La instalación de la nueva Asamblea Nacional venezolana para el periodo 2011-2015 dejó algunas extrañas impresiones. Fue un espectáculo rocambolesco que provocó diversas reacciones.
El órgano más importante del Poder Público, por lo que representa y a quienes representa, caracterizado hasta el 2010 por ser unicolor, unidireccional y monoencefálico, ha recuperado en 2011 la policromía y con ella el pluralismo ideológico. Sin embargo, la Directiva de la Asamblea Nacional y ambas Secretarías están compuestas únicamente por militantes del oficialismo, y 11 de las 15 Comisiones Permanentes serán presididas por diputados del PSUV.
La confusión sigue siendo el tropezón matemático para entender que 52% de votos obtenidos por la oposición equivalen a menos curules (67) de las que resultan (98) del 48% de votos obtenidos por el oficialismo.
La sorpresa fue el recibimiento preparado por los diputados oficialistas para sus colegas de la oposición al entrar en el hemiciclo. Gritando consignas socialistas, coreando estribillos insultantes y chiflando a los recién llegados, la bancada chavista demostró, una vez más, su baja ralea y su exacerbada intolerancia.
La vergüenza fue ver trastabillar a un anciano de 76 años, metido como a la fuerza en un flux almidonado que se le resistía, al que se le trababa la lengua mientras intentaba leer un discurso anacrónico y desfasado.
La indignación fue no ver a los diputados electos Biagio Pieleri y José Sánchez, cuya inmunidad parlamentaria, establecida en la Constitución, ha sido y es aún allanada de facto y arbitrariamente por la intromisión del Poder Ejecutivo en las funciones del Poder Judicial.
La novedad es que hemos vuelto a la Asamblea Nacional en las voces de nuestros nuevos representantes, y que la diferencia numérica entre quienes protegen al dictador y quienes defienden la democracia será dentro de poco superada por una mayoría parlamentaria que no le temerá a la "Ley Cepo" y saltará feliz la talanquera con tal de devolverle a Venezuela toda la libertad.
El órgano más importante del Poder Público, por lo que representa y a quienes representa, caracterizado hasta el 2010 por ser unicolor, unidireccional y monoencefálico, ha recuperado en 2011 la policromía y con ella el pluralismo ideológico. Sin embargo, la Directiva de la Asamblea Nacional y ambas Secretarías están compuestas únicamente por militantes del oficialismo, y 11 de las 15 Comisiones Permanentes serán presididas por diputados del PSUV.
La confusión sigue siendo el tropezón matemático para entender que 52% de votos obtenidos por la oposición equivalen a menos curules (67) de las que resultan (98) del 48% de votos obtenidos por el oficialismo.
La sorpresa fue el recibimiento preparado por los diputados oficialistas para sus colegas de la oposición al entrar en el hemiciclo. Gritando consignas socialistas, coreando estribillos insultantes y chiflando a los recién llegados, la bancada chavista demostró, una vez más, su baja ralea y su exacerbada intolerancia.
La vergüenza fue ver trastabillar a un anciano de 76 años, metido como a la fuerza en un flux almidonado que se le resistía, al que se le trababa la lengua mientras intentaba leer un discurso anacrónico y desfasado.
La indignación fue no ver a los diputados electos Biagio Pieleri y José Sánchez, cuya inmunidad parlamentaria, establecida en la Constitución, ha sido y es aún allanada de facto y arbitrariamente por la intromisión del Poder Ejecutivo en las funciones del Poder Judicial.
La novedad es que hemos vuelto a la Asamblea Nacional en las voces de nuestros nuevos representantes, y que la diferencia numérica entre quienes protegen al dictador y quienes defienden la democracia será dentro de poco superada por una mayoría parlamentaria que no le temerá a la "Ley Cepo" y saltará feliz la talanquera con tal de devolverle a Venezuela toda la libertad.
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