo los días gloriosos de Bolívar". ¡Pobre Bolívar! que para conquistar la gloria se vio obligado a tantos esfuerzos, recorrer durante varios años la Cordillera de Los Andes a caballo, dirigir batallas, enfrentarse a enemigos, hoy, gracias a Fidel Castro, se puede conquistar la misma gloria profiriendo un insulto. En todo caso, este desvío sorprendente por la historia lo coloca a la vanguardia de los autores más osados de la post modernidad.

Cabe preguntarse las razones de Castro para acosar de esa manera al gobierno de Rodríguez Zapatero, si ha sido precisamente ese gobierno el que abogó ante la Comunidad Europea para que ésta levantara la sanciones contra Cuba tomadas a raíz de los fusilamientos de los tres jóvenes que habían intentado secuestrar una embarcación para huir a La Florida en 2004. Ante tan horrendo hecho, el lobby castrista del Parlamento europeo fue neutralizado y los demócratas pudieron al fin expresar su solidaridad con la oposición cubana. Se organizaron foros en Bruselas sobre el tema de Cuba y lo derechos humanos. Se le otorgaron premios a organismos que en la isla luchan por esos derechos. Con la llegada al gobierno de Rodríguez Zapatero, España aboga ante la UE para que se vuelva al estatus anterior, pues "es mejor mantener el diálogo". Los europeos aceptaron, se levantaron las sanciones contra Cuba y se volvió a la actitud de siempre; el régimen cubano persiste en la represión y las instancias comunitarias continúan aguantando los desplantes de sus funcionarios.

Un dato a tener en cuenta, no es Cuba sino Venezuela que se enfrenta con España. Y allí radica una de las movidas del juego. Es cierto que Castro nunca pone en riesgo a Cuba, y si se toma en cuenta la situación actual de la isla -regida por un gobierno provisorio a la espera de la partida definitiva del patriarca-, el incidente de la Cumbre, parecería haber sido una decisión emanada directamente de Fidel Castro , secundado por el Grupo de Apoyo, o los "talibanes" como se le llama familiarmente también, al grupo de elite que lo rodea. Jóvenes formados por Fidel Castro, que poseen poder en la medida en que son sus perros de presa, guardianes de la ortodoxia mesiánica del castrismo, pero que cuando ocurra su desaparición quedarán en la orfandad de poder, de allí la importancia de su alianza con Chávez, quien les aseguraría su sobrevivencia. Mientras, el acercamiento con Estados Unidos está planteado, o por lo menos es el deseo que ha manifestado Raúl Castro en varias ocasiones, y por parte de Washington, si bien no hay rechazo opta por la cautela; como cautela es también la que ha observado hacia el gobierno de Hugo Chávez, pese a que los medios dan otra imagen, Fidel Castro , busca inmediatamente un contrincante de substitución y le echa leña al fuego en el continente para que se prenda una guerra contra Europa. Si se pierde un enemigo, se debe buscar otro. El castrismo se legitima en la confrontación. De allí que la actitud hacia España, asumida por Chávez, tenga varias lecturas.

1 – Al haber alcanzado las FARC el estatus de entidad beligerante, gracias a la intervención de Francia que abrió el juego que estaba detenido entre el gobierno de Uribe y las FARC por el asunto de los rehenes, lo que en realidad ha sucedido es que Chávez no ha servido de mediador para ayudar a Francia a obtener la liberación de Ingrid Betancourt como se cree, sino más bien le ha servido de mediador a las FARC para que éstas alcancen ese estatus, y sean admitidas como una fuerza política con todas las de la ley. Hoy, esa meta política la han alcanzado. Hoy Venezuela enarbola públicamente un papel que hasta ahora ejercía de manera disimulada, el de zona de despeje y sede diplomática de las FARC, y éstas aparecen en el panorama internacional, detentando la ventajosa postura de ser solicitadas por Francia, uno de los países más importantes de la Unión Europea. A los planes de largo plazo del binomio Castro/Chávez, y aún menos a las FARC, les conviene de manera inmediata la liberación de Ingrid Betancourt. Mantenerla prisionera significa alargar el plazo de la negociación, lo que le otorga a las FARC la posibilidad de ganar tiempo, durante el cual irá montando su propia maquinaria electoral, mediante grupos y personalidades que les son afines, y estar preparadas para el momento de la campaña electoral, cuando el mandato del presidente Uribe llegue a su término. Este parecería ser el trasfondo de la mediación del presidente venezolano que parece haber convencido a las FARC de que se "dejen de hacer guerrilla y ganen elecciones como yo". Mientras duran las negociaciones, las FARC podrán desplazarse, establecer contactos políticos, hacerse de un nuevo rostro que no esté mancillado por su condición de narco guerrilla.

Es muy posible que la liberación de Ingrid Betancourt intervenga en el transcurso de la campaña electoral. Será un golpe maestro, pues en lugar de considerárseles culpables a las FARC de crimen contra la humanidad, como debería ser considerado el secuestro, se les admirará y agradecerá por haber liberado a la más célebre de las centenas de rehenes que tienen bajo sus garras. Y como en este mundo en el que la manipulación mediática pone a los individuos en estado de histeria permanente, pese a los sentimientos democráticos de la mayoría de los colombianos, no sería imposible que el próximo gobierno que acceda al poder, sea afín a las FARC; por lo menos, ese es el sueño que abrigan Castro y Chávez. Si cae Colombia, suerte de isla protectora que mantiene frenado el sueño mesiánico del caudillo venezolano de repetir la gesta bolivariana, además de contar con una salida al Pacifico y así poder sustituir a su principal cliente y venderle el petróleo a la China, ya no será la confederación Cuba-Venezuela , porque se le agregará Colombia, el Ecuador, Bolivia. Quedando, por ahora, pendiente el Perú. La apuesta electoral del ex teniente-coronel Ollanta Humala fue prematura, porque no contaba con un equipo político y menos con un aparato que le permitiera imponerse, además que las declaraciones de apoyo de Hugo Chávez, le dieron el tiro de gracia. Por el momento, gracias a la ayuda de Hugo Chávez, Humala se dedica a construir un movimiento político con el que piensa dentro de tres años, volver a la contienda electoral. Humala posee un ascendiente incontestable entre los rangos del ejército integrados por indígenas y en la zona del Cuzco. La agenda pendiente con el mundo indígena, sus justas y comprensibles reivindicaciones, pueden ser fácilmente manipuladas por un discurso teñido de racismo, que es el objetivo de las declaraciones anti españolas de Chávez y de Castro, y el sacar de nuevo a relucir la conquista, son signos de que la cuestión racial, estará cada día más presente en la agenda castro/chavista. En Bolivia, el oficialismo niega el mestizaje y divide al país en dos bandos, colocando al país al borde de la guerra civil. En las manifestaciones del oficialismo en Venezuela, cada día se hacen más ostensibles las pancartas contra los "hijos de los europeos". Las propiedades de españoles, portugueses e italianos, son invadidas, y saqueadas, sin que por cierto, ateniéndonos a las quejas de la víctimas, la embajada de España en Venezuela , se preocupe mucho por el asunto.

En todo caso, mantener la beligerancia con un país de la Unión Europea como parece ser la intención Chávez con España, crea un malestar que no actúa en pro de las negociaciones destinadas a solucionar el problema de los rehenes, pues como vimos, prolongarlas ayuda a los planes geopolíticos de Castro/Chávez, al mismo tiempo, que exacerba el sentimiento racista que peligrosamente cada día cobra más fuerza en Bolivia, y que fue la base de sostén del movimiento de Ollanta Humala en las pasada elecciones en el Perú, que la incontinencia verbal de Hugo Chávez le hizo perder. De allí que ahora se muestre más discreto, no intervino en las elecciones de Guatemala, tampoco en las de El Salvador, pese a que en estas últimas interviene activamente, financiando al grupo de extrema izquierda.

2 – El tema de la XVII Cumbre Iberoamericana fue el de "instalar en el centro de las políticas y materializar, la cohesión social" y promover un "nuevo pacto social para construir sociedades más justa e inclusivas". El aporte de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, en esta configuración, ha sido determinante. Y es allí en donde radica el disgusto de Fidel Castro y la rabieta del teniente-coronel.

Cuando Fidel Castro propugnaba el dogma de la lucha armada, la elección de un socialista a la presidencia de la República, como fue el caso de Allende, constituyó un hecho insoportable para el cubano, pues desvirtuaba el dogma de la lucha armada como único medio de acceder al poder, y operar cambios sociales. De allí que se dedicara a imposibilitarle la vida a Allende, de impedirle gobernar, incitando a las fuerzas radicales chilenas a polarizar la situación con el fin de acosar al presidente y conducirlo al estallido de la guerra civil. Ya sabemos cómo terminó Allende y el precio que han pagado los chilenos. Del golpe de Estado de Pinochet, se puede afirmar sin complejos que no sólo son culpables los militares chilenos. En ese sentido, Joaquín Villalobos afirma, que en el caso chileno, la política de Nixon y la de Castro se complementaban.

Hoy, en lugar de guerrillas, el castrismo recurre al golpe de Estado institucional mediante las técnicas de la democracia y se arroga el monopolio de hablar en nombre de los pobres del mundo. De allí el que un grupo de presidentes, en el marco del sistema capitalista, decidan llevar a cabo políticas sociales, es inadmisible para él, pues le quitan el monopolio que intenta ejercer Hugo Chávez con su socialismo del Siglo XXI en el continente, que al igual que en el pasado el dogma de la lucha armada, hoy lo ofrece como dogma único para "salvar al mundo". Que se demuestre que se pueden llevar a cabo políticas sociales en el marco de un Estado de derecho y de régimen capitalista, le quita toda legitimidad al proyecto chavista de allí la voluntad de hacer fracasar la Cumbre.

El consenso buscado por la presidenta Bachelet obraba en pro de abrir el camino para que al fin, América Latina abandone el papel de víctima, y de eterna plañidera y sobrepase la interminable queja por los "quinientos años, y se decida de una vez a ser competitiva en materia tecnológica, y, como todos los países que avanzan y se desarrollan, midiéndose con el resto del mundo. Después de todo, Estados Unidos también fue colonia europea, y nunca se queja de que Inglaterra se beneficiara de sus riquezas, y es hoy además, la primera potencia mundial.

Cortesía de CEDICE. Publicado originalmente en la Revista ZETA

AA + NO = Reforma rechazada

Por Valentín Arenas Amigó

La Reforma Constitucional propuesta es una nueva Constitución sin convocar una Asamblea Constituyente que pretende someter a votación si los derechos naturales que Dios le dio a cada uno de los venezolanos y que consagra, además, la Constitución de 1999 pueden el 2D. serle arrebatados a los ciudadanos y transferidos al autócrata.

Esto es simplemente absurdo, tan absurdo como si se decidiera someter a una votación cambiarle el sexo a los venezolanos y las venezolanas. Esos derechos no dependen de ninguna elección. Tampoco el cambio de un estado Democrático a otro Comunista pues a estas alturas de la Historia ningún pueblo escoge suicidarse de esa manera. Sólo puede ser llevado a esclavitud a través de la violencia física o de un fraude electoral que es violencia moral.

Ante tamaña barbaridad se ha producido una división lamentable entre los partidarios de ir a votar por el NO y los que se niegan a hacerlo por la desconfianza que tienen en el C.N.E. De esta división entre los venezolanos democráticos, que prácticamente somos todos, debe responder tanto el régimen, que vive de la división, como los políticos tradicionales que ante una situación de esta gravedad no han sido capaces de unirse y darle a los ciudadanos una CONSIGNA ÚNICA. Ahora llaman a votar pero cuando el Referendo Revocatorio se fueron todos a sus casas sin denunciar el fraude.

En Diciembre del 2006 tampoco hicieron buena aquella consigna, tan difundida, de “cobrar”. Una sociedad democrática como lo es la sociedad venezolana, huérfana de un liderazgo unitario, fuerte y valiente, no tiene otra alternativa que asumir ella misma ese liderazgo. No cree en supuestos líderes que al defender intereses partidistas ponen en grave riesgo la permanencia de la democracia en Venezuela y la de sus propios grupos políticos. Falta visión.

Esta orfandad de liderazgo sitúa la alternativa entre quienes manifiestan su rechazo a la Reforma Constitucional votando por el NO y quienes, por desconfianza en el C.N.E. y ante el temor a ser burlado, lo manifiestan NO acudiendo a votar. Son dos formas de expresar lo mismo. Es el mismo rechazo a una Dictadura Comunista expresado de manera diferente. Un C.N.E. parcializado y no confiable es el responsable de la abstención. Un sector político que ha sido incapaz de unirse y formular una consigna única es también responsable. No importa. El ciudadano rechazará el cambio de modelo de país propuesto bien sea votando NO o NO votando.

El 2 de Diciembre el C.N.E. dará el resultado que quiera dar como lo ha hecho antes, pero lo que no podrá hacer es fabricar a millones de votantes en largas colas, ni tampoco derrotar y paralizar a un pueblo que nació para ser libre y liberó a otros. La suma del NO con la de quienes NO acudan a votar será de tal magnitud que hará inválida la consulta y nulo sus efectos. Esto se expresa así: AA (Abstención activa) + NO =R.R. (Reforma Rechazada).

Hacia la isla

Por José Alberto Medina Molero

Un relato para que, como decía Borges, siga su intrincado camino por sus neuronas

Una bruma de terciopelo flotaba en el cielo del pueblo, que miraba como a diez leguas, nadando en el amanecido mar, a la isla.

- ¡Compadre apúrese, porque no hay tiempo! ¿Cree usted que la vaina es juego? Si llega el autobús frente a la casa, nos fregamos. El jefe civil está decido y ya ha llevado a la Isla a casi todos. Desde el otro lado los vi. Vagando entre los matorrales, tan perdidos como su mirada, sin voluntad. Ya no eran los mismos que se le rebelaron en la Plaza Benítez a comienzos de año. No tenían el verbo como un tizón en lo oscuro, dejaron de luchar. Se lo digo compadre, fácil le fue al Jefe conseguir una orden para examinarlos y determinar que estaban leprosos y por ello debían ir a la isla. Seguramente usted y yo lo estemos para él. Allí parece que viene el autobús, ¡apúrese!....

¿Por qué no te callas?

Por Olivia Biasini

No voy discutir el reciente incidente de la Cumbre Iberoamericana en la que nuestro presidente se dedicó a insultar al que pagaba los tragos y la fiesta, lo que me llama la atención es la repercusión mundial de las palabras del rey español, claro indicativo de un deseo inconsciente de todos los presentes en esa reunión y fuera de ella, que el rey concretó en palabras.

El silencio más resaltante, el de la presidenta Bachelet que dirigía la reunión, que no es la única a la que se debe recriminar por este hecho, porque el común de los gobiernos de América hispana, con escasas y coyunturales excepciones, se han negado a mandar a callar al desaforado en aquellas situaciones en que ha estado claramente indicado, hecho que denota que la política latinoamericana está basada en el dinero y no en los principios.

De la OEA no digo nada porque resulta más que evidente que los gobiernos reunidos en esa asamblea hemisférica se manejan igual que los mandatarios de la Cumbre. Con la honrosa excepción de la Comisión y la Corte Interamericana, que se han visto obligadas a mandar a callar al desaforado representante de Venezuela en esas instancias, y que han recriminado y ordenado al gobierno que restablezca derechos violados a los ciudadanos venezolanos, sin que este haga el menor caso a las modestas recomendaciones.

Pero no sirve de nada echarle la culpa a extranjeros cuando los venezolanos no hemos logrado, todos juntos, mandar a callar a este hombre insufrible, que se dedica por horas a insultar a todo el mundo, amigos y enemigos, que no tiene el menor respeto ni educación, que en nueve años no ha logrado hacer más de 250 mil casas, que nos tiene sometidos a un racionamiento brutal de alimentos, que ha destruido la paz del país, que reforma la constitución de todos los venezolanos a su antojo como un dictador cualquiera, que ni siquiera le llega a los talones a los dictadores, tan burdos e ignorantes como él, pero que le superan, como Guzmán Blanco, Gómez o Pérez Jiménez, en materia de ejecutorias y de orden público y que, al menos, hablaban poco.

Este desaforado mal hablante ni siquiera tiene nada bueno que contar, no es un guerrillero como Castro que debe su gloria a una victoria militar, no tiene una historia familiar entretenida o más difícil que la común de la mayoría de los venezolanos, para que nos incordie con el devenir de sus ancestros y descendientes, no ha entendido para nada lo que le explican de Marx y Lenin ni sabe de economía ni de política.

Lo único que sabe este cuertelario lo ha aprendido en los cuarteles venezolanos, junto con sus acompañantes como Arias Cárdenas, Chirinos, Baduel, Acosta Carles, Carreño y demás militares metidos a políticos. Estos señores demuestran que es necesaria una profunda reforma en el pensun de la academia militar para que estos sub productos de una pésima educación castrense puedan codearse con los actuales ejércitos profesionales civilizados.

Bien bajo hemos caído los venezolanos, que nos incordiaban los discursos de hora y media de Carlos Andrés Pérez o las insulsas y tímidas sesiones de "Habla el Presidente" de los tiempos de Caldera o que criticábamos los retruécanos de Luis Herrera, que por lo menos eran más simpáticos que las perlas groseras que ha dedicado este hombre a las mujeres, a los jueces, a los adversarios, a todo el mundo en general.

¿Por qué hemos tenido que esperar que el rey español diga lo que todo venezolano debería decirle a este hombre de una vez por todas? ¡Cállate y toma esta torta con tu reforma¡ Venezolanos, la abstención no es una alternativa.

Torquemada y su derrotado proyecto religioso

Por Teódulo López Meléndez

La sociedad española del siglo XV era lo que los historiadores acostumbran llamar una “sociedad endiablada”. Tomás de Torquemada pasó a la historia por haber sido el primer Inquisidor General del Tribunal del Santo Oficio y el que hizo poner la firma de los Reyes Católicos al decreto de expulsión de los judíos de España. En la “sociedad endiablada” que es la Venezuela de hoy la Asamblea Nacional, a la mejor manera de Torquemada, ataca a los colegios católicos porque supuestamente pusieron como tarea escolar la discusión del magnífico documento de la Conferencia Episcopal. Lo que hace este detestable remedo de Parlamento es exactamente lo mismo que hizo el Gran Inquisidor, esto es, hacer del chavismo un proyecto religioso para la política.

Del otro lado, un orador plantado con la mayor serenidad en el alto podio de la Academia Nacional de la Historia pronuncia un denso discurso que titula “Sobre la responsabilidad social del historiador”. El orador se proclama producto de la “libertad intelectual”. El poderoso contraste, el del llamado de Torquemada por un lado y el del hombre lúcido por el otro que hace ejercicio definiendo la conciencia nacional venezolana, es símbolo de una “sociedad endiablada”, pero de una donde la esperanza pervive y donde la inteligencia vencerá las sombras. Confieso que hace muchísimo tiempo no me sentía tan bien y tan contento, no porque el orador se llame Germán Carrera Damas, un querido amigo a quien se hace justicieramente académico, sino porque su voz fue la de un país enraizado en los valores y un llamado a la responsabilidad.

Y por si fuera poco, se suceden las elecciones en la UCV, mi Alma Mater. A veces, metidos en el berenjenal de la cotidianeidad, perdemos de vista lo obvio, lo que representa esa casa para este país. Carrera Damas, por ejemplo, es producto de la Escuela de Historia ucevista. La UCV es el corazón de la república, uno de los centros de creación de líderes, un punto neurálgico de eterna rebelión y de cruce de ideas. Celebramos los resultados, que este muchacho Sánchez sea el nuevo presidente de la FCU, la paz con que se celebraron las elecciones. Sí, todo eso, pero miremos que lo sucedido es un resultado crucial de un mensaje de la juventud venezolana frente a Torquemada. No se puede imponer un proyecto que tiene el rechazo de la juventud de un país. Si la juventud de un país se pone de frente contra una oferta, esa oferta está condenada a perecer. Podrá sobrevivir circunstancialmente, podrá ejercer la violencia para aplacar la rebelión juvenil, pero está condenada. Lo peor que le puede pasar a un gobernante que quiere eternizarse es que una generación se le ponga delante.

No hay duda sobre el nacimiento de una generación. Veo a ese muchachito que en las calles de Barquisimeto declara a los medios desde su rebeldía y me recuerda a mí mismo en mis tiempos del liceo “Lisandro Alvarado”. Veo a Stalin González no lanzándose a la reelección y siento un grato sabor. Veo a Ricardo Sánchez atropellándose en sus expresiones y me digo que cuando controle la emotividad y aprenda a modular la palabra será un gran líder. Veo a Eduardo Fernández en el acto de la Academia de la Historia y le digo “¿Sabes qué? Yon Goicoechea bien puede ser el equivalente tuyo de estos tiempos”. En realidad las similitudes son muchas: Eduardo irrumpe en la vida pública con la huelga de la UCAB en 1957. Yon irrumpe en la vida pública con la resistencia estudiantil de 2007. Las diferencias son también muchas, pero Yon es un típico producto de este tiempo. Todas sus características así lo dicen.

Estos muchachos deberán estudiar, hacer postgrados en universidades del primer mundo, prepararse para el liderazgo, no solamente en la política, pues de allí saldrán científicos, académicos, profesores, amén de presidentes de la república. A mi generación, la del 58, la “generación frustrada”, aún le caben inmensas responsabilidades. Una de ellas es la de actuar con gran desprendimiento y amplitud para cuando esta generación esté lista para asumir el comando. Aún nos quedan grandes obligaciones, especialmente en la política. Tardíamente creo que se nos llama a un papel protagónico, no encarnado en burocracia, sino en el de una lección histórica, al de una transición hacia estos muchachos con los que debemos ser rígidos y comprensivos, exigentes y generosos, estrictos y benevolentes con sus errores. Quizás la generación del 58 debería reagruparse, en todas sus expresiones y tendencias, para cumplir con un papel moroso que la historia parece entregarnos.

El proyecto laico es el de reconstruir esta república. Todos los signos son esperanzadores. El rescate por parte de la juventud de los valores políticos, el de su insistencia en los principios de la libertad y de la democracia sobre la base de instituciones ajenas a los vicios del pasado, su deseo ferviente del uso del voto, todos son altas barreras que el país naciente coloca frente a la pretensión totalitaria. La lenta, pero firme maduración de los venezolanos que tardía pero indeteniblemente comienzan a comprender que hay que votar el 2 de diciembre y la palabra del maestro que nos habla desde la Academia Nacional de la Historia de “un paréntesis en un desarrollo democrático que no detienen ni decretos, ni exaltación de valores creados ad-hoc…”, son signos auspiciosos.

Es así. Torquemada y su proyecto religioso insertado para justificar un proyecto político, están derrotados. El encuestador Oscar Schémel, de Hinterlaces, nos lo ha dicho con vehemencia y seguramente ante la incredulidad general. “Este país está en una adolescencia política, en la que comienza a madurar”. Absolutamente cierto. Parece mentira, pero una de las consecuencias del período democrático fue el adormecimiento de la población y la pérdida del sentido crítico, la desaparición del ciudadano que participaba activamente en la vida pública. A ello se debe el largo sueño de la juventud que nació y creció en un clima de antipolítica. Pero llegó el momento y ahí está haciendo y construyendo ciudadanía.

Oscar Schémel, sin ocultar su emoción por lo que dice, y seguramente sin ser escuchado, nos ha repetido, casi con lágrimas en los ojos, que lo que sus encuestas reflejan hermosamente es el renacer de una conciencia democrática, de una renovada voluntad democrática, de una disposición democrática que está allí presta a saltar y tomar las riendas de la república.

19 noviembre 2007

Justicia social

Por Saúl Godoy Gómez

El Universal

El filósofo Karl Popper advertía sobre la importancia que había que darle al "significado de los términos" cuando se enfrentaba a un enemigo tan formidable como el totalitarismo y todas esas otras derivaciones del historicismo entre las que incluía al comunismo.

Son corrientes políticas que se valen en gran medida de la confusión del adversario producida por una excesiva verborrea que tiene sus raíces en el escolasticismo, una corriente del pensamiento de la Edad Media donde se recurría a un parloteo intensivo y sin ningún sentido, con el fin expreso de agotar y doblegar la voluntad del contrario para que aceptara argumentos sin valor, mentiras ungidas como verdades valiéndose de palabras multívocas y mucha retórica; al final, aquellos razonamientos abstrusos se hacían ley y condenaban a hombres y mujeres a la desgracia y en muchos casos a torturas y muerte. F. P. Ramsay lo precisó de la siguiente manera: "tratar lo vago como si fuera preciso", el arte de hacer creer que se tienen la razón. Justicia social es un término tan vago, que a cada momento surgen interpretaciones y significados tan distintos que tiene la gran ventaja (o desventaja) que si no lo definen, nadie sabe de qué están hablando; en un buscador de internet existen registradas más de tres millones de entradas para esta palabra, es un mal augurio que la palabreja esté mencionada en el preámbulo de nuestra Constitución (la de 1999).

Nuestros socialistas endógenos les encanta usarla y la meten en sus discursos a cada momento para justificar una nueva prohibición, para anunciar un nuevo castigo, para arrebatarnos nuestras propiedades o un achique a nuestras libertades, si la imposición se asume como justicia social entonces no hay nada que se le oponga. Hay autores que opinan que la justicia social ha sido la causante de las mayores injusticias.

He ojeado una veintena de publicaciones que llevan justicia social en su título y todas quieren decir algo diferente pero con un mismo resultado: quitarle a unos (minoría productiva) para darle a otros (mayoría dependiente); la acepción más popular es aquella que señala una justicia conmutativa (dar a cada quien según sus méritos) y otra distributiva (a cada quien según sus necesidades), otros explican que se trata de una equitativa redistribución de lo público entre los ciudadanos sin manera de saber ¿equitativo para quién?, o de las cargas sociales, incluyendo las impositivas.

Todo parece indicar que tiene algo que ver con las clases sociales, o económicas, en algunos autores sólo se refieren a los pobres cuando se habla de justicia social, otros a los servicios públicos, su libre acceso, a su calidad y oportunidad, para los neoestructuralistas, opuestos a la globalización, la justicia social se logra sólo en el "desarrollo desde adentro", una cosa es "hacer" justicia social y otra "tenerla", su falta siempre significa la oportunidad de prometerla, hay textos que la emplean para indicar un Estado de Derecho; otros autores vinculan la justicia social a las masas, la Iglesia la incorpora en su nuevo Catecismo para tratar el espinoso asunto de la igualdad entre los hombres y la solidaridad, se usa para justificar supuestos comportamientos colectivos, muchos de ellos ilegales en su naturaleza. Hasta golpes de Estado, linchamientos, pobladas e invasiones se pueden ver como la justicia social en acción, situaciones tan disímiles como el resultado de las elecciones o el cierre de un canal de televisión, todo, aparentemente tiene que ver la justicia social.

Quizás sea por el uso compuesto de dos palabras tan generales como Justicia y Social lo que lleve a tanto equívoco; cuando aparece la palabrita, se le iluminan los ojos a todo aquel que tenga algún agravio o necesidad, cuando la utiliza un político está seguro de que alguna fibra toca, sobre todo si es para ponerle la mano a lo que no es suyo. Los comunistas usan la justicia social como instrumento de intimidación ideológica con el objetivo de conseguir el poder de coerción legal, hacen creer a los incautos que designan una virtud moral cuando en realidad, es una ruin manera de despojarnos de la libertad. Y con la justicia social están destruyendo al país y construyendo algo que ni huele bien ni se parece a lo que pensamos pudiera ser justicia social, sucede lo mismo con otras palabras como libertad, democracia, igualdad, verdad...

El problema de entendernos al usar estas palabras, radica en el conocimiento concreto de las mismas, cosa que les tienen sin cuidado a los revolucionarios socialistas del siglo XXI, pues para ellos "todo es relativo", las palabras significan lo que las masas, la circunstancia histórica y las clases dominantes del momento decidan, y como "todo" se reduce a ellos (ellos representan a las masas, son los creadores de las circunstancias históricas y son la clase dominante), entonces si dicen justicia social, es lo que ellos creen que es, aunque no lo puedan explicar o cada vez que lo expliquen quieran decir una cosa distinta.

La razón y los estudiantes

Por Marcos Carrillo Perera

Ni el regaño real ni los pistoleros tarifados del Gobierno ni el cinismo proverbial del ministro de Interiores pueden opacar el brillo y el ardor demostrado por los estudiantes en el último año y, en especial, durante la semana pasada.

Los acontecimientos más importantes de la semana anterior fueron, sin duda, la sucesión de manifestaciones organizadas por los estudiantes en todo el país, que tuvieron su expresión más acabada en la marcha hacia el TSJ y en las brillantes intervenciones dentro y fuera de la sede del máximo tribunal de la República. Ahí se vio el país que podemos ser.
Una excelente preparación de las exposiciones fue blindada por una organización que ya hubiese querido tener el Gobierno al menos en una de las colas del megamercal. Cada paso que se dio estaba lleno de fe, valentía y acción. Todo sometido a los designios de la razón. No hubo improvisación. Por el contrario, hubo una concienzuda gestación de las actividades que inclusive obligó al ministro de Relaciones Interiores a sentarse en una mesa para comprometerlo a cumplir con su trabajo -lo que le cuesta tanto.

Plantearon argumentos sólidos e ideas progresistas tanto de orden jurídico como político que fueron expuestas mediante una magnifica oratoria. Sólo el estudio y la dedicación permiten este tipo de actuación.

Ese día la noche llegó anticipadamente a la UCV cuando pretendidos estudiantes, borrachos de rencor y alimentados por la letanía de la violencia rezada tres días antes por el Presidente, mostraron como único argumento una colección de armas cortas y largas. No hubo diálogo, ideas o debate. Sólo la más atávica forma de imponer dogmas. Esa obscenidad sólo produjo el repudio colectivo a diferencia de la aclamación general de las demostraciones de los estudiantes de verdad.

Pero los defensores de la libertad fueron impermeables a las amenazas, los tiros, los robos y los heridos. Una vez más se comprobó que las universidades siempre son, y serán, el bastión inexpugnable de la libertad. La irracionalidad ajena al campus no ha podido ganar ni un subdelegado de un salón.

De allí que sea en el ámbito de la racionalidad donde los monjes del terror pierden toda esperanza. La razón ha demostrado ser el instrumento más eficaz que se puede utilizar para la lucha por la libertad y la justicia. Ella desequilibra y desespera a los autócratas.