13 junio 2010

A prisión, en prisión...Todos presos

En el título de este artículo, la única diferencia entre las preposiciones "a" y "en" es meramente semántica: "a" significa hacia y "en" significa dentro. La oración completa es el reflejo de la situación en que vivimos los venezolanos. El país entero es una cárcel con calabozos de todo tipo: penitenciales, mentales, emocionales, laborales, familiares, sociales. Todos estamos en prisión, sólo que algunos lo están más que otros.

Los presos políticos están en celdas de 2 x 3 metros cuadrados, sin derechos, sin libertad, sin luz natural y algunos de ellos con condenas injustas e insólitas, mientras los otros esperan indefinidamente una audiencia o una sentencia.

Los demás que, aparentemente, permanecemos fuera, en realidad, también estamos dentro, ya sea en casas enrejadas, en comercios enrejados, en oficinas enrejadas, en centros comerciales enrejados, en escuelas, liceos y universidades enrejadas, en campos deportivos enrejados, en sitios nocturnos enrejados, en hospitales y clínicas enrejadas, en templos religiosos enrejados, en abastos y supermercados enrejados, en hatos y granjas enrejadas, en hoteles enrejados, en cafeterías y restaurantes enrejados, en parques y plazas enrejadas, hasta en playas enrejadas...

En este último grupo no son pocos los que están en la mira del Presidente y sus esbirros quienes, tarde o temprano, harán cualquier cosa, desde inhabilitar hasta crear delitos, por llevarlos hacia las celdas donde no penetran los rayos del sol, ni la Ley, ni la justicia.

Quien crea que porque no se mete en vainas, ni critica al gobierno, ni marcha en las manifestaciones, ni expresa lo que piensa, ni vota en las elecciones tiene su libertad garantizada, comete una garrafal equivocación. El silencio y la neutralidad son cárceles mucho peores que las de concreto y acero.

Por otra parte, también son cárceles las limitaciones cotidianas, como el racionamiento de electricidad y de agua, el desabastecimiento, la criminalización de las protestas, las expropiaciones-confiscaciones, la indisponibilidad del dinero propio para adquirir divisas, las alcabalas en las carreteras, la impunidad ante la inseguridad, las cadenas presidenciales...

27 millones de venezolanos somos prisioneros de la arbitrariedad de un solo hombre, pero seguimos pensando que, como aún podemos hacer algunas cosas, vivimos en libertad.

Y usted, ¿se siente bien en prisión?


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Exprésate libremente.
En este blog no se permiten comentarios de personas anónimas.