21 junio 2007

La Nación venezolana vs. Patria, socialismo y muerte | I Parte

Por Oscar J. Márquez

En materia de derecho político son muchas las acepciones de difícil determinación. El término "Nación" es tal vez uno de los más complejos, ambiguos y discutidos, por lo que su definición ofrece dificultades y puede inducir a errores. De la misma manera el concepto de "Estado" ofrece dificultades insuperables, por lo que no pocas veces tendemos a confundir la idea de Nación con la de Estado y cuando quisiéramos identificar frente a ellos un Gobierno, ya sea democrático, parlamentario, socialista o de otra índole, la dificultad es aún mayor, porque no siempre resultan coincidentes sus bases ideológicas con los conceptos y valores de Nación y de Estado; además estos permanecen en el tiempo y el espacio y el gobierno pasa, cambia y se transforma.

No obstante, frente a la Nación, al Estado y ante el pueblo aparecen esporádicamente grupos de personas, caudillos, individuos o ciudadanos dentro de un territorio que se arrogan el derecho de imponer un poder supremo de dominación, ejerciendo el poder por el poder a través del elemento social, al cual tratan de imponerles ideologías, por lo general externas a la conciencia nacional, como lo viene a constituir la trilogía "Patria Socialismo o Muerte", que no es más que la reminiscencia o el desquite de la lucha ideológica en la América Latina durante la década de los sesenta.

Conocer el significado de cómo surge la expresión hoy arcaica de Patria o Muerte, nos permitirá rechazar y romper con este grito que de una u otra forma mantuvo y mantiene vivo el espíritu de una revolución extranjera, la Cubana desde que fue impuesta al pueblo cubano en 1959, y que mantuvo en el poder a Fidel Castro, bajo la premisa falsa de una agresión externa, especialmente por parte de U.S.A , (que aun hoy se espera, desde 1961). Luego de cuarenta y siete años, esta expresión de "Patria o Muerte" ha sido tomada por Hugo Rafael Chávez Frías, líder de la revolución Bolivariana Venezolana, copiada y reformada a "Patria Socialismo o Muerte" con propósitos de control político e ideológico, pretendiéndose imponérsela también a la Nación Venezolana especialmente en el seno de su Fuerza Armada Nacional, que por la característica de su verticalidad, su formación, disciplinaria, obediencia, y subordinación debería estar obligada a aceptarla.

La Nación venezolana – El Estado venezolano

El Estado tiene hoy en día gran importancia en la vida pública y privada de los ciudadanos y alrededor de él gira la sociedad. De acuerdo a los conocimientos actuales de la sociología, antropología, politología, la teoría y la filosofía políticas, en la obra “Teoría del Estado” del tratadista Gómez Sandoval Fernando se señala al Estado como:
"…Una asociación humana de tipo voluntario, esto es, como una realidad social y cultural, asentada sobre un espacio físico territorial cuya asociación está sometida a un poder político soberano, que genera la normativa jurídica de la asociación estatal y que la organiza como una estructura de poder institucionalizada jurídica y políticamente, por medio de una Constitución…"

De este concepto se desprenden claramente las condiciones existenciales en todo Estado y éstas son: territorio, población y gobierno. El territorio es el espacio donde se levanta y tiene asiento la comunidad del Estado y donde se establece el hombre para desarrollar sus actividades económicas, políticas y sociales. La población es la segunda condición natural por excelencia del Estado; es el grupo humano concentrado en un área determinada por fronteras y constituye una unidad política. Para alcanzar ésta, se requiere de unos sentimientos que unan con nexos íntimos a la población, como lo son religión, cultura, idioma, tradiciones, aspiraciones e intereses, todo lo cual, a través de una concepción histórica a través de generaciones, delinea las características específicas de un determinado pueblo.

La tercera condición existencial del Estado es el Gobierno el cual interpretamos como la acción y efecto de regir y administrar un Estado o corporación publica. Sin embargo éste no tiene la misma acepción en todos los países ni en todos los regímenes. En Europa, donde rigen los sistemas parlamentarios o de gabinete, sea Republicano o Monárquico, se considera que el Gobierno es el Poder Ejecutivo, con exclusión de los Poderes Legislativo, Judicial y Moderador, y el cual al Primer Ministro o Consejos de Ministros se le denominan Jefe de Gobierno.

En cambio los países de América se rigen por el sistema presidencialista. El Gobierno está integrado por tres poderes clásicos de acuerdo a la teoría de la separación de los poderes de Montesquieu, El Legislativo (que hace las leyes), el Ejecutivo (que las ejecuta), y Judicial (que decide las controversias). En Venezuela, a partir de la constituyente de 1999 se crearon dos poderes más, el Poder Electoral y el Poder Ciudadano que se ejerce éste último a través del Consejo Moral Republicano integrado por el Fiscal General, el Controlador General y el Defensor del Pueblo que vienen a constituirse en una especie de Poder Moral de acuerdo a lo sugerido por el Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Angostura en 1819. Poder que a su vez se remonta al censor romano, el cual elaboraba una lista negra para evitar que los indignos pudieran ser elegidos para cargos públicos.

Se tiende a confundir los términos Estado, Nación y Pueblo y a utilizarlos como sinónimos, siendo la Nación el vínculo espiritual y jurídico-político por medio del cual se une un conjunto de personas en una sola tradición histórica y en un mismo destino político. Al respecto Niboyet establece que: "…es esencial por lo tanto, no confundir al Estado con la Nación y aun cuando estos dos conceptos pueden a veces coincidir, no siempre ocurre así. Una Nación, en Derecho, no es un Estado; por consiguiente, el Estado es el único que puede ejercer en las relaciones internacionales la autoridad política, la autoridad soberana…".

En este sentido la Nación es un fenómeno extrajurídico, objeto de estudios sociológicos, históricos y filosóficos, es el alma y conciencia Nacional, mientras que el Estado es un fenómeno político y jurídico, tributario del fenómeno nacional. Al respecto, la idea de Nación plantea un problema doble, el de su definición y el de sus relaciones con la noción de población del Estado.

En relación a la idea de Nación, tradicionalmente existen dos conceptos: El concepto llamado objetivo que considera que la comunidad está determinada por elementos tales como las características raciales, lingüísticas y religiosas. Este concepto fue formulado por el francés Gobineau y el inglés Houston Stewart Chamberlain, y tuvo una gran influencia en Alemania nazista, donde las teorías del Nacionalsocialismo lo llevaron hasta sus extremos.

El segundo concepto, llamado subjetivo, abre paso a elementos voluntaristas, ya que considera que el deseo de una vida común es el lazo esencial en la comunidad nacional. A esto se refería en parte el italiano Mancini, en su célebre curso de Derecho Internacional en la Universidad de Turín, en 1851, al definir a la Nación como "…Una sociedad natural de hombres a los que la unidad de territorio, de origen, de costumbres y de idioma, lleva a la comunidad de vida y de conciencia social…" Los filósofos y pensadores franceses hicieron hincapié sobre esta manera de vivir libremente escogida, que constituye lo esencial de la comunidad nacional. El concepto subjetivo no sólo es voluntarista por estribar en una noción de adhesión a un modo de vida, de pensar y de sentir, sino también histórico porque perdura en el tiempo. La Nación aparece como la expresión de una conciencia nacional lentamente moldeada por la historia.

Entre estos dos conceptos tan opuestos, el más adecuado al de Nación podría ser el subjetivo, como lo demuestra Suiza, una nación caracterizada por un querer colectivo que asegura la cohesión, no obstante ser una comunidad nacional con diferencias étnicas, lingüísticas y religiosas.

En cambio el Estado es definido por algunos autores como: "… una colectividad soberana, que no admite otra superior a él, puesto que dispone de la plenitud del poder político..." Charles Rousseau sostiene el criterio de la independencia; según su teoría, la colectividad estatal dispone de una competencia exclusiva en el marco de su territorio; esta competencia es autónoma, es decir, libre para actuar y por último es plenaria.
Por su parte, Colliard señala que "…la noción de independencia, aunque no pueda constituir un criterio jurídico decisivo, debe retenerse como elemento importante de carácter no jurídico…"

Extrañamente, en los textos constitucionales venezolanos ha existido una confusión manifiesta entre los términos Estado y Nación, como ha sido explicado por Ambrosio Oropeza en su libro “La Nueva Constitución Venezolana de 1961”, "…De tal forma ha persistido la confusión entre Estado y Nación a lo largo de nuestro proceso constitucional, con evidente predominio del concepto de Nación o nacionalidad, que todas las constituciones posteriores a la de 1811, no hablan de un Estado venezolano sino de la Nación venezolana, a la que declaran libre de toda dominación extranjera y en la que radica la plenitud de la soberanía…".
Sin embargo, la vigente Constitución de 1999 de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada en un Referéndum popular, inicia su Preámbulo con el vocablo "pueblo" para indicar el poder constituyente originario.

Por otra parte, el constituyente, en el segundo aparte del Artículo 1ero cambió la mención jurídico-política de "República", por la mención sociológica de "Nación". Al hacer este cambio consideramos que el constituyente, se refiere al Pueblo como tal, y no al ente jurídico-político que es sujeto de Derecho Público.

Contrario a las Constituciones anteriores, la de 1999, le da predominio al concepto de Estado sobre Nación, al señalar en su Artículo 2º. "…Venezuela se constituye en un Estado democrático…"; Artículo 3º. "…El Estado tiene como fines esenciales…"; en el Artículo 4º. "… la República Bolivariana de Venezuela, es un Estado…"; Artículo 5º. Segundo Aparte: "…los órganos del Estado emanan...": Consideramos que esa confusión aparente de las anteriores constituciones queda subsanada con esta innovación, estabilizándose así la denominación de Estado que viene desde 1810, lo cual coincide con la opinión de los autores que consideran al Estado sometido al derecho o sea un Estado de Derecho (Estado democrático como la personificación jurídica de la Nación).

El verdadero Estado Democrático estructura la organización política de la Nación en principios democráticos. Sin embargo este concepto de Estado es manipulado, distorsionado y extremado en los actuales momentos por la actual administración de la República remplazando el concepto doctrinario de Estado Democrático, señalado en el preámbulo de la Constitución, por el de un Estado totalitario, intervencionista, y personalista parecido al de Cuba, Corea del Norte o al de la antigua URSS. Se pretende así ordenar y controlar el quehacer diario y no sólo las actitudes y actividades laborales y recreacionales de los ciudadanos, sino también sus valores y pensamientos, en nombre de la unidad y bienestar del pueblo venezolano, sin la libertad e independencia de los poderes públicos e instituciones nacionales.

La Democratización Venezolana - La Revolución Cubana

La década de los cincuenta estuvo signada por la guerra fría y Latino América no escapó a ella. Dos procesos enmarcaron esos años cuyas consecuencias aun hoy en día podemos apreciar: El comienzo del proceso de democratización de Venezuela que se inició el 23 de enero de 1958 y el proceso de imposición de una Revolución de corte totalitario a la isla más grande de las antillas, Cuba, un año más tarde, con la entrada triunfal de Fidel Castro y sus milicianos a La Habana el 08 de enero de 1959.
Nacían así estos dos procesos paralelamente, pero totalmente diferentes en sus formas de pensar, ideología, objetivos económicos, políticos, sociales y militares y que se enfrentarían y entrecruzarían desde su nacimiento y a lo largos de los años, como lo veremos en este artículo.

Luego de trascurridos cuarenta años de vida democrática, el proceso "revolucionario" ¿Bolivariano? del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías desprestigia, desmonta y trata de sepultar el proceso de democratización venezolano para formar un eje u alianza junto a Fidel Castro y su vetusto proceso revolucionario cubano. Pareciera que fuera la búsqueda de una revancha frente a un pasado histórico que combatió y neutralizó la dictadura cubana por parte de los diferentes Estados democráticos legalmente establecidos en América, especialmente Venezuela, que combatió, derrotó y neutralizó a la guerrilla castrista.

El estudioso del proceso cubano Richard Gott se ha preguntado porqué los países Latinoamericanos no siguieron el patrón cubano después del triunfo de la revolución de Fidel Castro, y a su vez señala que pocos estudiosos se han molestado en averiguar porqué el proceso de democratización venezolano que se inició un año antes que el cubano, no llegó a desarrollar un mayor impulso cuando fue la primera Nación en restablecer la democracia en América Latina, a finales de la década de los cincuenta. Para tratar de entender esto, describiremos las diversas circunstancias y hechos que confluyeron para que el sistema democrático venezolano fuera influenciado de tal manera por la revolución cubana hasta llegar al extremo hoy en día de estar amenazarlo con hacerlo desaparecer.

Es conveniente hacer una retrospección de la influencia cubana en Venezuela y América Latina en las décadas anteriores a 1959. La cancillería Cubana ya desde principios del siglo XX conjuntamente con las de Buenos Aires y México, de alguna manera delineaban la agenda del continente y fijaban el rumbo de las relaciones entre Washington y América Latina. La Organización de Estados Americanos, el Tratado Militar Interamericano de asistencia reciproca de Río de Janeiro, la Política del Buen Vecino del Presidente Franklin D. Rooselvet, y otras iniciativas continentales se concretaron porque contaban también con el apoyo de la influencia de Cuba.

La Habana se había convertido en una ciudad abierta a las oposiciones democráticas de América Latina, el reducto de los exilados políticos antidictatoriales donde se refugiaron intelectuales expulsados por los dictadores de la región. Los cubanos alentaron la independencia de Puerto Rico, la nacionalización del petróleo mexicano por Lázaro Cárdenas, el esfuerzo de la democratización en la Guatemala de los cincuenta y el derecho de Argentina por las Malvinas y de Venezuela por la Guayana Esequiba.

Durante la República pre-castrista, los cubanos enviaron brigadas a la guerra civil española y se opusieron al caudillo Francisco Franco; sus combatientes lucharon al lado de Haile Selasssie cuando las tropas fascistas invadieron a Etiopía; prepararon incursiones al Cayo Confite al norte de la provincia oriental de Cuba, para derrocar a los dictadores Rafael Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza; conspiraron contra el tirano haitiano Francois Duvalier; de una u otra manera los cubanos se involucraron en los disturbios que conllevaron al Bogotazo y en la política doméstica de Panamá. Determinados a expulsar por las armas a todos los déspotas del área, organizaron a fines de la década de los cuarenta la famosa Legión del Caribe, donde figuraron entre otros Rómulo Betancourt, José Figueres Ferrer (José Pepe Figueres cabeza política de este movimiento), Juan José Arévalo, Jóvito Villalba, Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel Cachorro Seine, Juan Bosch, Luís Marín, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Fidel Castro, de acuerdo a lo señalado por Hubert Matos en sus memorias.

Venezuela desde los siglos XIX y primera parte del XX se había visto marcada por más de un centenar de revoluciones y golpes de estado que la habían sumido en el atraso. Gracias a la intensificación de la explotación petrolera durante el régimen dictatorial de Pérez Jiménez, a mitad del siglo, se habían producido algunos cambios esenciales en la infraestructura del país y se presenciaban progresos incipientes en lo económico, aunque el dictador tuviera secuestradas sus libertades civiles. El 01 de enero de 1958 en un intento de golpe militar en contra del gobierno de Pérez Jiménez, encabezado por oficiales de la Fuerza Aérea se capturó la ciudad de Maracay. El 02 de enero fue sofocado ese intento de golpe, pero el gobierno se había estremecido, y se produjo un movimiento popular espontáneo apoyado por el Ejército.
El 05 de enero, al iniciarse una manifestación en la Plaza O’Leary en el Silencio, por primera vez las brigadas de choque del Partido Comunista emplearon sus armas en contra de las fuerzas del gobierno. El 08 de enero se realizó otra protesta de mayor envergadura, repitiéndose el 14 otra más, esta vez por parte de los obreros y trabajadores y, finalmente, el 21 de enero se produjo un paro general que concluyó con el derrocamiento de Pérez Jiménez el 23 de enero, con la participación de las Fuerzas Armadas, el pueblo y las "…células armadas del partido comunista armas en mano…" de acuerdo a lo señalado por Douglas Bravo en Avec Douglas Bravo dans les maquis vénézuélien.

Inmediatamente tomó posesión del gobierno una Junta Militar compuesta por cinco personas, encabezada por el Comandante de la Armada, el Contra Almirante Wolfgang Larrazábal, y a petición de la Junta Patriótica fueron remplazados dos coroneles por los ciudadanos Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. Esto sería criticado años después por el izquierdista Moisés Moleiro en su obra el MIR en Venezuela al señalar que esos señores "… eran tan reaccionarios como los militares…". Una vez en el gobierno, el Almirante Larrazábal emitió la declaración de rigor en el sentido de que Venezuela mantendría su amistad tradicional con los Estados Unidos y protegería las inversiones extranjeras.
El mismo 23 de enero, los dirigentes exiliados de los tres principales partidos políticos de Venezuela se reunían en Nueva York a fin de suscribir un acuerdo para evitar las rivalidades entre los diferentes partidos, hasta que la democracia se restableciera totalmente, suscribiéndolo Rómulo Betancourt, por Acción Democrática(AD), el Dr. Rafael Caldera por la Democracia Cristiana (COPEI) y Jóvito Villalba por la Unión Republicana Democrática( URD).
Acción Democrática había sido el partido más grande y mejor organizado de Venezuela pero había perdido su entusiasmo y la primera reunión masiva que logró concretar se realizó el 04 de julio de 1958 en el exilio. Según John D. Martz en la obra Acción Democrática: Evolucion Of. a Modern Political Party in Venezuela "…Betancourt aprovechó la ocasión para hacer una exposición larga y elocuente acerca de la historia del antagonismo del Partido Comunista internacional…" Prácticamente desde un principio se produjeron rivalidades y enfrentamientos dentro del partido AD así como una división generacional que se materializaría a partir de 1960 con Domingo Alberto Rangel y Simón Sáenz Mérida, este último "…partidario inflexible de las soluciones radicales, lector de marxismo, y entonces devoto admirador de un guerrillero cubano llamado Fidel Castro…".

Para algunos estudiosos del proceso político venezolano, en razón a lo señalado por Fabricio Ojeda, la reunión en el exilio constituyó un error ya que con esa declaración quedó sembrada la semilla de las futuras discordias y odios, entre los que habían permanecido en Venezuela enfrentando a la dictadura y aspiraban que a la caída de Pérez Jiménez se produjeran "… cambios revolucionarios…" mientras que los que se habían ido al exilio simplemente buscaban la oportunidad de "…retomar al juego político donde lo habían abandonado diez años antes…"
El 27 de enero Larrazábal prometió unas elecciones libres para elegir una Asamblea Constituyente y para elegir al Presidente. A pesar de las declaraciones de amistad de Larrazábal hacia U.S.A, existía un sentimiento popular anti estadounidense por haber encontrado exilio Pérez Jiménez en ese país. El 15 de mayo de 1958, al efectuar una gira por América Latina, el automóvil en que viajaba el vicepresidente Richard Nixon junto a su esposa (declarado por la municipalidad de Caracas "persona no grata…") fue prácticamente destrozado. El Almirante Wolfgang Larrazábal declaró públicamente que "…de ser estudiante habría hecho lo mismo…" Betancourt, Caldera y Villalba lo criticaron, pero no protestaron cuando Einsenhower, en prevención a cualquier contingencia respecto de la visita a Nixon, reforzó sus bases en el Caribe.

En julio de ese año el General Castro León, respaldado por varios oficiales exigió la reposición de la censura de prensa y la postergación de las elecciones por tres años, en tanto los sindicatos realizaron un llamado a paro general en apoyo al gobierno. El Almirante Larrazábal exigió entonces la renuncia de Castro León, la cual obtuvo. En septiembre hubo un intento de revuelta por militares descontentos que fue sofocada, y una vez más los sindicatos llamaron a una huelga en apoyo del gobierno la cual fue acatada en toda Caracas, lo que demuestra que el Gobierno tenía el apoyo de los sindicatos y las masas populares.

Para los analistas de esa época, el apoyo por parte de la Junta de Gobierno y del pueblo de Venezuela a la guerrilla castrista de Fidel en la Sierra Maestra con armas y dinero fue determinante. (Se recogieron más de $300.000 con La Marcha del Bolívar a la Sierra Maestra; organizada por José de Jesús Plana y Reinol González). Además en Caracas operaba una delegación del Movimiento 26 de julio abiertamente, lo que dejaba entrever un claro desplazamiento hacia las ideologías de izquierda y Wolfgang Larrazábal, deseando aprovechar esta situación, renunció como jefe de la Junta de Gobierno el 14 de noviembre de 1958, a fin de inscribir su candidatura presidencial como lo había prometido, presentándose como apolítico pero contando con el apoyo de la Unión Republicana Democrática (U.RD.) y el Partido Comunista (P.C.).

Justo antes de los comicios presidenciales de diciembre de 1958 los tres partidos principales Acción Democrática (A.D), la Democracia Cristiana (COPEI) y la Unión Republicana Democrática (U.R.D) firmaron una declaración conjunta de principios, conocida como el Pacto de Punto Fijo, que expresaba que ante el triunfo formarían "…un gobierno de unidad nacional, sin hegemonías partidistas, en el cual estarían representadas las corrientes políticas y los sectores independientes de la comunidad nacional…" pero dejaban por fuera al Partido Comunista Venezolano ( P.C.V.).
Con este pacto se sellaba el acuerdo de Nueva York y en la memoria de algunos dirigentes de la izquierda perduraría este desprecio a su ideología y partido, convertido hoy en día en resentimiento y revancha por algunos personeros del gobierno venezolano.

En los comicios presidenciales Rómulo Betancourt, quien había presentado un programa reformista enfocado hacia la clase media, obtuvo el triunfo con 1.284.092 votos. Larrazábal por su parte obtuvo 903.479 votos y Caldera en el último lugar, 423.262 votos, concurriendo el 93% del electorado a las urnas. No obstante las cifras a nivel nacional, en Caracas Larrazábal ganó con un elevado porcentaje de cinco a uno y durante los días 8 y 9 de diciembre del referido año, la capital fue escenario de violentos disturbios y manifestaciones al intentar sus partidarios que se anulasen los resultados hasta que el propio Larrazábal hizo un llamado a la calma. A pesar de los resultados presidenciales el P.C.V obtuvo tres senadores y doce diputados, Pompeyo Márquez miembro del buró político del Comité Central del Partido Comunista y Carlos Augusto León fueron elegidos Senadores por el Distrito Federal, y Jesús Farias Secretario General del P.C, fue elegido Senador por el estado Zulia, y entre los Diputados electos del P.C. se encontraban Gustavo Machado, Presidente del partido; Guillermo García Ponce, Eloy Torres y Héctor Rodríguez Bauza, por el Distrito Federal; Fernando Key Sánchez por el Zulia; Pedro Ortega Díaz por Anzoátegui; y Eduardo Machado hermano del Presidente del P.C, por Aragua.

Paralelamente a estos acontecimientos el capitán Enrique Jiménez Moya dominicano, de 47 años llegaba a la Sierra Maestra el 07 de diciembre de 1958 procedente de Venezuela en una aeronave C-46, conocida en su versión civil como DC-3, piloteada por José R. Segredo y como copiloto Humberto Armada. Había sido adquirida de la empresa Avianca, por intermedio de Oscar Villar, integrante prominente de la Sección Venezuela del Movimiento 26 de julio, constituyéndose una sociedad anónima, la Mofilonian Air Company cuya actividad económica sería el transporte de carga Caracas Miami y viceversa, todo esto con el visto bueno de las autoridades venezolanas de acuerdo con la ley y especialmente para esta misión.
La aeronave aterrizó en Cienaguilla, Municipio de Campechuela próxima a la Sierra Maestra en compañía de Manuel Urrutia, Luís Bush, Luís Orlando Rodríguez y Willy Figueroa. Llevaba en su carga una importante ayuda en armamento y pertrechos para el ejército rebelde de Fidel Castro enviados por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal. Jiménez Moya era el portador de un mensaje para el jefe Guerrillero de la Unión Patriótica Dominicana de Venezuela que lo nombró como su representante en la misión de foguear en la lucha guerrillera a un grupo de jóvenes dominicanos que deberían llegar a la Sierra Maestra.

Venezuela, a partir de 1959 resultaba ser un país de una alta inestabilidad social y política ya que salía de una dictadura y el camino hacia la democracia se encontraba lleno de obstáculos. Con el Pacto de Punto Fijo se trató de neutralizar el caos al conformar un gobierno de unidad nacional. En su territorio se encontraban y se encuentran ricos depósitos de hierro, oro, petróleo y la producción de este último se refinaba en las islas de Curazao y Aruba, donde se localizaba la mayor refinería del mundo. Desde el punto de vista geopolítico de alguna manera todo esto proyectaba a Venezuela al contexto internacional.

La huida de Fulgencio Batista de Cuba el 31 de diciembre de 1958 le facilitó el triunfo a Fidel Castro y evitó un gran derramamiento de sangre. Indudablemente que la posterior entrada triunfal de Castro a La Habana el 08 de enero de 1959 impactó en toda Latino América, especialmente en la juventud venezolana. En esa entrada triunfal Castro señaló: "…estamos en un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrotada. La alegría es inmensa y sin embargo, queda mucho por hacer todavía: no nos engañamos, creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizás en lo adelante, todo sea más difícil…" palabras premonitorias del destino del pueblo cubano.

La casi inmediata visita de Fidel Castro a Caracas el 23 de enero de 1959 quince días luego de su entrada triunfal a La Habana, y su primer viaje al exterior, constituyó la demostración de un sentimiento de gratitud por la ayuda moral y material brindada por los venezolanos a la causa de la revolución cubana y de reciprocidad para quienes lo habían invitado a celebrar el primer aniversario de la caída de Pérez Jiménez. Esta visita impactó aún más en Venezuela y creó desavenencias entre los distintos actores políticos del momento, al producirse ésta cuando Wolfgang Larrazábal, a pesar de los resultados electorales, aún mantenía su máxima popularidad además de su franca tendencia izquierdista por la que había ayudado a Fidel Castro al enviarle varios cargamentos con armas y municiones.

Es conveniente reseñar que una vez que triunfó la revolución en la isla de Cuba ello implicaba la necesidad inmediata de romper con la soledad insular del pueblo cubano. La realidad indicaba que todas las esperanzas de los cubanos se depositaron en un rápido triunfo revolucionario en Venezuela. Era natural que esta espontánea actitud se fundara en la evidencia; si la revolución triunfaba en Venezuela o en Centroamericana, se impondría una planificación conjunta de sus economías con las de Cuba. Además para Fidel Castro, Venezuela era el país más rico del continente Americano y una serie de hechos a lo largo de cuarenta y ocho años así lo han demostrado.
Una vez que Fidel llegó a Venezuela fue recibido como un héroe; asistió a la Plaza del Silencio donde pronunció un primer discurso, impactante para su época pero imprudente en su contenido por su condición de visitante, al señalar entre otra cosas: "si alguna vez Venezuela se volviese a ver bajo la bota de un tirano, cuenten con los cubanos, cuenten con los combatientes de la Sierra Maestra; cuenten con nuestros hombres y nuestras armas; que aquí en Venezuela hay muchas más montañas que en Cuba, que aquí en Venezuela hay cordilleras tres veces más altas que la Sierra Maestra, que aquí en Venezuela hay igualmente un pueblo enardecido, un pueblo digno y un pueblo heroico como en Cuba…".

Vale la pena resaltar otras de sus palabras que dejaban entrever sus aspiraciones referentes a Venezuela y que luego de cuarenta y ocho años se ¿han hecho realidad? "…¡Ojalá que el destino de nuestros pueblos sea un solo destino¡ ¿Hasta cuando vamos a estar en letargo? ¿Hasta cuando divididos, víctimas de intereses poderosos? Si la unidad de nuestros pueblos ha sido fructífera, ¿Por qué no ha de serlo más la unidad de naciones? Ese es el pensamiento bolivariano. Venezuela debe ser el país líder de los pueblos de América…".

Posteriormente, en la Universidad Central de Venezuela, en un segundo discurso, incitó e invitó a los estudiantes a participar en la lucha armada: "…Y ustedes los estudiantes, que han sido los defensores de todas las causas justas, que han sido la vanguardia de la libertad en nuestro continente; ustedes, que inspiraron esta idea, los estudiantes venezolanos, no deben descansar ni un minuto en el esfuerzo por ayudar a que se convierta en realidad este sueño de poder reunirnos algún día en la universidad de Santo Domingo, en la universidad de Nicaragua y en la universidad de Paraguay, con la ayuda de los pueblos, con la ayuda de los estudiantes…" y concluye su disertación: "…Yo sé que el día en que se esté combatiendo en Santo Domingo, no faltarán voluntarios, entre el estudiantado y entre el pueblo de Venezuela, que quieran ir a combatir allá. Lo que sí les puedo asegurar a los revolucionarios dominicanos es que no los dejaremos solos, y es con esa promesa con la que me quiero despedir de ustedes: nos veremos en la universidad de Santo Domingo…" Finalmente un tercer discurso fue pronunciado en el Congreso Nacional el día 24 de enero.

Fidel Castro sabía de antemano que Betancourt no sería un aliado contundente en su campaña anti estadounidense al visitar a Caracas; no obstante, Castro insistió en crear un eje político con Venezuela en contra de USA. El 26 de enero Fidel se entrevistaba con el Presidente electo Rómulo Betancourt en su residencia Maritmar en Baruta, durante dos horas diez minutos. Lo conversado no trascendió a la opinión pública. Sin embargo años después se conocerían las versiones a través de Manuel Vicente Magallanes en su obra Tiempo de Tinieblas y de Sanín, Rómulo, a través de anécdotas contadas por el propio Betancourt: "…Castro le propuso, sin preámbulo alguno, que al instalar su gobierno prestara al suyo trescientos millones de dólares, con el fin de hacerle, entre los dos, una jugada maestra a los gringos…" "… Después de escucharlo con paciencia –agrega Betancourt – le contestó que, exhausto y desfalcado como encontraría el tesoro publico, el gobierno en trance de iniciarse estaría más bien en condiciones, porque el déficit fiscal era alarmante, de buscar un empréstito a corto plazo por doscientos millones de dólares, para lo cual se continuaban las conversaciones iniciadas por el gobierno provisorio con un grupo de banqueros de Nueva York. Castro pareció no darle importancia a lo antes expresado, presentando como alternativa que el préstamo no fuera en dinero contante y sonante sino en petróleo. Betancourt le respondió entonces que el país estaba imposibilitado, por su crítica situación económica, tanto para hacerle prestamos en dinero contante y sonante como en petróleo, pues ésta era también una forma de préstamo en efectivo…".

Así se iniciaron las fricciones que recrudecerían con el paso de los meses y los años entre los dos gobiernos de Venezuela y Cuba que tantos enfrentamientos, divisiones, invasiones, sabotajes, muertes, asesinatos y destrucción le costaron a Latino América especialmente a Venezuela.
Sin embargo, todas estas viejas aspiraciones Fidelistas se cumplieron al ascender a la presidencia Hugo Rafael Chávez Frías al beneficiar al Gobierno cubano a través de una serie de tratados y convenios económicos, petroleros y de otra índole.

La ruptura de Betancourt con la izquierda o sea con el P.C.V, fue un hecho que recogía la frustración del golpe de estado de 1948, con un viraje a la derecha, producto por otra parte, de la crisis mundial inmediatamente anterior y del precario equilibrio del sector petrolero internacional. A su vez los problemas planteados por la revolución cubana acentuaron una actitud conservadora por parte de Rómulo Betancourt, por lo que la juventud democrática y comunista bien pronto abrazó el castrismo, ante la indiferencia de los políticos que habían regresado del exilio y que desoyeron sus planteamientos a los cuales tenían derecho por ser los que en su gran mayoría habían enfrentado y combatido a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Entre ellos destacaron las figuras del ex oficial Douglas Bravo, Eloy Torres, Teodoro Petkoff quien se había empeñado muy especialmente en la lucha contra la dictadura.
Una vez sellado el Pacto de Punto Fijo que excluía al P.C.V de participar con los otros partidos en la vida nacional, éste estrechó sus lazos con el Gobierno Cubano y exilados dominicanos para organizar una invasión a República Dominicana. El P.C.V le dio su apoyo al ahora Comandante Jiménez Moya quien luego de llevar a Cuba las armas enviadas por Wolfgang Larrazábal, había participado en el combate de Maffo, donde una esquirla de granada le perforó un riñón, regresando a Venezuela. Una vez repuesto, organizó una expedición con venezolanos que pertenecían al aparato armado del partido y a la juventud comunista venezolana. El 14 de junio de 1959 aterrizaban sorpresivamente en el aeropuerto de Constanza, República Dominicana, en un avión C-46 con insignias adulteradas de la Fuerza Aérea Dominicana con cincuenta y seis hombres abordo. Luego de breves combates en Constanza, Maimón y Estero Hondo con el objetivo de derrocar a Rafael Leónidas Trujillo perecieron casi todos los expedicionarios.
Cuando Fidel Castro asumió el poder en Cuba, los sindicatos venezolanos sucumbieron al control de los marxistas, al igual que los de Panamá, que siempre se habían subordinado a las orientaciones del viejo partido comunista de Cuba. Las maniobras de Blas de la Roca el máximo jerarca marxista cubano, había resuelto el viejo fraccionalismo comunista venezolano, eligiendo una "troika" compuesta por Juan Bautista Fuenmayor, Gustavo Machado y Pedro Ortega.

Seria largo de detallar los enfrentamientos entre los procesos de Democratización Venezolana y la Revolución Cubana. Infinidad de agresiones e intervenciones entre 1959 y 1970 (rebeliones militares, financiamiento, asesoramiento, entrenamiento, suministro de armas a la guerrilla, adoctrinamiento, invasiones etc.) a Venezuela por parte de Fidel Castro, incluso la ruptura con el partido comunista venezolano y sus integrantes a los que atacó con saña llamándolos cobardes, revisionistas, gusanos, mayameros, agentes de la CIA, etc. que lo motivó a publicar Críticas a la Dirección del Partido Comunista de Venezuela. Del lado venezolano existe una amplia bibliografía al respecto entre ellas los artículos, reflexiones y comentarios de ese persistente luchador social Pompeyo Márquez que reconoce el error histórico del PCV y del MIR en la lucha insurreccional. En sus artículos publicados en el semanario ¿Qué pasa en Venezuela?, dirigido por Jesús Sanoja Hernández fallecido recientemente, Orlando Araujo, y Federico Álvarez, escribían sus artículos recogidos en el folleto “Una Polémica Necesaria” y “Sobre la Paz Democrática”.

La Couvre, la historia de un oprobio

El carguero de bandera francesa La Couvre (incubadora) de 4.309 toneladas y 2.155 netas con un calado de 17.8 pies, con una tripulación de treinta cinco hombres y dos pasajeros, el fotógrafo estadounidense Donald Chapman y el reverendo Raoul Desobray dominico de nacionalidad francesa, al mando del Capitán Gerge Dalmas de 49 años, había zarpado del puerto francés de Le Havre a mediados de febrero de 1960, arribando sucesivamente al puerto belga de Amberes donde había estibado una carga de unas ochenta toneladas de material bélico destinado al Ejército Rebelde Cubano. Pasaría luego a los puertos germanos de Bremen y Hamburgo y al puerto inglés de Liverpool, antes de continuar su ruta final a Port Everglades en la Florida, previa descarga del material bélico en el puerto de La Habana.
La carga bélica consignada al Ministerio de las Fuerzas Armadas de la República de Cuba venia amparada por el manifiesto No 1621, partidas 19 y 20, con un total de 1.492 cajas distribuidas en la forma siguiente: 125 cajas de granadas marca M.D.N.F.N 623-750 Materie Explosive; 400 cajas de granadas de la misma marca 1271-750; 29 cajas de municiones 2642-2292; 205 cajas de municiones de seguridad marca M.D.N.F.N 3126-3750; 220 cajas de munición sureté; y 313 cajas de municiones de seguridad M.D.N 3751-4063, munición sureté.
Para su desestiba, se destinó el fondeo en el Puerto de La Habana en los muelles de Pan Americam, en el distrito de Arsenal contiguo a los almacenes de trasbordo, donde en efecto lo hizo a las 08:12 de la mañana del 04 de marzo de ese año de 1960. Se destinaron cincuenta y siete personas escogidas para esta labor entre los obreros portuarios. El personal de vigilancia estaba integrado apenas por dos oficiales del Ejército Rebelde y treinta alistados de la sección de Tanques y del Regimiento de Artillería para tan delicada descarga, y a su vez había concurrido el representante del Ministerio de las Fuerzas Armadas para recibir los pertrechos, el Capitán del Ejército Rebelde Carlos Mir Marrero, suscribiéndose el acta de recibo correspondiente entre el citado oficial y los funcionarios aduanales Carlos Alfaro Galbán y Julio González, procediéndose a la descarga a las doce de ese día.

Al pretender descargar las ochenta toneladas de municiones con el mayor secreto, se violaron todas las reglas marítimas de seguridad y del sentido común en vista de que el barco fue amarrado al muelle, para realizar tan peligroso trabajo, cuando la norma establece que las naves cargados de municiones deben anclarse en la bahía para disminuir las posibles pérdidas humanas y de bienes en prevención de cualquier contingencia tal y como se había realizado en otras oportunidades.

Siete horas más tarde, a las 03:15 p.m. de ese fatídico día, La Habana fue sacudida por una espantosa explosión, quizás al manipular mal las cajas en una de las bodegas del carguero que quedó dividido en dos partes. Se produjo un gran incendio y la parte delantera del buque había sido despedida hacia delante por la fuerza expansiva de la explosión montándose sobre el muelle. Al no tomar las medidas de seguridad que correspondían en este caso, cientos de personas más acudieron al lugar del accidente simplemente para prestar auxilio a las víctimas del desastre y observar la tragedia. Entonces se produjo una segunda explosión media hora más tarde, a las 3,45, de mayores proporciones que la primera. El buque perdió casi la mitad de la estructura, y su popa se destruyó. Se totalizaron más de un centenar de víctimas entre muertos y heridos y se causaron otros daños materiales incluyendo la destrucción de otras naves en los muelles aledaños estimados en más de dos millones de dólares de pérdidas.

Los primeros jefes revolucionarios en hacer acto de presencia fueron el Comandante Ernesto Che Guevara y el Comisionado Municipal Pepe Llanusa quienes se encontraban cerca, e inmediatamente hicieron presencia el Presidente Dorticós; el Primer Ministro Fidel Castro; el titular de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro el comandante Juan Almeida, jefe del Ejército y otros funcionarios del gobierno para dirigir las operaciones de salvamento.

La conclusión apresurada y sin ningún fundamento técnico ni científico obviando toda evidencia criminalística de que esta catástrofe fue el producto de un sabotaje, estuvo caracterizada por declaraciones dadas por las más altas figuras del gobierno que señalaban que el atentado había sido preparado en el puerto de origen, criterio éste que fue expresado ese misma noche públicamente por el líder de la Central de Trabajadores de Cuba CTC, David Salvador, y por José Pardo Llada en el canal 12 "…hemos recogido con plena conciencia la impresión de que estamos en presencia de un sabotaje, planeado y fraguado por los mismos que constantemente bombardean indiscriminadamente al pueblo de Cuba…".

Al realizarse las exequias de las víctimas, el gobierno revolucionario preparó con toda rapidez una marcha fúnebre, con la finalidad de ahogar las posibles manifestaciones de indignación nacional contra el gobierno revolucionario, así como la de utilizar cualquier incidente para denigrar y acusar a los EE.UU. (el imperio). En dicha marcha se concentraron cientos de miles de personas movidas por la solidaridad humana y ante la supuesta posibilidad de una nueva y brutal agresión a la soberanía nacional de Cuba, Fidel Castro, se aprovechó y explotó esta lamentable tragedia de " La Couvre", así como los sentimientos del pueblo cubano para mostrar públicamente la gran fuerza de la milicia, y mediante un largo discurso pronunciado al anochecer del sábado 5 de marzo desde la tribuna que se alzó en el medio del cruce de la intersección de las calles 23 y 12, manipuló la desgracia para su beneficio, y utilizó por primera vez lo que sería su grito o lema de "Patria o Muerte".

Anochecía el sábado 05 de marzo cuando Fidel Castro tomó la palabra. Por la trascendencia histórica de estos sucesos hoy olvidados nos vemos obligados a transcribir parte de ellas por la incidencia que de alguna manera se han visto reflejadas en Venezuela.
Antes que nada empezó diciendo: "…para que no se considere que nos dejamos arrebatar por la pasión, para que se vea claramente que hay un pueblo capaz de mirar de frente, con valor, y que sabe analizar serenamente, que no acude a la mentira, que no acude al pretexto, que no se basa en suposiciones absurdas, sino en verdades evidentes, lo primero que debemos hacer es analizar los hechos…".
Procedió seguidamente a señalar cómo se encontraba Cuba antes de estos lamentables sucesos: "…El país entregado a las nobles faenas del trabajo para vencer las grandes tareas que tenemos por delante: tranquilo y confiado. Y de pronto en una súbita transición, la ciudad estremecida por la explosión. El hongo siniestro alzándose sobre un espectáculo de dolor y de ruinas. La ciudadanía, que no cedió al pánico, localizando la ubicación del desastre para el combate o para el socorro…".

Fidel continuaba su análisis cínico, apresurado e incierto al no tener pruebas reales y concretas de la causa de la explosión a veinticuatro horas de haber ocurrido y señalaba: "… ¿A qué se debía aquella explosión? Se preguntarían muchas personas. ¿Sería un accidente? Es posible que para todos aquellos que no tengan experiencia o conocimiento en materias de explosivos cupiera, para ellos, la posibilidad de un accidente. Se sabe que los explosivos explotan, y es fácil imaginarse que pueden explotar fácilmente: sin embargo, no es así. Y en realidad no resulta fácil que los explosivos estallen; para que los explosivos estallen es preciso hacerlos estallar. Entonces, ¿de qué se trataba?"

Castro ante sus interrogantes se contesta a sí mismo de la siguiente manera: "…y la otra repuesta era que se podía tratar de un sabotaje, pero, un sabotaje ¿Cómo y dónde? ¿Es que los sabotajes se pueden llevar a cabo en presencia de numerosas personas? ¿Es que los sabotajes se pueden realizar en presencia de soldados rebeldes y de obreros portuarios, en pleno mediodía? Sí, era un sabotaje. ¿Cómo se pudo llevar a cabo aquel sabotaje? Y en primer lugar, ¿porqué un sabotaje y no un accidente?..."

Fidel Castro en su frenesí pasó a explicar exhaustivamente las razones que descartaban la imposibilidad de un accidente: "…la calidad de la firma que fabricaba ese tipo de granadas; la experiencia de los obreros que intervenían en la descarga; la vigilancia de los miembros de las fuerzas armadas; las excepcionales precauciones tomadas…".
Y volviéndose hacia sus ayudantes para tomar en sus manos dos objetos cilíndricos de color negro que eran granadas en su envoltura protectora idénticas a las que traía el carguero francés, especuló lo siguiente: "… que esa mañana habían sido lanzadas al espacio desde aviones que volaban a 400 y 600 pies de altura. Y no se registró ninguna explosión…".

Prosiguió su explicación tratando de descartar los culpables en la esfera de los que los trasportaban, custodiaban y descargaban la embarcación indicando: "…Luego había que señalar las otras posibilidades, ¿posibilidad de que hubieren sido los obreros, tripulantes de barco? Muy difícil muy improbable, porque nosotros hemos interrogado, uno por uno, y sobre todo, muy cuidadosamente, a las personas que tuvieron que ver con las bodegas, con la carga, con las llaves; y en primer lugar, las personas que tenían las llaves, que ese día abrieron las bodegas, para comenzar la descarga perecieron en la explosión…".

"…los oficiales del barco estaban en el barco cuando ocurrió la explosión. Y no es de imaginarse que alguien crea posible hacer estallar treinta toneladas de dinamita en un barco y salir ileso. Una parte grande de los tripulantes salvaron sus vidas, pero eso no quiere decir que nadie haya sido capaz de asegurar que al estallar treinta toneladas de explosivos en un barco pueda salir alguien con vida…".

"…de los treinta y seis tripulantes, solo había cuatro personas ausentes: tres mozos, después que habían servido los alimentos de la tripulación, y un engrasador que no estaba de servicio. Es decir, que solamente cuatro personas estaban ausentes en ese momento, por razones absolutamente lógicas. Los demás estaban en el interior del barco, incluyendo los dos pasajeros. Luego, era improbable que hubiese sido realizada aquella operación por algún tripulante del barco…".

Fidel Castro iba cerrando su disertación para buscar un enemigo externo a quien culpar de la tragedia humana que se cernió en el puerto de La Habana ese fatídico día y para lograr la cohesión del pueblo cubano en torno a su revolución, y señaló sin presentar elementos de convicción técnica que indicaran qué había ocurrido: "…la localización lógica del sabotaje había que ir a buscarla al puerto de embarque, donde, por razones obvias, ajenos al dramático acontecer americano, las precauciones serían de tipo rutinario. No era difícil en esas condiciones, instalar cualquier mecanismo capaz de provocar el estallido apenas se comenzara a manipular las cajas…".

"…los interesados en que no recibiéramos esos explosivos son los enemigos de nuestra revolución, los que no quieren que nuestro país se defienda, los que no quieren que nuestro país esté en condiciones de defender su soberanía. Nosotros sabemos los esfuerzos que se hicieron para que pudiéramos comprar esas armas y entre los grandes interesados en que no recibiéramos esas armas estaban los funcionarios del gobierno norteamericano. Y nosotros podemos afirmar, sin que esto sea un secreto, porque si es un secreto, será de esos secretos que lo sabe todo el mundo, y hasta incluso, no es que lo digamos nosotros, lo dijo el gobierno inglés, declaró que el gobierno norteamericano estaba interesado en que no adquiriéramos aviones en Inglaterra. Lo han dicho las propias autoridades norteamericanas, y los propios voceros que hicieron esfuerzos porque no se vendieran armas a Cuba…"

Como hemos podido observar y analizar sólo a través del uso de la palabra, de la retórica, y no de informes técnicos criminalísticos, Fidel Castro tuvo especial cuidado en descartar la conclusión obvia de que el carguero francés La Coubre había hecho explosión a causa del torpe manejo de municiones por inexpertos milicianos y de la posible inviabilidad de que la explosión ocurriere en un barco de bandera francesa con tripulación francesa lo que seguramente significaría la violación y provocación a un país aliado a los EE.UU.

Patria o Muerte

Una vez que Fidel Castro había preparado al público concentrado para las exequias y las había exaltado como suele hacerlo, pasó a utilizar por primera vez, tal y como lo hemos indicado, la frase "Patria o Muerte" sin que la larga fila de ataúdes con los cuerpos de los que habían perdido la vida en La Coubre lo hiciera recapacitar:
"… y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que un día fuimos doce hombres solamente y que comparada aquella fuerza nuestra con la fuerza de la tiranía, la nuestra era tan pequeña y tan insignificante, que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creímos que resistiríamos entonces, como creemos hoy que resistiremos cualquier agresión. Y no sólo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer a cualquier agresión y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria, la de la libertad o la de la muerte; sólo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria, y la disyuntiva nuestra sería patria o muerte…".

Nacía así la frase "Patria o Muerte" no como producto de esa disyuntiva sino de la manipulación del: "…estallido, el fragor inenarrable de la explosión: de materiales y cuerpos lanzados al aire, destrozados; las llamas abriéndose paso. Trozos del buque saltando. Hierros retorcidos. Sangre. Carne quemada, trucidada (despedazada) dispersa por mil lugares. Heridos arrastrándose entre la confusión. Restos humanos por doquier. Humo, dolor, muerte, destrucción…" y de la falsedad de quien o quienes fueron los culpables.

Esta frase se acuñaría a lo largo de los años para justificar el apego y la permanencia en el poder por parte de Fidel Castro desde que fue pronunciada hace cuarenta y siete años. Hoy en día después del tiempo transcurrido de ese lamentable suceso, nada se sabe de lo ocurrido con la explosión a bordo del "La Coubre". ¿Accidente? o ¿Sabotaje? creemos que sólo Dios lo sabe… y el que lo ocasionó.

A la expresión "Patria o Muerte" se le dio un vuelco con el transcurrir de los años agregándosele en el año 1961 la palabra "…Venceremos…" que encierra en ella simplemente el concepto de que la revolución cubana o triunfa o se muere por ella. Posteriormente el 16 de abril de 1961 en las exequias de los fallecidos producto del bombardeo previo a la invasión de Bahía de Cochinos, Playa Girón y Playa Larga, Fidel Castro declaró ante el mundo, "…el carácter Socialista de la Revolución Cubana…" y la decisión de continuar el proceso revolucionario; consecuentemente con las medidas de transformaciones económicas y sociales, nacionalistas y marítimas que fueron anunciadas en Moncada. Posteriormente, ante la caída del bloque soviético, Fidel modificó una vez más su célebre lema "…Patria o Muerte Venceremos…" por el de "…Socialismo o Muerte…" como una especie de reafirmación de su política desarrollada desde 1959, pasando así Cuba a convertirse en el último bastión del marxismo-leninismo, junto a Corea del Norte, pues ya entonces China había abandonado su tradicional posición remplazándola por el de una nación y dos sistemas económicos (Capitalista-Socialista).

Sin embargo existe una extraña coincidencia y manipulación de la voladura de "La Coubre" que venía a ser el mayor desastre ocurrido en el puerto habanero después de la voladura del "Acorazado Maine" de bandera estadounidense, ocurrida el 15 de febrero de 1898, y donde murieron 266 personas entre sus tripulantes. Se desató también en ese entonces una campaña publicitaria que enardeció al pueblo estadounidense, situación ésta que manejada hábilmente logró que el congreso de U.S.A, luego de exaltados debates, aprobase una resolución conjunta el 18 de abril de 1898 y fuese firmada por el Presidente Mc Kinley el 20 del citado mes.

La Resolución señalaba en su artículo 1º: El pueblo de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente; El 2º: Exigía que España renunciara a su soberanía sobre Cuba; el 3º: Se ordenaba al Presidente que hiciera cumplir lo anterior, confiriéndole poderes suficientes para usar las fuerzas militares y navales de la nación a dicho fin; el 4º: se dejaba constancia que los EE.UU. declaraban por la presente, que no tenían intención, ni deseo de ejecutar en Cuba, jurisdicción o dominio excepto para la pacificación de la isla y afirmaban su determinación de que cuando esto se hubiese conseguido, dejarían al Gobierno de Cuba, el dominio de su propio suelo.

Esta resolución dio lugar a la guerra hispanoamericana entre U.S.A. y España y permitió la intervención de los EE.UU. en Cuba; con la voladura "La Coubre" ocurrida sesenta y dos años más tarde ocurriría todo lo contrario: era el pretexto que necesitaba la revolución cubana para romper definitivamente con los EE.UU. Lo cierto del caso es que el gobierno cubano se vio obligado a indemnizar a la naviera y a los familiares de los marinos franceses fallecidos en la explosión por violar todas las reglas marítimas de seguridad. Sin embargo la representación teatral dio su resultado y había quedado para la posterioridad el lema "… Patria o Muerte…" el cual evolucionó a: "… Patria o Muerte Venceremos…" luego a "…Socialismo o Muerte…" y ahora en Venezuela "…Patria Socialismo o Muerte…" lemas que han sido repetidos por cientos de personas durante años sin saber su origen y manipulación.

En el funeral de las víctimas de La Coubre ocurriría otro hecho que trascendería el tiempo como lo es la famosa fotografía titulada años después como "Guerrillero Heroico". Fue realizada por el fotógrafo del diario La Revolución, Alberto Díaz (Korda) quien se encontraba a unos 8 o 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel Castro. Cuando se percató que el Che Guevara se acercaba a la baranda, donde se encontraban Jean Paul Sarte y Simone de Beauvier disparó su objetivo. El propio Korda lo relató al reseñar el hecho: "…El Che se había mantenido en un segundo plano. Se acerca a mirar el mar de pueblo. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto…". Procedió entonces a retirarse al periódico donde reveló el rollo. Korda pensó que era una excelente foto del Che, pero ésta no fue publicada en el periódico La Revolución.

Siete años más tarde esa imagen alcanzaría una dimensión sin precedentes convirtiéndose en un mito, cuando el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli a principio de 1967 fue al estudio de Korda en busca de fotos de Che, enviado por la presidenta de la Casa de las Américas, Haydée Santamaría. Korda le obsequió dos copias de las fotos tomadas ese 05 de marzo de 1960. En octubre de 1967 el Che falleció y Feltrinelli imprimió la foto en un cartel de un metro por setenta vendiendo miles de ejemplares con la figura del Che que le ha dado la vuelta al mundo.

1 comentario :

  1. Excelente narrativa de hechos históricos, que vienen a bien en el presente de la política venezolana, el de recordar y hacer presente. Mas aún en la diatriba de un pensamiento dicho por un extranjero, con la cual se quiere catequizar a un pueblo de Bolívar y mas aún a una Fuerza Armada Venezolana, heredera y forjadora de libertades y nó de un comunismo disfrazado de socialismo. Viva Venezuela, Demócrata, Patriota y en vida institucional, liberada de la autocracia.

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