14 junio 2010

Intervenciones, persecuciones, confiscaciones y otras acciones



Acciones extremas debido a la inseguridad que le genera el evidente descontento del pueblo venezolano con su gestión, son las que Hugo Chávez está haciendo ejecutar, no ya cada día, sino prácticamente en cuestión de horas. Ahora le ha tocado al Banco Federal, que a partir de hoy está siendo objeto de intervención por la Superintendencia de Bancos (SUDEBAN).

Las órdenes de aprehensión contra Guillermo Zuloaga, presidente del canal de noticias Globovisión y su hijo Guillermo Zuloaga Siso, no son más que un "pase de factura". Les están cobrando el hecho de no haberse puesto "rodilla en tierra" ante Chávez. Es el preludio del cierre de la televisora. El intempestivo autoexilio de Nelson Mezerhane, presidente del Banco Federal y accionista de Globovisión, obedece a la misma causa. No parece que haya otra razón. Las constantes amenazas y ofensas a Lorenzo Mendoza, propietario de Empresas Polar, es parte del mismo plan, según el cual la meta es confiscar sus medios de producción.

El gobierno va con todo contra todo y contra todos, sin mirar hacia los lados, sin pensar en las consecuencias, sin el menor interés por el modo como sus decisiones afectan al pueblo. Sólo una cosa importa: mantener el poder, aunque ello implique abusar del poder. La Constitución les resulta un librito estorboso que es preciso reformar o aniquilar. Mientras llega ese momento, la ignoran. La norma suprema la dicta el dictador, los demás obedecen. Los demás son todos los representantes de los poderes públicos concentrados íntegramente en el puño de su mano. Basta con leer las sentencias de cualesquiera de las Salas del Tribunal Supremo de Justicia. Basta con leer las leyes promulgadas automáticamente y sin discusión por la Asamblea Nacional. Basta con leer las listas de inhabilitados políticos elaboradas por el Contralor General de la República. Basta con escuchar los argumentos con que la Fiscal General de la República y sus subalternos imputan delitos que no existen y penas que no aplican a los procesados y condenados por razones políticas. Basta con leer las normas emanadas del Consejo Nacional Electoral para regular cualesquiera de los procesos electorales que se han realizado en los últimos once años. Basta con escuchar las declaraciones incondicionales de los sucesivos Defensores del Pueblo. Basta con observar la conducta del centenar de Ministros, Viceministros y Superministros sin oficina y sin cartera que se han turnado y reciclado desde 1999 hasta la fecha.

Once años de fracasos consecutivos en todo cuanto emprende el gobierno, por buena que haya sido la idea, no se pueden ocultar mediante una falsa propaganda. Aquí, todos sabemos la verdad que hay detrás de la mentira. Y la mentira es del tamaño del territorio nacional, tiene los rostros de cada uno de los responsables de este desastre en que está convertido el país.

Y todavía no hemos tocado fondo.

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