26 marzo 2007

Y la OEA, ¿dónde está?

Cartagena de Indias.- Las cosas no van bien para la libertad de prensa. Según las conclusiones de la asamblea de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), "las amenazas más típicas contra la libertad de prensa fueron aquellas que involucraban presión por parte del gobierno. Los casos más sobresalientes fueron los de Cuba y Venezuela, donde el presidente Chávez sigue copiando a las dictaduras latinoamericanas de los años 40".

En realidad, en Latinoamérica las cosas no van bien para la democracia. Y no es precisamente que se esté copiando a aquellas dictaduras militares. Se trata de una nueva pero no menos severa forma de autoritarismo, en el que se mezclan las peores expresiones antidemocráticas: caudillismo, demagogia, populismo, grupos de choques tipo fascistas o comités de la revolución cubana, financiados y organizados por el poder, deterioro y caída de los partidos políticos, desconocimiento de las instituciones republicanas, tanto de los parlamentos, bastante devaluados por mérito propio, como de la Justicia y organismos de contralor transformados en brazos ejecutores y legitimadores de las arbitrariedades de los nuevos mandamases.

¿Estoy exagerando? Ojalá, pero me temo que no. Siempre estos procesos al principio confunden; por un lado porque hay una mayor sofisticación en el accionar de los "conductores" y un inteligente manejo doméstico de su imagen, y, por el otro, porque surgen con una cierta legitimación derivada del fracaso de los partidos históricos que asumieron el poder al retorno de las democracias en los años 70 y 80. Es que por ahora el mareo es grande.

Hace unos días leí este titular: "Afirman que Castro podrá ser reelecto". Me impactó. Caramba, me dije, debe ser una broma o una equivocación. Pero no; Ricardo Alarcón, titular del Parlamento cubano, hablando de la salud del veterano dictador dijo efectivamente que este estará en perfectas condiciones de ser reelecto en el 2008 y seguir en la presidencia. Daba por hecho que eso lo decidía por sí y ante sí, el propio Fidel. Lo que me llamó la atención fue lo de "reelecto".

Pocas horas después, en un noticiero de TV en español, se interpretaba el ingreso al Congreso de Ecuador de una veintena de diputados suplentes, como "un síntoma de la vuelta a la normalidad democrática", tras la crisis y un enfrentamiento de poderes, del cual todavía ese país no ha salido.

La verdad es que esos "suplentes" que ingresaron en horas de la madrugada, subrepticiamente y con la complicidad policial, iban a sustituir a una porción de los 57 diputados electos por la oposición, que componían la mayoría absoluta en el Parlamento ecuatoriano que fueron "destituidos" por el Supremo Tribunal Electoral. Este órgano, derivado del Congreso, que es el que designa sus integrantes, "destituyó" a los 57 diputados, todos de la oposición, por votar una resolución que no le agradaba al STE ni al presidente Rafael Correa.

La medida fue ilegal e inconstitucional. Es inconcebible que exista una constitución que prevea que un órgano de tipo electoral, que controla las elecciones, de jerarquía menor, pueda a raíz de una decisión parlamentaria, destituir a los que la votaron, todos diputados elegidos legítimamente, e incluso a otros que no la votaran pero que no responden al gobierno, sumando así a los 57 que componían la mayoría de la institución.

También es inconcebible que la policía, autorizada por el gobierno, haya impedido y vapuleado a estos representantes populares, cuando intentaron ingresar a la sede legislativa para ocupar sus bancas.

Parecería que hablar de "normalidad democrática" es exagerado.

Los "destituidos" anunciaron que recurrirán a la OEA, para que actúe en el marco de la Carta Democrática. Me temo que de esa gestión surjan nuevas contribuciones a la confusión. La Carta se ha transformado en un mero papel al que no respetan una buena parte de los que la firmaron. Por más que la Secretaría General quisiera hacer algo, no le va a ser fácil, como ya no le es fácil a la Comisión de Derechos Humanos y pronto se le hará difícil a la Corte Interamericana, salvo que se sometan a estos nuevos tiempos que se vienen encima.

daf@adinet.com.uy

Fuente: ABC Digital

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