08 junio 2008

ABC, Ciudadanía

Por Nelson Maica C.

"La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía."
Simón Bolívar


¿Se considera usted ciudadano(a)? ¿Ha examinado detenidamente este concepto? ¿Comparte la siguiente acepción?: Ciudadanía es un status jurídico y político por medio del cual una persona tiene derechos como individuo (civiles, políticos, sociales, económicos, ambientales, de salud, religiosos, etc) y unos deberes (impuestos, servicio militar, respeto, fidelidad, etc) dentro de una colectividad política (un estado, una nación, un país, un pueblo) de su elección y/o por nacimiento y/o por circunstancias. Este status jurídico y político esta muy ligado históricamente a la democracia liberal y plural.

Resaltamos un poco esa condición del individuo como miembro de una comunidad política (estado) a la que esta jurídicamente vinculado por el mero hecho de la pertenencia casual y/o electiva.

Frente a la supuesta universalidad de los derechos fundamentales del hombre y del ciudadano, la ciudadanía da acceso al disfrute de los derechos políticos, jurídicos y económicos reconocidos por la colectividad estatal a la que se adscribe el ciudadano. Recíprocamente, no obstante, la relación entre ciudadano y estado también implica que el ciudadano debe cumplir con una serie de deberes hacia la comunidad.

Esas obligaciones se concretan, según sea la concepción (punto de vista o ideología: conservadora, liberal, socialista comunista, póngale usted el nombre) poniendo énfasis respectivamente en la defensa de la patria, el civismo individual y/o plural o la supuesta solidaridad socialisante y comunista. Por ahora en el ámbito de la Unión Europea existe una extensión supranacional de los contenidos de ciudadanía y, como concepto, casi se solapa con el concepto de nacionalidad. El tema se discute con cierta periodicidad.

En su origen, ciudadanía, estuvo vinculada a la ciudad griega, al imperio romano, y para determinados habitantes. En la antigua ciudad griega en donde vivían gran cantidad de esclavos, el ciudadano era quien podía desarrollar una actividad política gracias a su pertenencia económica y familiar. En Roma, los vínculos familiares y económicos circunscribían la ciudadanía y la actividad política a los individuos que gozaban de la “tria nomina” (tres nombres): praenomen (nombre que se usaba en la pila de bautismo, para la familia y amigos allegados), el nomen (nombre hereditario del clan al cual pertenecía el individuo) y el cognomen (nombre hereditario de la rama del clan a la cual pertenecía el individuo, era el que usaba con mas frecuencia; en las ceremonias y en momentos formales se usaban los tres nombres).

Gracias a la revolución liberal y su creación de los estados nacionales, el concepto de ciudadanía adquiere las características actuales y modernas en contraposición a las ideas de súbdito propias del absolutismo, socialismo, comunismo, nazismo, autoritarismo, caciquismo, etc. A partir del 28/05/08 según gaceta oficial de Venezuela 38940 que contiene una ley de inteligencia y contrainteligencia sacada de una sola voluntad y contraviniendo disposiciones expresas constitucionales, parece una copia combinada del nazismo, estalinismo y castrismo y se pretende, sobre todo, que los ciudadanos venezolanos regresemos a ser súbditos y, además, incriminadores por orden del gobierno y delatores… ¡no faltaba mas!... ¡y nuestros políticos…! ¡Y nuestros lideres…! ¡Y nuestros bríos y pulmones para oponernos…!

La extensión de los derechos políticos y jurídicos del ciudadano, ganados con la revolución liberal es progresiva. Se inicio con una definición restringida para quienes conformaban la nación con escasa participación al sufragio, luego, desapareciendo, paso a paso, igualmente, las versiones restringidas sobre los criterios aristocráticos, la limitación censataria por razones de genero y económicas y, así, sucesivamente. Todo concepto rémora asociado a la opresión contra el ciudadano se fue eliminando gradualmente gracias a la revolución liberal durante todo el siglo veinte y, seguramente, continuará en lo que va del siglo veintiuno. La concepción liberal es una realidad viviente, pésele a quien le pese.

Se ha reforzado el concepto de ciudadanía y hoy día es prácticamente un titulo para acceder a muchos derechos económicos y sociales que le son propios al estado de derecho y bienestar, producto, precisamente de la revolución liberal.

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