Me despierto y el cielo está nublado. Me levanto, voy al lavabo, pongo una línea de pasta dental sobre las cerdas del cepillo y abro el grifo. En lugar de agua, sale un rugido. El sonido es una queja airada del estrago hidráulico de la tubería. La palabra "racionamiento" se dibuja con letras enormes en mi mente. Mientras me dirijo a la cocina, descompongo las sílabas y las pinto de distintos colores.
RA-CIO-NA-MIEN-TO
Me doy cuenta de que la palabra, así descompuesta, conduce a otra que es producto de una descomposición diferente, no silábica, sino moral: miento, conjugación en tiempo presente del verbo mentir, que significa no decir la verdad. Y la verdad es que la verdad es algo que los que racionan los bienes y servicios nunca dicen.
Busco una perolita (jofaina sería un término demasiado oligárquico) y vierto en ella un poco de agua potable. En el trayecto de retorno al lavabo pienso que la palabra racionamiento se parece fonética y ortográficamente -pero sólo fonética y ortográficamente- a la palabra razonamiento, del verbo razonar. Un ejercicio que no suelen practicar los gobernantes en ejercicio que son quienes, por lo general, planifican, ordenan y distribuyen las raciones de bienes y servicios.
Ya en el lavabo, administro lo mejor posible el agua que tengo en la perolita para cepillarme los dientes y lavarme la cara. Entonces mi otro yo me dice desde el espejo que hay nuevos verbos en el vocabulario nacional. Uno, proveniente del vocablo "perol", cuya definición, según el Diccionario de la RAE, es: "Vasija de metal, de forma semejante a media esfera, que sirve para cocer diferentes cosas. Objeto cuyo nombre se ignora, no se recuerda o no se quiere mencionar". El otro, proveniente de la palabra "totuma", definida como: "Fruto del totumo. Vasija hecha con ese fruto". En Venezuela, es común el empleo de ambos términos. El primero, sobre todo, tiene diversas variantes: perol, perola, perolito, perolita, perolera y perolero.
Así que, dadas las muy especiales circunstancias que caracterizan este momento de la vida del país, nos vemos obligados a transformar ambos sustantivos en verbos de heterodoxa conjugación.
Yo me perolizo / totumizo
Tú te perolizas / totumizas
El se peroliza / totumiza
Nosotros nos perolizamos / totumizamos
Ustedes se perolizan / totumizan
El gobierno nos peroliza / totumiza
Ya en el lavabo, administro lo mejor posible el agua que tengo en la perolita para cepillarme los dientes y lavarme la cara. Entonces mi otro yo me dice desde el espejo que hay nuevos verbos en el vocabulario nacional. Uno, proveniente del vocablo "perol", cuya definición, según el Diccionario de la RAE, es: "Vasija de metal, de forma semejante a media esfera, que sirve para cocer diferentes cosas. Objeto cuyo nombre se ignora, no se recuerda o no se quiere mencionar". El otro, proveniente de la palabra "totuma", definida como: "Fruto del totumo. Vasija hecha con ese fruto". En Venezuela, es común el empleo de ambos términos. El primero, sobre todo, tiene diversas variantes: perol, perola, perolito, perolita, perolera y perolero.
Así que, dadas las muy especiales circunstancias que caracterizan este momento de la vida del país, nos vemos obligados a transformar ambos sustantivos en verbos de heterodoxa conjugación.
Yo me perolizo / totumizo
Tú te perolizas / totumizas
El se peroliza / totumiza
Nosotros nos perolizamos / totumizamos
Ustedes se perolizan / totumizan
El gobierno nos peroliza / totumiza
I have been reading a lot of stuff about it. but it is different presented, i loved to read this. keep it up.
ResponderEliminarLord Lemon,
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